domingo, 12 de agosto de 2012

Beyoncé y Dance for you

Las modas son efímeras y duran lo que duran. Y mientras están en el candelabro todos los que pueden intentan sacar tajada que no se sabe que traerá el mañana y mejor toma el dinero y corre.

Me quejaba en un post bastante anterior pero más vigente que cuando lo escribí, Cuando llueve diluvia, de que ahora, no solo todo hijo de vecino escribe, sino que además publica novela negra. Estamos empachados de tanta oferta, tanto donde elegir, las fajas promocionales siempre afirman que estamos ante lo mejor de lo mejor, puro márketing, y claro, no siempre se acierta y con los precios en que se nos pondrá la cultura ya mismo...

¿Rústica, 22 € de promedio o bolsillo, diez, doce euros menos? ¿Tapa dura o tapa blanda?

Hay quienes tiempo ha, optaron por ir de tapas y leer de prestado que por suerte las bibliotecas aún resisten, aunque que por como lo hacen, caída de subvenciones y sitiadas por el libro electrónico, cada vez más se parecen al poblado de Asterix pero sin poción mágica que garantice su perpetuidad. Incluso las hay, como La Bòbila, dedicadas al género negro y al género interrobang en su totalidad.

Lo comentábamos en este post Librería Negra y Criminal dedicado a unos supervivientes que a diario se enfrentan al maltrato que supone tener enfrente a los grandes siendo pequeño, y que esperan a septiembre para abrir de nuevo sus puertas con la agravante subida del IVA para todo lo que suene a cultura.

Estamos gobernados por unos dirigentes bajo el síndrome Goebbels, ya saben ‘cuando oigo la palabra cultura saco el revólver’. Mucho mejor nos iría si al escuchar la palabra revólver desenfundásemos la cultura.

Y si las editoriales, agentes y representantes persiguen a sus firmas consagradas para que escriban en negro, aunque solo sea por el color de la tinta, los demás agentes de otras artes no se quedan a la zaga y hasta una consagrada Beyoncé Knowles se presta al juego. Claro que también puede ser porque le gusta el género negro o lo negro, que aunque se parece no es lo mismo.

Lo cierto es que a Beyoncé mientras le dejen mover la cadera (con permiso de Shakira) y juguetear ante la cámara con su mohín de niña mala y ojos de bambi tiene más que suficiente. Armas de mujer. Su coreografía, por repetitiva, parece un piso de Nuñez, pero le saca partido y si no vean que cara se le queda al duro detective que hasta va con sombrero dentro de su despacho (seguro que cualquier otro hubiera dado mejor en el papel pero no se buscaba cine sino videoclip). Ahora, ese espacio, parcela particular del mundo de lo noir, ya nada volverá a ser lo mismo.

Relajemos el tono y movámonos al ritmo pegadizo de esta joven star, mientras nos preparamos para otras movidas, otras movilizaciones, para este otoño.

Beyoncé  –  Dance for you

sábado, 4 de agosto de 2012

Castle, la serie de TV


Ha finalizado la cuarta temporada de la más que entretenida serie televisiva Castle y toca descanso hasta que empiece el nuevo curso. Momento de valoración de lo visto.

Vaya por delante que cuando la vi por primera vez me produjo sentimientos contradictorios. La serie no se tomaba en serio a si misma, fruto de ese mestizaje entre comedia y policial, y eso, que parecía ponerla en desventaja frente sus rivales de parrilla, más realistas y cada vez más científicas, era en cambio su mejor baza y fue por donde me atrapó.

Los actores: memorables, destacando las enormes tablas de Susan Sullivan en el papel de Martha, el lucimiento de Stana Katic, como Kate, quien ya viéramos en The Spirit y Quantum of Solace y que no hay serie que no suspire por tenerla y Nathan Fillion, el actor que encarna a Rick a quien se recuerda, entre otros, por su paso en Buffy Cazavampiros.

Richard Rick Castle, divorciado de dos matrimonios, resulta ser un escritor de novelas policíacas de gran éxito, tan veleidoso y vanidoso que decide matar a su detective estrella de ficción después de 26 best sellers para que no le robe protagonismo. De repente cuando un asesino empieza a matar siguiendo los argumentos de sus novelas, y la policía lo requiere en la investigación, nota como le gusta lo suficiente como para considerar que inmiscuirse en una comisaría de verdad, rodeado de policías de verdad y tratando asesinatos de verdad le puede aportar la inspiración necesaria para crear una nueva serie de novelas con un nuevo personaje. Su amistad con el alcalde le facilita la entrada y da pie a la serie.

