Hay defensores y detractores de contrastada solvencia; así, entre el grupo de los primeros, entre quienes creen, destacan por ejemplo Charles Dickens o Arthur Conan Doyle y entre quienes no creen, a pesar que tal vez desearían tener pruebas para hacerlo, está ni más ni menos que el gran Harry Houdini.
Los dos primeros fueron socios fundadores del Club de los
Fantasmas, creado en Londres en 1862, y que aún hoy existe, y cuya realidad da
pie a ser ficcionada como La Sociedad Espiritista de Londres que constituye el eje principal de
esta novela.
Sarah Penner, escritora inquieta y atrevida que disfruta recogiendo elementos históricos con los que recrear sus argumentos policiales y que nos hizo disfrutar tanto con El Secreto de la Boticaria, nos sumerge en la Inglaterra victoriana para adentrarnos en el fascinante mundo del espiritismo.
Ha habido una muerte relacionada con La Sociedad Espiritista de Londres y Morley, su vicepresidente y director del Departamento de Espiritismo, contacta con la prestigiosa médium francesa Vaudeline D’Allaire para que ayude en su esclarecimiento habida cuenta del poco avance que presenta la investigación policial.
Vaudeline solo se dedica a invocar espíritus de víctimas de
crímenes y su fama trasciende países.
Por eso Lenna Wickes, científica que quisiera creer en esa
disciplina que absorbió a su hermana Evie, se ha convertido en su alumna ya que
desea aprender los rituales de invocación a fin de esclarecer la muerte de su
hermana.
Pero la investigación va a colisionar con intereses de
quienes actúan de forma fraudulenta y que no desean que sus actos salgan a la
luz.
La ilusión como proyección de una representación fruto de
la imaginación contrapuesta a la realidad del procedimiento científico. La fe
frente a las pruebas tangibles.
La novela La Sociedad Espiritista de Londres es un relato
policíaco victoriano que se vale del espiritismo para aportar una dosis extra
de misterio y canalizar una militante defensa del feminismo; algo en lo que la
autora demuestra tener habilidad y convicción.
Una lectura que apaga velas encendidas para volverlas a
prender y en donde no basta con poner los cinco sentidos: hay que incorporar
habilidades extrasensoriales; ¿las tienen? ustedes?
Tiene muy buena pinta, jeje. Espíritus y crímenes, no hay nada más victoriano que eso. Bueno, sí. Unos riñones en el hombro y unas gotitas de arsénico en el té.
ResponderEliminarSip. Además Sarah Penner documenta ampliamente integrando con gran facilidad en la narración. Salu2
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