jueves, 5 de noviembre de 2015

Yo asesino de Antonio Altarriba y Keko

Matar no es un delito,
matar es un arte
Si Thomas de Quincey escribió “Del asesinato considerado como una de las Bellas Artes” Antonio Altarriba y Keko firman Yo asesino donde subliman el asesinato para equipararlo.

Un asesinato perfectamente ejecutado y con final feliz, para el asesino claro, debería estar expuesto en un museo y la performance de su realización objeto de culto y motivo de debate entre los especialistas en este arte y materia de estudio en los mejores centros educativos.

Enrique Rodríguez, el protagonista, es un profesor de Historia del Arte de mediana edad, erudito en la interpretación del significado artístico, ético y moral de las obras representativas del mundo oscuro y tenebroso exponente de dolor y violencia. Tanta erudición le viene de mucho estudio y dedicación apasionada al tema; tan apasionada como morbosa y enfermiza opinan quienes le conocen y no le escatiman mérito pero mantienen las distancias y no comparten sus aficiones.

Y menos las compartirían si supieran que en sus ratos libres Enrique Rodríguez ejerce de asesino. De asesino en serie. Más bien de artista de la muerte. Ejecuta obras de arte en modo asesinato. Y les pone título. Toda obra de arte ha de tener título.

La única pena es que el título solo lo conoce él y no puede poner su firma ni comunicar su autoría por lo que su obra individual no puede ser identificada ni su serie secuencial conocida en su globalidad y por esa razón tampoco admirada ni valorada ni comprendida.

Que gran artista desconoce el mundo!

Pasará a la posteridad como un anónimo de obras inexistentes a ojos de un público ignorante del hecho. El lado bueno es que su faceta de asesino también permanece en el anonimato y eso es bueno para seguir viviendo a su aire y poder seguir experimentando en sus efímeras creaciones.

Antonio Altarriba y Keko
Un guión muy original e inteligente y muy bien desarrollado, con giros sorprendentes y bien resueltos que ha escrito con mucha precisión Antonio Altarriba incorporando unos diálogos que no hacen de relleno sino que sirven para ir avanzando la historia como si de canciones de un musical se tratara con lo que consigue contar muchas cosas y enriquecer la obra desarrollando subtramas.

Así el entramado es complejo ya que no solo se desarrolla la parte artístico asesina de Enrique Rodriguez en la trama principal sino también sus caóticas relaciones personales, sociales y profesionales, todo un mundo de contrastes que otorga una vida muy completa al personaje, al que llegamos a conocer más que bien.

El cómic ofrece segundas lecturas para cada tipo de relaciones, todas tensas como las que mantiene Enrique Rodríguez con su mujer, con el sexo esporádico, con la intrusión de la política en la universidad y la asignación de subvenciones, en la búsqueda de la poltrona de algunos y en las envidias y disputas con los profesores coetáneos.

Unos contrastes que van de la luz a la oscuridad y que Keko, que aporta los lápices y la tinta, consigue reproducir en esas viñetas de pequeño formato. Tinta negra para una historia negra en la que el profesor Enrique Rodríguez sufre incluso cuando disfruta, padece cuando goza y odia cuando ama.

Primera página de Yo asesino
El dibujo consigue mostrar toda esa amalgama de sensaciones jugando solo con blanco y negro, con tramas para los grises intermedios, y toques precisos de rojo para mostrar sangre, como sería fácilmente predecible y también manzanas, rosas, miradas… poniendo énfasis en viñetas que no solo muestran lo que enseñan sino que pretenden que se vea lo que no se ha dibujado.

A lo largo de la obra se exponen unos hechos fruto de un comportamiento asocial pero no se juzgan, de lo que resulta que a tan carismático y censurable personaje se le entiende, se le acepta y casi se le perdona su afición que, de tan asimilada a lo largo de la obra, se integra como un componente más de nuestra cotidianeidad. Tal vez sean sus cánones para elegir víctima y su falta de implicación lo que permiten cierto distanciamiento igual al que se produce cuando vamos a una exposición de arte y admiramos las obras con unos metros de separación.

Como si vivir rodeados de asesinos fuera de lo más normal!

Otra gran obra del cómic noir guionizada por Altarriba e ilustrada por Landazabal es Detective.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Hazell y el timo de las tres cartas de Terry Venables y Gordon Williams

Los timadores timados o porque debemos desconfiar siempre o una femme fatale no tiene porque ser curvilínea de infarto ni con mirada seductora de lánguida expresión podrían ser subtítulos válidos para esta novela negra de granujas y timadores.

