Pero si además tu padre es policía, la sospecha tiende a
una magnitud que puede conllevar perjuicios añadidos.
Y si además tú, su hija, eres una agente federal, y llevas
a cabo una investigación no autorizada ya cualquier cosa puede pasar.
Claro que juegas con una ventaja: tu padre acaba de morir.
Por lo que la verdad pueda aportar, poco o nada va a cambiar tu, inexistente,
relación con él. Pero si puede ofender su memoria y salpicar a los que con él trabajaron jurando defender la ley y el orden.
Nell Flynn, agente de la Unidad de Análisis de la Conducta
del FBI, convaleciente física y psíquicamente, de un reciente episodio en el
que acabó herida ha regresado a su infancia, a Hampton Bays, los Hamptons en el condado de Suffolk, para
despedirse de las cenizas de su padre. Martin Daniel Flynn, un incondicional de
las Harley Davidson y al que un accidente le ha llevado a la muerte.
Mientras Nell gestiona su duelo, el descubrimiento de un
cadáver y la petición de opinión por parte del último compañero de su padre, y con
la aquiescencia del equipo con el que desarrolló su profesión, la pone de nuevo
sobre el terreno y la investigación se ramifica de forma inesperada.
Su padre, de la división de Homicidios, había trabajado en
un caso, aún abierto, que podría tener relación con el cuerpo recién
encontrado.
La novela se anuncia como best-seller internacional y
cumple con lo que la etiqueta implica. Suelen ser obras ligeras perfectas para
acompañar largas esperas en salas impersonales de lugares públicos por su
capacidad mimética.
Cristina
Alger ha escrito pensando en facilitar una lectura rápida y
comprensible, no plantea una trama compleja pero tampoco resulta simple, y los
personajes se perfilan lo suficiente como mostrar un relieve particular y no confundirlos unos con otros.
Un argumento, explotado anteriormente, y con éxito, por películas y series de televisión, que da el pego inoculando la sospecha hasta tocar hueso.
Y una protagonista que
resulta convincente en sus dudas y en su comportamiento confuso ante la magnitud de la sospecha y sobre la que recae el progresivo avance de una trama que
va acelerándose a medida que se van resolviendo las incógnitas y mantiene la
intriga hasta la última página, como debe ser.