domingo, 7 de junio de 2020

El Lagarto Clueco de Lola Quintana

El lagarto clueco es una novela negra
contada por los alisios.

Hay novelas que salen de la cabeza, otras de las entrañas y las menos flotan en el aire a la espera de ser cazadas al vuelo. El lagarto clueco es una de estas, una historia traída por los vientos, contada por los alisios, depositada con mimo en una isla de tierra quemada y protegida por los cantos afilados de fría lava milenaria.

La historia empieza en Fuerteventura, esa isla con forma de árbol, con el despiadado asesinato de tres de los cuatro miembros de una misma familia en su propio hogar sin que se averigüe el motivo: ni el de las muertes ni el porqué de todos menos uno. Y se traslada a Lanzarote, la isla negra y vecina, donde ya saben de muertes violentas e inexplicables que les atemorizan. 

Aniel, el sobreviviente de la matanza, arriba a Lanzarote de la mano de Pancho para integrarse en la familia de éste y empezar una nueva vida, algo a lo que Juana, su mujer y madre de sus tres hijas, se opone desde un principio y aprovecha la mínima para escupir palabras hirientes para reivindicar sus deseos enfrentándose a su Pancho que lo proteje por una promesa que hiciera a los padres del chico, con quienes le unió más que una amistad.

Nada es fácil para la familia con el recién llegado. Surgen recelos y envidias. Naturales deseos inconfesables afloran y emociones reprimidas pugnar por manifestarse. Nada es fácil para las gentes que habitan esa zona rural de una parte de Lanzarote recogida en sí misma, áspera y siempre a la defensiva, presta a agredir. Nada es fácil para nadie ante el temor por si crece el número de cadáveres y el nulo avance en la investigación por parte de unos agentes que odian la isla y los isleños.

Una Lanzarote íntima y costera, nada conocida. Se agradece que la autora no eche mano de lugares y recursos explotados turísticamente y se centre en el carácter de los personajes y de la naturaleza que los arropa y repele a la vez.

Lagarto de Haría (Gallotia atlántica), Isla de Lanzarote.
Lola Quintana despliega una sobresaliente trama de novela negra que recae sobre sus personajes, dibujados con tanto mimo y con tantos relieves y aristas como lo hace con la inhóspita orografía de la isla. Perfiles afilados como cuchillos.

Un gran surtido literario donde los diálogos, musicados por localismos, serían imposibles en otra ubicación ya que tienen mucho que ver por como los canarios se relacionan con su entorno más inmediato y con el mundo exterior.

Noir psicológico de gran calado que transmite perfectamente la angustia de un protagonista vendido a la incertidumbre de su futuro, ilusionado por enamorarse por primera vez y vencido por el temor de ser un asesino.

Muy recomendable.


lunes, 1 de junio de 2020

Un asunto demasiado familiar de Rosa Ribas

Un asunto familiar es una novela negra
que se apoya en los secretos en casa de
una familia de detectives para contar una
historia de corte intimista y emocional.

Un asunto demasiado familiar relata el día a día en el trabajo y en el hogar de una familia de detectives privados en un barrio poco conocido de la gran Barcelona.

En esta novela la autora sorprende imbricando sus dos géneros preferidos, de momento, la novela policial y el realismo social. No estamos ante una novela negra al uso, más bien una suerte de spin-off del género que se centra más en la forma de ser y la manera de hacer de las personas, las que investigan y las que delinquen, que en los delitos.

El que los miembros de la familia protagonista sean detectives privados es meramente coyuntural, y sirve para desarrollar la vertiente policiaca del argumento, ya que bien podrían ser ferreteros y ser el negocio familiar una ferretería en lugar de una agencia de investigación: en ambos casos hay que entender a la clientela y ayudarles a resolver su problema con la herramienta adecuada.

Lo que le interesa a la autora es esa otra vertiente, la vida familiar y la de cada uno de sus miembros. Todos cargando, a la espalda, una cruz tallada a base de secretos y todos creyéndola esconder cuando a la vista está que sobresale por los lados de unos cuerpos cada vez más encorvados por su peso.

Un peso que los desquicia hasta tal punto que la armonía solo se puntúa en escasos momentos y la tirantez, los reproches callados y las respuestas envenenadas ponen la música de fondo a una relación que, a pesar de todo, nadie desea que se hunda y todos quieren mantener a flote.