En el mundo del timo no solo se emplean las habilidades del timador sino que también se explotan las debilidades del primo al que engatusar.

En los timos de cartas la velocidad de las manos del timador suele ser superior a la de la vista del primo, pero además se juega con la psicología de éste que, movido por la ambición, se le potencia su vanidad y su engreimiento haciéndole creer que es el más listo y por tanto invencible.

Los ganchos ayudan mucho a potenciar esa soberbia; los ganchos incitan y motivan. Al principio se le deja ganar y luego cuando ya está enardecido se le hunde en la desesperación al quedársele todo su dinero.

Hazell y el timo de las tres cartas es una novela con mucho humor y enredo en el que el timo es el eje central y en la que la violencia se reduce a la necesaria para marcar territorio sin ir más allà. Escrita de forma ligera y abusando del cinismo nos relata las investigaciones de James Hazell a petición de una viuda para demostrar que el marido de ésta, atropellado y fallecido en el metro después de pasar por un puesto de trileros, fue víctima de una muerte accidental y no de un suicidio voluntario.

De que una muerte sea considerada suicidio o accidente depende de que la compañía de seguros desembolse una suculenta cantidad de dinero o se la ahorre y se la apunte en su contabilidad como menos gasto o directamente beneficio. James Hazell sabe que si el seguro paga, su cuenta bancaria saltará de alegría y una pobre viuda podrá vivir sin penurias el resto de sus días.

Terry Venables
Gordon Williams
Terry Venables, ex entrenador del FC Barcelona, hacía sus pinitos como novelista mientras que Gordon Williams, ya posicionado, actuaba más de mentor y corrector además de escritor, que es lo suyo.


La novela tiene sus años y se le nota en el estilo hoy pasado de moda. El simple hecho de emplear el timo de las tres cartas, hoy prácticamente en desuso, que por los setenta estaba en su mejor momento lo demuestra. Su ambientación y exceso de detallado localismo geográfico la hace poco extrapolable a gustos internacionales y parece haber sido escrita para ingleses, o peor, para londinenses exclusivamente.

Y a pesar de que James Hazell, el detective privado protagonista, rebosa tópicos en su forma y en su fondo la novela resulta muy entretenida, divertida y curiosa en su faceta más blanca dentro de la novela negra. Novela negra de timadores.

Y créanme, yo no les estoy timando.

James Hazell, el detective privado, es el protagonista de 3 novelas y de una serie de tv de 26 episodios, hoy en el olvido.

El fascinante mundo de los timadores ya se trató en este mismo blog recomendando las mejores películas del género. Aquí.



jueves, 29 de octubre de 2015

Blogs de novela policiaca y blogs de novela negra

Blogs de novela policíaca y
blogs de novela negra
Los Blogs somos como personas saliendo de fiesta. Nos vestimos para gustar y llamar la atención, queremos destacar entre los demás y conversamos de temas diversos procurando caer bien al mayor número de gente posible y acaparar su atención. Jugamos a seducir y aquí es primordial cautivar al primer vistazo ya que tal vez no haya segunda oportunidad.

Nos halaga ser reconocidos y sucumbimos a las alabanzas. A vanidad no nos gana nadie. Somos como personas.

Y por eso mismo nos duele la soledad y buscamos amigos para paliarla y también como las personas enfermamos, envejecemos y en algún momento moriremos.

E incluso conozco compañeros que han sido abandonados a la deriva sin patrón que los gobierne. Iniciaron su camino con alegría y expectativas y hoy ya no son prioritarios porque la vida da bandazos y siempre fuerza a elegir y la elección siempre es dolorosa.

Algunos ya han acabado su andadura y así lo han comunicado, otros simplemente han dejado de actualizarse y no se han podido ni  despedir.

Los Blogs que tenemos Blogs amigos presumimos de ello anunciándolos en nuestra página, es lo que en términos tecnológicos se conoce como blogroll y que cada cual bautiza como le apetece (yo, Blog Interrobang, los tengo en la columna de la derecha bajo el epígrafe Cómplices y ordenados por fecha de la última actualización).

Cómplices, porqué todos somos culpables de querer mantener al género policíaco y negro vivito y coleando, porqué aunque no nos conozcamos F2F sentimos simpatía los unos por los otros, somos camaradas en esa trinchera tan expuesta al fuego enemigo que es la palestra donde se suscita debate.

Las huellas digitales de un Blog
se configuran a partir de los posts
publicados
Todos blogs de novela negra y de novela policiaca, preferiblemente de autor y sin otra intención que ofrecer información sin casi moverse de sitio.

