La Trilogía del Zodiaco la componen tres novelas: El
signo del dragón, El vuelo de la serpiente y El salto del caballo que se mueven
por San Sebastián, esa Donostia tan a menudo sacudida por el viento y la
lluvia, como Pedro por su casa.
La ciudad, su lluvia, su mar y sus calles están presentes
activamente a lo largo de las novelas, inmersas en un thriller nervioso que no
da respiro en ninguna de las tres entregas y que sustentan su argumento de
fondo en la ciencia; en esa ciencia que traspasa los umbrales de la ética en pos de una quimera megalomaniaca.
Esa ciencia que atrae a investigadores solo ávidos de
reconocimiento y que obvian los efectos secundarios y el factor de riesgo que puedan derivarse, ciegos
como están por el imán del poder; ese riesgo que conlleva todo
experimento en el que el azar es un componente más de imprevisible reacción.
Y de esas ínfulas, mal gestionadas, que solo buscan el
poder para dominar surgen unas derivaciones de difícil control y funestos
resultados.
Los asesinatos se suceden, otros crímenes acompañan, la
tensión se mastica, el suspense aguanta el asalto de cada vuelta de página y el
deseo de llegar al final se enfrenta al deseo que la lectura no finalice.
Hay mucha tensión y miedo en el campus entre los estudiantes, el profesorado y el personal encargado de las labores de mantenimiento y vigilancia. Las facultades, esos lugares de aprendizaje, están enseñando que no hay lugar seguro mientras la policía aprende que toda duda conlleva penalización.
Algo queda claro: no se les ocurra estudiar químicas. Y menos en Donosti.
Max Medina, inspector de homicidios de la Ertzaintza y
Erika López, agente recién asignada, son el equipo policial que entre asombro,
sorpresa y duda tratan de encauzar una investigación que, como animal salvaje,
se resiste a ser conducido y prefiere seguir por libre.
Trilogía del Zodiaco chino. Chino porque juega con
elementos que lo configuran: dragón, serpiente y caballo. Y porque hábilmente
integra las propiedades ancestrales que se le suponen a cada signo con los
hechos que se van sucediendo a lo largo de la trama.
Ricardo Alía ha ensamblado una compleja historia con subtramas, muchas derivaciones y muchos personajes, ambos requerimientos imprescindibles
para dar vida a una larga trilogía que no se desinfle antes de concluir.
Es este un thriller cuyo mestizaje de géneros enriquece su corazón de novela negra. Una historia que empieza hace muchos años y que en la época actual desarrolla una trama que también abarca un amplio
periodo de tiempo. Las relaciones personales entre los protagonistas principales
tienen que adaptarse a las nuevas situaciones y en los diálogos se va notando su evolución y
complicidad, algo que no se consigue si no es dotando a cada personaje de un
perfil con recorrido y saberlo recorrer sin perderse por el camino.
Ricardo Alía |
Y eso es algo que no hay que enseñarserlo al autor pues lo explica de maravilla.
Al acabar la trilogía tendrán predilección por una de las
tres novelas, es inevitable. No se preocupen nadie se lo reprochará. Son tres
tramas para conformar un solo argumento.
La suerte de leerla ahora es que al estar toda publicada
no van a tener que esperar entre una y otra y podrán leer la trilogía de un
tirón.