Rick Castle vive en un ático duplex amueblado y decorado con buen gusto y dinero, que no siempre van parejos, que comparte con su hija Alexis (Molly C. Quinn), hija de su primera esposa, una adolescente pelirroja que irá creciendo, fisica y emocionalmente, a ojos vista a lo largo de las temporadas (empieza con 15 años y ya está en la Universidad) y con su madre Martha Rodgers que interpreta a una veterana actriz de Broadway en una suerte de cameo muy conseguido viendo videos de sus actuaciones reales!.

Rico, atractivo, famoso, portada de revistas, Rick vive en su mundo de fantasía y hedonismo e ingerir unas píldoras de realidad en la comisaría y en la calle le conforma una evolución de sus entusiasmos infantiles hacia una madurez en la que influye y mucho el contrapunto de una Beckett siempre con los pies en el suelo y con una vida privada llena de prometedores misterios.

Kate Beckett, fan tapada de las novelas de Rick, es una policia guapa, concienzuda, meticulosa, sin vida personal aireada y mucho gimnasio practicando defensa personal. La muerte de su madre, una abogada activista, es la losa que soporta peor.

 
Kate Beckett es la detective de más rango de un equipo que cuenta con la presencia de Javier Espósito y Kevin Ryan. El primero más serio, riguroso y comprometido y el segundo más influenciable, despistado y entrañable. Castle conformará el cuarteto y sus interelaciones, con puntos de vista tan dispares: el escritor destila imaginación y los policias investigación, se complementan con excelentes resultados, siempre acorde con los certeros análisis de Lanie Parish, la médico forense también con presencia continuada en la serie.

Se sucede la creatividad y originalidad en los guiones que van abriendo distintos e interesantes arcos argumentales, ya sea en la relación de los protagonistas entre si, con terceros y con el entorno urbanita y cosmopolita que los rodea.La inspiración buscada por Castle se acaba materializando en la publicación de novelas con un personaje policial femenino, Nicki Heat, a imagen y semejanza de Kate Beckett; una imagen y semejanza, todo hay que decirlo, según la imaginación calenturienta del escritor, tremendamente enamorado como un adolescente de su mentora y que plasma en el papel sus deseos más que sus realidades.

Castle es el claro ejemplo de la serie que va de menos a más, evolucionando no solo los argumentos, sino también las tramas subyacentes y los perfiles de cada uno de los personajes en lo que respecta a sus pasiones y en sus relaciones. Aunque nunca será una de esas series dramática y realista porque tampoco lo pretende. Veánla pues con este enfoque y se sorprenderán encontrando más de lo que parece a simple vista.

 
1ª Temporada

Los episodios empiezan con la cámara desplazándose lentamente en primer plano sobre el cadáver y su entorno. Sin prisa, sin ruido como para no molestar a quien ya no siente. Las imágenes son de de una plasticidad tan elegante, se diría obra de arte, que la violencia del hecho queda totalmente amortiguada por la belleza y no causa desazón alguna.

Enseguida vemos que es una serie policial que no llega a negra ya que es de un contenido muy blanco. No hay denuncia social, no hay violencia explicita, no hay insultos, ni tan solo palabras malsonantes, no hay nada de lo que caracteriza al género negro y si al género enigma. Hay mucho humor, humor fácil y también humor inteligente, elegancia en las poses, ambiente familiar, vida social y glamour.

Los personajes aún son muy planos y van poco a poco cogiendo cuerpo todavía buscando su rol. Las vicisitudes existenciales de Alexis, en su adolescencia, y de Martha, en su madurez, tienen un contrapunto de relajación hogareño y suelen servir para dar con la resolución del caso.

Cada vez que la llamada al móvil anuncia un nuevo crimen, Castle, por su condición de escritor de novela policiaca, se presenta a comisaria todo emocionado igual que un niño en Navidad con un cadáver bajo el árbol como regalo.

2ª Temporada 

Cambia el elitista inicio por un principio más popular y de enganche fácil. Ahora los episodios empiezan con una entradilla flash back para explicar el porque de la sociedad entre escritor best seller e inspectora de policía y enlaza con el inicio propio del episodio que puede empezar de cualquiera manera sin pauta concertada.

