viernes, 25 de mayo de 2012

Sin causa aparente

En un suicidio ¿quien es el asesino? ¿la propia víctima? o ¿el motivo que la conduce a la muerte?

Es un auto asesinato inducido por una aflicción o la combinación de varias: angustia, cobardía, miedo, ansiedad, desesperación, enfermedad, soledad,  sufrimiento, dolor... Un suicidio es un asesinato perpetrado contra uno mismo.

Pero, ¿tiene en cuenta el suicida que al matarse, mata también una parte de las personas queridas? ¿que su muerte no es el fin sino el principio de un vacío lleno de desesperación y preguntas sin respuesta? ¿le importa acaso?

El valor que demuestra el suicida es indiscutible, la cobardía que demuestra también. Compleja dualidad que solo un suicida frustrado podría llegar a explicar. Nadie está capacitado para juzgar su verdad.

No es el caso de Raquel, su más que probable suicidio no es frustrado sino exitoso y por eso ni Matías ni David van a ser, desde ese momento, más que unas vidas rotas de muy difícil recomposición. No solo se rompen los esquemas sino también los sentimientos y esos no reaccionan a pegamento de uso instantáneo. ¿Cómo se le dice a un niño de seis años que no va a volver a ver nunca más a su mamá?

¿Se ha suicidado Raquel? Y si lo ha hecho ¿Por qué?

Solo de pensarlo se llenan los ojos de lágrimas, una y otra vez. Solo de recordar su alegría en vida, se parte el alma. Nadie puede entender tanto dolor; nadie puede sentir tanta desesperación, tanto abandono, tanta rabia, tanta tristeza.

El desasosiego avanza provocando ahogo y la ansiedad oprime las arterias y no deja que la sangre llegue al cerebro. Raquel está muerta y no hay explicación; no hay respuestas. Sin causa aparente, Raquel, al parecer por propia voluntad, ha abierto una ventana y ha salido al vacío.

Nadie, ni la policia saben hacia donde ni como orientar la investigación. Pero algo turbio debe haber para que una mujer feliz con su suerte renuncie para siempre a volver a besar a su marido y abrazar a su querido hijo pequeño. 

Enric Nasarre es el subinspector de policia que no abandona y su tenacidad tal vez pueda dar luz al suceso. Su tenacidad ayudada por cualquier información que pueda valer, por cualquier pista que en el algún lugar debe existir, dispuesta a ser encontrada y comprendida. Tenacidad ayudada por la abnegación de Clara Núñez la agente que no ceja en su trabajo y no deja nada sin analizar y ayudada por la profesionalidad y solidaridad para con las víctimas de Lidia Bermúdez, una agente dispuesta a asumir cualquier riesgo.

Empar Fernández ha construido un relato desgarrador que tiene origen en la sordidez degradada de individuos que no tienen nada de humano, en la encarnación con mucha realidad y nada de fantasía de un submundo de horror y dolor que habita en el nuestro y al que se accede por una puerta que nos queda a tocar pero que no vemos. El reino del maligno. Y no huele a azufre sino a after shave.

Sin causa aparente se estructura en dos partes, en la primera se vive el terrible y angustioso esfuerzo de los sobrevivientes por adaptarse a la nueva situación, en la casa vacía, frente a la historia vivida en común de cualquier objeto, la exposición a los ojos del vecindario.

En la segunda la investigación policial toma fuerza y avanza y deja un asiento al lector para que viva en primera persona el vértigo que imana del deseo de que nadie quede impune en este caso. Deseo de venganza.

Es de esas lecturas que encoge el estomago y retuerce las tripas, de esas lecturas que precisan de intermedios para coger aire y poder continuar, de esas lecturas que provocan arcadas y reducen a la nada el apetito y reclaman ratos de cielo y sol para tener constancia de que la luz sigue existiendo.

sábado, 19 de mayo de 2012

Kaiku, las gambas y Pepe Carvalho

Pepe Carvalho siente la misma fervorosa pasión por la cocina y la comida como indiferencia por el fútbol, el cine, el teatro, la radio o la televisión entre otras aficiones públicas. Le golpea la opresión a la debilidad que ejercen los poderosos pero como que no puede cambiar el mundo acaba rechazándose a si mismo por lo que considera una actitud hipócrita.

Su estima se encamina hacia Charo la prostituta redimida con la que tiene una tierna relación especial y con Biscuter su ayudante todo terreno aunque tenga nombre de pequeño utilitario.

Sólo hay algo que le emocione, además de la cocina, ni que sea por unos instantes y es el ritual de encender la chimenea de su casa en Vallvidrera. Primero selecciona el libro adecuado al día, a su estado de ánimo y a su circunstancia y a continuación lo enciende utilizándolo como acelerante del fuedo de leña.

En su cocina tanto lo podemos ver preparándose un complicado bocadillo de varias capas, como friendo un chorizo a la sidra, como preparandose un revoltillos de ajos y esparragos trigueros, cociendo un oloroso potaje de múltiple colorido y composición u horneando una lubina o una dorada, de piscifactoria no por favor, con aderezo de hierbas aromáticas, ajo y cebolla.

No reniega de la nouvelle cuisine, ya superada por las deconstrucciones a las que tampoco rechaza pero abraza un cierto aire primitivo enraizado en las recetas del saber popular y en llamar al pan, pan y al vino, vino. Donde esté un buen corte de hogaza que se alejen los mini panes ultra congelados de cocción instantánea aunque estén rellenos de aceitunas negras, pipas o nueces.

Ha pasado hambre y sabe de la importancia que tiene reconfortar el estomago. Por eso mira de reojo, en estudiada contemplación, lo que piden las mesas vecinas del restaurante. En su frase "Ningún ser humano indiferente ante la comida es digno de confianza", se encuentra la síntesis de su filosofía. Y es su test para determinar como son las personas con las que trata; depende de lo que coman, como lo hagan y en que cantidad, le basta para formarse una opinión y generalmente, acertar.

