La venganza consiste en eliminar objetivos |
Muerte Cuerpo Carretera. Un título premonitorio. El título lo dice todo. Tres palabras cada una encerrando un vasto mundo. Tres palabras de cuatro
letras cada una. Sonoras, cortas y secas. Como disparos. Dead Body Road. Bang
Bang Bang.
Un robo a un banco que sale mal. Más muertos de los que
debiera y entre ellos uno de la banda de siete asaltantes y una policía: Anna.
Anna ha sido para su marido Orson Gage, la luz que ha
evitado que cayera en el lado oscuro, el faro que ha guiado sus pasos, el puerto
donde sentirse protegido y a gusto.
Por eso nada ni nadie puede llenar el vacío que ahora se
abre ante él para devorarlo y si tiene que sufrir no quiere ni hacerlo solo ni
en silencio. Antes se llevará por delante a esa tropa de malnacidos.
Las manchas de sangre están en todas las viñetas (clic para ampliar) |
Y se pone en marcha. Y empieza la venganza.
Nada nuevo bajo el sol en este argumento pero no se confundan
aunque el tema sea recurrente nadie lo narra dos veces de la misma forma y por
eso cada venganza es personal y especial.
La caza ha empezado y el cazador tiene claro que buscando
la presa, él mismo se convierte en blanco, de ahí que no haya espacio para el
perdón ni tan solo para la duda. Actuar sin conciencia y avanzar sin mirar
atrás.
Justin Jordan ha escrito un guión que busca darle al
consabido tema un toque que le distinga y para ello se ha apoyado en las negras
novelas de Elmore Leonard y en el hierático carácter de Parker, de Richard Stark
aka Donald Westlake.
Los bocadillos de texto son polígonos |
El dibujo de Matteo Scalera es todo movimiento, líneas
rasgadas como afilados cuchillos que salpican de sangre cada una de las
viñetas. Pequeñas gotas omnipresentes en cada una de ellas para recordar que
esto no es una broma; que va en serio.
Incluso los globos de diálogo, los bocadillos, son
distintos: ni redondos, ni ovalados ni rectangulares: son poliedros; más caras,
más esquinas, más filos.
Y poco dibujante es capaz de dibujar una persecución en
coche y hacer vibrar el cómic en las manos como si fuera el tablier del
vehículo. Aunque pueda parecer simple, no se engañen, hay que tener un arte
especial para lograrlo. Estamos dentro de un cómic, no lo olviden, no en una
película donde el movimiento es real, pero parece que estemos dentro de un
film. De acción. Un thriller sangriento y explosivo.
El color determina la ubicación y el sentimiento |
Moreno Dionisio le da color al cómic y no escatima en la
paleta, aunque la tendencia a colores primarios, para acentuar los instintos ad hoc de los protagonistas, lo hace un
álbum contundente.
El cómic es una miniserie de seis episodios que ocupa 152
páginas y cuyo argumento de planteamiento sencillo tiene un guión complejo que
encajaría perfectamente en un film de alto voltaje y adrenalínico ritmo
narrativo.
Un cómic surgido de la industria alternativa a las
grandes factorías consagradas y que confirma lo que ya hace tiempo es sabido:
que en Estados Unidos no todo son superhéroes con superpoderes.
Lectura indispensable. De verdad.