Novela negra de calidad y de nerviosa exigencia |
Reencontrarte con quien
fuera el amor de tu vida y al que tu inmadurez te impidió retener es como si la
vida te diera una segunda oportunidad. Lo que no sabes es que también es una
nueva oportunidad para volverlo a perder y esta vez para siempre.
A veces la vida te sonríe
y otras se ríe de ti. Broma macabra que no hace maldita gracia.
Ernesto se ha
reencontrado con Raquel, su musa, su amor, su asignatura pendiente y se cree
que el tiempo se detuvo cuando lo dejaron.
Fatal error: el tiempo ha
transcurrido y el presente es consecuencia de ese pasado que desconoce y que se
ha alimentado de inversiones inmobiliarias, desfalcos, intereses bancarios e
intereses comerciales, corrupción, nepotismo, blanqueo de capitales y asuntos derivados
que suponen un lastre con el que es imposible permanecer a flote.
Hay ajuste de cuentas que
afrontar y Las cuentas pendientes sobreviven
al paso del tiempo, incluso durante generaciones, si no le liquidan.
A Ernesto Urrutia se le
ha helado la sonrisa en los labios. Ha vuelto a Madrid de México,
apresuradamente por razones que no vienen al caso, donde vivía como guionista de culebrones y se ha visto
envuelto en uno pero no como escritor sino como protagonista. En uno de esos
que empiezan en cama y terminan en balacera y entremedias aparece medio billete
de 500 pesetas con la cara de Zuloaga. ¿Que papel juega ese pedazo de billete tan obsoleto como la boina que luce el pintor?
Gastón Segura |
Gastón Segura ha compuesto una novela donde las palabras fluyen como agua de una ancha
boca de riego; tanta cantidad que no da tiempo a beber, ni a tragar casi.
En el
chorro de palabras se entremezclan primera y segunda persona del presente de
indicativo para explicar lo que ha pasado sin dar tregua ni pausa. Sin dar
tiempo a que se enfríe el café.
En la demisuite de un hotel, Ernesto cuenta a
dos policías, Javier y Cipri y de paso al lector, todo lo que ha sucedido desde
su llegada a Madrid y porqué hoy se encuentra en esta situación, peligrosa, y en este estado, acongojado.
El ritmo narrativo es tan
vertiginoso como grueso es el chorro de palabras. Los pensamientos se
entremezclan con los hechos, la semántica con la sintaxis y el resultado da una
novela negra con una narración tan atropellada como intensa, tan apasionada
como visceral.
Una novela negra de
factura contemporánea, acorde a los tiempos que vivimos no solo en estructura
sino también por la temática y por la negra constatación de que la maldad es
parasitaria del dinero.
Mitad izquierda del billete de 500 pesetas |
La estructura de la
novela requiere atención y concentración, es un texto de calidad y de nerviosa exigencia
y por ese motivo distinta a las habituales. Hay que entender y separar cuando es narración, cuando es suposición, cuando pensamiento y cuando es deseo.
Pero una vez superado el lindar que
demanda el primer esfuerzo de comprensión, una vez establecido el canal entre emisor y receptor ya no se puede evitar continuar la lectura hasta
el final.
Mitad derecha del billete de 500 pesetas |
Un final que para darse hay que completar el
billete encontrando la otra mitad y entender porqué y quién lo rompió en dos.
Las cuentas pendientes hay que
liquidarlas y Ernesto sospecha que seguramente costará mucho más que las quinientas pesetas del valor
facial del billete pero no sabe hasta que punto va a salirle caro.