¿Cuándo empezó el naufragio? Cada cual tendrá su hipótesis y su solución pero está claro que la salida de Nora, la hija mayor, del círculo de confianza abrió una grieta por la que llevan evacuándose los buenos sentimientos y las mejores intenciones aspirados por la malicia, el rencor y la impotencia que ocupan el espacio vaciado sin importar los destrozos que causan.

La agencia presumió del 100% de éxito en resolver desapariciones hasta que una, la más importante, la que les afecta a todos como un cuchillo clavado, el gran caso de su vida, aún se les resiste. Y a cada día que pasa el cuchillo, con vida propia, da un cuarto de giro, arrebatando con igual medida la propia vida.

Los secretos en casa de una familia de detectives son como cucharas de palo en una ferretería: algo desubicado que merece recolocarse, pero todo resulta Un asunto demasiado familiar para exponerlo fuera de la cancela. La familia debe tender su ropa lavada en casa evitando que quede a la vista. A la familia no se la investiga ni por deformación profesional ¿o quizás debería?

Rosa Ribas, escritora de prosa elegante.

Un asunto demasiado familiar es una novela de corte intimista y emocional, donde la trama criminal responde a pequeños casos a los que enfrentarse, pequeños porque el posicionamiento de la agencia no da para grandes vuelos. Casos que afectan a personas del barrio, casos que deben resolverse aplicando los métodos apropiados para cada situación. Como las herramientas de una ferretería.

Rosa Ribas emplea esa prosa tan elegante que la caracteriza para trenzar una historia, con tantos ramales, que solo está al alcance de quien sabe escribir. De esta autora todo es recomendable, aquí en el blog se han reseñado varias de sus novelas:


jueves, 28 de mayo de 2020

Morirse es de mal gusto de Francesc Marí

Morirse es de mal gusto es una
novela policiaca del subgénero enigma.

Ciertamente la fama de asesinos que arrastran los mayordomos es una condena que queda reflejada en su armilla de rayas como recordando uniformes de antiguos presidios.

Por eso cuando el asesinado es un mayordomo, la novela no puede ser más paródica del genero aunque mantenga su punto de seriedad.

Morirse es de mal gusto si no se atienen los convencionalismos sociales y el deceso se produce en medio de una reunión social en la mansión donde el finado tiene la responsabilidad de servir y por tanto no deja de ser un empleado. Que burda manera de abandonar sus obligaciones.

Y es que en la casona a modo de castillo emplazada sobre un islote y reconstruida piedra a piedra después que viajara despedazada desde Europa, el productor cinematográfico Charles Richmond ofrece, a un reducido grupo de invitados, una cena para celebrar la presentación de su nuevo film “César”.

Bernard el británico mayordomo, por modos que no por nacimiento, tiene un día particularmente torpe que culmina con su fallecimiento en medio de la sala con todos los invitados a su alrededor en un remedo de cena que provoca sonrojo en el anfitrión y desagrado en los invitados. Bernard es cadáver sin llegar a los postres.

El guionista de los Estudios Richmond, Melvin Drake, invitado junto a su novia, pondrá todo su ingenio, demostrado componiendo historias, al servicio de una investigación que pretende dilucidar si la muerte del mayordomo ha sido de origen natural o por el contrario resultado de un asesinato.

Francesc Marí
Francesc Marí se divierte y pretende divertir a los lectores con este remedo de novela enigma que contiene todas las claves para ser considerada como tal. No solo en su ambientación británica aunque transcurra en Los Ángeles, en su selecto y carismático elenco de personajes y en su tormentosa noche, por la meteorología y por los secretos aireados.

Una muerte en habitación cerrada, en casa solitaria y en islote aislado del continente, es expectante presagio de un gran misterio.

No se puede dejar de estar de acuerdo con lo que dice uno de los protagonistas al final “…añadiéndole algo más de drama y comedia…resultaría un buen guion”. Así pues se queda en un buen intento pero en una mala imitación. Si Bernard hubiera aprendido de Jeeves y Melvin hubiese leído más y mejor a Agatha Christie, hubiesen conocido el fondo y no solo la forma.

Una lectura ligera y rápida, novela corta, que consigue arrancar sonrisas y entretener manteniendo la incertidumbre del whodunit hasta el final.

domingo, 24 de mayo de 2020

Los crímenes post mortem de Marcos Nieto Pallarés

Los crímenes post mortem es una
novela negra de la que se desearía
tuviera muchas más páginas.