Mantiene su tono familiar, jocoso, frívolo y se reafirma en el género enigma: sigue primando más acertar cual de los sucesivos sospechosos es el asesino, aunque va abriendo miras y presenta motivaciones que no solo hacen referencia a entornos cerrados.

El personaje de Castle se acerca peligrosamente hacia un histrionismo para nada deseable mientras que el de Beckett intenta liberarse de su armadura y muestra indicios de querer entrar en el juego de la seducción, más que anunciada desde el primer episodio y aún no materializada.

A destacar el arco argumental que se desarrolla en los episodios 17 y 18 con giros y regiros de trabajada realización y el último episodio de la temporada con la presencia de autores reales como Michael Connelly y James Patterson, habituales compañeros de partidas de póquer de Castle y que suelen aportar su punto de vista a los casos que se plantean, lo que no deja de dar un punto original, uno más, a la serie.

3ª Temporada

Se mantiene la misma entradilla de la temporada anterior pero con distintas imágenes; se renueva el contenido pero no el formato ni el jingle pegadizo de los apellidos.

En el episodio 11 aparece el personaje imaginario de Nikki Heat, la nueva protagonista de las novelas, encarnado por una actriz que quita el hipo a toda la comisaria y que está interiorizando su personaje con vistas a un rodaje cinematográfico.

En el episodio 13 los sucesos harán que nada vuelva a ser como antes

Los personajes empiezan a ganar personalidad, los argumentos más densidad y se vuelven más complejos en pro de unos episodios que ganan en tensión con escenas contundentes. La serie demuestra estar en plena forma y con mucho que decir todavía.

La posible conspiración en la muerte de la madre de Beckett se torna más plausible y la serie gana en emoción a medida de que la investigación se está acercando a la verdad, y con una confesión soto vocce de Castle a la inspectora que no puede dejar de ser vital en la siguiente temporada.

4ª Temporada

Todos los protagonistas parecen haber madurado de golpe y la serie se torna más oscura, acentúa el dramatismo y pierde algunos de sus puntos de humor que la han hecho distintiva.

Hacia el final y con un Castle dispuesto a jugar el todo por el todo por amor retorna su espíritu histriónico, burlesco y desenfadado que los guionistas combinan a tono con los argumentos como el homenaje a la serie Z con un impagable episodio con un asesino zombi.

La temporada termina con un triple giro mortal imprevisible y sorprendente que demuestra que la investigación abierta sobre el asesinato de la madre de Beckett es muy peligrosa, que en el compañerismo entre el grupo de detectives se han abierto fisuras y que las frívolas relaciones sentimentales de Castle pueden haber terminado.

De forma que la continuidad de la serie se antoja harto complicada con posibles derroteros simultáneos por lo que probablemente estemos ante el comienzo de una suerte de auto spin off que puede llegar a ser muy interesante o una evolución lineal lo que puede dar quebraderos de cabeza a los guionistas. Wait and see.

Este post continúa y finaliza en el titulado Castle, las novelas y el cómic

Post scriptum: todo sobre la 5ª temporada y más pinchando aquí.

La reseña de la 6ª temporada ya está disponible aquí.


viernes, 27 de julio de 2012

Bruselas, Ruta del Cómic y La Red Madú

Bruselas es, ante todo, una capital de cómic y además la capital mundial del cómic tradicional. Pasear por Bruselas es sumergirse en ese Art Decó que tan bien refleja esa línea clara, tendencia europea aún en boga, que la llamada escuela franco-belga, con Hergé a la cabeza, pusiera a disposición de dibujantes y lectores, elevando la categoría del dibujante a artista y el de la historieta a arte.

Bruselas se toma en serio el arte del comic y le tiene un museo dedicado: el CBBD, Centre Belgue de la Bande Desiné; que entre reproducciones, ambientes, objetos y material diverso expone más de 6.000 originales repartidos en las diversas plantas de un edificio Art Noveau de Victor Horta, de gran belleza arquitectónica y cuenta además con una librería con una oferta inacabable de cómics y gadgets relacionados.

El cómic se encuentra ilustrando las calles de esta ciudad, en forma de artísticos murales, más de 40, de gran dimensión, algunos de varios pisos de altura, perfectamente documentados en un plano que se consigue en cualquier oficina de turismo y que propone una ruta que si se hace completa dura un día entero y donde además de ir viendo las viñetas gigantes de cómic se va descubriendo una ciudad que de otro modo no se hubiera pateado con tanto detalle.

