lunes, 26 de agosto de 2013

La muerte te espera de Maria Lang

Del mismo modo que el teatro ha sido testigo de innumerables representaciones de dramas que giran alrededor del amor, las rencillas, los celos, el odio y la traición y acaban en muerte; en esta novela La muerte te espera el drama abandona por un momento el escenario, del mismo teatro, para representar fuera de la ficción una muerte más. Esta vez real.

Incierto es el lugar donde la muerte te espera; espérala pues, en todo lugar” advertía Séneca.

En el teatro de Gustavo III de Drottningholm, cerca de Estocolmo, se ha programado representar la opera bufa ‘Cosí fan tutte’ de Mozart y los nervios del reencuentro, de los ensayos y del inminente estreno calan en el elenco de actores escogido por el entusiasta director del teatro en funciones Paul Sandvall, amigo del matrimonio Bure formado por Einar y Puck.

Elenco constituido por el reputado director de orquestra y de la obra Mattias Lemming, la prima donna (y muy aclamada) Tove Monrad, la soprano (y envidiosa) Jill Hassel, la debutante (y tímida) Daga Fors, el tenor (y celoso) Göran Göransson, el barítono (y endeudado) Sten Sture y el barítono (y egocéntrico) Ulrik Annerfelt.

Todos viejos conocidos entre si y con relaciones entremezcladas desconocidas para la mayoría y cuyo alcance puede atrapar a más de uno y culminar en un asesinato entre los miembros de la compañía. Un asesino entre los miembros de la compañía. Un asesinato cerrado.

Christer Wijk al cargo del Grupo de Homicidios del Reino y gran amigo del matrimonio formado por Einar Bure y Puck Eksted, asiduos colaboradores amateurs de su trabajo policial, sobretodo Puck, cubre la investigación del asesinato en el teatro centrada en el personal relacionado al mismo: director, actrices y actores y el conserje.

En esta novela, La muerte te espera, nos hubiera gustado encontrar más tensión e intriga; su ritmo narrativo contagiado por ello o causante de ello avanza a menudo con lentitud desesperante y a los personajes, sobre todo los centrales Christer y Puck, se les echa en falta más carisma, como se requiere para echarse la investigación a sus espaldas y ser determinantes en su resolución.

El suspense propio e imprescindible en este tipo de narrativa whodunit resulta artificioso, como introducido desde el exterior, desde el lado del escritor, y no generado internamente por la propia evolución de los hechos y de los actos de los sospechosos.

Hemos conocido a María Lang por la publicidad: La Agatha Christie sueca; y como que sentimos devoción, cariño y agradecimiento por la gran dama inglesa, nos hemos lanzado de cabeza en esta nueva piscina. Y vista la obra de una y otra la comparativa no resiste la comparación.

Maria Lang es precursora de la novela policíaca sueca y la antecesora de Larsson, incluso que Mankell, aunque con otro registro y en otra época. Por lo que aunque no sea conocida entre nosotros no es para nada una recién llegada y nos dejó en 1991, mucho antes del boom de la novela negra nórdica en el Mediterráneo.

Lean la novela con su banda sonora propia, como no podía ser de otra manera,’Cosí fan tutte’ del efervescente Mozart.

Cierto es que no se aprovecha para nada el argumento de esta opera en la trama de la novela, dos parejas frente a frente e intercambio de prometidas mediante juego de disfraces, y que el recurrente a esta opera parece puramente circunstancial del mismo modo que se podía haber recurrido a Verdi por poner un ejemplo. Una gran oportunidad perdida.

Para los más curiosos, en este video ilustrativo del trabajo entre bambalinas en el Teatro de Drottningholm se muestra durante cinco segundos entre el 1.04 y 1.09 el funcionamiento de la caja de truenos descrita en la novela.



martes, 20 de agosto de 2013

La llave maestra de Masako Togawa

La llave maestra es una novela intimista y enternecedora. Pausada y emotiva. Su lectura es abrirse a una nueva experiencia. Novela negra a la japonesa, ya saben: distinta.

