La Mirada de Chapman es la mirada de quién horas después iba a asesinar a su ¿ídolo?. |
Mark Chapman tuvo la osadía, la grosería, el desprecio,
la satisfacción, de mirar a los ojos de John Lennon sabiendo que al cabo de un
rato lo iba a matar. Ese instante, esa mirada de quien ha desafiado a Dios el
disponer sobre la vida humana, de quien se agencia ser el Armagedón, fue
captada por un fotógrafo, mientras Lennon le estaba dedicando un álbum de Double Fantasy a su asesino. Pero horas
después Chapman ya no tendría el valor de mirarlo a los ojos y por eso le
disparó por la espalda.
La mirada de Chapman es el tic que todos los investigadores desearían poder identificar en sus sospechosos; el detalle que permite diferenciar a un asesino entre quienes no lo son; el que haría posible detener a los criminales ya que las víctimas de asesinato no pueden contar si sus
asesinos las miraron fijamente a los ojos mientras las mataban y por tanto no pueden describirla.
En Menorca se prepara todo para la celebración de La
Semana Negra de Ciutadella, y en esos actos, ya se sabe, no pueden faltar ni
escritores, ni editores, ni periodistas, ni lectores, ni fans, ni libros para
firmar.
Es el lugar donde los egos se subliman embebidos en alcohol, de marca,
y en donde las envidias y los rencores son difíciles de retener en boca
cerrada, ya que esta permanece mucho rato abierta. Ya sea hablando, bostezando,
bebiendo, comiendo o tragando.
Y algo que no debería faltar nunca en ese tipo de eventos
es un buen asesinato, pero claro no es buen reclamo turístico y no puede
planificarse en el programa, por eso cuando se produce, los asistentes no saben
si están ante un ardid promocional o es realmente un crimen presentado en
sociedad.
Pronto la calma de Menorca, ya turbada por el run-run del
evento, es barrida por el viento de crímenes y noticias.
Y para cuando la
policía consigue relacionar hechos puede ser tarde para salvar víctimas ante la
mirada hierática e impasible de la Naveta des Tudons que con sus 3.000 años a
cuestas poco le queda por ver.
La novela es una narración policiaca que va desgranando pistas suficientes pero habilmente camufladas como para que la lectura permita ir recorriendo la investigación como si en ella se participara.
Es la segunda entrega protagonizada por la ex-pareja de puertas
afuera pero no de corazón pa dentro
que son María Médem, a quien el bosque del delito no le deja ver el árbol de la
traición en su jardín, y Roberto Rial, gallito en comisaría y gallo en el
corral de las gallinas, aunque lleve camino de quedarse sin plumas y sin
cascarón.
Pere Cervantes |
Pere
Cervantes ha compuesto, nuevamente, una novela policiaca muy interesante
para una lectura cómoda y placentera donde el paisajismo, el de la naturaleza y el de la condición humana, tienden a mecerse en la misma hamaca.
De nuevo, como ya pasara con su novela anterior:
No nos dejan ser niños (reseñada aquí)
combina hábilmente los
asuntos propios e internos de una comisaría con los familiares y domésticos y a
su vez conjuga correctamente el entorno ambiental y geográfico con los crímenes
y la investigación policial.