En la vida la muerte es el final. Y un funeral es la expresión litúrgica de ese acto final. Solo hay que asegurarse que el cuerpo que reposa dentro del ataúd, aparte de ser el correcto, sea efectivamente un cadáver, cualquier otra posibilidad supone una situación anómala y macabra y si responde a un acto forzado, catalogable de asesinato en una acción tremendamente espeluznante: un crímen post mortem.

Y eso es lo que suponen los detectives McAlister y Tolley cuando respondiendo al aviso de un sepulturero descubren marcas de arañazos en la parte interior de la cubierta de un ataúd, lo que da pie a unas pesquisas que al estar narradas en primera persona cogen más fuerza y permiten sentir en la propia piel las vicisitudes por las que pasará el decidido Alder McAlister, protagonista principal.

Chicago, 1868, es el escenario central donde se desarrolla la trama que se amplía por la población de Pulaski incluso llega a Haití. Un recorrido por zona urbana, zona rural y zona pantanosa.

Y es que el argumento desarrolla espléndidamente la novela negra cuando pisa asfalto, el thriller histórico en una zona de anchos horizontes y campos de algodón en los estados del sur con arraigo presencial del Klu-Klux-Klan y el género fantástico cercano al terror, cuando se mueve en la humedad de selvas tropicales enraizadas en ciénagas sin más vida que una fauna voraz en el reino de la hechicería y el vudú.

Como novela corta que es le falta espacio para acabar de desarrollar un argumento que parte de una original idea, dentro de lo que suele ser habitual en el género de novela negra y en especial en el thriller al que más se asemeja, y que no acaba de poder culminar en su plenitud.

La falta de páginas impide desarrollar más ampliamente a los personajes de los detectives protagonistas Alder McAlister y Buster Tolley, algo que la trama demanda a gritos. Y alargar la investigación que motivo y razones hay e incluso recrearse en detalles de las zonas y en especial de la época para vestirla con más verosimilitud.

Marcos Nieto Pallarés
Aunque todo eso sería para nota y aún y así, y dejando aparte inexplicables alteraciones gramaticales y del empleo de un léxico, como modus operandi con fines criminalísticos, cuyo uso a finales del siglo XIX resulta cuando menos curioso, consigue atrapar por su intriga, su ritmo, sus recorridos geográficos y su capacidad de mantener el suspense.

Marcos Nieto Pallarés demuestra tener ideas claras al plantear y relatar historias, capacidad de despertar interés e incluso de sorprender en un final más que inesperado. Una lectura agradable y recomendable.

lunes, 18 de mayo de 2020

Cuervos blancos palomas negras de Antonio Guisado

Cuervos blancos palomas negras es un
thriller que no deja ver por donde irá.

Cuervos blancos palomas negras existen pero no son tan comunes como sus congéneres de colores opuestos; suponer que el intercambio de adjetivo sería lo correcto evidencia el riesgo de tomar decisiones con interpretaciones apriorísticas, algo que una vez leída la novela queda confirmado.

Si donde hay luz también hay sombra, Sevilla, a que le sobra luz, acoge también la fatalidad. Esa supuesta señora vestida de negro y trágica trayectoria que se cruza sin darte tiempo a frenar y en un instante unas vidas han dado un vuelco y cuando el mal está hecho se desvanece como si nunca hubiese aparecido. Pero lo hecho ahí queda y es irreversible y tiene consecuencias.

Y todo por levantarse de la cama y haber puesto los pies en el suelo una mañana, en principio, como cualquier otra. Por levantarse, salir y por dejar que Ockham y su afilada navaja decida por uno, que siempre es más fácil dejar que decidan otros y tener a quien echar la culpa. Y es irreversible y tiene consecuencias.

Una noche de fiesta, ya saben: cena, copas, risas, tentaciones, diversión por todo lo alto y liberación de instintos incluida, no debería terminarse nunca ya que la realidad es incompatible con lo soñado y ojo con hacerlo pedazos ya que es fácil cortarse con ellos. y es irreversible y tiene consecuencias.

No, lo bueno no debería terminar porqué si hay luz también hay oscuridad, y si hay bueno también habrá malo y si no escuchen o mejor lean lo que les tiene que contar Emilio, el protagonista junto a sus amigos y amigas, que ya les presentará, de esa noche, de esa fiesta y de esta historia.

