Compromiso total, la cubierta se entiende al terminar la lectura. |
Debatir sobre
como condicionan las cubiertas de los libros su venta, es un sinsentido puesto
que su evidencia no deja lugar a dudas. Deseamos por los ojos y luego decidimos
con el razonamiento ergo no compramos por los ojos pues evidentemente aplicamos
criterio, pero una buena cubierta puede atraer la mirada y despertar un interés
que de otro modo hubiese podido pasar desapercibido
Por tanto no
podemos evitar sustraernos al color, al diseño y a la
Aunque el diseño sea genérico la ilustración ad-hoc le da un plus. |
Innegable es
que nuestra forma de vestirnos o de vestir nuestra casa dice mucho de nosotros.
Una cubierta debería decir lo mismo de la lectura que atesora.
Cubiertas que
no portadas como erróneamente solemos llamarlas y como explica sucinta pero
claramente la Wikipedia en este articulo.
Los estuches de
películas, antes en VHS y ahora en DVD, lo tienen fácil una reproducción de
cualquier edición del cartel del estreno (de lo que daría también para varios
post!) y un par de fotogramas en el reverso y listo.
Realizada ex-profeso y perfectamente adaptada al contenido. |
Para cómics, es
elemental, el tandem dibujante-guionista es el primer interesado en ser fieles
a su obra y en atraer compradores por lo que hay esmero y cuidada intención en
la imagen de la cubierta generalmente realizada ex-profeso, dando un plus, una
viñeta grande e inédita (se agradece) para la ocasión.
Pero para las
novelas, y como si no fuera importante, la inapropiada, inadecuada, negligente
selección de la imagen de cubierta es invariablemente una constante demasiado
común. Puro trámite.
¿Qué hemos
hecho la parte lectora para merecer tanta desidia de la parte editorial? ¿Y la
parte escritora, es parte activa, ninguneada, o cómplice?
¿Acaso no viven
de las ventas? Nos resignaremos, flaco consuelo, creyendo que es por cuestión
de ahorro económico y no cuestión de mal gusto o de poca aptitud el no poder
disfrutar de
Se agradece la textura al tacto y su complicidad con el texto. Todo un acierto comercial. |
Pero que nos
resignemos a que las uvas no estén maduritas no evita la frustración de
sentirnos ignorados por editoriales descuidadas (que además últimamente nos ofrecen
errores ortográficos, gramaticales y tipográficos, eso si, incluidos en el
precio sin cargo adicional).
Algunas
editoriales habitualmente tiran de agencias con archivos fotográficos de
propósito general y toda su creatividad la reducen, eso si se les ocurre, a
cambiar el encuadre o propiciar un recorte para darle un toque distinto no sea
que otra editorial haya adquirido la misma imagen (comprarla en exclusiva es
más cara) y queden como dos famosas cazadas en revista del corazón con el mismo
modelito y la percha no admite comparaciones: una siempre saldrá malparada.
Gran impacto visual y acorde en colores con el tema de la obra. |
Que el título
habla de oscuridad pues ¡marchando! una foto de noche, que habla de ciudad pues
una calle adoquinada con una farola dibujando sombras o bien vehículos
circulando suficientemente desenfocados (la LOPD no es permisiva con la
difusión de matrículas o rostros), que habla de arte pues trozo de lienzo con
su marco o unos pinceles y arreando, que se menciona el frío, un gélido paisaje,
nieve y blanco da siempre el pego y todo eso cuando se esmeran porque cuando
van per feina su reducción minimalista se muestra en altos niveles de sosedad y
pasotismo: mancha de sangre sobre fondo blanco, retazo ampliado hasta la
indefinición borrosa, y si no, las socorridas imágenes de revolver (aún cuando
la muerte la haya causado una automática), rostro mortecino, flores marchitas,
mano flácida, y sobre todo desnudo parcial femenino que eso combina con todo y siempre
es de buen ver… y cuando llegamos a una reedición que ha tenido la suerte de
ver estrenar una adaptación cinematográfica en el ínterin ¡que fácil me lo
pones! foto del cartel o de los protas y en la redacción más contentos que unas
pascuas
Quien la ha diseñado no se ha leído la novela. |
Por no hablar
de la selección de imágenes que son llevadas a engaño por el título, la
elección de la imagen parece recaer en alguien que no se ha leído la obra, y lo
enfatizan con una imagen cuando en realidad el título no representaba nada de
su argumento si no que, con él, se jugaba al escondite.
Es como ponerle banda sonora a una película sin haberla visto.
Cierto es que
no todas las editoriales se esfuerzan tanto y las hay que intentan mejorar lo
presente y es de justicia el reconocerlo y alabar sus creaciones, como
deberíamos llamar sus cubiertas; merecen, con nuestro dispendio, ser animadas a
continuar en su línea de implicación diferencial.
¿Dónde estás
Tom Adams? ¿Donde Noiquet? ¿Dónde tantos y tantos olvidados y tantos y tantos
desconocidos por ni siquiera
Puro trámite que no viene a cuento de nada. |
Las cubiertas
que complementan este post han sido escogidas al azar entre las últimas
lecturas, seguramente las hay mejores para ilustrar y ejemplificar lo que se ha
escrito pero seguro que me han entendido perfectamente.
Ojalá alguna
editorial de las pasotas lo entienda y mejore nota.
No dejen de
visitar este enlace donde hay cubiertas retro, de la época dorada del pulp,
cuyo estilo puede agradar más o menos pero que no admite duda del compromiso
del artista con el novelista y para con el público. Son trabajos de interés
antropológico.
Diseño seriado e ilustración para poner algo. Mejor si es una chica. |
Y con esto no se defiende el tópico de cualquier tiempo pasado fue mejor (que seguramente
suscribirían de inmediato todos los libreros/as recordando cuando la
competencia era la librería amiga y no un hipermercado o internet) sino que se reclama el compromiso con la calidad. Con el trabajo bien hecho.
Una buena
novela: neuronas gastadas, articulaciones doloridas, cervicales anquilosadas, sufridos
estomago e hígado, amistades en hibernación... bien merece una buena cubierta. Bien
merece un buen envoltorio.
Y que hacer las
cosas mejor no solo no es imposible sino que es fácil, barato (multitud de
estudiantes agradecerían poder dar a conocer sus aptitudes y empezar a hacerse
un nombre).
Desde aquí se lanza una propuesta a las editoriales: convoquen
concursos públicos para sus próximas cubiertas. Cada nueva publicación un
Quien sabe igual descubren un genio y cambian la editorial por una galería de arte.