Importante irse fijando que muchas de las calles además de tener en la placa oficial su nombre toponímico, tienen otro con el nombre de personajes famosos del mundo del cómic. Calles rebautizadas.

Y los cómics, como no, están presentes en varias librerías especializadas (p.e. Multi BD Librairie Slumberland, Comics CafeBrüsel, Lotus Noir, Forbidden Zone...Y en una amplia oferta de librerías de usados (p.e. La Bande des Six Nez, Petits Papiers, Le Dêpot, Little Nemo , L´idée Fixe... Comprar de segunda mano es una práctica tan extendida que es fácil encontrar a un tercio de su coste, cómics que hace unos meses eran novedad, y aun más baratos los menos recientes, todos en un estado de conservación que da envidia.



Bruselas es una ciudad de cómic, desde los adoquines de sus calles hasta los vierte aguas de sus tejados. Los tejados de Bruselas...



Con los tejados de Bruselas, empieza La red Madú...



La red Madú (Le réseau Madou, 1982) es una amable y naïf historia de espías contada por el maestro guionista del género negro François Rivière y magníficamente plasmada en papel por el poco conocido y para nada prolífico autor, Alain Goffin, en su particular forma de entender la línea clara. Clara y delgada. Limpia y mínima. El color, plano y opaco, característico de este estilo, corre a cargo de Françoise Procureur.

La red Madú es el nombre de una célula de contraespionaje que opera en Bruselas en la navidad de 1938, de la que ninguno de los seis miembros que la componen se conocen entre si y solo saben y obedecen las instrucciones de quien los reclutó. El desconocimiento de la identidad de los demás es la mejor garantía de salvaguarda para su seguridad y supervivencia, pero a pesar de ese cortafuegos se descubre la presencia de un topo, un agente doble, que precisa ser identificado antes de que caiga todo el grupo.

La red Madú lo protagoniza Terry Elaudaz (Thierry Laudacieux) un joven aficionado al misterio y a lo policial, con inclinaciones de boy scout, en un claro homenaje a Tintín al que para nada parodia (es también el protagonista de ‘La mina de la estrella’, 1984, segundo álbum de lo que tenía que haber sido una saga y que no llegó a tener continuidad). Vive con su madre y con Isidoro Hogier, un huésped, que tiene un programa de radio de jazz americano en la emisora INR.

La estructura narrativa del cómic está llena de modernidades respecto el concepto tradicional de línea clara al que da un nuevo sentido y lo dota de un movimiento y un ritmo narrativo nunca antes usado y que ha sido motivo de alabanza, controversia, artículos y ensayos.

Primera página del cómic
Una primera viñeta ocupa todo el ancho de página y sin encuadre superior lo que da impresión de espacio infinito, evidente ya que por encima solo hay cielo, y con un acusado efecto de perspectiva jugando con el color y el detalle que va haciéndose más preciso a medida que está más cerca. Estamos en Bruselas, dentro de la ciudad pues la segunda línea de viñetas está por debajo de los tejados.

La primera viñeta de la segunda tira nos dice claramente que estamos en un mundo de fantasía ya que estamos leyendo un cómic en el que vemos a un adolescente leyendo a su vez un cómic. Y nuestro punto de vista, conducido gracilmente por el dibujante, pivota alrededor del que luego sabremos que es el personaje principal. Cierra la página dos viñetas que dejan un aire de misterio en el aire. El cómic no podría empezar mejor.

El argumento recoge la esencia de la novela policíaca, la intriga clásica del círculo cerrado de sospechosos y va avanzando en imágenes llenas de pistas y también de pistas falsas para que podamos deducir quien es el culpable.

Plancha original
El cómic se alimenta de esa arquitectura Art Decó que ofrece Bruselas, de esas líneas estilizadas que conforman geometrías regulares y en donde la decoración tiende a resultar una belleza autónoma que conforma composiciones visuales de gran plasticidad.

La decoración, sobre todo la que muestran interiores, detalla muebles y lámparas, magnífico art decó, cuadros, carteles, fotos, esculturas, que hablan más sobre los lugares y sobre las personas que los habitan que si se explicara en texto.

