miércoles, 2 de febrero de 2022

El aroma del delito de Katarzyna Bonda

Sasza Zaluska, ex-policía que dejó Polonia para irse a Inglaterra, ha regresado a Gdansk, su ciudad natal, con su pequeña hija, Karolina, que prácticamente solo habla inglés.

Le mueve la intención de entrar en el departamento de recursos humanos de algún banco, aunque eso signifique abandonar momentáneamente su tesis doctoral; pero a cambio espera ganar dinero, las facturas hay que pagarlas, y estar más tiempo con su hija.

Sin embargo su llegada y su formación como perfiladora criminal especializada en la realización de informes biográficos de criminales no ha pasado desapercibida y sorpresivamente recibe un encargo comercial.

Aceptarlo le supone una subida de adrenalina: un trabajo bien remunerado por hacer lo que le gusta y que además le va a permitir reencontrarse con antiguos colegas con los que siempre mantuvo buena relación.

El encargo sin embargo parece auspiciado por el diablo y lo que parecía sería poco más que un trámite, para alguien como ella, se convierte en un complejo asunto policial en donde deberá inmiscuirse hasta donde no debiera.

El título El aroma del delito hace referencia a ciertas pruebas odorológicas que tienen por finalidad concluir la presencia o no de determinadas personas en determinados lugares. Una práctica poco avalada científicamente pero de resultados sorprendentes.

Katarzyna Bonda nos ofrece un thriller de ritmo pausado y elaborado contenido que ahonda tanto en las relaciones humanas y usos y costumbres de su sociedad, como en los procedimientos forenses y la praxis policial.

Un redacción cuidada y mucho diálogo, que hay que leer con atención por la cantidad de información que proporciona, y un desarrollo de la trama que si bien parece empezar de forma lenta, conviene situar a los personajes en su contexto, pronto coge ritmo y el avance es progresivo y notorio en lo que a mostrar nuevos datos relevantes para la investigación se refiere.

El aroma del delito es una novela negra por su crítica hacia la corrupción en un país cuya salida del bloque del este para entrar en la Europa de las libertades aún presenta problemas de ajuste democrático. En donde la religión tiene arraigo y muchos adeptos y en donde la policía, como en tantos otros países, no rechaza un sobresueldo, aunque para ello haya que mirar hacia el lado contrario.

Si en la sociedad algo huele a podrido, eso es El Aroma del Delito y no se necesitan profesionales con experiencia en odorología para darse cuenta. Una novela interesante que presenta el inconveniente de recordar e intentar pronunciar apellidos que se construyen con múltiples consonantes, pero, como se encarga de recordarnos el padre Marcin, son representación de la tipología humana: “Hay gente buena y mala, valiente y cobarde, generosa y digna de compasión”

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