Pepe Carvalho es el hijo literario de Manuel Vázquez Montalban y si aún no lo conocen ya están tardando. Buena novela negra y buena gastronomía.

A Pepe, como a Manolo, no les gustaba comer solos por eso les acompañaremos con este revoltijo de gambas, receta facilitada por Hug Pla, cocinero del Restaurant Kaiku de la Barceloneta.

Revoltijo de gambas

Ingredientes:

100 gr de gamba roja pequeña
20 gr ajos tiernos
1 diente de ajo
Perejil
2 cl aceite de oliva
2 huevos de gallina de granja


 
Elaboración:

En una paella antiadherente y a fuego medio salteamos los ajos tiernos cortados durante dos o tres minutos, a continuación añadimos las gambas peladas y el ajo y el perejil picados y lo salteamos todo durante un minuto.

Bajamos el fuego al mínimo y echamos los huevos batidos sin airear. Mezclamos de forma suave durante cuatro o cinco minutos y justo antes de que el huevo cuaje del todo, salpimentamos y emplatamos de inmediato (a la que se enfría pierde su cremosidad).

Un buen revoltijo debería de hacerse siempre al baño maría para conseguir la textura adecuada del huevo que, no lo olviden, no ha de ser tortilla.


Esta es la tercera y última entrega de Pepe Carvalho y la cocina, que empezara con el post del Lluçanès, aquí, y siguiera en el anterior post del mismo Kaiku, aquí.

Más sobre gastronomía negra en este blog, aquí.

Para saber todo y más sobre Pepe Carvalho. aquí. Van a disfrutar.

martes, 15 de mayo de 2012

Eladio Monroy y Alexis Ravelo

Se necesitaría más de una vida, muchas más, para poder dar cuenta de toda la lectura de género a nuestro alcance. Y como que no hay garantía de que la rueda de reencarnaciones exista, jueguen sobre seguro y no se vayan de este mundo sin haber leído a Alexis Ravelo.

Es este un escritor de Las Palmas de Gran Canaria, población que parece no tener gentilicio propio lo que supone que sus habitantes se agrupen en tres facciones: para algunos es un insulto y para otros una seña de identidad por omisión. Y Eladio Monroy, el protagonista de sus novelas, parece pertenecer al tercer grupo de opinión: yo soy porque existo y no por estar donde esté.

Alexis comparte con Eladio el que ambos lucen cabeza como bola de billar y Ravelo comparte conmigo un anagrama del mismo apellido. Ambas características son pura coincidencia y no contienen mensaje subliminal alguno: ni Alexis encaja puñetazos y cuchilladas todos los días ni yo escribo novelas y ya me gustaría tener su talento.

Y es que las novelas que protagoniza Eladio Monroy son de ese género negro, urbano y canalla que ahonda en los males de nuestra sociedad para extirpar pus y sangre podrida en un intento de librar de letales indeseables nuestra cotidianeidad.

Eladio es un ex-marinero que un accidente ha dejado en dique seco. Y aunque ahora ande sobre tierra firme el suelo no deja de moverse bajo sus pies. Complementa su pensión ayudando a conocidos con trabajos para la comunidad que consisten en buscar cosas y personas y acaba encontrando lo que no debería si alguien no lo encuentra antes a él: ambas situaciones acaban siendo comprometidas y peligrosas.

Su pundonor que no violencia gratuita, le permite afrontar cualquier ataque sin amedrentarse y tiene claro que en estos casos quien da primero da dos veces, por lo que no se para en códigos de honor más allá del que pueda garantizarle la supervivencia.

Es bravucón pero no pendenciero, cínico pero respetuoso, sarcástico pero de buen corazón y sobre todo es independiente como un gato salvaje que, no rechaza unos mimos pero prefiere mil veces la incomodidad de la intemperie bajo una noche estrellada a la confortabilidad de la rutina de ahí que su relación con Gloria, vecina fija, amante ocasional y aspirante a pareja estable, no acabe de definirse.

De ahí también que se sienta tan a gusto con la militancia anarquista de Manolo, el de la librería o con la mala leche de perro ladrador de Chapi, el del taller, o con la gran humanidad que destila en cada gesto y en cada palabra Dudú, el mecánico o con la habilidad para hilvanar frases enteras con un solo alzamiento de ceja de Casimiro, el del bar o con la integridad a pesar de ser madero o precisamente por eso de Déniz, el comisario o con la voz aterciopelada de melocotón de Paula...

Alexis Ravelo le da a cada personaje un hábitat, un ecosistema propio, para que allí desarrolle sus vicios y sus virtudes y casi se diría que son ellos los que le permiten al autor el que los visite, tal es su nivel de realismo y su sentimiento de propiedad que ha ido adquiriendo a lo largo de las novelas de la parcela que les fuera otorgada.

Solo un buen escritor es capaz de combinar la poesía y la filosofía con el reparto de puñetazos y el brillante volar de las navajas sin que parezca una boutarde y Alexis Ravelo lo consigue de pe a pa. Hace que escribir parezca fácil.

Tanto Tres funerales para Eladio Monroy, como Sólo los muertos como la última Los tipos duros no leen poesía, son historias que eligen al lector como saco de entrenamiento y golpean duro sin miramientos, sin concesiones; buscando el punto débil pero jugando limpio, ningún golpe por detrás ni más abajo de la cintura. Son realidades fabuladas, de esas con las que te puedes topar a la vuelta de la esquina, de ahí que su credibilidad esté garantizada y la facilidad con la que se explica sea tan auténtica.

Después de su lectura toca relajarse con la interpretación de las cubiertas: magistrales. Ojalá todas las editoriales, como ha hecho Anroart, tomaran ejemplo de como diseñar cubiertas, ojalá más contrataran a Fernando Martínez “Montecruz”. Un mago del pincel que con pocos colores y con economía figurativa consigue captar la esencia de la novela que protege y darle un toque personal al libro.

