El misterio del Cisne Negro es una novela policial japonesa, perteneciente al subgénero Honkaku, que ofrece un pormenorizado relato de investigación policial que muestra como la constancia y la tenacidad permite ver más allá de lo que hay enfrente.
El subgénero Honkaku, un nivel superior al
subgénero enigma de la edad de oro británica, se caracteriza por su intrincada
estructura construida con precisión y minuciosidad para que parezca que no hay grieta
posible, pero sin embargo ahí está y prácticamente a la vista. El lector sólo
debe fijarse muy mucho en los detalles para encontrarla, está a la vista, pero
no resaltada con luces de neón.
Todas las piezas para resolver el caso están a disposición del lector. Hay que mostrarlas porque quienes escriben dentro de esa corriente noir
han aceptado las reglas de juego limpio para con los lectores que impiden
sacarse un as de la manga y lo realizan del modo más evidente: no hay mangas.
El cuerpo de Nishinohata, presidente de una
empresa textil inmersa en una disputa laboral con el sindicato, aparece muerto
junto a la vía de un tren.
Lo que a simple vista podría ser un accidente o
un suicidio acaba evidenciándose como un asesinato. La investigación recae en los
inspectores Sudo i Seki, quienes más tarde, habiendo agotado, a su parecer,
todas las vías, nunca mejor dicho, de la investigación y en una camaradería sin
precedentes en occidente cederán el liderazgo al inspector jefe Onitsura.
Las personas sospechosas exponen sus coartadas,
construidas con medias verdades, mentiras, secretos y pistas falsas. Hay que
comprobar cada una y hay que poder demostrar su inconsistencia, lo que supone
andar por calles, entrar en restaurantes, coger trenes, viajar por carretera y
soportar un intenso calor habida cuenta de que la trama transcurre en verano.
Todo este vaivén nos ofrece nos permite
visualizar sin filtros la cotidianeidad de la vida japonesa. Y es que es una
novela muy social que se nota especialmente en las interacciones personales.
Tetsuya Ayukawa (1919–2002), seudónimo de Toru Nakagawa, crítico literario y novelista, hijo de un topógrafo ferroviario homenajea a su padre con un argumento en el que los ferrocarriles, sus rutas y sus horarios, son protagonistas y testigos del caso. En esta obra continúa dando protagonismo al inspector jefe Onitsura, que había sido presentado en una obra anterior aún no traducida, El Caso Petrov de 1950.
El misterio del Cisne Negro está
ambientada en los años 50, publicada en 1959 y nos llega la traducción en 2025,
por lo que, es seguro que algunos comportamientos de la sociedad japonesa nos
resultarán difíciles de comprender o aceptar, lo que no debería ser motivo para
no leerla sino todo lo contrario.


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