domingo, 4 de abril de 2021

Relaciones Peligrosas de Cristina Alger

Sospechar que tu padre pueda ser un asesino solo se entiende si llevas muchos años sin tener contacto con él y los recuerdos, difusos, son de un ex-militar intransigente hasta la violencia, y quizás no solo verbal, bebedor hasta el desvanecimiento y tan empático como una columna de garaje.

Pero si además tu padre es policía, la sospecha tiende a una magnitud que puede conllevar perjuicios añadidos.

Y si además tú, su hija, eres una agente federal, y llevas a cabo una investigación no autorizada ya cualquier cosa puede pasar.

Claro que juegas con una ventaja: tu padre acaba de morir. Por lo que la verdad pueda aportar, poco o nada va a cambiar tu, inexistente, relación con él. Pero si puede ofender su memoria y salpicar a los que con él trabajaron jurando defender la ley y el orden.

Nell Flynn, agente de la Unidad de Análisis de la Conducta del FBI, convaleciente física y psíquicamente, de un reciente episodio en el que acabó herida ha regresado a su infancia, a Hampton Bays, los Hamptons en el condado de Suffolk, para despedirse de las cenizas de su padre. Martin Daniel Flynn, un incondicional de las Harley Davidson y al que un accidente le ha llevado a la muerte.

Mientras Nell gestiona su duelo, el descubrimiento de un cadáver y la petición de opinión por parte del último compañero de su padre, y con la aquiescencia del equipo con el que desarrolló su profesión, la pone de nuevo sobre el terreno y la investigación se ramifica de forma inesperada.

Su padre, de la división de Homicidios, había trabajado en un caso, aún abierto, que podría tener relación con el cuerpo recién encontrado.

La novela se anuncia como best-seller internacional y cumple con lo que la etiqueta implica. Suelen ser obras ligeras perfectas para acompañar largas esperas en salas impersonales de lugares públicos por su capacidad mimética.

Relaciones peligrosas es la novela negra adecuada para entretener en ese viaje en el que no es necesario preocuparse de nada hasta la llegada a destino. Una lectura pasa páginas de manual.

Cristina Alger ha escrito pensando en facilitar una lectura rápida y comprensible, no plantea una trama compleja pero tampoco resulta simple, y los personajes se perfilan lo suficiente como mostrar un relieve particular y no confundirlos unos con otros.

Un argumento, explotado anteriormente, y con éxito, por películas y series de televisión, que da el pego inoculando la sospecha hasta tocar hueso.

Y una protagonista que resulta convincente en sus dudas y en su comportamiento confuso ante la magnitud de la sospecha y sobre la que recae el progresivo avance de una trama que va acelerándose a medida que se van resolviendo las incógnitas y mantiene la intriga hasta la última página, como debe ser.

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