Recomendación con garantía de origen. Se leen de una tirada y se queda con ganas de más. Léanlas por orden cronológico y como los vinos que se sirven en una comida, verán como van de más a mejor. Ah! Y no salgan de casa sin bolígrafo nunca más. Da igual el diseño, el color de la tinta o la marca.

Alexis, http://alexisravelo.wordpress.com/ si lees esto y la decisión de continuar o no la serie con una cuarta novela, depende de algo, piensa que un póquer siempre gana a un trío.

Post scriptum:
Del mismo autor pueden consultar en este blog:

Morir despacio (la cuarta protagonizada por Eladio Monroy)
Las flores no sangran
La estrategia del pequinés

viernes, 11 de mayo de 2012

La Tabla de Flandes

Hace unos pocos meses, en un blog literario y a propósito del análisis de una obra actual de Arturo Pérez Reverte, comenté que los reparos a comulgar con un autor y con su obra provenientes del conocimiento que tenemos de él por sus apariciones públicas, son inherentes a nuestra percepción humana pero no deberían de ser el único motivo para acercarnos o alejarnos de su obra, aunque sea difícil la disociación.

Esto venía cuento de que había comentarios que descalificaban al autor por conocerlo solo en su faceta de tertuliano polémico y twitter exacerbante sin opinar sobre su obra que era de lo que trataba el post. Algo parecido a lo que sucede con, la ahora novelista negra, Maruja Torres, que despierta simpatía y animadversión a partes iguales.

Yo defendía su obra aludiendo que, aunque su carácter, su actitud para con la vida, pueda gustar o repeler, es un magnífico prosista y que nadie al que le guste la buena literatura debería dejar de leer alguna de sus novelas que me atrevía a clasificar en tres facetas:

•  el contador de ficción donde descubrimos su imaginación y su erudición cultural (p.e. La Tabla de Flandes)
•  el contador de realidades donde deja gotas biográficas e históricas de sangre y sudor ya sea en primera o en tercera persona (p.e. Territorio Comanche)
•  el crítico social de verbo rápido (p.e. sus artículos periodísticos agrupados en varios libros).

Y al hilo aprovecho para recomendar, a quien a pesar de todo aún no la conozca, la lectura de La Tabla de Flandes (la versión cinematográfica como si no existiera por favor).

Es esta una novela de 1990 que aunque tiene más de enigma que de negra, no es ni lo uno ni lo otro sino algo nuevo resultante de mezclar ambos géneros y añadirle una patina de Historia.
La parte de genio literario que tiene Pérez Reverte se muestra en su habilidad para flexibilizar los cánones que enmarcan los géneros pero sin romper esquemas para conseguir una trama en la que todo tenga razón de ser y pueda ser explicado.

El autor recoge la esencia de la novela enigma, detectivesca, léase la falsa sospecha, las pistas de interpretación analítica, la perspicacia del detective aficionado y la esencia de la novela negra representada en el determinismo de las clases sociales, el desarraigo, la corrupción y la ley, y con todo ello ofrece una alternativa que asegura que hay vida más allá de los clásicos.

Claro que esto que ahora resulta tan habitual e incluso pueda parecer pueril, veintidós años atrás, en este país, era novedad y casi atrevido.

En La Tabla de Flandes hay enigmas a resolver y asesinatos a investigar. Hay espacios cerrados (¡más cerrado que un cuadro!) y abiertos (¡más abierto que una ciudad!). Hay reposos deductivos y acciones dinamizadas. Hay bien y mal. Hay justicia legal y justicia arbitraria. Hay ley y hay honor.

Todo gira sobre un cuadro, La partida de ajedrez, de Pieter Van Huys y el trapicheo del submundo del arte, las subastas y el coleccionismo.

Perfiles, caracteres, actitudes conforman a cada personaje como si fueran las piezas de ajedrez de una partida empezada hace cientos de años.

Es una partida de ajedrez empezada que se juega para atrás (absolutamente recomendable y una gozada para quienes sepan jugar; inténtenlo) y que se juega para adelante (más difícil pero no menos estimulante; pruébenlo), en una clara alusión a que si alguien mató entonces nada impide que alguien lo haga ahora.

No se enroquen i acepten el envite. La partida está servida.

domingo, 6 de mayo de 2012

Tom Z Stone

Tom Z Stone es una novela negra de J. E. Álamo, con deje peliculero que supura desparpajo y amplio sentido del humor; es un cariñoso homenaje a la estela de Spade y Marlowe aunque ambientada en una época convulsionada por la aparición de un inexplicable fenómeno que hace regresar muertos a la vida.

“Z” de Zínico, de Zolitario, de Zeta, de Zombi, aunque esta palabra esté en desuso y ahora se emplee Reanimado, lo que no resulta tan peyorativo después que George A. Romero presentará a ese conglomerado de babosos descoyuntados y hambrientos harapos humanos.

Thomas es un zeta, hablando en plata alguien que murió y ha vuelto y vive, es un decir, en la costa mediterránea. Ejerce de detective de los de despacho cutre, secretaria quita hipo, cuando se suelta el pelo y se quita las gafas, bourbon Jack Daniel’s y casos que caen en cuentagotas y que no dejan dinero en el cajón. En la cuenta bancaria telarañas.

Tom ironiza constantemente, alcanza el sarcasmo, corrosivo y cáustico, con la facilidad que confiere el cinismo de quien lo ha perdido todo y aunque ahora consiga algo sabe que está condenado a volverlo a perder.
Habla más de lo que debiera y hay ocasiones en que en boca cerrada no solo no entran moscas sino que evita que salgan dientes. Bebe todo lo que se le ponga por delante Whisky, vodka, cerveza, orujo... y bebe más que habla. Y fuma, Camel, más que bebe. Y tiene un gato al que llama gato. Y pasa la vida esperando la muerte.

Y de repente, el bombón. Las curvas enfundadas en lycra de mujer. El sueño eterno del detective clásico de película clásica de cine negro clásico. La mujer fatal a la que el foco fija su luz sumiendo todo lo demás en penumbra (de ahí aquello de luces y sombras del cine negro). La mujer fatal que entra, fuma, llora, bebe, seduce, contrata y paga bien.

