martes, 7 de diciembre de 2010

Cuando llueve, diluvia.

Los que alguna vez hemos sufrido la travesía del desierto estamos ahora a punto de perecer ahogados, tal es la avalancha de títulos que hace algún tiempo inunda librerías: la novela negra parece volver a estar de moda.

Y uno de sus daños colaterales, es la pertinaz lluvia de títulos con la que las editoriales ponen a prueba nuestra impermeabilidad.

A veces nos sorprendemos deseando que fuese como ayer cuando esperabamos las novedades como agua de mayo en lugar de recalar entre aguaceros de gotas frías especuladoras.

Pero ¡cuidado! no toda el agua que cae es pura y cristalina.

Y hay que aprender a nadar entre este denso mar de libros para no naufragar en el intento y también para no ir hacia un islote con palmera que no sea más que un espejismo ilusorio.

No hay dinero para comprar todo lo que flota; casi no hay tiempo para leer todo lo que se compra y en medio de la tormenta encontrar la luz del faro salvador no es fácil.
 
Hasta lo que gusta puede acabar cansando si se abusa de ello y la calidad no acompaña.

Además la lluvia viene fuertemente racheada y ahora que estamos en pleno frente norte, claramente nórdico, viene acompañada de frío por lo que sea la época del año que sea, nuestro fondo de armario deber estar convenientemente equipado para dar cumplida respuesta a todas las latitudes: desde una guayabera a un forro polar de doble capa.



Hace años cuando alguien se acostaba con un nórdico o una nórdica, este/a solía ser de piel blanca y ojos azules.
Con el tiempo cuando alguien se acostaba con un nórdico en realidad lo hacía con un edredón.
Y ahora cuando alguien dice que está en la cama con un/a nórdico/a no pregunto para evitar meter la pata, pero apostaría a que se refiere a la compañía de una novela de género de entre las prolijas novedades de estos días.
Y es que en este país el norte siempre nos ha conducido a la infidelidad, y si no vuelvan a ver las pelís de suecas y compruebenlo.
Y con un pie en el círculo glaciar ártico, con tan poca densidad en las poblaciones, y tanto sortear icebergs tenemos miedo de perder el norte por no entenderlo ni conocerlo como es debido.

¡Que alguien curtido en esos mares nos marque el rumbo!.

¡Que alguien nos preste su rosa de los vientos, por favor, por babor, por estribor y por Thor!

Ahora mismo no hay escaparate de librería, ni artículo de prensa, ni monografico, ni concurso, ni festival, ni blog que se precie que no presente, hable, comente o recomiende literatura de género islandesa, noruega, sueca, finlandesa, rusa, danesa...




Un buen marino nos diría que no es aconsejable bogar a contracorriente. Es tiempo de comer ahumados y caviar.

Llamamiento a la calma. Volveremos a tener noticias de cercanías, si las averías no lo impiden. El sur también existe.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Interrobang: fake II

" Según dice el forense, parece que el arma le atravesó la médula, o algo por el estilo, y que si se logra acertar el punto exacto, la muerte sobreviene de un modo fulminante"


La muerte de lord Edgware
Agatha Christie

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Monk

Se nos ha ido Monk, pero siempre nos quedaran las reposiciones.

Monk se ha ido por honestidad (si. Existe, de verdad) en un momento álgido de audiencia. Sus guionistas, directores, productores, cadena de televisión, han decidido acabar con él antes que lo hiciera la repetición y el aburrimiento.

 La frescura y comicidad absurda que quisieron imprimir y lo consiguieron podía acabar en cualquier momento y no esperaron un final doloroso e imprevisto y aplicaron una eutanasia piadosa para con los protagonistas, de forma que sus televidentes siempre los pudieran recordar en plena forma y no agonizando en un rincón de la parrilla televisiva.

Adrián Monk, para quienes no lo conozcan o no hayan sido asiduos, tiene un antes y un después del asesinato de su mujer. Antes, un brillante porvenir como policía en San Francisco, después un incierto futuro provocado por el traumatismo sobrevenido a pérdida de su mujer y al pensamiento de que la explosión en el coche en realidad le buscaba a él.

