Si tienes un J.M. en tu vida puede ser tu perdición. |
En El suicida impertinente J.M. orquestra su propia
muerte planificando hasta el mínimo detalle las acciones previas al evento, las
inherentes al propio acto de suicidio y, sobretodo, las posteriores que ya no
serán realizadas por él pero si desencadenadas a través de la lectura de una
simple carta; ya saben: lo de la pluma y la espada.
Y es que J.M. es ante
todo un escritor y guionista y de ahí que sepa mucho de concebir escenas y de
darles voz a los intérpretes. J. M. ha decidido suicidarse pero también
vengarse ya que culpa de su anticipado e irreversible acto final a todos sus
allegados.
Y sin en vida no supo o
no pudo reivindicarse lo hará desde la muerte; va a suicidarse si, pero va a
amargar a sus deudores siendo un suicida impertinente. Va a ser el titiritero
que desde el más allá, liberado de toda responsabilidad moral, mueva los hilos
para hacer bailar una macabra danza a los vivos.
Esposa, familia, amigos,
compañeros de trabajo; donde abundan escritores, guionistas y periodistas
conforman la comitiva del duelo lejos, muy lejos de imaginar que la muerte no
es el final y que en el funeral empezará todo.
El suicida impertinente es una tragicomedia, truculenta historia narrada
en clave de novela negra con mucho de comedia negra, que disecciona los
comportamientos humanos desde la perspectiva de cuanto estamos dispuestos a
apostar por nosotros mismos y cuan fácil es echar la culpa de nuestros sueños
inalcanzados a la mala suerte o a los demás, culpabilizando de puertas afuera
cuando igual habría que ventilar desde el interior.
Poco o nada podemos hacer
desde la lectura más allá que asistir pasivamente a un espectáculo desde un
rincón del back stage. No es un libro participativo es ilustrativo; entre
atónitos y jocosos asistiremos al rodaje de la diabólica última obra de J.M.
sin tener idea de cómo va a evolucionar la trama, aunque intuyamos que
saltaremos de sorpresa en sorpresa hasta concluir en un retorcido final.
Y esto es El suicida
impertinente una novela que consigue sorprender y entusiasmar, que toca
teclas para conformar una melodía que resulte crítica con las personas, más que
con la sociedad en genérico, y genere cierta incomodidad pero que no deje de
ser agradable al lector.
Juan Luís Marín, escritor |
Juan Luis Marín que nos deleitó con su novela negra Maldita nostalgia (reseñada aquí en este blog) nos ofrece ahora,
en un giro a la ortodoxia del género, una novela breve que encierra un
recorrido crítico por la memoria de cuando aprovechando el pelotazo de los
medios todos los que podían sacar tajada no dudaban en hacerlo aunque las artes
exhibidas para tal fin no fueran ejemplo de ética. Quien más quien menos tiene
algo que esconder y que no quiere verlo exhibido.
El autor renunciando a
personalizar sus protagonistas más allá de darles unas iniciales y emplear el
genérico nombre de La Capital para designar la ciudad, nos está diciendo que
pongamos nosotros mismos los identificadores. Porqué no tiene ninguna duda de
que todos sabemos de alguien más cercano o lejano que podría haber interpretado
alguno de los papeles de la serie, perdón de la novela.
Y ahí hay parte también
de su crítica, regresa a La Capital, localización de exteriores para sus dos
anteriores novelas, para demostrar que no hay que comportarse ni vestirse de malote
para serlo; en La Capital se desarrollan todo tipo de historias y conviven todo
tipo de personas y la maldad existe subyacente en cada una. Otra cosa es que se
desarrolle y otra que tome las riendas; pero eso es otra historia.
¡Muchas gracias por la reseña, Jordi!
ResponderEliminarDejo aquí link del book trailer por si alguien quiere echarle un vistazo:
https://www.youtube.com/watch?v=Pc9Whf8J4EE
Un placer haberte leído.
EliminarSaludos!
La acabé la semana pasada. Me gustó mucho. No sé si más que Maldita nostalgia, pero me lo he pasado muy bien.
ResponderEliminarSaludos
Son completamente distintas y a la vez sorprendentemente complementarias.
EliminarUn abrazo!