viernes, 7 de noviembre de 2025

La señal de la cruz de Margot Douaihy

La cruz, que no el crucifijo, es, para Sor Holiday un sustento que le permite seguir hacia adelante, a donde sea que crea que deba ir.

En espera de convertirse en monja de facto, aún es novicia, Sor Holiday está en un presente que aún es mucho pasado. Demasiado vivido, demasiado amado, demasiado sufrido, como para borrarlo solo con unos votos.

Y de ese tiempo pretérito rescata una actitud de investigadora que la lleva a inmiscuirse en una investigación policial sobre un incendio en el que ha muerto un amigo y dos jóvenes han quedado malheridos. Y es que no cree que la policía esté haciendo todo lo que puede. Y además el incendio se ha producido en el complejo de su convento. Y además alguien podría querer incriminarla.

Este comportamiento díscolo, que se ha ido fraguando desde su infancia, no le granjea simpatías ni entre sus compañeras de orden, ni entre sus alumnos de música, ni en la brigada de bomberos que investiga las causas del incendio ni entre la policía que debe dilucidar si existe delito y si la muerte ha sido accidente, suicidio o asesinato.

Una premisa nada novedosa pero tampoco desdeñable. Lo malo viene cuando la autora, Margot Douaihy, ha querido vestir a su monja protagonista no solo con la ropa negra que ostenta la orden de Las Hermanas de la Sangre Sublime, sino que la hace deslenguada y fumadora viciada; además la autodefine como queer, aunque en la práctica sea lesbiana; la tatúa de arriba abajo, aunque no nos muestre los tatuajes, ni sepamos la razón de cada uno; la hace pertenecer a una familia en la que la madre fue monja hasta que acudió a la dispensa, su padre policía y su hermano es gay; y en esa vida seglar fue guitarrista de un grupo antisistema.

Demasiados clichés que buscan definir una personalidad que diferencie al personaje de lo que se le pueda suponer por su condición actual de sierva religiosa, pero que acaban convirtiéndola casi en una caricatura.

Nueva Orleans, donde transcurre la acción, aunque su vida anterior transcurriera en la costa este, se queda en decorado empalagoso por la humedad y no transmite la vida que se le presupone dibujado en un pentagrama.

Como muchas primeras novelas tiende a la exuberancia y busca en la reiteración de adjetivos grabar imágenes en el lector cuando lo que debería es buscar descripciones que le permitieran creárselas a sí mismo.

Una segunda novela tendría ocasión de demostrar si va por buen camino; aunque ya se sabe que los caminos del señor son inescrutables.

domingo, 2 de noviembre de 2025

El misterio Hannah Larson de Alexandre Escrivà

Patrick Howard se suicida a lo grande, en plan estrella, en un directo del late night con mayor audiencia. En el escenario y en las casas, los espectadores se echan para atrás en el momento del disparo.

Y eso es solo el inicio. Un inicio potente que hace temer que la trama no aguante el envite y se venga abajo, lo que, por suerte, no solo no es así, sino que a base de giros y dobleces sobre si misma, se va conformando una figura que ni por asomo podíamos imaginar al empezar la lectura.

Un inicio en media res cuya explicación es el motivo del argumento, por lo que no se conocerá hasta el final. Saber porque Howard se ha suicidado en un momento dulce de su carrera como periodista y director de un programa True Crime de televisión, es la primera misión de la joven inspectora Alison Hess, detective novata en el Grupo de Homicidios.

Un personaje tan humano como sus errores, sus intuiciones, sus decisiones, su ambición y sus dudas.

Y por qué Homicidios investiga lo que a todas luces es un claro suicidio, obnubila aún más al lector que a partir de ese punto de la lectura ya se espera cualquier cosa como si asistiera a un espectáculo de mago con chistera.