A partir de este momento pasa tres años encerrado en su casa y el desvarío psicológico lo convierte en un compulsivo obsesivo (TOC) lleno de miedos a todo lo que le rodea, ya sean farolas del alumbrado público o, sobretodo, gérmenes microscópicos y lleno de manías y fobias, por ejemplo a que sus calcetines esten perfectamente ordenados al igual que lo esté la comida que aparece servida en el plato.

Poco a poco consigue afrontar, que no superar, sus adicciones con la ayuda de una enfermera que le hace de asistente, le soluciona todo lo concerniente a la intendencia; de terapeuta, le da confianza ante los retos cotidianos, y de colaboradora, ya que ejerce de ayudante en los casos delictivos que se presta a resolver.

Y es que, efectivamente, no ha perdido para nada su habilidad innata para descifrar enigmas y solucionar misterios y ha accedido a convertirse en detective privado y no duda en echar una mano, siempre en casos enredados, a su antiguo jefe de policía que lo considera una mente brillante. Sus singulares razonamientos le permiten establecer conexiones entre pistas y determinar patrones de conducta que ni tan solo un sistema informático sería capaz de identificar.

Monk es más que un personaje de ficción, es una apuesta por una humanidad sensible y se gana las simpatías dentro de la serie y entre los que la siguen. Detrás de ese aparente autismo hay alguien a quien le importa el sufrimiento que sienten los demás puesto que lo conoce muy bien.

En esta época en que parece que para ser relevante en el género interrobang se necesita inventar criminales supersofisticados y asesinatos de escabrosidad nivel 10 sobre 10, Monk da el contrapunto sin excesos, sin FX, solo con guiones que combinan sabiamente los temas de género interrobang con dosis de comicidad que hacen más accesible el personaje.

Original, entretenida, divertida, tierna..., pruébenlo si no me creen.  Aunque solo sea por culturilla. Y opinen. En comentarios, como siempre.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Interrobang: fake I - El misterio del Tren Azul de Agatha Christie

"Catalina miró fijamente al suelo.
Tenía en la mano una sombrilla de cretona,
con la que trazó algunos signos en la arena."


El misterio del Tren Azul
de Agatha Christie

martes, 23 de noviembre de 2010

Gastronomía de Detectives de Novela Negra

 
Al otro lado del Atlántico norte, los duros comen a destiempo, poco y mal y destilan todo lo que beben, que es mucho y nunca suficiente y además aguan el café.

Al otro lado del Canal de la Mancha, los remilgados creen que comen bien, pero tampoco y beben té a todas horas aunque los más modernos le dan al centeno líquido, entre porridge y pudding.

En este lado del Atlántico, los nortes se tocan. Auroras boreales, noches blancas, y nada de graduación alcoholica que esté por debajo de los 40º.



En el centro se fabrican bigotes de espuma mientras la comida es generosa en cantidad, calorías y colesterol.


Solo al mediodía geográfico, en la zona mediterránea, los Carpantas tienen claras las prioridades y les dan a los ágapes la importancia que les corresponde, eso si, hasta donde les permite su bolsillo, y disfrutan del vino como el nectar de los dioses.


Por el contrario los malos, sean quienes sean, estén en la época que estén y se ubiquen en donde se ubiquen, urbana, rural o insularmente hablando, siempre disfrutan de platos de refinada elaboración, de manjares exquísitos y exclusivos, degustados en mesas impecablemente servidas, con cubertería de oro y copas de cristal musical llenas de bebidas para babear, siempre en ambientes de lujo y confort y siempre en agradable compañía, siempre.

Ya lo ven, en materia gastronómica, no lo duden, pídanse malos.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Con sotana y a lo loco

La reciente visita papal no ha traído milagro, para desesperación de sus fansligreses, pero a nosotros nos ha despertado muertos y aunque no sea el caso de Lázaro que va a seguir durmiendo El sueño eterno, habrá que aplicar lo de que no hay mal que por bien no venga.

Nos ha devuelto a la vida a aquellos religiosos y religiosas de ficción que han simultaneado lo de ser siervos del Señor con ejercer de detectives, no como pluriempleo remunerado sino como una extensión del oficio evangelizador. Ya saben que todos los caminos conducen a Roma y los del Señor son inescrutables.