En la novela hay normales, también conocidos como borregos, reanimados, desgastados, terminales... todos viviendo juntos pero no revueltos. Y Tom debe vérselas con lo peor de lo peor. Resulta que el bombón estaba envenenado, pero ya se sabe que nadie contrata a un detective y menos la esposa del malo malísimo de la ciudad, si el caso es limpio y transparente como la ginebra.


Tiene momentos geniales y originales, momentos tensos de dureza y sangre y momentos en que roza la parodia, sin duda por las interrupciones publicitarias que explican como y porque se produjo el FR y sus consecuencias y que tienden a relajar la tensión que conlleva el argumento, por lo que hay que acelerar de nuevo a cada capítulo y puede resultar fatigoso.

Es, indudablemente, una revisión amable del género de novela negra hard boiled que parece haber pasado desapercibida de forma incomprensible en los círculos habituales. Denle una oportunidad y verán como no se arrepienten.

El 7 de agosto de 2012 está a la vuelta de la esquina. Es el día del FR. No se ustedes, pero yo, como ya la he leído, tal vez tome alguna medida de precaución.

Otros post de Serie Z con Serie Negra publicados:


Post scriptum: reseña de Let it be  segundo caso del detective Tom Z Stone también disponible en este blog.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Puentes y Sombras



Sevilla tiene un color especial,
Sevilla sigue teniendo su duende
Me sigue oliendo a azahar
Me gusta estar con su gente



Sevilla omnipresente en toda la novela, interactuando en todo momento como marco donde se desarrolla la acción y a la vez como personaje principal. Arte y parte.

Puentes y Sombras es una novela escrita por Fernando De Cea, con oficio, con cariño y con un tiempo narrativo muy medido. Diapasonado.

Es una novela de suspense con ganas de ser negra. Y es sobre todo una enorme novela coral que perfila y personaliza convenientemente a sus protagonistas confiriéndoles antecedentes, caracter e individualidad. El carácter conlleva el comportamiento y así nadie hace nada en desacuerdo con su forma de ser.

Con muertes y asesinatos levantados sobre una base de bajos fondos y  denuncia social, las relaciones entre los personajes se van estrechando para dar paso a múltiples situaciones cruzadas que configuran un día a día creíble en su devenir cotidiano.

La labor policial sigue una línea evolutiva, sin saltos ni trampas que permite ir descubriendo cada cosa en el mismo momento en que sucede. Si acaso se echa en falta la habitual sección gastronómica tan imprescindible últimamente en las novelas de género y que resulta muy agradecida ;-)

A pesar de predominar los protagonistas masculinos: Enrique, Roberto, el Gabacho, Jaime, Dani, Rodrigo, Vicente, el Moro, Cisco, Cesar, Jorge... sobre los de género femenino: Merche, Cecilia, Ana, Sam, Rocío, Isa, Lola, Milagros, Nancy... es indudablemente una novela de mujeres.

Mujeres que actúan con determinación, con energía, con amor, con valentía y con tanto arrojo que roza la inconsciencia de por donde puede llegar el peligro. Sam destaca por todo y tiene todo lo que hay que tener para que en un futuro sepamos más de ella y disfrutemos conociendo sus casos.

Protagonistas y no personajes porque se antoja una novela muy cinematográfica; las distintas situaciones y localizaciones que se van sucediendo son más bien planos de cámara que capítulos de novela.

Los desplazamientos en coche son travellings subjetivos; el porte de gitanos y policías son planos americanos; la vista de las calles y los barrios son picados. Y los estertores de la muerte se resaltan en close-up.

Puentes y Sombras.

Puentes; el del Quinto Centenario, el de La Barqueta, el de las Delicias, el del Alamillo, el de Hierro... que sirven para unir los barrios de Sevilla dándoles el justo y merecido protagonismo y que también sirven para tender relaciones entre personas de distinto rango, raza y condición social.

Sombras; las que proyectan los pilares de los puentes y las que proyectan la vanidad, la lujuria, el odio, la venganza, el temor, la desconfianza y la traición que es el lado oscuro que mueve a sus protagonistas.

Y homenajes a películas y frases míticas, con la personal manera que ha tenido de tratar su McGuffin, y ese emotivo guiño a una de las mejores novelas de Agatha Christie.

Sevilla tiene un color especial... y Fernando De Cea lo ha utilizado para escribir esta novela.

Fernando De Cea con un currículum lleno de oficios y actividades mantiene además un blog , El blog de Ethan, dedicado al mundo del cine que no deben perderse y en donde pueden leer los primeros capítulos de esta novela.

viernes, 27 de abril de 2012

Michael Connelly y los autores refugio

En la edad temprana, la ansiedad y la falta de experiencia propician abocarse a los brazos de la novedad literaria como una polilla a la luz.

Y cuando se establece un entendimiento con un autor se devora toda su obra con avidez lo que genera largas esperas hasta la nueva publicación, en las que la falta de contacto se torna insoportable y el síndrome de abstinencia tan brutal que nos arroja sobre cualquier novelucha de tres al cuarto que se nos ponga por delante. Es lo que se conoce como promiscuidad literaria.

Con la edad adulta se impone la paciencia y el goce anticipado de lo que vendrá. Ya no se persigue al autor como podenco a la liebre y se le da cuerda suficiente sabiendo que en cualquier momento se restablecerá la relación. Es así como un autor deviene un autor refugio.

Los autores refugio son como el piso franco que nos acoge cuando el ambiente es hostil o no lo suficientemente propicio. Cada piso franco, cada autor refugio, tiene su momento y su razón de ser y hay que utilizarlo mediando periodos de tiempo y en el momento adecuado para no quemarlo y para que su efecto recuperador sea efectivo.

