domingo, 26 de noviembre de 2023

Una detective en la Pequeña Farmacia Literaria de Elena Molini

Hay lecturas que tienen efecto balsámico y desengrasante. Leer todo el rato con la sonrisa pegada tiene efecto terapéutico y se nota. Se sostiene por el mismo principio de la risoterapia y el abracismo, no la corriente teosófica sino la práctica del abrazo.

La novela Una detective en la Pequeña Farmacia Literaria es un medicamento completamente inocuo y tremendamente efectivo contra los geniecillos que provocan malhumor y potencian tendencias depresivas.

Una novela que abraza el entretenimiento, encuadrable en las etiquetas de chiclit, o sea literatura para chicas y novela policiaca cozy, o sea acogedora, amistosa y confortable donde la violencia se relega a un rincón.

Rachele, la mejor amiga de Blu Rocchini, está encerrada en un piso con un cadáver acuchillado y sus huellas en el mango y semejante situación si algo incita a pensar es en su culpabilidad.

Blu va a dedicarse en cuerpo y alma a demostrar la inocencia de su amiga. Y en paralelo a esa compleja investigación va a seguir ejerciendo de biblioterapetuta, recomendando lecturas para mejorar el estado de ánimo de lectoras y lectores.

Y también va a lidiar con su día a día que tiene tendencia a embrollarse, como una madeja de lana en manos de gato, de forma hilarante y desesperante.

Con su novio, sus amigas, con el recién llegado al barrio, con el novio de su abuela y con las sesiones de los Jueves de las Confidencias que, celebradas en la librería, buscan la libre expresión de los asistentes en los temas que les preocupan en un ejercicio psicoterapéutico de sanación.

Y por si fuera poco mantiene conversaciones, interesantes, instructivas y beneficiosas para el avance de la investigación con Miss Marple, Sherlock Holmes o Jessica Fletcher que en una suerte de carne y hueso incorpóreo se presentan sin llamada previa.

Relatada en una primera persona omnisciente, ya que se reconstruye, en declaración policial, un episodio pasado, y en dos momentos temporales, la trama transcurre de forma muy dinámica y el relato va manteniendo el tono de suspense hasta el mismísimo final.

En esta lectura se habla de amores felices y amores no correspondidos, de almas en pena y otras que se elevan por encima de las mezquindades humanas, de amistades de verdad y por conveniencia, de favores que se hacen sin ser pedidos y sin esperar nada a cambio y de bondad, de una bondad que rezuma por cada poro de cada página.

Elena Molini, la autora, alter ego profesional de Blu, es la propietaria de la librería La Pequeña Farmacia Literaria que existe realmente en Florencia y cuya finalidad es mejorar la calidad de vida prescribiendo lecturas.

Una detective en la Pequeña Farmacia Literaria podrá no ser tu género preferido pero es ese dulce que tomado de vez en cuando exalta el espíritu.

 

domingo, 12 de noviembre de 2023

No es noir todo lo que reluce por Jordi Valero

La obra literaria, escrita desde dentro, desde las tripas, por la necesidad de contar algo que o sale o revienta, parece estar sobrevalorada y es infrarentable.

Cada vez hay más gente que escribe, fíjense que digo gente, aunque podría decir personas, pero algo se me resiste a llamarlas escritoras o escritores; escribe, bien aprovechando un rebufo de su ya manifiesta popularidad o lo hace pretendiéndola.

Se escribe de forma totalmente resultadista porque es lo que demandan las editoriales: cuenta de resultados.

Gente, o personas como prefieran, pero no escritoras o escritores, debo insistir en ello, conocida principalement de la televisión o de las redes sociales, más que de otros medios de comunicación, se lanza por ambición o por encargo a escribir novela negra, policiaca, detectivesca…como si no hubiera un mañana.

Y si no saben escribir siempre habrá alguien que, de tapadillo, salve los muebles, alguien que escriba en B. Lo de no saber escribir no es un tema ortográfico o gramatical sino literario, ya me entienden.

El fin es conseguir el pelotazo. Sacar un libro en fechas señaladas de venta asegurada, vender tanto como se pueda y más, y tomar el dinero y correr hasta la próxima cita populista.

Los libros así escritos ya están pensados para ser fácilmente guionizados y convertidos en serie televisiva. Y también para ser carne de cañón en redes sociales. Ya no son obras literarias son un bussines case.

Y tanto da el genero elegido, mientras venda. Que ahora toca fantasía pues a soñar con unicornios; que romántica, pues a verter lagrimas frente puestas de sol; que histórica, pues a sacar los trapos sucios de alguna reina o rey aún no investigado; que novela negra pues a matar a alguien y elegir cliché que lleve la investigación, total ¿no son todas las novelas negras iguales?

