Sargento Catherine Cawood |
Happy Valley es una miniserie, seis episodios en su primera temporada, de la televisión
británica y corte policial, ambientada en una zona deprimida del condado de
Yorkshire, cuya desesperación ante la falta de recursos para paliar algunos
delitos y con pocas expectativas de mejora social tan bien retratara, en amarga
sátira dramática, Full Monty.
Es una serie que trata de personas y personajes con
relaciones familiares dispares, sentimientos de culpa, falta de asunción de
responsabilidades, exceso de sospechas, egoísmos, traiciones, mentiras y avaricia en un entorno social y
laboral poco favorecedor de cambios a corto plazo a mejor: solo queda sobrevivir
viviendo.
En Inglaterra saben cómo realizar estas series: realista
hasta ser descarnada y derrotista hasta dar la vuelta y enlazar con un optimismo
por lógica inconsecuente pero que se demuestra única salida cuando ya se han
dado todas las vueltas posibles al calcetín.
Tomando el núcleo central de Fargo de los hermanos Coen e incluso de Cosas que hacer en Denver cuando estés muerto de Gary Fleder, por
aquello que una idea peregrina para buscar una solución a un problema acaba
complicándose yendo de mal en peor y generando aún más problemas y de mayor
enjundia, consigue hilar una historia con varias tramas de rico y variado
contenido donde priman las relaciones humanas y la explosión de sentimientos
como alternativa a un dialogo que se ahoga en las gargantas.
Las imágenes son crudas y generan inquietud e
incomodidad, no se recrean en el lirismo ni pretenden quedar bien con la
estética, provocando en todo momento una cierta incomodidad visual al espectador
a quien no se le permite ni un instante de desconexión. Incluso los cigarrillos
que en ella se fuman no son placenteros y si ansiosos, precipitados y compulsivos.
Incluso el frío climatológico traspasa la pantalla del televisor.
Happy Valley |
Donde hay vulnerabilidad siempre habrá maldad. Y esa
maldad por el hecho de ser abusiva se torna más malvada y menos comprensible. Y
esos caracteres calan con su comportamiento despreciable y merecen todo el
rechazo y no solo el legal sino el social. ¿Quién quiere alimañas en su
hábitat?
El ritmo narrativo es pausado pero en constante
evolución; hay vida en cada escena, hay sentimiento, hay derrota, hay
escepticismo, hay desilusión. Los planos cargados de imágenes simples y
realistas sin supeditaciones estéticas se encargan de facilitar que el mensaje llegue
nítido al telespectador.
La serie de corte policial tiene su bis dramática más por
el retrato social de la comunidad donde se desenvuelve el caso que por los
delitos en sí. Estos tienen también su dramatismo pero obedecen prácticamente a
esa desesperación personal y colectiva que hace que se cometan estupideces a
cual más grande que a poco que se pensaran antes de actuar no se harían.
La infelicidad habita en Happy Valley. Título irónico
hasta el sarcasmo en un intento de paliar la gris realidad; como en el giro de
tiovivo donde el caballo rojo pasa a cada vuelta delante de nuestros ojos
siempre inalcanzable.
El peso interpretativo recae en la sargento de policía
local Catherine Cawood (papel que borda la actriz Sarah Lancashire) y sin ella
la serie no tendría la fuerza que demuetra. El personaje, muy cerrado en sí
mismo al principio, evoluciona abriéndose y mostrando una complejidad
psicológica de una gran riqueza de registros brillantemente expuestos como si
se estuviera viéndolos desde una platea de teatro; pero, y ahí viene lo mejor,
sin sobreactuar en ningún momento y sí en cambio demostrando que ser actriz es
proyectar desde el interior y no solo recitar un papel.
Serie de visionado recomendable sin peros. (Gracias Blog Asustado por la recomendación!).