Hoy posteamos una de espías, de esas que perfectamente hubieran hecho las delicias en una sesión doble de cine, cuando se combinaban una de amor, generalmente una españolada, y una de tiros.
Estamos en 1915, Europa se desangra bajo los efectos de la Gran Guerra que no salpica a una España amparada por la declaración de zona neutral. Esta privilegiada situación política sumada a la geográfica de Barcelona, fronteriza y marítima, hacen de esta ciudad lugar de trapicheo de información y objeto de deseo de los servicios secretos de las naciones en conflicto.
Pero Barcelona no es una balsa de aceite, los movimientos obreros en busca de un reparto más equitativo de la riqueza que generan con su trabajo tienen enfrente una burguesía que hace oídos sordos y que exprime en su beneficio tanto como puede, los idealistas intentan hacerse oír en la defensa de un mundo libre y los librepensadores intentan convencer de lo acertado de sus convicciones.
Pol Vidal, el reportero con el que vivimos grandes aventuras en Barcelona Far West, se ve inmerso, casi sin quererlo ni beberlo, en una situación de alto riesgo al meterse en medio del fuego cruzado de espías de diversas nacionalidades que se dan cita en Barcelona persiguiendo los planos de una poderosísima arma, El martillo de Thor, que ha de proporcionar la hegemonía de la contienda a la nación que la posea.
Ha pasado suficiente tiempo desde que Bill Cody visitara Barcelona como para que Pol Vidal haya tenido tiempo de constituir una familia con cuatro hijos. Sigue siendo periodista y su presente profesional no es muy halagüeño ya que el periódico presenta pérdidas y posible plan de ajuste de plantilla, cuando no cierre.
Estamos en verano y su familia se dirige a Mataró a pasar unos días, como es habitual en sus vacaciones en casa de una entrañable amiga, y en el interín en el que Pol debe decidir si se toma un descanso para acompañarlos, que visto el panorama laboral no resulta conveniente, las circunstancias deciden por él y se convierte, por carambola, en espía accidental.
Rusos zaristas, rusos bolcheviques, alemanes con ayuda de policías españoles, ingleses y franceses se las ven y desean en las calles de Barcelona para conseguir el preciado botín que un científico sueco, con el nombre de Thor el arma no podía tener otro origen, ha traído desde Estados Unidos para vender al mejor postor y sus rifirrafes ocasionan más de una víctima pero cuando está en juego detener una guerra y salvar las miles y miles de vidas humanas que luchan encarnizadamente en trincheras embarradas, unas muertes civiles son daños colaterales aceptables al cumplimiento de una misión.
Los distintos protagonistas, ajustados al tópico de toda novela de espías que se precie, están muy bien dibujados y el autor no descuida mantener ese punto de humor irónico indispensable que permite a los supervivientes seguir siéndolo.
Así tenemos la inevitable espía femenina, belleza mortal, al científico al que la realidad supera su vida de laboratorio y que cuando se enamora lo hace por primera vez, al policía corrupto con más ambición que hambre, al limpiabotas confidente que guarda las distancias, al espía dispuesto a dar la vida por honor, al espía dispuesto a dar la vida por sus ideales, al espía que surgió del frío...
Jordi Solé (Sabadell, 1966), que ya firmara Barcelona Far West, es el artífice de esta enmarañada historia (remotamente inspirada en ‘El rayo de la muerte’ de ese genio que fue Tesla), un thriller de alto voltaje, ágil y de velocidad de atracción de parque temático, de la que no se puede bajar en marcha una vez se ha empezado y aunque su final resulte un poco excesivo, más disparos que en un western clásico, no desmerece la capacidad de sorpresa.
Una vez más su minuciosa reconstrucción histórica alcanza todos los aspectos tratados desde los altos vuelos de lo que piensa la realeza hasta los más prosaicos como la promoción publicitaria de un producto de reciente aparición. Su labor como documentalista histórico le confiere a su obra ese plus de credibilidad y de docencia que no aburre y Barcelona y sus principales figuras (incluido el fundador del Barça) quedan retratadas con minuciosa verosimilitud sin desentonar para nada en el argumento donde tienen lugar, cabida y justificación.
La lectura hasta el final se recompensa en dos habilidosos guiños al lector: en uno añadiendo una pincelada a una trascendental biografía de una figura de gran relevancia histórica y en el otro explicando el origen de uno de los mitos del espionaje más famosos del mundo de ficción. Ambos integrados en la trama con gran acierto.
La versión en castellano la suponemos disponible en unos meses como sucediera con El revólver de Buffalo Bill, primera novela de la saga de Pol Vidal y un cocktail de aventuras, costumbrismo y novela negra en esta facilidad que demuestra el periodista Jordi Solé para el mestizaje de géneros.
Nótese que como homenaje al periodismo este post se ha escrito recortando párrafos, como las composiciones de época ;-)