Un juego de espejos donde lo que se ve puede no ser lo que se refleja. |
Si quisiera producir un buen vino, uno que saliera de lo
corriente, debería estudiar a todas horas, aprender de los mejores, confiar en
quienes atesoran experiencia, catar muchos, aprender a distinguir e identificar
aromas, sabores y colores; debería andar entre viñedos, comer entre viñedos y
hacer el amor entre viñedos.
Obsesión no enfermiza: garantía de esfuerzo, perseverancia
y ambición para lograr un objetivo.
Miguel Aguerralde sabe cómo adecuar el tempo al ritmo
narrativo: no tirar demasiado pronto y soltar hilo para irlo recuperando y
mantener la atención de tal modo sujeta que ya nada pueda liberarla.
Y leyendo Despiértame para verte morir se constata, como
cuenta él, que todo esto lo aprendió desde pequeño gracias a su madre cinéfila. Su perseverancia y su ambición hicieron el resto.
Despiértame para verte morir es una novela negra, si; y un thriller, también, pero ante todo y sobre todo
una novela de suspense psicológico.
Un recorrido, a tumba abierta, por los retorcidos procesos
mentales que Marcus Crane genera, ni que sea involuntariamente, y que no puede
detener.
Obsesión enfermiza: garantía de inestabilidad, desasosiego
e incapacidad para discriminar acciones.
Marcus Crane ofició como fiscal en el juicio por el
asesinato, eufemismo a falta de palabras para describir el horror, de Penny
Lane. Ricardo Richie Santoro, el
Chino, a todas luces culpable, fue declarado, efectivamente, culpable y
condenado a muerte. En la silla eléctrica.
Durante el proceso, la investigación, los análisis y los
interrogatorios fueron tan exhaustivos y pormenorizados que el estado mental de
todo el equipo del Fiscal General, incluido éste, Marcus, quedó seriamente
comprometido. La impermeabilidad que se supondría inherente a un cargo de esta
función no resultó ser todo lo estanca que debiera.
Y ahora, dos años después del juicio y uno desde la
ejecución, todo parece revivir. El pasado nunca se desvanece del todo y siempre
permanece como sombra alargada del presente.
Todos los implicados o tienen pesadillas o arrastran
secuelas de aquel proceso y unos hechos recientes y espeluznantes llevan a
sospechar de que Richie Santoro sigue vivo y amenazante y las voluntades se
quiebran ante tanto horror.
Despiértame
para verte morir es la macabra y retorcida forma que tiene el
cerebro de actuar como despertador. Un instante en el que, con las sinapsis aún
en trance de conexión, sé es quien se cree que es y no quien quiere creerse ser.
Justo en el momento de despertar, nuestro cerebro aún no ha
tenido tiempo de engañarnos y por tanto lo que hay, por improbable que sea, ha de ser la verdad. Una especie de juego
de reflejos que tiene ecos en realizaciones de Brian de Palma, ese discípulo
aventajado del gran Alfred Hitchcock.
Miguel Aguerralde |
Miguel
Aguerralde, con varias novelas publicadas, se posiciona con ésta
encima la delgada línea roja que supone la diferencia entre la cordura y la
locura. Bucea en la psique intentando discriminar entre procesos conscientes e
inconscientes que puedan llevar a entender el sufrimiento de una mente sometida
a tanta tensión.
Un thriller pasapáginas con un argumento de fuerte
contenido psicológico que horroriza y atrae a la vez. Y es que, en el lado
oscuro, sin luz, todo es negro.