Cara a cara con el malhechor le intentan persuadir de las ventajas del arrepentimiento, de los beneficios de la bondad y el sacrificio, aunque al final la justicia divina ceda siempre antes las leyes humanas, aún no estamos en el cielo, y se le acabe entregando a la policía. Con una mano se denuncia el crimen y con la otra se intenta salvar un alma.

Que Dios dijo hermanos pero no primos.

Como de todo hay en la viña del señor (no confundir con La viña del señor, restaurante teta de novicia barcelonés) el género interrobang no podía obviar a este peculiar tipo de detectives con sotana y aunque muchos fueron los llamados muy pocos son los elegidos que permanecen en la memoria puesto que poco juego ha dado esta sección.

Será que con lo que les ha caído y sigue cayendo sobre el Vaticano, no tienen el horno para torrijas de Santa Teresa y así los tímidos intentos que lograron despuntar tiempo ha, no parece que vayan a tener continuidad. Aunque salga alguien como Pérez Reverte y lo traiga a colación con su novela La piel del tambor.


Sin duda alguna al personaje católico Padre Brown le cabe el honor de ser el primero de la fila. Concebido por Gilbert Keith Chesterton en 1911 está a punto de cumplir cien años y aun sigue dando guerra. Poca, eso si, ¿quién va a preferir hoy en día un cura bajito, rechoncho con cara de luna y que se acompaña de un enorme paraguas negro a juego con la sotana, empeñado en redimir criminales, anarquistas y comunistas, o sea ateos todos, pudiendo elegir las movidas de una anticonvencional, inconformista, iconoclasta, hacker y psicótica Lisbeth Salander?.

Y es que los valores y el Candor del Padre Brown han quedado, hace tiempo, vistos para sentencia.

Ellis Peters lo intentó en 1977 con un monje benedictino del siglo XII, Fray Cadfael con tonsura total, que tiene conocimientos del arte de la espada, fue cruzado antes que fraile, y también de plantas medicinales. A la vuelta de Tierra Santa recala en una abadía galesa donde aplica sus conocimientos mundanos junto con brillantes deducciones para la resolución de cuantos crimenes le salen al paso (que por cierto para la época y el recóndito lugar son bastantes).

Hay quien dice que en él se inspiró, en 1980, Umberto Eco para crear su Guillermo de Baskerville y meterlo de lleno en El nombre de la rosa, novela que sin ser explícitamente del género se ha convertido en toda una institución de culto. Claro que Eco es mucho más que un novelista de género y en eso juega con ventaja para darle al argumento un magnífico entretejido de ciencia, filosofía y humanidades que le dan a su lectura una riqueza suficiente tanto para contentar al lector accidental como al lector más exigente.

Lectores más avezados podrán profundizar en segunda lectura y encontrar el habitual doblez narrativo de Eco viendo intenciones de reinvidicación herética y de análisis sociológico del poderoso papel eclesiástico en la época. Claro que escuchando al actual papa, se podría pensar que la iglesia sigue en aquella época. Y sin escucharlo, también. Si les da pereza leer, vean la película: bien interpretada y bien dirigida. Es mejor que ver una misa en TV2.

Ya en 1987 la televisión se lanza a ganar audiencia con la serie Los misterios del Padre Downing, con guiones originales sin novela que adaptar, en donde un reaprovechado actor, Tom Bosley hace las veces de párroco detective después de haber ejercido en una cadena de la competéncia como sheriff en otra serie de culto Se ha escrito un crimen. Pero como Jessica Fletcher no viste sotana la trataremos en otra ocasión.

El padre Downing es como el padre Brown pero en moderno y en lugar de apoyarse en un redimido ex-delincuente francés, Flambeau, lo hace en la hermana Steve, alter ego de Watson pero con la ventaja de no ser tan mojigata ni britanica como el doctor; la díscola monjita le pone el toque de pimienta a la serie ya que no en vano, antes de su renuncia mundana, ha vivido lo suyo y no tiene reparos en moverse donde fuera y hacer lo que viera, aunque eso signifique en alguna que otra ocasión colgar los hábitos y los preceptos en el perchero.