Mi columna de Cómplices se ha renovado no sin cierto pesar. Compañeros de viaje se han ido (quizá, ojalá, vuelvan: siempre tendrán un sitio reservado) y otros Blogs ocupan hoy su vacío y el motivo de este post es presentarlos y pedirles que los visiten: cuantas más opiniones contrasten más fácil será no equivocarse.

El ciclo renovador de la vida continúa y más que llorar las ausencias hay que celebrar que siga habiendo relevo.

Los Blogs que comparten sus vivencias se hacen más fuertes.


Echen un vistazo en la renovada columna Cómplices a la derecha y pinchen en cada link para saber de qué va cada uno, háganse amigos, seguidores, cómplices y disfrútenlos con salud.

domingo, 25 de octubre de 2015

Nunca es tarde para morir de Pablo Palazuelo

El crimen perfecto
es aquel que no es un crimen
porque nadie lo investigará
Todo árbol tiene un pasado, unas raíces que lo sustentan y lo mantienen erguido. Toda persona tiene un pasado, una historia que la sustenta y que la explica en lo que hoy es. ¿Que pasa con el árbol si algo descalza sus raíces? ¿Qué pasa con la persona si ese pasado es negro y sale a la luz? ¿Cómo se mantiene entonces alguien erguido?

Cinco hombres mayores más que amigos se reúnen en New York en una cita periódica y el póker es el entretenimiento común aparte del que cada uno tiene a nivel particular: a Travis le gusta la fotografía, a Louis las mujeres, a Johann su Dama Escondida, a Nick su vodka y a Harry estar con su pequeña Marian, si darse cuenta que ya es mujer y teniente de policía.

Todos robles viejos y fuertes. Todos robles de dura corteza que han visto pasar el tiempo y la historia. Pero por muy supervivientes que sean y muy curtidos que estén siguen siendo como un árbol. ¿Qué pasa con un árbol si algo descalza sus raíces?

Esos cinco árboles van a ver como su vida se transforma y como la calma chicha deja paso a un huracán devastador que se los puede llevar por delante. La implicación de la teniente Marian Bennett, la pequeña Marian, oficializa policialmente como delitos lo que en un principio parece un cúmulo de casualidades no imposibles pero si improbables. El crimen perfecto por considerarse un accidente.

Una más que hábil manipulación vertebrada a partir de una belleza juvenil capaz de parar el movimiento de La Tierra con su mirada caída de sus verdes ojos. Un cuerpo de pecado, literal y figuradamente, capaz de rebajar el nivel de alerta del profesional más adiestrado.

Paté de animales alimentados naturalmente
Nunca es tarde para morir retrata a quijotes hedonistas ansiosos de vivir aventuras, de luchar por favorecer al necesitado, de salvar doncellas aunque sea a costa de enfrentarse a molinos de viento. ¿Acaso hay un buen momento para morir?

Todos para uno y uno para todos!

El autor Pablo Palazuelo ha empleado una escritura muy asequible imprescindible para no perder el hilo de la trama que presenta una complejidad muy bien estructurada y sabiamente secuenciada para ir asimilando los giros argumentales y sorprender a cada nuevo capítulo. Ha desplegado con habilidad un sinfín de variadas situaciones con enorme veracidad.

Ha escondido la verdadera intención argumental jugando al erotismo de ir desvelando, velo a velo, la trama, para que el lector no pueda anticipar ningún movimiento y ya rendido aceptar lo nuevo que se le presente. ¿Quién puede resistirse a esa mirada de ojos verdes?

Para acabar escribiendo un thriller oscuro y trepidante con un argumento cocinado a fuego lento, donde cada ingrediente tiene su razón de ser y tiene su motivo de estar.

Un buen thriller tiene que templar el tempo narrativo, un suspense in crescendo capaz de absorber tanto la atención página a página como para dejar sin aliento en momentos de intensidad.

Pablo Palazuelo, el autor
Un buen thriller tiene que ser creíble con localizaciones geográficas precisas, con mención de organismos gubernamentales existentes o si inventados muy bien definidos, con explicaciones técnicas y/o científicas coherentes y ajustadas a una verdad contrastable o posible.

Un buen thriller tiene que jugar con unos personajes tridimensionales con una psicología construida sin fisuras y una casuística moral capaz de explicar sus acciones aunque no compartamos sus decisiones.

Un buen thriller es una maratón que ofrece al lector la belleza, la tensión y la emoción de presentarse como un sprint constante y que al final aún consigue acelerar más.