Y es que en realidad estamos ante una investigación que investiga sobre lo que investigaba la víctima sobre una antigua investigación de asesinato. Una técnica narrativa propia de las cajas chinas, con una historia dentro de una historia, dentro…

Es un thriller de investigación criminal, que se aleja del ritmo frenético de sus congéneres pero que sin embargo mantiene un ritmo sostenido generado a partir de emplear diversos escenarios temporales y visiones complementarias según la voz que narra la historia.

Y es que Alexandre Escrivà no solo ha urdido una trama compleja y llena de sorpresas con hilos de distinto calibre y color, sino que la ha armado sobre un bastidor técnico similar al de un estudio de grabación televisivo en el que el realizador va pinchando distintas cámaras según el punto de vista que desea mostrar, lo que favorece una inmersión lectora equiparable a participar en la investigación.

El autor bucea en la metaliteratura incorporando capítulos de un manuscrito de esos que se denominan malditos si al final no se materializan como libro.

Por todo ello no cabe duda de que novela es un alarde técnico, pero también literario y no solo por su argumento, que ya merecería el calificativo, sino además por una redacción precisa, pulida y detallista que hace que el placer por la lectura no sea solo un deseo sino una realidad.

El misterio Hannah Larson es una lectura obligada, no por obligación sino por devoción al género.

miércoles, 29 de octubre de 2025

Confesiones de Kanae Minato

Confesiones es un thriller tan retorcido que a nivel emocional noquea a quien se atreva con su lectura. No es al estilo occidental, trepidante y sin aliento, sino al estilo oriental, de ese que supone la gestación de un torbellino que arrasa a su paso. Es un thriller psicológico a nivel máximo del calificativo.

El argumento no es más que el vehículo en el que viajan los sentimientos de odio, compasión y venganza para conducirnos al recorrido que va del horror al terror.

El horror que siente una madre ante la muerte de su hija pequeña; el terror que sienten los culpables ante lo que les pueda pasar al saberse descubiertos.

La profesora Moriguchi, quien acaba de perder a su hija de cuatro años ahogada en la piscina de la escuela, el último día lectivo comunica a toda la clase que deja la enseñanza y abandona la escuela y a la sorpresa inicial añade otra información que genera estupor, incomodidad e inquietud: su hija no murió en un accidente, sino que fue asesinada por dos alumnos que están presentes en el aula y que ella sabe quiénes son.

Moriguchi no piensa en acudir a la policía porque no desea justicia, sino que anhela venganza. Y sabe cómo obtenerla.

Con este demoledor inicio quien esté leyendo la novela ya se ha rendido y está a merced de donde le lleve la autora.

Kanae Minato sorprende empezando la novela, con lo que normalmente sería un final y por ese motivo quien la lee no sabe que derrotero tomará ahora la trama y sospecha que será de desarrollo más o menos lineal y placido hasta enlazar con ese principio, identificando la identidad de los asesinos.

Nada más lejos de la realidad. Este aparente final no es más que el principio.

La autora sigue sorprendiendo durante y especialmente al final de la obra. Cuando parece que ha tocado techo y no puede ser más original, sigue sacándose ases de la manga para introducir un nuevo giro que retuerce más si cabe esa trama que ahoga lentamente para que el sufrimiento sea lo más notorio posible.

Confesiones es una novela relatada por tantas voces como protagonistas hay. Pero si piensan que cada voz va a relatar lo mismo y se va a caer en la reiteración se equivocan: cada voz tiene sus motivaciones y sus intenciones y aquello que se puede anticipar se va diluyendo por lo insospechados que resultan los escenarios resultantes.

Horror y terror psicológico en esta magnífica muestra de la novela policial y de misterio Made in Japan, que hay que leer.

martes, 21 de octubre de 2025

Asesinato en el Canadian Express de Eric Wilson

Tom Austen viajero del Canadian Express, ese ferrocarril que recorre los 4.633 kilómetros que median entre Montreal y Vancouver, empleando tres días, se ve envuelto en la investigación de un asesinato a bordo.