En general son novelas sencillas que se dejan leer sin gastar neuronas, pruebenlo y verán como no les afecta pero tampoco esperen con ello ganar el cielo.

Uno no puede dejar de pensar que Don Camilo, de detective, lo habría hecho mejor.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Riff blues

Hoy no he desayunado en Tiffany, me quedaba lejos la Quinta Avenida. He desayunado en casa pero con la música de los episodios de TV de la serie Mike Hammer he deambulado por Nueva York.

He salido de Brooklyn con el swing alando mis pies y en un giro en el aire he encestado una lata de cerveza en una oxidada papelera ante los atónitos ojos de jugadores de básquet callejero exasperados por mi negativa a jugar en su equipo.

En la siguiente travesía la batería ha alertado mi sexto sentido lo justo para desviarme y evitar lo que hubiera desencadenado en riña y ya con el viento de la big band a mis espaldas me he puesto a cruzar el puente.

El clarinete ha ido engrandeciendo Manhattan y una vez en el East Side he seguido hasta perderme en un Chinatown engalanado de fiesta.

Mike Hammer puede resultar demasiado excesivo. No digan hard boiled digan Hammer; no digan McCarthy digan Hammer; no digan Hammer, tradúzcanlo, digan Martillo.

Mike se reconoce en cada nota de las melodías. La música lo dibuja con trazos gruesos y bruscos, su sombrero, su gabardina, su perfil con cigarrillo, su gesto duro. En las canciones se pasea por calles solitarias, golpea hígados y barbillas, corre por muelles oscuros y baila a la luz tenue del music hall.

En los solos de trompeta se escuchan los gritos y los lamentos de las víctimas; en los solos de trombón y saxo los gemidos y suspiros de sus momentos cargados de erotismo, y cuando suenan todos al completo, las persecuciones y las peleas, las risas, las frustaciones y los desengaños.

No se sienten  a escucharla; es música para moverse. No es música para oir, si para sentir. Es blues i es jazz. Es visceral. Como Mike. Sobre todo cuando la morena o rubia de turno va más allá de las palabras en su intento de seducción y él sonríe burlón y dice aquello de... tomaré nota.



miércoles, 3 de noviembre de 2010

Otros rastros

De entusiastas innovadores, o de críticos renovadores del género interrobang, o de iluminados pasados de vueltas, o de divos ávidos de efímera fama, o simplemente impulsadas por originales estrategias de marketing, salen periódicamente novelas que pretenden desmarcarse de sus vecinas de escaparate y de estantes de librería.

El insomnio es un magnífico estimulante para generar nuevas líneas temáticas. Si no ¿cómo explicar la floración de ambientes y personajes, hasta ahora prohibidos, dentro de los parterres que han encauzado tradicionalmente los desarrollos de los argumentos del género?.

Y no es malo; en absoluto. No hay que tener miedo en pisar fuera del sendero. En dejar otros rastros, otras huellas.

Siempre ha habido experimentos, y que no decaiga por favor: la evolución depende de ellos.
Tema para debate es si todos deben ver la luz en forma impresa. Pero es bien sabido que los gustos son como los perineos y que cada uno tiene el suyo por lo que mostremos debido respeto también a estas extravagancias, todo autor tiene su coranzoncito y escribir nunca ha sido fácil, y disfrutemos en la medida que sea posible de sus propuestas.

Y para muestra un mordisco, pruébenlo y sorpréndase que a lo mejor repiten.

En "Ya estamos muertos" de Charlie Huston, el prota es un detective privado vampiro, con un código de honor tan sui generis como el de sus homólogos humanos y que le sirve para llevarse tantos disgustos como ellos, y es que esto es lo que conlleva el oficio.
Su mueble bar, en este caso nevera, no alberga bourbon ni whiskie, sino bolsas repletas de sabroso plasma sanguíneo, ya que ir sirviendose directamente de los humanos está mal visto entre los suyos y uno no sabe nunca que enfermedad puede pillar.
En "Anonymus Rex" de Eric García nos encontramos con que el detective es un dinosaurio, un velociraptor para ser más exactos (la sombre de papá Crichton es alargada) y acaban de contratarlo para resolver el caso de un incendio en un club nocturno, que no es sino la punta del iceberg de algo más siniestro y que tiene que ver con la muerte del que fuera su socio. Y es que los grandes reptiles nunca se extinguieron, solo lo simularon para adaptarse a los nuevos tiempos y aún están entre nosotros.
Vincent Rubio, el raptor, opera en Los Ángeles y su adicción, ¡oh sopresa! es la albahaca...

