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martes, 14 de septiembre de 2021

El futuro que no fue de Daniel Torres

Daniel Torres es ese futuro que aún puede ser. Tuvo un presente que hizo presagiar enormes hazañas que nunca tuvieron lugar; no salió de su zona de confort. Creó un espectacular universo, lo edificó, lo pobló, le puso planetas y estrellas y se refugió en él, demostrando una agorafobia que ha limitado su obra.

Su obra es esplendida, los personajes, su dibujo de línea clara, el color, los argumentos y diálogos, pero al replegarse en sí misma no nos permite averiguar hasta que galaxia hubiéramos podido viajar montados en sus portentosas naves espaciales.

Roco Vargas fue su personaje estrella, un puesto que Rubén Plata nunca llegó a disputarle. Roco Vargas fue un pionero, un insigne con todas sus acepciones y con mayúsculas. Podía haber sido más famoso que Armstrong y convertirse en una suerte de Tintín hispano.

La serie inicial de cuatro álbumes: Tritón, El Misterio de Susurro, Saxxon y La Estrella Lejana, no deja lugar a dudas sobre la calidad y la imaginación de una ingeniería de composición gráfica y ritmo narrativo.

Pero su obra no se quedó ahí sino que los 4 álbumes se convirtieron en un arco argumental de un todo más ambicioso, cuyas continuaciones no han tenido la fuerza del original en la capacidad de sorprender y en el detalle dibujado

El futuro que no fue, su última obra y motivo de esta reseña, no deja de parecer, pese a su innegable pertenencia al olimpo de las obras de cómic nacionales, un déjà vu.

Daniel Torres, con ese magnífico dominio del dibujo, cuenta una historia que aunque es nueva, suena a melodía conocida. El ritmo lo marcan las descripciones, sometiendo el argumento al dibujo cuando debería ser al revés.

Estamos ante un gran comic pero para quienes conocimos los orígenes sabe a poco. Estamos ante un argumento de temática policial que nos acerca a la novela negra americana de la décadas de 1930 a 1950 que transcurre a modo de spin-off de las historias protagonizadas por Roco Vargas.


Estamos ante una temática pulp en toda regla, esa mezcolanza de géneros: ciencia ficción, detectivesco, aventura y romance. Ese formato que remeda revista, periódico, comic, tira diaria y página dominical. Que pudo ser y no fue, como ese futuro que anuncia el título.

Lean este cómic y sumérjanse en ese universo, recorran las calles de Montebahía, interpreten las críticas hacia el consumismo y la manipulación informativa, acompañen a Archi Cuper en una investigación plagada de sorpresas y peligros.

Y cuando acaben, como querrán más, busquen Tritón, la primera entrega de la serie, y devórenla, una y otra y otra vez. Las otras entregas caerán por si solas.

 

lunes, 23 de agosto de 2021

La instantánea de Andy Diggle y Jock

Vivir las aventuras de un comic en un comic, leyéndolo, puede resultar excitante pero vivirlas fuera de él, en la vida real, puede ser además tan peligroso como mortal.

Jake Dobson, de camino al trabajo como encargado de una tienda de cómics, se acaba de encontrar un móvil en el suelo. No está dañado y parece de los caros así que igual puede aprovecharlo o sacar una pasta por él.

Ya en la tienda y hurgando en su interior descubre unas fotos que muestran un cadáver. Sorprendido y aterrorizado comprueba además que el móvil está vibrando y de forma automática responde a la llamada.

Ya nada volverá a ser como antes y se va a ver envuelto en una trama criminal que a cada paso que da parece complicarse cada vez más.

La instantánea es un thriller criminal de mucha acción, un guion de Andy Diggle que originariamente era para película noir y que acabó, cosas de la vida, adaptado para cómic, y probablemente la primera hubiera sido mejor decisión ya que los giros en la trama responderían mejor representados en animación que en estático.

Un thriller de manual, de acción incesante y ritmo sostenido que toma una deriva difícil de creer, y a la que le falta consistencia, a tenor de su inicio que presentaba unas posibilidades más interesantes para explorar.

Las persecuciones llegan a colapsar por momentos el ritmo y ciertas escenas no siguen el trazado lógico así como el desenlace, a todas luces precipitado e inadecuado por cómo ha evolucionado la trama.