Emilio, Emi, narrador en primera persona, tiene su punto, a veces, demasiadas, excesivo, y mezcla divagaciones con el relato de los hechos, intercala chascarrillos, guasas, ironías y apuntes culturales y poco le importa romper el ritmo de la narración.

Antonio Guisado
Antonio Guisado deja que Emi dirija el cotarro y tal vez debería haberlo controlado un poco, ya saben Emi, córtate un poco y agilizar así el relato pero también está claro que si vas a conducir un Ferrari no puedes ir a 40 por hora. Aquí el problema no está en la velocidad sino en la elección del coche.

La novela es de suspense e intriga nivel alto; aunque tarde un poco en arrancar: no la dejen si el motor hace gré-gré en lugar de run-run, cuando empiece a correr ya ni se acordarán de lo que costó ponerlo en marcha.

Cuervos blancos palomas negras es un thriller que no deja presumir por donde tirará el relato, algo a lo que la verborrea disgregante de Emilio contribuye, pero prima el interés por saber cómo va a continuar todo, puesto que el qué, el quién, el cómo, el cuándo, el dónde y el por qué quedan claramente establecidos. Y falta también lo más importante y es conocer el final.

miércoles, 13 de mayo de 2020

Ella duerme aquí de Dominique Sylvain

Ella duerme aquí es un thriller
psicológico que transcurre en Tokio.

Si a veces solo con alejarse unos pocos kilómetros de la zona de confort que supone la casa, el barrio, la ciudad donde se vive ya puede suponer un cambio difícil de asimilar y que precisa tiempo y esfuerzo para conseguirlo, imagínense alejarse miles de kilómetros para instalarse en una cultura a las antípodas de la conocida y dedicarse además a un trabajo que, por su localización autóctona y sus reglas de juego no tiene parangón con nada de lo realizado hasta la fecha. Casi como inventar la rueda.

Kabukicho, es el barrio de Tokio que se quiere borrar del mapa aprovechando que los JJOO van a pasar por ahí, es el lugar de clubs de alterne, bares y love hoteles, que duerme durante el día y se llena de luz por la noche amparado por una laxa aplicación de las leyes. Neones de colores para iluminar chicas de compañía, prostitutas, gigolós, yakuzas y turistas ávidos de conocer los lugares ocultos.

Y en ese barrio, Kate Sanders, una joven británica que recaló en Japón hace un tiempo buscando no se sabe bien qué, ha conseguido hacerse un hueco en uno de los escalones más altos del nivel de deseo masculino. Y ha conseguido que otra recién llegada, despistada y perdida, Marie, con quien ahora comparte apartamento, pueda trabajar también en el selecto Gaïa Club.

Puerta de entrada a Kabukicho

El trabajo de chica de compañía, la prostitución es opcional, tiene más de escuchar que de hablar, de acompañar, de seducir, de comprender o fingir hacerlo, de teatralizar sentimientos, de dar cuerda a los muñecos para que no se detengan antes de soltar su dinero. Psicología barata pero efectiva habida cuenta que este tipo de negocio mueve millones de yenes y deja complacidos a quienes los pagan. En el país de la educación

Cuando Kate desaparece el mundo gira a otro ritmo y sus allegados, su amigo Yudai, su jefa Sanae, su compañera Marie se desviven por encontrarla, incluso su padre, Jason, con quien mantiene las distancias, se involucra en una investigación que, habida cuenta del mensaje recibido en su móvil, no parece ser de desaparición sino de localización del cadáver.

Todos bajo sospecha, en especial clientes y yakuzas, y el capitán Yamada investiga cualquier detalle, incluso casos antiguos para encontrar una pista por donde empezar.

Dominique Sylvain
Dominique Sylvain demuestra una vez más su facilidad para moverse en todos los registros noir: policial, thriller y novela negra. Y en coctelera, agitado que no mezclado y con el añadido, en este caso de su conocimiento de la vida en Tokio, ofrece este magnífico libro con una parte de carga emocional y tres cuartas de psicología criminal. Una intriga que va cogiendo cuerpo para convertirse en espeluznante y con un final que seduce por su frialdad y desparpajo.

Ella duerme aquí (Kabukicho es su título original) obtuvo el francés Premio Roman Interpol’Art 2017 y no fue gratuito. La novela se merece premios pero sobre todo su lectura que recomiendo sin duda alguna.