Por eso a un autor refugio hay que dejarle siempre un libro de ventaja, mínimo; de lo contrario, yendo a su ritmo no hay capacidad de maniobra y perderlo equivale a suprimir uno de los puntos de apoyo que sustentan nuestro equilibrio mental de lector y con eso no se juega.

Pocos hay como para perderlos por un error de cálculo.

Los mejores autores refugio son los que se descubren cuando ya tienen producción suficiente. El primer contacto es de duda pero si se activa la química suspiramos aliviados sabiendo que tenemos por delante una relación longeva. Que podremos ir picoteando sin prisas sabiendo que a cada retomar el contacto no habrá más que la sensación cómoda del reencuentro deseado.

Tengo varios autores refugio, pero mi preferido es sin duda alguna Michael Connelly.

De Michael Connelly lo he leído desde que descubrí El Eco Negro en 1997 y tuve la impresión de que estaba ante algo distinto. Algo grande.

Si tuviera que postear sobre Hyeronimus Harry Bosch no sabría por donde empezar, veinte libros leídos, tantas bromas sobre su nombre, tanto jazz escuchado, tantas cervezas vaciadas, tantas miradas perdidas entre la bruma del Valle de San Fernando, tantos viajes intempestivos, tantos superiores a quienes aguantar y reportar, tantos desaires soportados, tantos disparos incorporando banda sonora, tantos compañeros codo a codo resolviendo tantos casos, tantos fantasmas que despejar, tantas pérdidas humanas de gente desconocida y de gente querida, tanto empeño por, a pesar de todo y de todos, seguir luchando para seguir adelante.

Tantos crossovers, con Terry McCaleb, con Michael Haller, con Rachel Walling, protagonistas de otras novelas tan enriquecedores de la obra de Michael como de la vida de Harry.

Es tanto que definitivamente no sabría por donde empezar. Solo les diré que quien ame la novela negra, el género interrobang en toda su extensión y no conozca a Harry Bosch se está perdiendo algo grande. Muy grande.

Sean prudentes y procúrense varios pisos francos, dispongan en cada uno de ellos una botella de su vino preferido y un autor refugio. Y deseen que llueva a cantaros para no tener que salir y poder beberse una buena aventura de un tirón. El vino a sorbos.

Hay tantos que han escrito ya tanto y tan bien sobre Michael Connelly y Harry Bosch que a ellos les remito para mayor detalle y amplitud de datos:

En el blog Mis Detectives Favoritos como siempre un cuidadoso estudio del personaje y del autor pinchando aquí.

En Elemental Querido Blog tienen este magnífico e imperdible alter ego donde encontrar todo sobre Harry Bosch http://woodrowwilsondrive.es/index.html

viernes, 20 de abril de 2012

El mensaje que llegó en una botella

Nada es casualidad, todo está escrito en el Génesis. Los caminos del señor son inescrutables. Dios escribe recto con renglones torcidos. A Dios rogando y con el mazo dando. Dios castiga y no da voces. Vivir a la sombra del señor tiene su precio.

Cienciología, Iglesia Madre, Testigos de Jehová, Iglesia de Glorificación, Casa de Cristo... la oferta de congregaciones religiosas, sectas, comunidades, es tan amplia como para surtir los estantes de la sección confesional de cualquier hipermercado.

Todas pugnan por atribuirse ser la confesión veraz, la única, el camino directo hacia la salvación eterna. Todas aseguran, como el mejor detergente, limpiar los pecados, incluso los más vergonzosos y dejar el alma inmaculada.

Los pequeños, los jóvenes, de mente despierta y aún no alienada son los más proclives a necesitar enderezamiento. La ropa sucia se lava en casa y no solo con jabón, también se usan las penitencias, los ayunos y los golpes con la mano, el puño y con cinturón. O se reconduce al cordero descarriado o se le repudia para siempre del rebaño.

Ese ensimismamiento corporativista no deja que salga al exterior lo que sucede en el interior de la congregación y así la criminalidad no se denuncia y esta novela tiene su razón de ser.

En El mensaje que llegó en una botella hay eso y más envuelto en novela negra. Hay evidencia de que una mente maleada o un cuerpo vejado siempre recuerdan y que el modo de exorcizar su sufrimiento, generalmente es en el sufrimiento de otros. Para sus protagonistas las apariencias pesan más que las verdades.

Nos adentramos de nuevo en esa Dinamarca que tiene poco de Sirenita de Copenhague y mucho de rural y cerrajón de mente. Su autor Jussi Adler-Olsen nos presenta un mundo alejado de los cuentos de Andersen; un mundo donde al mal no se le combate aludiendo a la bondad ya que esa palabra no existe en su vocabulario.

Todo empieza con un mensaje, escrito con sangre, encontrado en una botella. Un objeto recuperado del mar por la policía escocesa que tiene todas las trazas de contener un acto criminal relacionado con Dinamarca por lo que lo envían al Departamento Q de las fuerzas policiales de este país para que prosigan la investigación.

Descifrar el texto resulta un complejo rompecabezas que atrapa las mentes inquietas de los componentes del Departamento, iconoclastas donde los haya, y entre el trabajo acumulado en otros casos encuentran el tiempo suficiente para dedicarle su atención.

La novela transcurre como agua de fiordos con remansos que cuando ve los rápidos al fondo empieza a coger velocidad y ya no hay quien la pare. Resulta imprevisible saber cuando cambiará la corriente del mismo modo que no sabemos hacia donde nos conducirá el argumento.

Es una novela que ofrece al lector ir siempre un paso por delante de la investigación de la mano del asesino con lo que resulta una lectura taquicardica y apasionante: hay que bailarla a ritmo de thriller.

El autor, con un dominio absoluto de la colocación de la cámara, nos ofrece el privilegio de ponernos en el punto de vista criminal, en el de víctima y en el de investigador lo que psicológicamente resulta muy estimulante para entender el modo de pensar y el comportamiento de cada cual.