Un pastor yace en el suelo clavado a una pala, sus ovejas saben que su muerte no ha sido natural ya que las palas no son ninguna enfermedad y también que el culpable no es un lobo ya que ni los más astutos son capaces de clavar palas en los cuerpos de sus víctimas, por lo que se impone la celebración de un consejo con el objetivo de repartir tareas para aclarar el suceso.
Así las ovejas deciden descubrir al asesino de su pastor, bueno donde los haya, y vengar su muerte.
"Las ovejas de Glennkill" de Leonie Swann. No hace falta decir nada más.

"Tormenta" de Jim Butcher nos presenta a Harry Dresden un mago, de verdad, no muy poderoso todo hay que decirlo pero que pone toda su voluntad en ayudar a la policía de Chicago, a través de su enlace la teniente Karrin Murphy, siempre que en la investigación surge algún elemento sobrenatural. En su camino se cruzan descerebrados de todas las especies habidas y por haber.
"Cuando nadie pueda ayudarte, llámame. Estoy en la guía".

 Ustedes también los pueden disfrutrar. Decídanse y ya me contarán.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Trompetas

Es en los bosques donde el otoño tiene razón de ser; ¿recuerdan Blow up?.



Llueven hojas amarillas, naranjas y rojas y mueren languidamente antes de tocar el suelo obedeciendo una ancestral llamada al suicidio colectivo. Al posarse regalan caperuzas y tiendas de campaña para inmóviles seres con cabeza de sombrilla.

Estos seres son setas. De múltiples nombres y colores y formas y tamaños atraen por su singularidad temporal y son recolectadas por su sabor aunque las hay vengativas y se convierten en letales bocados. Como las Amanitas.

Autostopistas que no hay que recoger ya que en su compañía el viaje suele tener un destino fatal, un final con fundido en negro. Son las preferidas para proyectar un asesinato. Son bellas pero completamente letales. No lo olviden; no las prueben. Estos son su retrato robot.

                      Amanita Phalloides   Amanita Muscaria   Amanita Pantherina

Pero los amantes del género interrobang estamos de suerte en lo que a micología se refiere, podemos disfrutar de una deliciosa seta que nos ha sido hecha a medida y con la que Miércoles Adams haría su pomo de novia; nos referimos a las Craterellus cornucopioides, comunmente conocidas como Trompetas de la muerte. ¿A que el nombre suena a música celestial?.

Precioso nombre que responde a su forma, de trompeta, y a su color que va desde el gris ceniza al negro azulado.

Sufren rechazo de recolectores no entendidos pero no están para ser temidas sino para ser cocinadas en cualquiera de las multiples maneras en que se dejan tratar y saboreadas solas o con lo que se les ponga a tiro... los hay que incluso han hecho pan con ellas, vean gastronomiaycia y el afamado Santi Santamaría se ha atrevido con un helado, descúbranlo en mis recetas.

Si aún no las han probado, les invito a que lo hagan y si ya las conocen repitan, que el otoño es corto y la temporada para disfrutarlas frescas se acaba.

Propuesta para sorprender a propios e invitados, Señales:

Patatas
Huevo
Jamón ibérico
Trompetas de la muerte
Mantequilla y/o leche (opcional para el puré)
Sal y pimienta y aceite virgen


Hiervan patatas y conviértanlas en puré a su gusto, ni muy líquido ni muy denso pero tengan en cuenta que se comerá con cuchara y no olviden salpimentarlo.