Con la utilización de pequeñas viñetas dentro de una mayor Goffin crea un esplendido efecto de paralelismo temporal entre acciones simultáneas de diversos personajes. Todo un ejercicio de ritmo narrativo, una de las novedades constatables de su evolutivo trabajo en la línea clara. Una línea clara rigurosísima y fina como un cabello.

Y al final todo el misterio, ¡que no es poco! se reduce a saber mirar, aunque sea con lupa. Como ya nos enseñó Poe en su magnífico cuento de La carta robada.

Para ver hay que saber mirar. Vean, miren, lean y disfruten este cómic que gana aún más si lo acompañan con el jazz melódico de las orquestas de swing de la época. Artie Shaw o mejor Glenn Miller y sus hoy standards Collar de perlas, Rhapsody in Blue, Moonlight Serenade...

 

Alain Goffin, es de esos autores cuya obra: La mine de l’etoile, Plagiat!, Le signe de Lucifer, Le Théorème de Morcom, Northreed Project, lamentablemente no se encuentra aquí y hay que encontrarla perseverando en esas librerías de viejo de Bruselas que antes mencionábamos. Una buena excusa para pasar unos días en la capital del cómic, en una capital de cómic.

Post scriptum:

No se pierdan en este mismo blog Museo Hergé, Tintín y Las joyas de la Castafiore así como su continuaión Las joyas de la Castafiore, Hergé, Tintín y guiño.

domingo, 22 de julio de 2012

En caída libre

¿Que, qué es un infiltrado? Alguien dispuesto a vivir una farsa como si fuera real. Dispuesto a abandonar familia, amigos y entorno. Dispuesto a adoptar otra imagen, otra personalidad, otros hábitos. Preparado para arriesgar su vida, esta y la otra, ambas. Para soportar vivir en medio de mentiras, para no incriminarse emocionalmente y para no dejarse llevar y vivir en permanente continencia, reprimiendo instintos, subyugando la conciencia. Eso es un infiltrado. Esto, y un permanente dilema que solo se resuelve con una gran fuerza interior y una gran dosis de autocontrol.


En un claro avance de las logros de la globalización laboral, Cornelia Weber-Tejedor comparte trabajos de limpieza de interior de aviones con otras mujeres, todo mujeres, de distinta nacionalidad, en el macro aeropuerto de Frankfurt.

Su trabajo es una tapadera ya que en realidad es comisario de policia. Varios sucesos encadenados en su vida personal y profesional la han abocada a esta decisión y su misión, ya que se ha auto impuesto aceptarla, es infiltrarse en una organización delictiva dedicada al trafico de drogas con largas ramificaciones internacionales y aunque no se sabe su magnitud si se conoce su peligrosidad.

La novela se adentra en las vivencias como mujer, de esta comisario, Cornelia Weber-Tejedor, medio alemana y medio gallega, como ser humano frágil e indefenso de un modo que no conocíamos, lejos de la prestancia de su cargo policial. Sin la seguridad de una placa, sin pistola y sin grupo de apoyo. En caída libre.

Un peinado como para matar al peluquero, un trabajo humilde, un piso barato, un interior sencillo, unas relaciones simples. Y Cornelia Weber-Tejedor se convierte en Cornelia Lenz. Sumisión, miedo, cansancio, desprecio, vacío, soledad. Un infiltrado es un cero en la escala de la dignidad humana, ya que de reivindicar cualquier derecho pondría en peligro la misión y esta está por encima de las personas. Y siempre con la presión añadida que en algún momento deba traspasar la línea para legitimar su condición y no ofrecer ninguna muestra de debilidad que propicie la mínima duda y la ponga en evidencia.

El argumento avanza arrastrándose, pero es por la necesidad de imbuir al lector de esa atmósfera opresiva de un día a día rutinario en el que en cualquier momento puede saltar la sorpresa. Y lo consigue; consigue que nos sintamos Cornelia y nos duela la espalda y las articulaciones de las rodillas al llegar cansados a casa por la noche. Y que para alejar ese presente sombrío vivido en soledad no quede más consuelo que echar mano de una, o dos, o tres cervezas, o algo más fuerte. Y que mañana sea como hoy y como ayer no ayuda. Un día tras otro. Y aún y así Cornelia se mantiene digna, obsesionada por su objetivo y alimenta la llama de la rabia por la explotación de personas y familias, firme en su tapadera para desenmascarar y detener esa despreciable variante humana que parásita en los más vulnerables.