Los Apartamentos K de Tokio van a ser desplazados cuatro metros en toda su estructura, desde la base hasta el tejado, cinco plantas, ciento cincuenta habitaciones, cincuenta años de antigüedad; en un laborioso, estudiado y sincronizado trabajo de ingeniería que garantiza que la intervención será tan suave que ni el agua de un vaso se derramará.

Los días previos al escogido para la magna empresa han estado repletos de ruidos y polvo, irritabilidad y nerviosismo, temor y expectativas. Los obreros han excavado los cimientos para armar todo un entramado mecánico que permita el deslizamiento. En los apartamentos se teme que no salga bien y que los secretos que se guardan en el interior de las habitaciones queden al descubierto. exponiendo sin protección el orgullo y la dignidad de las mujeres, única inquilinas, que los habitan.

Los Apartamentos K para damas es un edificio construido al final de la II Guerra Mundial para acoger y dar refugio a mujeres necesitadas, bajo un régimen estricto para la presencia masculina: pueden entrar a visitar, previa acreditación, pero no quedarse a pernoctar y menos a vivir.

Hoy, pasados los años, sus habitantes ya no son las jóvenes a las que las normas pretendían evitar disgustos o sorpresas no deseadas; son ellas mismas si, pero envejecidas igual que lo ha hecho el edificio, y más de una lamenta la severidad con que fueron enclaustradas. El edificio ha perdido lustre con el tiempo igual que las vidas de sus inquilinas, solteronas y viudas desesperadamente conscientes de que su ocasión ya pasó, el tiempo no perdona y la juventud no regresará.

Sus inquilinas están estructuradas en comités por planta y celebran reuniones periódicas para resolver lo que convenga o para ponerse al día con los últimos chismes. Siempre que exista un colectivo existen interacciones entre sus miembros: de respeto, afecto, simpatía... y también de desdén, desprecio, envidia... Así son siempre los seres humanos, ya sean hombres o mujeres.

Pero cuando desaparece la llave maestra que abre todas las habitaciones, las tensiones particulares se dejan de lado y todas las residentes viven bajo un intenso temor. En una de ellas nace una obsesión que la conduce a una búsqueda en la que puede encontrar más de lo que pretende.

Un secuestro infantil, el robo de un instrumento musical, la proliferación del Oshizu, un culto religioso basado en charlatanería que gana adeptas, actos que desencadenan otros actos que se entrecruzan en las vidas de esas mujeres, todas con un pasado propio y a su vez con uno colectivo y que tienen claro que todo crimen lleva en si mismo su propio castigo.

No hay que escribir sobre grandes crímenes o grandes delitos para obtener una novela policíaca. La llave maestra es un claro ejemplo de ello.

La novela policíaca y la novela negra japonesas lo son por su condición y no por su contenido, lo son por su forma de construir la narración y apelar a los sentimientos más íntimos de sus protagonistas. Lo son por el modo en como articulan cada personaje adaptándolo al papel que la sociedad y el momento han decidido para cada cual.

Los actos no son confrontados bajo la maniqueísta lupa del bien o del mal, blanco o negro. Solamente expuestos como ropa tendida al sol. Como diciendo es lo que hay y no juzguen sino quieren ser juzgados.

La llave maestra es una novela corta. Poblada de las vivencias y desesperanzas personales de un grupo de mujeres representativo de la sociedad nipona del momento que Masako Togawa exhibe como ejemplo de que todo el variopinto comportamiento humano cabe en una gran caja de zapatos o en este caso en un bloque de apartamentos.


Masako Togawa (1933), mujer extrema y polifacética en su forma de ser y de actuar, es considerada uno de los pilares de la cultura japonesa y es que no solo cultiva la novela negra (de veinte novelas parece que solo han traducido al castellano tres: La llave maestra, Lady Killer y Un beso de fuego), sino que es guionista de televisión (la serie Playgirls), actriz de cine y cantante (vean aquíen youtube, uno de sus varios videoclips).