El exceso de producción lleva a esto. Y como que vivir de la literatura no solo es difícil, sino que a menudo es imposible, muchas de las escritoras y escritores precisan de empleo fijo o pluri para cuadrar las cuentas, que también comen y la luz se puede apagar pero no siempre pagar.

No tienen el rebufo de los medios para liderar ventas. Escriben mejor pero poco importa si la mayoría de quien compra por Sant Jordi, en las distintas Ferias del Libro, por vacaciones y para regalar por Navidad solo busca el best-seller recomendado o la cara conocida en la contracubierta.

En este país muchas firmas están sobrevaloradas por prensa, blogs, podcasts y editoriales que encumbran a la primera de cambio. Por el interés te quiero Andrés.

La novela negra hace tiempo que murió de éxito cuando conocidas voces de la radio, rostros famosos de telediarios, polémicas e histriónicas figuras de tertulias, influencer de redes y guionistas de series televisivas se pasaron al noir.

Esta burbuja tiene que explotar y después de un reset, empezar de nuevo por el bien del género.

Hoy la novela negra se escribe pensando en multimedia y en rentabilidad, la cuenta de resultados antes que la calidad, y no es malo del todo ya que las editoriales y las librerías también comen y también pagan la luz, solo les malo, o peor, cuando el argumento es simple decorado, atrezo de oropel que cuando rascas con la uña, el negro, destiñe.

No es noir todo lo que reluce.

domingo, 5 de noviembre de 2023

La caída o El Caso Edipo de Fernando Figueroa Saavedra

Estamos ante la novela que cierra, de momento, nunca digas nunca jamás, la serie protagonizada por Harry Maesnow, el miembro del cuerpo policial cuyo rango se asemeja a una montaña rusa.

Estamos ante la última novela que sin embargo es la primera, de la serie. Y es que a modo de flash-back se nos cuentan detalles de Harry y Molly. De una infancia que desconocíamos y de como la vida los encaminó hacia donde están ahora.

Pero no solo eso, faltaría más, el autor nunca se conforma con una historia lineal y siempre aborda subtramas que le dan sabor, como salsa al ingrediente principal; no solo eso, decía, porque el meollo pertenece a una intrincada trama, de gran interés político y mayor esotérico, a la que se accede mediante un asesinato.

La investigación demostrará las aptitudes del inspector Harry Maesnow y también su exaltable sentido de la corrección y la justicia que hace que se le degrade a agente y se le relegue a una esquina del mapa sumergiéndole en el barrio rojo de Rabishpool, zona portuaria feudo de bandas, pillos y granujas.

En La caída o El Caso Edipo, Harry debe resolver el asesinato, nada fácil vistos los intereses interesados que lo circunscriben, si quiere limpiar su honor. Pero antes deberá sobrevivir, algo que ya está en boca del resto de agentes de la comisaría y que han traducido en apuestas. Harry lleva las de perder.

A su vez quiere recuperar, aunque nunca tuvo, pero cree que dispone de una oportunidad, a Molly. Una joven insumisa que se pasea del brazo de títulos nobiliarios; cuando no lo hace con uno lo hace con otro de igual o parecido nivel, manteniendo el difícil equilibrio entre conservar principios y satisfacer caprichos. Y es que el feminismo no le hace olvidar su feminidad.

Fernando Figueroa Saavedra cierra esta pentalogía con nota y sin trabar la puerta. Hay tramas y subtramas de largo recorrido y denso contenido, cubriendo toda la obra en total, más de 2.000 páginas.

Ha creado unos personajes, no solo Harry Maesnow y Molly Grapes, que permanecen en el recuerdo por su trabajado carácter y peculiar idiosincrasia, también una ciudad y especialmente unas relaciones sociales que son susceptibles de ser trasplantadas a cualquier ciudad actual y no desentonar.

Estamos ante una serie que por falta de promoción comercial está pasando de tapadillo lamentablemente y si no la leen, después que se haya reseñado en su totalidad en este blog, no podrán argumentar desconocimiento. Es de desear que el tiempo la ponga en el lugar que merece.

Hay obras mejores, seguro, pero también las hay, y muchas más, peores, pero mejor expuestas. Los intereses editoriales y el cuadre de balances antes que la calidad, la originalidad y la valentía de innovar.