Es la tercera novela; el tercer caso con el mismo equipo. Carl, Assad y Rose y a ratos Yrsa son el equipo perfecto para no aburrirse. Tres caracteres, tres formas de vida, tres comportamientos tan dispares trabajando juntos, pero teniendo clara su función en el cuerpo de policía al que se entregan en cuerpo y alma.

Sus puyas, su humor, su ironía, presentes en todos sus casos por espeluznantes que sean, resaltan ante la insensibilidad del asesino como una mancha amarilla sobre alquitrán. Como la luz al final de un túnel, negro como el alma del perseguido.

viernes, 13 de abril de 2012

Fricandó de Can Lluís y Vázquez Montalbán

El Raval es un barrio de Barcelona proclive, por sus estrechas y serpenteantes calles, donde el sol entra a cuchilladas entre resquicios, a ser escenario de novelas y películas de cine negro. Sombras y luces en ropa tendida, en fachadas decadentes y en adoquines con mucha historia.


Durante años ser considerado el barrio chino, por méritos nada orientales, ha acentuado su atmósfera y su leyenda. Hoy es un crisol de razas y culturas. Vive gente de más de 130 países, se hablan más de 46 lenguas y están representadas 15 religiones con sus centros de culto.

Entre tanta mezcolanza, hay que ir con cuidado para no pasarse la pequeña y estrecha Calle Botella ya que en la fachada del número 11 se encuentra una placa conmemorativa señalando la casa que fuera lugar de nacimiento de Manuel Vázquez Montalbán.

Estas calles son las que Pepe Carvalho recorre una y otra vez en sus correrías. Como las recorría el pequeño Manuel en sus juegos y por las que transitaba de mayor en busca de sus lugares amigos donde compartir una buena comida con buena compañía.

La comida y la compañía estaban en el Restaurant Can Lluís, a un tiro de piedra, en el 49 de la Calle de la Cera. Donde mantienen un menú con su nombre y nos facilitan la receta de uno de sus platos preferidos.

Fricandó con setas

Ingredientes (para 6 personas)
1 Kg de ternera cortada a filetes pequeños
250 gr de gírgolas o níscalos
2 cebollas
2 tomates
1 copa de vino blanco
1 copita de brandy
harina
una rama de canela
aceite
sal



Para la picada:

2 dientes de ajo
puñado de almendras




Elaboración:

Salpimentada y enharinada la carne se marca en una cazuela con aceite y se reserva fuera.
En el mismo aceite se hace un sofrito concentrado con la cebolla finamente picada a mano y el tomate rallado.


Cuando este a punto se añade la carne y se flamea con el brandy para a continuación regarlo todo con el vino blanco y esperar a que reduzca. Cubrirlo todo con agua, ya caliente, y dejarlo cocer a fuego suave hasta que la carne esté blanda.

Momento de añadir las setas que previamente habremos lavado y escurrido y paseado por una paella. Se deja cocer todo junto el tiempo de hacer la picada y una vez añadida esta hay que dejar unos diez minutos más hasta emplatar y disfrutar en la mesa.

Vean en este enlace
http://maddogtvdinners.wordpress.com/2011/12/12/can-lluis/ como Can Lluís merece admiración también allende de nuestras fronteras.

Otros post de Gastronomía de este blog

Recuerden el post sobre el restaurante en este mismo blog: Restaurant Can Lluís y Vázquez Montalbán
 

domingo, 8 de abril de 2012

El chef ha muerto

Sentado en una terraza y mientras sostengo indolente mi White Horse me fijo en la morena de pelo ondulado y blanca piel que charla con la amiga rubia de cabello planchado. Leo sus labios, que preferiría mordisquear suavemente, y como su conversación no me interesa dejo que la mirada resbale por la suave curva de la barbilla y se deslice por el estilizado cuello penetrando en el pecoso canalillo por el que me gustaría poner algo más que una mirada. Soy Ven, Ven Cabreira y estoy en este bar haciendo tiempo hasta que abran la zapatería de enfrente donde calzan con ancho especial.

En la novela El Chef ha muerto sale el mismo whisky, la misma morena y el mismo Ven, pero mejor descrito porque Yanet Acosta, la autora, es buena como escritora. Se la adivina entusiasta, concienzuda, irónica, próxima, canalla, extrovertida y con dotes de tertuliana de a mi ustedes no me acaban las pilas.

El Chef, ha muerto y Ven Cabreira, ex- de empleos y cometidos que le sirven ahora en su faceta de investigador, recibe el encargo de la aseguradora para despejar dudas sobre la causa del óbito y saber si deben soltar la mosca o se la pueden ahorrar. Solo la muerte natural está cubierta por la póliza; el suicidio y el asesinato excluidos y dinero que me ahorro.

Ven entra en el mundo de las cocinas, que no le es del todo desconocido: tuvo su momento de gloria con una salsa verde de por medio, y entra en el mundo en el que si el cliente afirma que un vino es oval y no redondo ni cuadrado, se le da la razón aunque sepa tanto de vinos como las mariposas de natación, a pesar del estilo bautizado con su nombre. Ven, entra en un mundo en el que un inspector Michelin es todo y un inspector Maigret no existe, a no ser que sea con salsa de arándanos.

Al paso de la investigación no solo se irán despejando incógnitas del caso sino que a modo de catarsis se despejarán otras que han hecho ser a Ven como es. La redención también puede empezar por el estomago.

La cocina levantó el circo de la gastronomía y le han crecido los enanos y Yanet Acosta nos los cuenta desde su privilegiada situación de maestra de ceremonias en medio de la pista. No muerde la mano que la alimenta pero da a entender que en este circo hay mucho oropel y humo de colores.


Yanet demuestra que sabe de lo que escribe pero no hace ostentación. Frivoliza inteligentemente con esa gastronomía que como diosa pagana solo acepta seguidores que besen traseros. Frivoliza con esas corrientes culinarias que rivalizan por los egos de quienes las impulsan. Con guiños busca la complicidad.