Ahora cojan un huevo y casquenlo dentro de una bolsa de plástico de las pequeñas que se utilizan para congelar (cualquier otra no resiste el calor), cierrenla con un nudo o con una aguja de tender la ropa o con lo que tengan a mano y sumerjanla en un cazo con agua hirviendo hasta que la clara cuaje (entre uno y dos minutos, según les guste) y retírenla con cuidado ya que quema mucho. Un huevo por persona y hechos cada cual en una bolsa.

Salteen con poco aceite y brevemente las trompetas sin dejar de mover la sartén.

Ya podemos emplatar: en un plato hondo un par o tres cucharones de puré, el huevo enmedio que luzca la yema, las trompetas y los trocitos de jamón dejando Señales. Un chorrito de aceite virgen en círculo y una pizca de sal maldón para rematar el plato.

La elección del vino no es fácil pero acompañado con blanco de la variedad godello marida perfectamente. Claro que en esto de los vinos, dificil que dos piensen igual.

Comerlas es como soplar en trompetas de ángeles caídos. ¿No quieren probarlo?.

viernes, 22 de octubre de 2010

Recomendación

Isra me felicita por el blog, el también ejerce http://ibelchi.com/blog/, y me confiesa no haber leído nunca nada de género interrobang. Me sorprende e inmediatamente intento protegerme de lo que se que va a venir, pero ni estando advertido puedo evitar el impacto: "aconsejame algo para empezar".

¿Visualizan la escena?, ¿notan como la mente se pone en blanco y el bloqueo solo permite a las manos sudar?: "aconsejame algo para empezar".  Aconsejame.
Decía Corto Maltés que era demasiado mayor para recibir consejos y muy joven para darlos, una elegante manera de nadar y guardar la ropa, de no mojarse, vamos, lo que, para un marino, no deja de tener su mérito.

Yo, con este post, acabo de mojarme; cierto que de forma sutil: el texto en forma de columna de humo, puro ejercicio de poesía visual, y las reproducciones idiomáticas de la obra en cuestión. Pero de todas formas, ustedes, seguidores identificados y seguidores anónimos no me abandonen en este affaire, no es métier para una sola persona y hagan también sus propuapuestas. Rebusquen en su memoria y extraigan una, su, LA recomendación.

Un disparo a ciegas. ¿No sienten curiosidad por ver si aciertan?

domingo, 17 de octubre de 2010

Kane














Todo detective que se precie debe cargar con una cruz, la de Kane es la muerte de su compañero por su propia mano: lo iba a arrestar por corrupción y las pistolas decidieron.

Seis meses después de estar suspendido y tras la pertinente investigación de asuntos internos, Kane vuelve a su comisaría del distrito 39 de New Edén, libre de cargos. Pero nada es como antes y el recibimiento de sus antiguos compañeros es regalándole un par de balas que llevan su nombre, una clara advertencia de que a partir de ahora sus enemigos no solo van a estar fuera sino también dentro.

Kane ha vuelto retraído y abstraído y de la honradez ha hecho código de conducta. Evita en lo que puede la relación en la comisaría e incluso mantiene las distancias con su nueva compañera Kate Felix, que sin embargo le apoya hasta enfrentarse a los prejuicios de los otros policías. La actuación de Kane es la de un personaje maldito como corresponde a su nombre, Caín, y a su ciudad, Nuevo Edén.

Los cinco tomos, en formato libro y muy bien encuadernados, agrupan en cerca de mil páginas un montón de buenas historias de serie negra enmarcadas en la corriente conocida como de procedimiento policial; ya saben, la comisaría y las relaciones entre sus miembros como eje y los casos y acciones como radios de rueda de bicicleta que los unen con la cubierta exterior que es la gran ciudad. Y todo en un rabioso blanco y negro sin concesiones; como debe ser.

Los guiones, de entrada, pueden parecen tópicos pero pronto nos damos cuenta de que discurren por caminos imprevistos; los diálogos no tienen desperdicio alguno (en una escena en la que un marido pierde el peluquín al caer al suelo en lucha con un ladrón, la esposa exclama: “¡han matado tu pelo!”), como ven, en Kane poco hay de convencional.