Post scriptum: lean la reseña de Lady killer de la misma autora.

viernes, 16 de agosto de 2013

El crimen de lord Arthur Saville de Oscar Wilde

El crimen de lord Arthur Saville es una novelita de muy pocas páginas y corte humorístico. Una novela negra rebosante de humor negro y sátira social. Uno de esos divertimentos que tanto reflejan el peculiar sentido del honor, la inteligencia y el humor al que nos tiene acostumbrados su autor: el carismático Oscar Wilde.

En una concurrida recepción en Bentinck House, casa de lady Windermere, lord Arthur Saville tiene la mala fortuna de que mister Septimus Podgers, un quiromántico, un adivino, le lea la buenaventura. Lo que el misterioso personaje ve en las líneas de la mano de lord Arthur es determinante para el destino de éste y a partir de ese instante la amenaza de un crimen se cierne sobre su persona.

Lord Arthur está prometido a Sybil Merton por la que siente una gran devoción y con la que espera contraer matrimonio en breve. Desafortunadamente el futuro vaticinado por las dotes adivinas de Podgers ponen en jaque esa boda so pena de que se les den a los dioses la dote que exigen para liberar el porvenir de negros nubarrones. Y lord Arthur está dispuesto a todo para casarse con Sybil.

Oscar Wilde retrata, como en él es habitual, a la amanerada y decadente alta clase social londinense ridiculizando su estrechez de miras y su falta de talento demostrada constantemente en cada uno de sus gestos y de sus actos, inclusive en la moda de adivinar el porvenir a través de las líneas y montes de la mano, desde el punto de vista del que se sabe parte del juego pero que es absolutamente capaz de reírse de si mismo.

Es un texto ágil y ameno en el que la evolución trepidante de la trama no permite explayarse en descripciones físicas ni en elucubraciones mentales más allá de las imprescindibles que todo peón del destino, que no llega a dos dedos de frente, se siente obligado a obedecer. 

Es una lectura fácil propia de la adolescencia, pero que si no leyó en su momento... ¿quien dice que se haya acabado la adolescencia? Una lectura ligera, rapidita para soportar mejor tanto calor sin calentarse la cabeza.

Oscar Wilde ha sido también protagonista principal de una serie de novela detectivesca escrita por Gyles Brandreth muy interesante. De ello se ha hablado aquí, en este blog. Leánlo.

lunes, 12 de agosto de 2013

Blacksad 5: Amarillo - Noticias de Juanjo Guarnido y Juan Díaz Canales

Post scriptum:
Aquí la reseña del álbum Amarillo

No es una serpiente de verano. Ya no son rumores por la red; son realidades filtradas por los únicos con autoridad para hacerlo: Juanjo Guarnido y Juan Díaz Canales y dicen que Blacksad 5 está próximo a salir.

Ya hay cubierta y también título ‘Amarillo’

Cubierta y título se dan la mano en línea con el paisaje del medio oeste americano a ratos seco y polvoriento a ratos trufado de grandes extensiones de cereales por donde transcurrirá el argumento, en una suerte de road movie desde New Orleans (donde acabara el 4º álbum) hasta New York.

Una cubierta que muestra un Blacksad relajado conduciendo un Cadillac Cabriolet mientras parece oír una música que le gusta.

El guionista ha comentado también que en la historia hay un flash-back que situaría a Blacksad en Europa durante la segunda guerra mundial.

Lo cierto es que desde que se aparcó la idea de hacer una película (no se si una lástima o una suerte) las noticias sobre la evolución de esta magnífica serie de cómic negro habían sido prácticamente inexistentes.

Las 54 páginas originales
Ahora que vuelve a la palestra y que genera todo tipo de expectación es el momento en que deben releer o leer por vez primera esta serie. El verano es un buen momento para hacerlo. Leer los cómics con luz natural da brillo a los colores y magnifica el dibujo, en este caso ya de por si inapelable.

Amar el cómic y la serie noir y no haber leído Blacksad no es un error: es una barbaridad.

Están en librerías y en bibliotecas, en castellano disponen de los cuatro álbumes sueltos, en catalán se editaron en un integral, un solo tomo, que añade además dos historias inéditas.