Todo ello lo tiene Nunca es tarde para morir y por eso en un muy buen thriller y su novel autor Pablo Palazuelo Basaldua alguien con recorrido y a quien hay que seguir.

Y como todo buen thriller cuenta con una BSO amplia y variada, hay para todos los gustos, para distintos momentos del día, para distintos estados de ánimo y para según qué compañía y según que intenciones, desde un estriptease hasta una ensoñación:

It’s a man’s world
What’s a woman
Love, thy will be done
Poison prince
Rescue me
La flauta mágica
Never marry a railroad man
I love Rock & Roll
Benedictus (de la Missa brevis en do mayor)
Never leave you
Mna Na Héireann
The House of the Rising Sun

lunes, 19 de octubre de 2015

Manda flores a mi entierro de Ricardo Bosque

Una cubierta que no honra
su contenido
Las relaciones familiares multigeneracionales, las personales y las profesionales son los vasos comunicantes de una trama divertida, entretenida y negra de esta novela titulada Manda flores a mi entierro.

Arturo Sanromán, inspector de policía con pluriempleo como investigador, recibe el encargo de la acaudalada Mercedes Samper para localizar a su hija con la que rompió relaciones hace quince años. Los motivos que la impulsan quedan sugeridos pero no concluidos por lo que tanto pueden obedecer a reconstruir puentes o dinamitar los restos que aún queden de los que un día hubo.

Esa ambivalencia resulta de lo más estimulante para mentes negras malpensantes como suelen ser las de los lectores de género que nunca descansan.

El inspector Sanromán realiza el trabajo con rapidez y perfección pero, otra ambivalencia genial, a la luz de los acontecimientos posteriores le surge la duda de si cumplió con el encargo o este tenía cola y aún queda trabajo por hacer.

Misma ambivalencia al no saber si Cayetana Tana Marqués es una florista que propicia suicidios para vender más flores o si es una suicidadora que buscó con la floristería ofrecer el servicio completo.

¿Es cierto que de casta le viene al galgo? ¿Se es suicidadora por elección espontanea o por derivación genética?

Una Tana inteligente, aguda, irónica, sobreviviente y hábil conversadora que tanto consigue imponer su criterio en casa como en su negocio, el de las flores y el paralelo, haciendo que parezca que ha sido el interlocutor quien ha tomado la decisión. Una Tana que si conviene deja las tareas de coordinación para pasar a las de ejecución. Una Tana de armas tomar. Una mujer decidida y resolutiva.

Esas ambivalencias y reparto equitativo de protagonismos es una fórmula más que interesante para introducir distintos niveles de lectura y que arma la novela de forma original no desmereciendo en ningún momento y acorde con el prometedor inicio.

Ricardo Bosque
Ricardo Bosque, escritor y blogger, ha construido una novela policial fiel a los cánones pero con un tratamiento sui generis que la hace particular y para nada convencional. Una novela inteligente y sin fisuras a partir de la normalidad cotidiana más absoluta.

Sus personajes y las situaciones por las que transcurren son terriblemente próximos, familiares, extraídos de la realidad y tan bien perfilados que los reconoceríamos ipso facto si los encontráramos por las calles de Zaragoza o puntualmente por las de Tarragona.

No ha necesitado insuflar al inspector de policía de una personalidad compleja resultado de traumas infantiles ni asociarlo a vicios ni dependencias artificiales ni dotarlo de súper habilidades, ni tampoco ridiculizarlo con tics, ni dejes casposos o patrios.

El inspector Arturo Sanromán es normal como hombre, como persona, como hijo, marido, padre y como profesional y se agradece que toda la novela también lo sea.

Argumento, ritmo narrativo y lenguaje son asequibles, fáciles y sencillos, que a lo contrario de lo que parecería resulta sumamente difícil y complejo el conseguirlo. Igual como hacer que la agitación navegue por aguas tranquilas. Y también lo consigue.

El equilibrio entre descripción y diálogos resulta correcto y si bien, algún pero había que buscarle, recapitular forma parte de la confección de la novela policiaca y negra hay que procurar ajustar su extensión y en cualquier caso pecar siempre por defecto.

Un acierto encontrarse con esta novela cansados como estamos de tanto tópico y tanta imitación como si no hubiesen voces autóctonas cualificadas.

Me lo he pasado tan bien leyéndola que voy a procurarme la segunda de la saga y que lleva por título: Suicidio a crédito. De momento no se dejen escapar esta.