Ya son cinco los títulos
publicados y aquí ya están disponibles y traducidos dos, el primero El hombre de Calcuta (hagan clic sobre el nombre para acceder a la reseña) y el
segundo, este que hoy presento con entusiasmo, Los
príncipes de Sambalpur.
Si en el primero se nos
introdujo en una época de un país peculiar, confuso, ruidoso, caótico y
especiado como es la India colonial británica, en este segundo ahondamos no solo
en el conocimiento de sus costumbres sino también en su particular sistema de
castas y de gobiernos autónomos y líneas de sucesión. Algo tan ancestral que ni
los británicos osaban inmiscuirse.
El capitán Sam Wyndhman, que
ha ido tomando el pulso a esta civilización, y su sargento Banerjee, o Surrender-not como suele ser apelado,
acaban de escaparse de una soporífera recepción oficial junto a un príncipe
heredero de un estado soberano cuando, víctimas de una emboscada, son
tiroteados con resultado de muerte para el joven príncipe Adhir Singh Sai.
El exitoso atentado levanta
polvareda en el seno del gobierno británico que insta a Wyndhman i a Surrender-not a no descansar hasta
encontrar al asesino habida cuenta que el ataque puede complicar una estrategia
gubernamental que consiste en la creación de un organismo denominado Cámara de
los Príncipes donde los susodichos puedan hacer oír su voz aunque tengan
cautivo el voto. Gran Bretaña está dispuesta a aparentar intención de diálogo
para que el Partido del Congreso, ese que abandera un tal Gandhi, no aumente su
influencia e incite a los nativos a la insurrección.
En ese estado de tensión, la
muerte de uno de los candidatos a integrar la Cámara no solo no ayuda sino que
desluce el efecto pretendido, de ahí que el comisario Lord Taggart, jefe
directo del capitán y del sargento, presione a sus hombres para resolver el
caso y apaciguar al virrey.
Abir Mukherjee sigue, en esta nueva entrega, los pasos de la primera de la serie y mejora incluso algunos aspectos, profundizando ironicamente sobre los atributos del imperio britanico y su falta de criterio para tratar asuntos espinosos al estar siempre más pendientes de la etiqueta y el protocolo que de los problemas de fondo. Así les fue.
El caso criminal está muy bien
planificado y mejor resuelto, tanto por su trama y desenlace como por su
escritura. Los motivos que inducen al asesinato, la mano ejecutora, el momento
elegido incluso el método resulta todo de lo más convincente y su presentación
es digna de la mejor mesa.
Si la primera lectura ya
resultó satisfactoria, ésta aún lo es más. No hay duda que estamos delante de
una magnifica serie que promete mucha emoción e intriga acompañadas de especias
picantes que aún excitan más las papilas gustativas. Quedan ganas de más y
larga espera parece antojarse si van a traducción por año.
Léanlas rápido a ver si desde
la editorial entienden que no deben demorar las entregas.