De esta autora se han reseñado en este blog las novelas de género policial de la serie protagonizada por Lola e Ingrid:







viernes, 8 de mayo de 2020

Encerrados de Megan Goldin

Encerrados es un thriller noir, un juego
escape room dentro de un ascensor
donde el premio puede ser salir con vida.

Una trama que se va cociendo a fuego lento, y nunca tan bien dicho habida cuenta del calor que hace en un ascensor cerrado con cuatro personas en su interior.

Y en capítulos alternos, otra trama, la que resulta determinante para explicar la anterior.
Un thriller de suspense muy bien dosificado que va traspasando la angustia, el sudor, la impotencia y la rabia que exuda cada una de las personas encerradas en esa diminuta cabina metálica a los lectores que pueden experimentar la misma claustrofobia y la misma necesidad de salir.

Citados por un mensaje de móvil sin especificar el motivo del encuentro, los cuatro trabajadores de una empresa neoyorkina de inversiones suponen que se trata de algún tipo de actividad team-building, de esas pensadas para fortalecer los lazos entre miembros de un mismo departamento o equipo y también para comprobar la capacidad de reacción ante situaciones complejas.

Claro que la Dirección podría haber elegido otro día y no un viernes noche para el que, cada cual, tenía planes. Y entre estos no estaban jugar a un escape room tan surrealista como el que se les plantea a poco de cerrarse el ascensor.

Encerrados es una consecuencia y es que en el depredador mundo de negocios que mueven mucho dinero no hay amigos, solo socios de conveniencia.

Megan Goldin
Megan Goldin maniobra con habilidad esas actuaciones egoístas para retratar unos personajes estereotipos de los que abundan en Wall Street. Y a partir de esas actitudes siempre interesadas construye una historia, de la que nada se puede contar, que lamenta como se toman decisiones arbitrarias con absoluto desprecio por todo aquello que no sea llenar la cuenta bancaria y como esto afecta a quienes las toman, hasta posicionar la deshumanización en lo alto de la escala donde rigen unas reglas propias que no distinguen entre el bien y el mal.

Una novela con hechuras de best-seller lo que implica necesariamente que sea ligera y ágil, que contenga crítica social, pero superficial, sin embarrarse y que aporte un final moralizante: todo acto tiene sus consecuencias.

Un thriller que permite al lector ir unos pasos por delante y anticipar, sin poder intervenir, lo que va a ir sucediendo. Más tensión imposible.

domingo, 3 de mayo de 2020

Infamia de Ledicia Costas

Infamia es una novela negra que no acaba
de entender su razón de ser.

En los pueblos, los hechos malvados implosionan y quedan confinados sin opción a expandirse pero sin opción a deshacerse de ellos y acaban salpicando, por acción u omisión, a todos los que los habitan, durante años.

Merlo es un pueblo gallego que arrastra una maldición, la que supone ver desaparecer a dos hermanas pequeñas, Sofía y Blanca Giraud de 14 y 6 años respectivamente, hace ya veinticinco años y no haber vuelto a tener noticias suyas. Padres destrozados, vecinos descolocados, secretos inconfesables y sospechas voceadas al viento sin obtener respuesta alguna.

Emma Cruz, una profesora de Derecho Penal, elige una casa de este pueblo para vivir mientras realiza una suplencia en una universidad cercana. Sus estudios, su conocimiento del mundo del delito y de la delincuencia y su curiosidad le lleva a investigar sobre esos hechos en cuanto tiene noticia de ellos.

En el campo levantar una piedra puede dar pie a la aparición de fauna indeseable y peligrosa y conviene ir con cuidado donde se pisa ya que si no es tierra firme, tanto da que sea la pata de un bicho o un callo: sea quien sea su dueño tampoco le va a gustar.

Infamia, en sus dos principales acepciones, deshonra o pérdida del honor civil y maldad o vileza, dan cumplimiento al título. Todo en la novela gira en ese sentido, la deshonra y la perdida de privilegios y la maldad en su máxima acepción al perpetrarse a conciencia y con saña.

Ledicia Costas
Ledicia Costas construye una novela que, por ambiciosa, se le escapa de las manos. La trama emplea materiales usados y en mal estado por abuso dentro del género, amontona distintos delitos y no deja ni un personaje sano: todos, sin excepción, tienen su amargo pasado. Demasiados tópicos en tan pocas páginas.