Si ya no saben donde meter la cabeza ante tanto cliché descafeinado, atrévanse con un sabor distinto y empiecen por la primera de esta serie y ya me dirán. En Francia sería autor de culto:

Los pistoleros o El Caso Hamster

Las viudas o El Caso Gutenberg

El estreno o El Caso Bramogra

Los turistas o El Caso Samothrace

 

jueves, 2 de noviembre de 2023

La herencia de los huesos de Elly Griffiths

Es Halloween cuando Ruth Galloway, arqueóloga forense, piensa en como de curioso es que, al día de los muertos, 31 de octubre, le siga el día de todos los santos, 1 de noviembre, mientras se dirige al Smith Museum, donde se ha convocado un acto mediático que debe dar testimonio de la apertura de un ataúd donde podrían encontrarse los restos del obispo Augustine que datan del siglo XIV i en el que Ruth va a tener un papel relevante por ser la arqueología forense su especialidad.

Pero a Ruth no solo le envuelven cadáveres antiguos, inherente a su profesión y vocación, sino también modernos y recientes y lo que debería haber sido un acto académico acaba de convertirse en el escenario de un crimen.

Elly Griffith sigue evolucionando su personaje y los secundarios de su entorno; les da más voz y los deja más libres para que tomen sus propias decisiones y aprendan, o no, de sus errores.

Como autora se deja aconsejar por sus criaturas; como escritora pule su lenguaje para hacerlo cada vez más poético si cabe. Sus argumentos se sostienen sobre misterios no resueltos por la Historia, pero presentes en todas sus edades, como la superstición, la magia y la hechicería.

Y en esta ocasión, incluye también una clara crítica hacia los efectos de un colonialismo malsano, que desprecia a indígenas y costumbres locales, y el expolio de bienes culturales asociado al de materias primas que dejan a los países sin recursos ni futuro.

Y aborda una trama criminal relacionada con el tráfico de drogas que ha desarrollado un sistema de mulas tan original como despreciable.

La herencia de los huesos apasiona por su lado policiaco y enternece por su vertiente humana; en esta ocasión con más protagonismo si cabe..

Ruth Galloway es la protagonista de una serie de novelas, cuatro con esta, traducidas, que empezaron muy centradas en el aspecto policiaco y están evolucionando hacia un aspecto más personal e intimista.

Ruth ha pasado de ser una joven entusiasta a una madre responsable que aún pugna por conciliar la vida profesional y personal y salir indemne, mientras sostiene una pugna para dilucidar su futuro entre lo que dicta el corazón y lo que le dicta la razón.

La herencia de los huesos es una novela policiaca donde las subtramas son meandros, con sus erosiones y sus sedimentos, que enriquecen un único argumento.

Se requiere lectura reposada para poder experimentar las vicisitudes y sentir las emociones de la protagonista.

domingo, 22 de octubre de 2023

Las mujeres sostienen la mitad del cielo de Jesús María Sáez

El mundo del espionaje es complejo y confuso, si a algo se le puede aplicar lo de nada ni nadie es lo que parece, es a este. Las identidades varían según con quien o en dónde se esté. Y el cuando es fundamental para que sea el momento oportuno: ni antes ni después. Ser espía no es un trabajo y más que un oficio. Ser espía es un estilo de vida y de muerte.

Vida y muerte son los dos pilares en los que se sustenta un thriller de espionaje, como este, Las mujeres sostienen la mitad del cielo, y como los que escribe Karlos Larrea, escritor de fama, el más leído y vendido en España y conquistando el mercado internacional.

Y por aquello que la realidad supera la ficción, a Karlos le toca vivir una peligrosa experiencia mejor que las que escribe. Resulta que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) le contacta, de forma peliculera, para informarle que su joven amante oriental, una agregada cultural en el Consulado de China en Barcelona, es en realidad una peligrosa y letal espía.

Y por si no fuera suficiente, el CNI, le pide que les ayude y Karlos pasa a convertirse en el protagonista amateur de uno de sus argumentos. Solo que en la vida real no es posible reescribir el texto y cualquier falta de ortografía se paga con la vida.

Las mujeres sostienen la mitad del cielo es un thriller eléctrico y hedonista.

Jesús María Txusmi Sáez le tiene tan cogido el tranquillo al thriller que leerlo es garantía de entretenimiento a modo de bolsilibro de los de antes. No hay respiro, hay muertes, hay lujuria, hay sexo, hay gastronomía de alto nivel i suficientes apuntes de arte, cultura, geografía, arquitectura…para contextualizar apropiadamente los diálogos y los hechos.

Acción y más acción son distintivo de su obra y si fuera cine, sería una película de alto voltaje.

El autor aprovecha también para poner en su sitio, esos interesados premios literarios y esas exquisitas editoriales que no dudarán en suplantar humanos por inteligencia artificial en cuanto las ventas estén aseguradas.

De este autor y en este mismo blog ya se han reseñado obras anteriores con elogios similares. Lecturas de evasión con emoción garantizada.

Siberia

Poniente 

Pandora 

Moscú