Un cruce entre Caso abierto y Modern family. |
La
Brigada de Anne Capestan es de esas novelas que
vienen a renovar el aire enrarecido en la actual habitación donde habita la
novela negra. Una novela negra cada vez más autocomplaciente seducida por las
alabanzas de editoriales y que cada vez denostan más lectores, de los de verdad.
Si Fred Vargas abrió la puerta para dar entrada a nuevos paradigmas, ahora Sophie
Hénaff abre una ventana para que salgan rancios tópicos.
Anne Capestan es una comisaria de policía
readmitida después de ser investigada por Asuntos Internos pero relegada a un edificio secundario y asignada como jefa de una brigada
compuesta por todos aquellos elementos, indistintamente del rango: agentes, comandantes,
capitanes, tenientes… que son una piedra en el zapato y que por ese motivo son agrupados como un pelotón de
apestados y desterrados para que no molesten.
Forman una banda de la que Anne Capestan
es la jefe. Si fuese de música bastaría con que no desafinasen.
Claro que nadie contó con su prurito
profesional y que el hecho de que no encajen en un sitio o con algún jefe con
ojeriza no quiere decir que no sirvan, ni tampoco se pensó que este ostracismo
lejos de sumir sus actos en la indiferencia iba a ser acicate de sus ánimos y
sus deseos de vindicación profesional en busca del prestigio perdido.
El elenco lo conforman la comisaria a la
que le cuesta controlar su ira, un normativista de asuntos internos rechazado
por gay, un gafe al que nadie quiere por compañero, una escritora con serie de
televisión propia, una ludópata, un chivato, un alcohólico, un exboxeador con
conocimientos informáticos y un adicto a la conducción temeraria de vehículos.
A pesar de sus etiquetas no hay
desesperación ni lamentos ni amargura por su destierro, así la brigada consigue
positivizar su situación y conjuntar esos distintos caracteres e investigar
varios casos abiertos que acumulan polvo olvidados por todos. O tal vez por
todos no.
La trama es ágil sobre todo teniendo en
cuenta que hay que presentar a cada uno de los brigadistas, nada menos que
nueve, y a los altos mandos y que las investigaciones simultanean tres casos y
que hay que acondicionar el edificio y que hay que moverse por París e incluso
desplazarse a las afueras.
Es una novela policíaca de tratamiento
ligero y diálogos con visos de humor capaz
de mantener la intriga del argumento criminal de cada investigación con lo que
conforma una estructura narrativa muy rica en matices y escenas costumbristas
en la que no hay descanso alguno.
Sophie Hénaff |
Por su tratamiento ligero, a las
antípodas del trascendentalismo tremendista, de la exposición sociológicamente
trágica de los psicópatas y connotaciones morales, Sophie Hénaff ha escrito,
seguramente influye que haya sido columnista en Cosmopolitan, una novela que se
asemeja a esas novelas inglesas de la edad de oro policiaca donde prima la
investigación en entorno pintoresco con dosis de humor inteligente.
La novela otorga voz a la colectividad
frente la autosuficiencia del héroe solitario y demuestra que el éxito también puede
ser cosa de fracasados. Y que dos más dos pueden llegar a sumar cinco.
Es una lectura fácil y estimulante de la
que habrá que esperar nuevas entregas para ver su evolución. Parece que se está
pensando en su adaptación televisiva, lo que perfectamente podría parecerse a un cruce entre Caso abierto y Modern Family, lo que no deja de resultar interesante.
Hace unos días que acabé esta novela y me ha encantado. Es completamente diferente a lo que la novela policíaca que he leído últimamente.
ResponderEliminarLa renovación debe ser el primer mandamiento al que se apuntan los autores franceses cuando de novela negra o policiaca se trata.
EliminarSaludos!
Jordi, excelente reseña. Voy a por ella. Por cierto ¿ a qué te refieres en concreto cuando dices "que viene a renovar el aire enrarecido en la actual habitación donde habita la novela negra" Me interesa tu opinión. Un abrazo
ResponderEliminarHola Julio, por renovar me refiero a que, en general, en las publicaciones actuales hay mucha similitud argumental, mucho postureo trascendente y reclamación de la etiqueta de crónica social que adozena y uniforma. Y que los franceses, sobretodo, están haciendo algo distinto y creo que, el tiempo lo dirá, muy valioso para el género que es aunar la condición de entretenimiento y retrato social costumbrista trivializando su importancia y dejando la crítica para los ensayistas. Más o menos. No se si te lo he aclarado o te líado más.
EliminarUn abrazo!