Hay que ser muy hábil para engarzar tanta infamia junta en tantas vertientes y aún más para abrir subtramas a cada paso; las subtramas son como las ventanas en gélido invierno, que si no se cierran a tiempo y bien pueden enfriar la estancia y echar por tierra el esfuerzo de haberla calentado durante todo el día.

Este, anunciado, thriller psicológico, que de thriller solo tiene la etiqueta y de psicológico la intención, carece de la tensión que se le supone, y aunque despunte la intención no acaba de consolidarse con lo que la narración, plana se mire como se mire, anula cualquier atisbo de intriga.

Incluso la sorpresa final no deja de ser una mala solución para darle cumplimiento al esperado acto de justicia. Los finales abiertos o son para dejar a los lectores boquiabiertos o sugieren incapacidad para desembrollar la que se ha liado o son antesala de segundas partes.

miércoles, 29 de abril de 2020

Hermoso Mar de la China por Loustal

Hermoso Mar de la China es un
cómic sutilmente noir.

Jacques Loustal pone su personal modo de reinterpretar textos ajenos y su inconfundible dibujo, manifiestamente colorista e influenciadamente pictórico, al servicio de dos relatos de Jean-Luc Coatalem (publicados en el volumen Tout est facticeTodo es artificial”) que transcurren en sendos viajes en el transatlántico Palmerston por el Mar de la China.

Hermoso Mar de la China recoge pues dos historias de contenido criminal aunque por aquello de que el azar es caprichoso y el humor es negro no se desarrollan de forma convencional y si de manera peculiar aunque no exenta de suspense y fatalidad.

El acróbata es la primera y en ella Gilbert Dragonet, antiguo acróbata circense y ahora empleado de una multinacional, se ve sometido a un chantaje por su inconveniencia de haber metido mano en la caja. Si cumple lo pactado recibirá dinero y absolución. Acepta, no le queda otra, el trabajo y se embarca en el transatlántico Palmerston donde encontrará su víctima, ya que de eso se trata: de un asesinato disimulado como accidente.

Hermoso Mar de la China: página interior
de El Acróbata.
Arturo Caramajis es la segunda historia y narra la relación entre un camarero de a bordo con un famoso psicoanalista y pasajero del transatlántico Palmerston. El primero espera que le libre de un sueño recurrente donde sufre el ataque de unos pangolines y el segundo se aprovecha de su conocimiento del barco y pasajeros para poder dedicarse su pasión enfermiza: el póker.

Ambas historias transcurren en los años anteriores a la primera mitad del siglo pasado cuando los países y mares orientales tenían otros nombres y la presencia europea era omnipresente.

El dibujo de Loustal, limpio, calmo y expresivo y de colores apastelados se adapta perfectamente a ese ambiente glamuroso y colonialista que poblaba los transatlánticos de la época y a esos relatos de sugerente contenido y sorpresivo final.

Otro cómic, que sin ser enteramente noir, no debe faltar en el estante de género de novela negra de sus bibliotecas.

domingo, 26 de abril de 2020

Despiértame cuando acabe septiembre de Mónica Rouanet

Despiértame cuando acabe septiembre
es un domestic noir alejado de los tópicos
que identifican este subgénero.

La emigración lleva pareja la condición de ser de dos sitios y de ninguno a la vez. Una paradoja que supone aceptar que incluso las raíces más profundas no son garantía de sostenibilidad para un árbol ante un vendaval.

Amparo, viuda sin confirmar y madre tres veces, recibe una llamada de su hijo pequeño Toñete pidiéndole ayuda y ella no duda ni un momento en dejar la Albufera y viajar al sur de Inglaterra para localizarlo y apoyarlo en lo que sea preciso.

Amparo se a desenvolver como una detective accidental para lo que no tiene ni conocimientos ni experiencia pero que lo va a suplir con tesón, intuición y sentido común y porque la fortaleza y voluntad de una madre va más allá de tota comprensión lógica.

Y aquí empieza un domestic noir alejado de los tópicos de este subgénero, con un alto nivel de suspense e intriga que va cogiendo fuerza a medida que avanza gracias a giros plausibles y a jocosas situaciones por su singularidad.

Despiértame cuando acabe septiembre mantiene en vilo toda la lectura a base de trabajar con unas materias prima de calidad como son una cotidianeidad exquisita, personajes en las antípodas de tópicos y situaciones perfectamente lógicas y que, además, a ritmo constante tienen el sugestivo poder de aparentar más de lo que son lo que genera una novela negra intensamente emotiva e intimista.