Kane no es especialmente indicado para párvulos del género interrobang ya que sin poso se pueden perder inteligentes giros pero en cualquier caso todos los que se acercan a él disfrutan con su humor negro presentado a ritmo cinematográfico donde el argumento avanza trepidante y las viñetas se estructuran para no perder el paso y dan pie a la utilización de todos los recursos disponibles para marcar el tempo narrativo. Nada es gratuito e incluso el diseño de la página no es un mero recurso estético, como suele ser habitual, sino que es parte integrante de la misma historia y para ello concibe toda la superficie disponible como una indivisible unidad narrativa.

Deléitense en particular con la historia incluida en el tomo dos “Punto de vista” visionada subjetivamente desde el asiento trasero de un coche patrulla.
Y no pasen de leer cómics. Los cómics son películas cuyos fotogramas permiten ser disfrutados una y otra vez, tanto tiempo como se desee, sin necesidad de darle al pause.

Paul Grist es el guionista y dibujante de la serie y si les gusta en Kane, les gustará en sus otras creaciones.

Lean esta entrevista http://www.zonanegativa.com/?p=4369 o accedan a la Wiki en su versión inglesa eso si, ya que todavía no tiene página en castellano, para conocerlo un poco más.

Ahora solo falta su opinión. Ya sabe, en Comentarios.



lunes, 11 de octubre de 2010

Gimlet

Los estertores de muerte del dictador Franco dieron paso a las contracciones del nacimiento de la libertad, bien tan preciado por aquel entonces y hoy tan poco valorado, y las ciudadanas y ciudadanos de este país se abrieron a todo lo que les venía; abrieron sus mentes, abrieron sus brazos y se abrieron de piernas.

La década de los ’80 se vivió a borbotones y llenó a la gente de cultura de la que tan bajo mínimos estaba. Y surgieron publicaciones, revistas, agrupaciones, ateneos, fanzines, cómics, emisoras de radio, asociaciones de vecinos y cine underground amén de otras manifestaciones más psicodélicas. Y también nació Gimlet.

Gimlet, no solo es el nombre del cóctel que toma Philip Marlowe, y el de una coctelería de Barcelona donde además lo sirven, sino también el de una publicación mensual que en marzo de 1981 reclamaba su espacio en los kioscos de la época para deleite de los seguidores del género policiaco y de misterio y que también era un cóctel ya que mezclaba sabiamente relatos cortos con noticias con ensayos con artículos con cómics con críticas literarias, cinematográficas y teatrales e incluso con un osado intento de diccionario criminal todo bajo firmas de lujo que entonces, hoy y mañana requerirían que nos quitásemos el sombrero caso de que lo lleváramos: Manuel Vazquez Montalbán, Javier Coma, Jaume Perich, Salvador Vázquez de Parga, Eduardo Méndoza, Andreu Martín, Maruja Torres, Xavier Domingo, Miguel Vidal Santos, Cristina Fernández Cubas, Juan Madrid, y mil disculpas a los no citados.

Y nunca discriminó por ser de este o del otro lado del Canal o del Atlántico, por ser serie enigma o serie negra. Ridiculizó a los viscerales que denostaban por ser de uno u otro bando. Como decía el recién fallecido Raimon Paniker, podemos discriminar pero nunca juzgar, por eso extraña que aún hoy resuenen, incomprensiblemente, tímidos tambores de guerra que incitan a la excomunión de los impuros, anteponiendo como única verdad la serie negra.

Convendría recordar que las luchas fraticidas debilitan la especie y amenazan irremediablemente su futuro y en este sentido se debería agradecer el esfuerzo que gente como los que se irán añadiendo en la sección de Confidentes en este blog, vienen realizando con notable dificultad pero con la entereza y profesionalidad con la que Harry Morgan dirigía su embarcación entre los Cayos y sudaba ante las ironías de Marie la flaca.

Gimlet fue para el género interrobang como los fuegos artificiales para las verbenas y así había de ser puesto que fue concebido en afables y caóticas reuniones llenas de ilusión etílica y bautizado en el añorado restaurante barcelonés de La Odisea, que su dueño y chef Antonio Ferrer abandonaría años después para reinventarse en l’Empordà; la publicación recorrió poco más de un año de nuestra vida y falleció en extrañas circunstancias víctima tal vez de su propia osadía y vanidad, aunque preferimos engañarnos y creer que la mató un desconocido al que hay que darle caza. Hay crímenes que nunca deberían prescribir.