Y así consigue una novela ligera, liviana casi, nada presuntuosa, con frases y párrafos tan digeribles como un bocado de moshi de fresa, de prosa ágil con relleno de diálogos salpimentados de ironía y preguntas equívocas acompañadas de respuestas ingeniosas. No se olvida de dotar a los protagonistas de nombres ocurrentes llenos de intencionalidad, igual que los títulos que da a los platos de las cartas. Y a los del recetario azul.

La investigación detectivesca marca el tempo de una novela que hubiésemos preferido más negra como unos auténticos tagliatelle con tinta o como la estirada vestimenta del maître. De todas formas este es solo el primer plato, estamos a la espera de Yanet acabe de emplatar el segundo y nos lo sirvan enCrudo o en suPunto.


Frían un huevo rizando y tostando los bordes, con puntillas, la yema temblorosa como un flan y ya en el plato añádanle un chorrito de aceite de trufa bianca y habrán convertido una comida, exquisita, de siempre, en un plato para gourmet. O como pasar de un huevo frito a un huevo Fabergé.

A menudo lo más próximo resulta lo más sabroso. Solo se necesita producto de calidad e imaginación. Los mismos ingredientes que para hacer una buena novela. Como esta, que tanto da hambre de leer como de comer.

Léanla y buen provecho!

Yanet Acosta tiene su blog  http://elchefhamuerto.wordpress.com/about/

También edita en papel y en electrónico, el plural y atípico fanzine de gastronomía enCrudo http://www.fanzine-encrudo.blogspot.com.es/

martes, 3 de abril de 2012

Programa Saló del Còmic Barcelona 2012

Este 2012 se celebra el 30 Saló del Còmic de Barcelona, del 3 al 6 de mayo, con entrada gratis para los nacidos en 1982 que lo acrediten (30 es el número).

Este año el salón va de Robots. Robots en su tinta.

Si los asesinos fueran robots, como se las ingeniarían los de la policía científica, los de criminalistica sin huellas digitales? sin humores corpóreos? sin pelos? sin ADN? sin pedacitos de ropa? ni restos de piel en las uñas de la víctima?..., estudiantes de criminología temblad: el futuro se complica.

¿Y los profilers como analizarían el comportamiento y las motivaciones de una amalgama de chips capaces de auto generar sinapsis?

El cartel de esta treintava edición es de Paco Roca (si, el de Arrugas) www.pacoroca.com y muestra, a modo de figura de naipe de la baraja francesa, los dos componentes que insuflan vida a un cómic: por un lado el dibujante por el otro el lector, el uno sin el otro no son nada, juntos son todo. El salón es el punto de encuentro.

Por un lado la creatividad, por el otro la interpretación, y en ambos casos imaginación.

Lean en este enlace una completísima entrevista con este magnífico autor en el recién desaparecido blog La cárcel de papel http://www.lacarceldepapel.com/2012/01/23/paco-roca/#more-21710 y en este otro de Zona Negativa encontrarán una guía para conocer su obra http://www.zonanegativa.com/?p=40214

Presencia anunciada de numerosos autores de cómics (este año con predominio americano) con el gran Milo Manara como estrella; talleres de dibujo, de diseño y construcción de robots, exposiciones entre la que destaca una: los bocetos, story-boards e ilustraciones del proceso de creación de un mito del género negro, nuestro querido gato Blacksad (recuerden aquí el post).

Y mucho más al coincidir este año con otras sonoras efemérides.

Como la de los 50 años del nacimiento de Spiderman, el trepamuros más en forma que nunca, y los 40 de Mazinger-Z “puños fuera” con la presencia de su autor Go Nanai en el salón, y otra que nos toca más de cerca son los 50 años de la revista Cavall Fort dedicada a la divulgación de historietas autóctonas o traducidas al catalán.

Se cumplen también 35 años del inicio de la Guerra de las Galaxias y evidentemente el homenaje va a ser de órdago con todo tipo de merchandising y la presencia de actores participantes en algunas entregas de la saga amén de figurantes disfrazados ocultándose del lado oscuro.

Robots, humanoides, clones, droides, terminators, transformers, extensa variedad de tuercas con potente presencia en el género interrobang universalmente conocidos gracias al cine.

En el salón se va a proyectar “Almas de Metal” de cuando el escritor Michael Chrichton (más conocido por su novela Parque Jurásico) hacía sus pinitos cinematográficos en esta ocasión recreando un parque temático con un hierático Yul Brinner que pone los pelos de punta.


Pueden aprovechar para ir al videoclub de guardia y revisar cinematografía robótica interrobang como la siempre magnífica “Blade Runner” y sus inquietantes y desesperados replicantes y un detective inmerso en la duda; o “Yo robot” con un asesinato que cuestiona la validez de las leyes de la robótica; o “La Isla” donde los clones son más que recambios de desguace, o...

Todo el programa completo de las actividades de este Saló del Còmic 2012 y sus últimas actualizaciones aquí, en su web http://comic-30.ficomic.com/INFO/default.cfm

viernes, 30 de marzo de 2012

El verano de los juguetes muertos

El barco que conduce del puerto de la pubertad hacia la tierra de la juventud y la madurez, tiene que atravesar el mar de de la adolescencia cuya travesía suele ser difícil cuando no hacer zozobrar.

Hay que saber coger las olas para aprovechar su empuje a favor y no encararse a ellas. Pero claro, cada barco es distinto y cada travesía también. Nadie sabe que va a encontrarse y las experiencias de otros no suelen ser escuchadas o aplicables a los demás.

Difícil travesía en la que nos aferramos a lo que más nos gusta: una caricia, un abrazo, un peluche, una miniatura; aquello que nos hace sentir seguros y queridos antes de embarcarnos.

¿Es difícil hacerse mayor? ¿Y como se sabe que ya lo somos?

En la novela El verano de los juguetes muertos, su título lo dice todo. Se parte de un momento de la infancia en la se debería ser feliz y que no ha sido y se llega luego a donde se llega.

Héctor Salgado, inspector de policía en Barcelona y argentino de origen acaba de volver de unas vacaciones de desconexión y de golpe se reencuentra con la realidad.