Mónica Rouanet
Mónica Rouanet consigue que los acontecimientos surjan como por casualidad consecuente con los hechos de una forma natural para nada impostada.

Desarrolla una trama donde combina delitos criminales execrables con temas igual de censurables que sin ser delito deberían serlo, como son la soberbia insultante y discriminatoria de las clases altas y las habladurías maliciosas que convecinas y convecinos vierten sobre personas indefensas a riesgo de envenenar sus sentidos y abocarlas al abismo.

Amistosa y amable novela que saca a la luz actitudes ruines y dolosos secretos. Léanla y pasen un buen rato, o malo, según se mire. Acompáñenla con te bien fuerte y de fondo Eric Clapton, ya verán porque.

jueves, 23 de abril de 2020

El asesinato del Fuerte Medbury de George Limnelius

Antes que la novela negra hubo la novela
enigma y en ella la sección de crímenes
en habitación cerrada.

Dentro del fenómeno que se viene sucediendo últimamente y que consiste en la reedición de novelas policiacas antiguas, no siempre clásicas en el sentido de imperdibles ni tampoco de lectura obligada, pero si en general desconocidas por el gran público incluso por amantes del género, se presenta El asesinato del Fuerte Medbury de Georges Limnelius publicada originalmente en 1929.

Georges Limnelius es el seudónimo que Lewis George Robinson (1886-1950), coronel médico militar y escritor, empleó para publicar solo tres novelas policiacas, siendo esta la primera y hay quien dice que la mejor y que tiene por escenario un doble espacio cerrado: por un lado la habitación donde se produce el asesinato y por el otro que se encuentra en un edificio sito en el interior de un fuerte militar a orillas del Támesis, preventivamente custodiado por el cuerpo de guardia.

Por la temática queda claro que pertenece a ese subgénero de la novela policiaca enigma conocido como looked room que perpetra crímenes en habitaciones cerradas donde a la curiosidad por saber quién lo hizo (whodunit) se suma el misterio del cómo ante la aparente imposibilidad de acceso que presenta el lugar. Y resulta un claro homenaje a El gran misterio de Bow de Israel Zangwill (la novela que, editada en 1892, inaugura este subgénero).

El teniente Lepean, cuyo carácter y comportamiento ha dado sobradas muestras de ser repelente, arrogante y despectivo con subalternos y mujeres, ha sido asesinado en su habitación durante la noche y muy pocos sospechosos, pero con potentes motivos, se cuentan entre quienes hayan podido llevar a cabo la acción.

La astucia y la perseverancia del inspector Paton de Scotland Yard consiguen resolver el caso separando correctamente la sucesión de pistas buenas de las falsas y culminando con un final que obvia las teorías más plausibles.

Cubierta de la primera edición en castellano
de El asesinato del Fuerte Medbury
de George Limnelius
Una novela con unos personajes muy bien caracterizados, en especial las dos mujeres protagonistas con una fortaleza y una inteligencia que supone la sorpresa agradable vista la época en que fuera escrita y lo poco que se favorecía esta visión de la mujer y un atisbo de erotismo todavía menos habitual en este género.

Una novela inteligente y bien escrita que a diferencia de otras de la época, aunque las hermana el relato folletinesco de corte dramático y romántico y el léxico, mantiene vigente su capacidad de intriga y enigma. No dejen de darle una oportunidad.

La presente edición presume de ofrecer el texto original integro ya que advierte, sin más datos, que en su primera edición en castellano de 1931, se imprimió mutilado.

domingo, 19 de abril de 2020

Así comienza de Rachel Abbott

Así comienza es una novela negra
de subgénero Domestic Noir.

La actitud posesiva de Cleo hacia su hermano Mark la lleva a sospechar de las mujeres que se le acercan por entender que pueden desestabilizar su frágil y emocional sensibilidad de artista, de ahí que la relación con su primera mujer no superara el umbral de la amabilidad fingida y con su segunda, y actual, compañera ni tan solo consigan disimular el desencuentro.

Puede que no le falte razón pero si Mark no atiende a la suya teme que pueda perderlo, de ahí que se avenga a aceptar la situación y así probablemente habría seguido si no fuera porque un horrible crimen viene a cuestionarlo todo.