Recuerden en estos tres posts anteriores de que va esto de Blacksad, les servirá para calentar motores y relámanse los bigotes, cual felino, aunque no tengan:

martes, 6 de agosto de 2013

El Caso Leavenworth de Anna K. Green

El Caso Leavenworth empieza con un asesinato. Un crimen en una biblioteca adyacente a un vestíbulo y a un dormitorio. Con ambas puertas cerradas con llave. El dormitorio del muerto: el millonario Leavenworth.

En la casa conviven dos jóvenes ahijadas, el secretario del finado, el mayordomo, la cocinera y las doncellas.

Un completo misterio cuya investigación recae en Ebenezer Gryce, el detective encargado del caso con tendencia a hablar con cualquier objeto que tenga cerca en lugar de hacerlo mirando a su interlocutor, y Raymond, un joven abogado requerido para asistir a la familia, un entusiasta y voluntarioso aunque poco eficiente ayudante, sobre todo en el momento en que no puede evitar implicarse emocionalmente y tomar partido.

La causa y motivo del asesinato se busca en la lectura del testamento, en la casual desaparición de una sirvienta la misma noche del crimen y como no, las sospechas sobre dos primas, casi hermanas, que conviven con su tío desde que un fatal accidente las dejara huérfanas y ahora este nuevo suceso las convierte en herederas. De hecho solo una de ellas por voluntad propia del finado que sin aclarar la decisión apartó a la otra de cualquier privilegio post mortem.

Dos jóvenes de singular belleza y etérea fragilidad que ven hundirse su mundo por la muerte de su protector y amado tutor y también por estar en boca de curiosos y en portada de periódicos vinculadas a tal vil suceso.

El argumento se apoya en el patrón social de su época y el lenguaje excesivamente adornado y florido para los tiempos actuales resulta entrañable a la par que relamido por sus constantes circunloquios.

Por ese motivo, descripciones abigarradas y diálogos cortesanos la narración avanza a un ritmo que para las prisas de hoy en día resulta desesperante. Entendida esta particularidad y puesta en su debido contexto, la novela entretiene y atrapa más por su trascendental significado histórico en la Historia de las publicaciones policíacas que por su contenido, probablemente atrevido en su época y hoy prácticamente demodé.

No obstante la novela conserva aún su punto de modernidad en la forma en que está construida y en como va deshaciendo la madeja de información y pistas según avanza la lectura permitiendo que la lectura y la investigación vayan a una. El aporte de información se sustenta en subtramas contadas en forma de flash back absolutamente melodramáticas y totalmente acorde a la época que denotan el enorme peso que las normas de etiqueta sociales y religiosas ejercían sobre las decisiones individuales, máxime de las mujeres: poco menos que objetos delicados a servicio de la adoración masculina cuando no de su sumisión a ella.

Anna Katharine Green está considerada la madre de la novela enigma (1).

Nacida el 11 de noviembre de 1846 en Brooklyn (New York) y fallecida el 11 de abril de 1934 en Buffalo (New York), publicó El Caso Leavenwort en 1878 y lo convirtió en un éxito de ventas ya por aquel entonces e incluso fue considerado como temario de estudio por la Universidad de Yale para demostrar la importancia de las evidencias circunstanciales en toda investigación.

De prolífica producción literaria, su forma de escribir definió un camino a seguir que tomarían, a su manera, Wilkie Collins, Arthur Conan Doyle (con quien se entrevistaría en 1880 a poco de publicar la obra que aquí se comenta) o Agatha Christie por citar autores de renombre.

Y se dice que cuenta también en su haber el haber creado la primera mujer detective de la historia: Violet Strange; y la solterona y detective aficionada Amelia Butterworth con quien Jane Marple podría tener algún parentesco aunque medie un océano entre ellas.

(1) Aunque podría ser que este mérito corresponda en realidad a Metta Victoria Fuller Victor por su novela ‘The Dead Letter’ publicada en 1864, o sea bastante antes que la publicación de ‘The Leavenworth Case’ según diversas fuentes como recoge este post en el blog Women of Mistery

Sea como fuere la realidad se torna misterio tan apasionante como las propias novelas.