Rosa Ribas coloca a su protagonista, que en esta tercera entrega se halla inmersa en una crisis personal de pareja y con un previsible problema familiar con la salud de sus padres, en una situación de difícil lucha interior por la que quizás no está del todo centrada. Por lo que de producirse un descuido, puede tener fatales consecuencias.

Rosa Ribas ha construido una novela contundente, como ella sabe hacer, que aguantará el paso del tiempo. Ha elegido bien el tema, no ha tenido ningún reparo en darle un nuevo rol a su comisaria despojándola de la comodidad de su cargo y la ha echado a los lobos que medran en zonas restrictivas de un aeropuerto, para crear una novela con atmósfera opresiva y de reivindicación social que merece nuestro placet y nuestro respeto.

Página Web de Rosa Ribas http://www.rosa-ribas.com/

lunes, 16 de julio de 2012

Barcelona skyline

Cartel de Getafe Negro 2011
Barcelona skyline de David C. Hall es la novela galardonada con el XV Premio de Novela Negra Ciudad de Getafe 2011. Y luciendo ese birrete está claro que estamos ante un graduado. Aunque no sepamos si fue cum laude.

La novela, con un inicio vibrante y con muy buenas perspectivas tanto en sus primeros capítulos simultáneos en Barcelona como en Chicago, en donde se presentan los dos protagonistas principales, es de las que mantienen la tensión soterrada, una calma ficticia, y de las que concluyen en un final abismal, única alternativa que le queda a una novela cuando no se deja matar bien muerta.

El hilo de Ariadna es el mercadeo legal e ilegal de las obras de arte, la especulación de futuros y la falsificación de pasados. El dinero fácil seduce hasta el punto de la traición. Y nada molesta más a un ladrón que ser robado. De ahí que alguien empiece a tirar del hilo y se deshaga el ovillo.

David C. Hall
David C. Hall ha creado un detective americano, Elso Bari, con nombre de electrodoméstico (broma, genial, de humor británico en la propia novela), que a su vez es propietario de un restaurante de cocina moderna en Chicago, en una rara combinación que encajaría mejor para un blanqueo que para una inversión, y que la novela, lamentablemente, no explora para sacarle más jugo.

Elso es contratado para localizar al posible ladrón de ladrones. Hay secretismo en quien lo contrata y hay secretismo en saber como encaja lo que va descubriendo. Quienes mueven los hilos eligen la música de baile y el que Elso se de cuenta de que está siendo manipulado no hace mejorar su situación, si bien le permite jugar las cartas de otro modo.

La trama se sostiene con la presencia de personajes que no pueden faltar en una novela negra: detective de Chicago que habla español por un tiempo que estuvo en Barcelona, asesina despiadada a sueldo del mejor postor que solo con sus atributos físicos ya es arma letal, mafioso ruso que está y no está, promotores inmobiliarios enriquecidos por la burbuja, ricos ociosos y aburridos, pareja de matones investigadores o viceversa...  y con estos actores escenarios acorde: restaurantes, hoteles, viviendas y piscinas donde, entre lujo y sofisticación, se persigue el hedonismo sin mirar con quien.


                  Sitges                                                     Recuit de drap de Fonteta
 Sin duda Barcelona skyline tiene atmósfera de novela negra pero hubiera conseguido un toque de ambiente excepcional de haber aprovechado más las posibilidades urbanas, geográficas, culturales y culinarias que le brindan la elegida Sitges, ni una pincelada de mar, ni un grano de arroz, ni un comentario sobre el modernismo, ni sobre la comunidad homo; y desaprovecha el cielo y la luz del empordanès rincón de Fonteta ¿cómo un gourmet, como Elso, puede obviar el recuit? Si incluso Ferràn Adrià ha hecho platos con el!

Y no es que se eche en falta per se, sino porque el perfil del personaje de Elso Bari, con interés por la gastronomía y con elegante y caro gusto en el vestir, lo demanda a gritos.

La novela denuncia que la corrupción tiene el brazo largo, de que todos son malos, incluso los buenos, de que todo está podrido y de que cada cual actúa en su propio beneficio y que si las cosas no acaban con The End solo significa que prosiguen.

Menos claro resulta el título y, como viene siendo exasperadamente habitual, diría que no es acertada la cubierta. Esa copa ¿que contiene?

Elso Bari precisa más cancha para desarrollar sus aptitudes, precisa otra oportunidad y David C. Hall está dispuesto a dársela. Wait and see.