Búsquenla en las hemerotecas y recuerden su reclamo en los kioskos: Si no la encuentras, silba.

martes, 5 de octubre de 2010

Interrobang?!

La Wiki  nos dice que el interrobang es un signo de puntuación inglés no estándar, creado con la intención de combinar la función del signo de interrogación y el de exclamación (conocido en la jerga inglesa de la imprenta como bang) y cuyo carácter tipográfico es la superposición de ambos signos.

En este blog el interrogante da perfectamente la réplica al género policiaco, detectivesco, o sea el género enigma, mientras que la exclamación, en su jerga inglesa, da la replica onomatopéyica del sonido del disparo, más propio del género negro.

Como ven, el blog no podía tener otro nombre. Bienvenidos a la escena del crimen.

sábado, 2 de octubre de 2010

Sabroso entretenimiento

Si a las personas se las gana llenándoles el estomago, no de plomo, no de estricnina, empezaré este blog con la sana intención de ganarme a mis seguidores con un post de gastronomía. Que ustedes lo coman bien.

Releer novelas de género interrobang tiene su gracia pero debe hacerse con la complicidad implícita de que no se descubrirán los sentimientos del lector (hay quien podría sentirse ridículo pensando lo que gozó con lo que hoy le parecen pueriles argumentos). El paso del tiempo puede ser más o, generalmente, menos benévolo de lo que se desearía, dependerá de la indulgencia con que se afronte, y las revisitaciones pueden no alcanzar las sensaciones de la primera vez. Las películas y los cómics tienden a soportar mejor estos tragos, tal vez tengan una bula de dispensa que no ha alcanzado aún a las novelas.

Pero si algo trasciende con evidente lozanía son los libros de gastronomía y sus recetas de cocina; una olorosa comida que combine sabiamente la calidad de la materia prima con una cuidada elaboración, en donde los distintos platos del menú casen bien entre ellos y mariden adecuadamente con su correspondiente vino, puede ver pasar el tiempo de los tiempos instalado confortablemente en lo alto de la torre de babel de los sentidos como quien ve revolotear golondrinas contra el cielo gris preludio de tormenta: nunca cansa, siempre reconforta.

Hace algunos años que Montse Clavé en su "Manual Práctico de cocina Negra y Criminal" nos ofrecía sus recetas negrocriminales después de bucear en la personalidad y habitat de los buenos y de sus autores y su degustación sigue perfectamente vigente igual que la relectura o, porque no, descubrimiento, de los autores y personajes a los que homenajea. El coq au vin, elaborado y acompañado con un buen vin, sin sangre añadida y con el animal ya limpio y despedazado, es y será un plato de sencilla elaboración pero capaz de resucitar a un muerto solo con los aromas que desprende.
Mientras esperamos una segunda parte, ¿para cuando, Montse?, podemos entretenernos cocinando los platos preferidos de Manuel Pepe Carvalho Vázquez Montalbán y luego cenarlos con opcional quema de libros, caso de tener la mesa dispuesta junto a un fuego purificador y de disponer de ejemplares para martirizar. Nadie mejor que el propio Manolo para explicar las razones y entresijos de su libro, cuando dice aquello que "Carvalho carece de una teoría de la cocina que no sea la mía y le importa un bledo el sistema literario en el que se haya inmerso". Y en su magnanima humanidad reconoce deslices gastronómicos en sus novelas y tiene a bien corregirlos para que degustemos con placer.


Y si queremos más y necesitamos seguir experimentando nuevas recetas todavía podemos refugiarnos dando otra vuelta de tuerca al tema en "Los sabores que matan" elegidos por Raquel Rosemberg (Lecter la adora desde que en una entrevista afirmara que "somos canibales") y practicarle una autopsia a los estómagos de los detectives de películas y de novelas, de los criminales y los mafiosos para ver que encontramos en su interior e intentar conocerlos a través de sus preferencias en materia de bebida y comida y de paso, ¿por que no? aprender a hacer un buen pesto.