Mientras intenta superar una investigación de asuntos internos, un recuerdo tenebroso del último caso que aún colea y una situación familiar complicada, se le viene encima una investigación con exigencias de discrección extrema: el suicidio de un joven de familia de buena posición. Y de añadido le asignan una nueva compañera que no conoce y con la que se siente extraño.

La novela presenta cada cara de este prisma de forma que la figura de Héctor Salgado sea el epicentro de los hechos que se van sucediendo y es de destacar lo bien estructurada y tan bien narrada como está.

La relación de Héctor con el entorno: sus compañeros, sus superiores, su familia, su vecina, los sospechosos, resulta verídica y cotidiana sin más. Simplemente fluye.

Es de esas novelas que no necesitan reinventar el género a base de exagerar a los clásicos; solo saber escoger de la realidad, del día a día, ciertos elementos que bien combinados resulta un texto compacto y sin fisuras; agradecido.

Toni Hill, el autor, ha compuesto unos personajes, unas situaciones y unos diálogos a los que no les sobra nada. Ha desarrollado una trama en una Barcelona que va desde la inmigración ilegal y la práctica de magia negra, hasta la gauche divine y su mundo de hipocresía y hermetismo sectario, Y sabe atrapar la atención y mantener el tono adecuado de ansiedad por la evolución y el desenlace. Que por cierto, aún advertido que su final era sorprendente, jamás me hubiese esperado que lo fuera tanto.

Facilmente el inspector Héctor Salgado se ha hecho un hueco en nuestro sofá y ya lo tratamos como si lo conociéramos de siempre. Un placer Toni, un placer Héctor, volved cuando queráis.

Post scriptum: la segunda novela de la serie, 'Los buenos suicidas' reseñada aquí y la tercera y cierre de la trilogía 'Los amantes de Hiroshima' reseñada aquí.

viernes, 23 de marzo de 2012

Crímenes exquisitos

Crímenes exquisitos es una novela escrita a cuatro manos, las del escritor, psicólogo, criminólogo y televisivo Vicente Garrido y las de la periodista, criminóloga, historiadora y con intereses artísticos Nieves Abarca.

Con padres con tan completo cv el hijo literario no podía desentonar. Y los genes  son claramente los suyos haciendo caso del axioma de que siempre se ha de escribir de lo que se conoce. Por lo que a verosimilitud no les gana nadie ni se les coge en renuncio.

La novela es contundente se mire por donde se mire: profusión de páginas, 800, profusión de personajes, de situaciones, de tramas y subtramas entrecruzadas, de temas y sorpresas para no caer en lo lineal e incitar al lector a ir a por un poco más ayudada por la brevedad de los capítulos que sorbo a sorbo te acabas bebiendo la botella sin darte cuenta. Dulzona en su espeluznante maldad.

Nada de lo que se cuenta por inverosímil que parezca es imposible, y de todo ello lo que mejor define a la novela son precisamente sus personajes. Todos perfilados con cincel. Los malos todos monstruos. Los buenos, no. Pero todos muy glamourosos: muchos son cultos, cuando no brillantes; todos son atractivos, hombres y mujeres, incluso los malos, cuando no guapos a rabiar; todos despiertan instintos básicos y los satisfacen; visten y calzan marca y cara; distinguen un Cohiba de un Montecristo por el olor, el mismo olfato con el que perciben sutiles perfumes y son capaces de saborear el sibaritísssimo Perrier Jouët con un conocimiento del producto que da envidia, sana.

La inspectora Valentina Negro es la protagonista, y que protagonista ¿hay algo que le falte a esa mujer? y Javier Sanjuán el criminólogo asesor, seductor y mediático ¿hay algo que no sepa este hombre? ambos colaboran en la investigación de un caso que como punta de negro iceberg a medida que va saliendo a flote muestra cada vez peor cara.

No es una novela negra al uso, ni policial al uso, para ser un thriller de suspense. Explora un universo lleno de mundos: arte, placer, poder, droga, trata de blancas, prostitución, tráfico de influencias, sexo, sado, bizarro, bondage...y picoteando de este y aquel despliega situaciones variopintas y coloristas donde cabe de todo sin temer a los extremismos, generosamente salpimentados con cocaína, lagrimas, semen y dolor, mucho dolor.

La narración presenta exceso de detalles, en la precisión quirúrgica con que se describe el procedimiento policial, en las clases de arte y el uso de la terminología artística, en las descripciones geográficas, en los tejidos con que se visten, en los entresijos del día a día de una redacción de periódico. Y eso es un pero. Tanta minuciosidad  descriptiva tiende a lastrar la novela en su parte creativa acercándola a un informe forense. A veces es mejor sugerir que mostrar y dejar algo más a la imaginación.

Crímenes exquisitos tiene un magnífico principio, presenta un argumento principal con giros y recovecos suficientes como para atraer con lectura fácil sin marear y concluye de forma interesante y prometedora.

La edición es de premio, el diseño, la imagen, los colores, la tipografía. Gracias Versatil por saber envolver con elegancia y sugerencia al regalo.

Lagrimas negras, como la canción: “... y lloro sin que sepas que el llanto mío tiene lágrimas negras”
Lágrima de tinta, como la canción: “... lágrimas de tinta para escribir/que sin ti no puedo vivir”
Lágrimas de sangre, como la canción: “...cuánto lamento verte/esa lágrima de sangre”


Es difícil escribir más sobre ella sin soltar algún spoiler, tantas páginas y tantas situaciones se prestan inevitablemente a polemizar por lo que resulta una novela adecuada para estudiantes de criminología, amantes de las modernas series americanas televisión y sobre todo para los clubes de lectura ya que obtendrá inmediatamente partidarios y detractores y dará mucho juego de tertulia y controversia.

Post scriptum:

Lean las reseñas de la segunda novela de la serie 'Martyrium' y de la tercera 'El hombre de la máscara de espejos' pinchando sobre el título.