Este hecho que llenaría de pavor a cualquier adolescente, en Tom tiene el efecto totalmente opuesto pues no solo viene de familia policía, su padre lo es, sino que su máxima aspiración es convertirse en un detective como lo son los hermanos Hardy, los protagonistas de las novelas de Edward Stratemeyer, un autor canadiense de novela infantil y juvenil.

Y es que con esa referencia a imitar y por la edad del protagonista, está claro que estamos ante una novela juvenil de genero policial; una exitosa intención de acercar este segmento de edad, de 10 a 15 años, a la lectura del género, que aún hoy muestra una trama original, elaborada y compleja, siempre teniendo en cuenta a quién va dirigida.

Tom, que se dirige a la Columbia Británica a pasar el verano con sus abuelos, va a tener que observar y analizar a todos los pasajeros del vagón 165, un vagón mixto con cinco compartimientos cerrados y asientos dobles, donde se ha cometido el asesinato, ya que todos son sospechosos y peor aún, uno es el asesino. Y se encuentra en el tren en esos momentos.

Eric Wilson, escritor canadiense de literatura juvenil, trata al protagonista, Tom Austen, sin ingenuidad ni condescendencia al otorgarle rango de joven adulto, lo que no hace creíble la trama, sino que la convierte en interesante también para el público adulto.

Asesinato en el Canadian Express es una novela del policial clásico que ofrece un asesinato en un compartimiento cerrado de un vagón de tren en movimiento, ¿se puede pedir más para hacer que la imaginación trabaje hasta encontrar la solución?

Publicada en 1976, es el primer volumen de una larga serie con más de 20 títulos publicados que acaba siendo protagonizada por Tom Austen y su hermana Liz, siempre en escenarios canadienses.

lunes, 13 de octubre de 2025

El Puma de Alberto Val

Es muy difícil para una mente infantil, absolutamente moldeable, que ha vivido horrores imposibles de comprender, no sufrir alteraciones en su fase de desarrollo hacia la adultez.

Es muy difícil para una mente infantil, absolutamente moldeable, que ha vivido la muerte de sus padres y ha sobrevivido de puro milagro, no ser agradecido con quien le ha ayudado cuando más lo necesitaba.

Es muy difícil para una mente adulta, con información y conocimientos adquiridos y asentados, entender ciertos comportamientos humanos que no merecen este calificativo, pero, como han sido personas equiparadas a bestias, quienes han cometido los actos, basta con cumplir con el deber, deteniéndolos y esperar que se haga justicia.

Asesinos despiadados, asesinos entusiasmados, sangre, sudor, vísceras. El Puma es una novela negra desatada, que se apoya en el gore para evitar que el lector empatice con quien asesina y no caiga en la tentación de justificar actos presentes por traumas del pasado, ni entienda reacciones incontroladas como comprensible respuesta sensorial de persona enferma.

Si la novela fuese una película, en más de una secuencia cerraríamos los ojos.

La inspectora de la Policía Nacional, Guiomar Aguilera, madre de un niño con una enfermedad terminal, que ya protagonizara “La Perra”, la novela anterior a esta y primera de la trilogía, se enfrenta a un caso de gran complejidad.

Esta viene dada porque no solo debe investigar un caso del que ya ha transcurrido año y medio, el asesinato de Rafael Barrientos cuyo cuerpo fue hallado muerto en su piscina, sino también porque la investigación preliminar, y la titularidad del caso, pertenece a la Guardia Civil. Y ambos cuerpos, Policía Nacional y Guardia Civil, no son precisamente buenos amigos.

Y menos si uno va a enmendarle la plana al otro.

La trama transcurre en Puerto de la Cruz, en la costa norte de Tenerife, y las descripciones son tan visuales que se diría que vamos transitando junto a los protagonistas por las carreteras y los lugares como si fuésemos secundarios de la historia.

Alberto Val relata una historia que aúna transversalidad delictiva y nos obliga a reflexionar sobre si la persona se esconde bajo una máscara animal, o si en realidad es el animal la verdadera persona.