Desconfianza, celos posesivos, una infancia tormentosa con secretos y secuelas: todos los ingredientes para componer una novela que toma del domestic noir ribetes de romanticismo amoroso y emotivo sentimiento maternal en entorno de clase media estilista y del thriller psicológico el relato a dos voces para que nos podamos introducir en la cabeza de una psicopatía en desarrollo y con muchas posibilidades de crecer.

La trama está relatada de forma muy precisa para atrapar a público diverso ávido de satisfacer su curiosidad hurgando en casa ajena y ver cómo viven y sufren los demás y no esconde su psicología de salón ni su composición estructurada para ir añadiendo capítulo a capítulo alguna variación e incrementar ligeramente la información facilitada para mantener el suspense.

La puerta que abrieron Gillian Flynn (Perdida) y Paula Hawkins (La chica del tren) no se cerró y después de ellas numerosos intentos han conseguido colarse en las listas de más vendidos. Son novelas que siguen unos patrones muy concretos y que tienen un público incondicional que no cuestionará ningún aspecto mientras obtenga unas horas de desconexión, satisfaga el cotilleo y libere angustia.

Rachel Abbott
Rachel Abbott ha entendido bien que piezas necesita para que el mecanismo funcione y, programado hasta el más mínimo detalle, sin duda se consolidará como una de las escritoras best-seller de este género de ambigua clasificación pero clara intención.

Así comienza es el inicio de una serie, la segunda novela se anunciaba para este abril, que mantendrá a la protagonista Stephanie King en el candelero.

miércoles, 15 de abril de 2020

El juicio de Sherlock Holmes

Sherlock Holmes se enfrenta a un
crimen en habitación cerrada y se
convierte en principal sospechoso.

Si se acercan a este cómic buscando un pastiche lleno de acción y dinamismo, como últimamente viene sucediendo en las publicaciones que aprovechándose del Gran Hiato acercan a Holmes a papeles de súper héroe, se equivocaran, pero si buscan una historia perfectamente encuadrable dentro del canon disfrutarán enormemente ya que encontrarán un argumento absolutamente leal al personaje y al espíritu creativo de su padre literario, Arthur Conan Doyle.

Una doble trama se desarrolla en paralelo, por un lado el anuncio anticipado y chulesco de que se va a cometer un crimen y por el otro la visita a Londres de un aristócrata alemán que no despierta simpatía popular por representar un país tachado de belicista y al que hay que proteger y acompañar durante su estancia.

Un texto anónimo anuncia anticipadamente fecha y hora de la muerte de Henry Samuel y a pesar de quedarse en su domicilio y estar la casa rodeada por fuera y repleta por dentro de policías, contando además con Lestrade, Holmes y Watson, el asesinato va a tener lugar en una habitación cerrada con la sola presencia de la víctima y de Sherlock Holmes lo que convierte a este en el único sospechoso y por ese motivo será encarcelado en espera de juicio lo que supone que se escandalice la opinión pública y se divida entre partidarios y detractores.

Una situación clásica de la novela policial en la Golden age británica, el crimen en looked room, habitación cerrada, un buen misterio que resolver y con un Holmes más que nunca interesado en aclararlo y demostrar su inocencia, si es que eso es posible.

Los guionistas se encargan de ir facilitando sutiles informaciones que a modo de pistas deberían poder permitir que los lectores jueguen a detectives e intenten averiguar la verdad de los hechos por sí mismos.

El juicio de Sherlock Holmes es un
misterio de apariencia simple pero
que esconde una gran complejidad.
Leah Moore, que parece sobradamente preparada para dar réplica cuando no superar su padre Alan Moore, es coguionista junto a su marido John Reppion y artífices de una historia muy creíble en el universo holmesiano, para ello recurren a numerosos detalles fruto de cuidada documentación y, aprovechando la inacción de Sherlock Holmes, ofrecen una oportunidad a Watson, Lestrade y la señora Hudson para que actúen de forma muy distinta a cuando son meros satélites del detective.

Aaron Campbell pone el dibujo y consigue unas expresiones de rostros y unas posiciones de cuerpo en reposo y en dinámico francamente cuidadas a pesar de que haya algunas viñetas cuyo contenido y perspectiva se empeñen en demostrar lo contrario; el color lo aporta Tony Avina demostrando que en el tratamiento de iluminaciones es un maestro.

Un cómic que se disfruta y una historia que, por la tensión entre devoción y obligación que somete a los protagonistas, emociona e interesa a partes iguales.