Cuando la paradoja es una moraleja. |
Es esta una novela de largo nombre e ilustrado significado
que resalta la imposibilidad de ver aquello que tenemos ante nosotros.
Los personajes
que la transitan viven, desde una óptica miope cuando no ciega completamente,
una vida que no les satisface en absoluto. Ni a los que parecen tenerlo todo ni los que creen que lo tienen ni los que lo querrían
tener.
Los fuertes tienen en esa aparente fortaleza su talón de Aquiles y los
débiles desconocen que en ella, su debilidad, radica precisamente su fuerza.
Todo es cuestión de equilibrios.
Y para eso, para equilibrar, nada mejor que la larga mano del
destino. Aunque su concepto de equilibrio resulte desequilibrante. He ahí otra
acepción del título de esta negra novela que rasca los resentimientos y los prejuicios hasta sangrar.
Una paradoja que es una moraleja. Un argumento que va
desgranando las vivencias de los miembros de una misma familia, más separada
que unida, y que a partir de un hecho fortuito como es el descubrimiento de una
desconocida llave va encadenando, precipitando más bien, una suerte de
acontecimientos que tienden a un final catártico y absolutamente devastador.
La
paradoja del bibliotecario ciego es un plato de entremés que
tiene un poco de todo de lo que supone carne de cañón para una novela negra de
pura denuncia social: maltrato, violación, acoso escolar, dominación, racismo y
que, como un plato de ingredientes de calidad, presenta momentos estelares.
Ana Ballabriga y David Zaplana |
Ana
Ballabriga y David Zaplana firman una novela que va alternando
capítulos dando voz a los protagonistas principales y como líneas convergentes
buscan los nexos adecuados y los momentos oportunos para unir las sub-tramas y
elaborar ya una gran y única trama que culmina en uno de los posibles finales
que a buen seguro barajaron antes de decidirse (podría, debería, haber sido más
radical).
Hay personajes emblemáticos cargados de simbolismo, está también la alargada sombra del
gran Borges, y sobre todo esa percepción de que toda vida puede cambiar de dirección:
solo hace falta un golpe de volante.
En la vida si luchas puedes perder pero si no luchas estás
perdido. Esta es la moraleja de la paradoja.