Una trama a la que cada vez le cuesta más el avance y abusa desesperadamente de golpes de efecto como buscando descolocar a cada momento al lector, algo que el celuloide probablemente hubiera aguantado mejor que el papel.

Jock a los lápices y tinta, tal vez el negro en algunas viñetas pese en exceso, realiza trazos esquivos, líneas inclinadas, ángulos muy marcados, para no dejar que ni la vista ni la mente del lector tenga un minuto de reposo y cumple así la función que el guion le demanda. El resultado grafico acaba siendo mejor que el guion.

Pueden entretenerse con su lectura o pueden buscar otras alternativas; seguro que cualquiera de las dos opciones resulta satisfactoria. 

jueves, 7 de enero de 2021

Vivar de David Braña y Pedro Segade

Vivar ha dejado la policía por una situación traumática de la que es difícil recuperarse, si es que acaso es posible, lo que ha acentuado su sentido de la justicia y su particular modo de entenderla.

Económicamente sobrevive aceptando encargos como investigador, es tuerto y tenaz, y partiéndose la cara en peleas clandestinas, es duro y luchador. Tal vez en su apellido se encuentren genes de aquel otro De Vivar, tan particularmente justiciero según su cantar.

Tiene un encargo sobre la mesa: una mujer desea que le confirme que su hija está bien ya que tiene el presentimiento de que algo va mal y teme por ella.

Este caso da pistoletazo de salida al argumento de este comic, va a jugarse el tipo más de una vez y con más peligro que en esas luchas a cuerpo, donde no hay más norma que la de acabar la pelea cuando uno, caído, ya no puede más.

El argumento se despliega plenamente en la trama principal pero mantiene una secundaria, latente, sin casi pistas, pero omnipresente por su aparente ausencia, que se resuelve dando sentido al todo.

Un todo con evidentes influencias del noir estadounidense por encima del nacional. Y es que tanto las situaciones, especialmente las violentas, que se dan, como las relaciones entre los protagonistas y los lugares donde tienen lugar las acciones, tienen mucho de serie policial americana.

David Braña ha guionizado una historia que no se aleja de los cánones del género negro y son los tópicos lo que la hacen verosímil. La historia se resuelve de forma apresurada seguramente debido al número de páginas: con 62 seguro que hubiera desarrollado una trama más compleja y ofrecer unos desenlaces mejor argumentados; pero no es un desmerecimiento sino un loable reconocimiento al esfuerzo que supone concentrar tan interesante historia en tan poco espacio.

El dibujo de Pedro Segade, de trazo fino y limpio, trata a los personajes con formato realista, casi rozando el expresionismo en algunos gestos y muecas, lo que le permite emplear el lenguaje visual como refuerzo del texto escrito. Resuelve las, siempre difíciles, escenas de acción con gran dinamismo y el tratamiento del color resulta muy acertado.

Guion y dibujo van a la par y consiguen un conjunto armónico para acaba ofreciendo un álbum fácil de leer, con secuencias espectaculares y una resolución que cierra los casos abiertos y ofrece un nuevo inicio para algunos personajes y, porque no, la posibilidad de continuar la serie. Se agradecería.

domingo, 2 de agosto de 2020

El largo viaje de Lena de Pierre Christin y André Juillard

El largo viaje de Lena, un thriller que va de
 los recuerdos. a la esperanza.

Un apasionante thriller donde los servicios secretos mueven sus piezas con aparente sinsentido pero que todo responde a un plan minuciosamente concebido en el que Lena no es sino el hilo conductor.

Más que un hilo una mecha y en un extremo un detonador y en el otro un explosivo.

Acompañando a Lena por un largo recorrido centroeuropeo, los autores van desgranando la trama de espionaje mientras se realiza un viaje hacia el interior de su mente que nos permite conocer los motivos y las razones de su misión.

Una misión con un doble fin; uno público y secreto: actuar según instrucciones recibidas para la consecución de un claro objetivo; otro privado y también secreto: conseguir llenar ese vacío interior y recuperar la paz consigo misma.

Lena es una joven lánguida, de sensuales movimientos felinos; introvertida, minuciosa, práctica y concisa. No sonríe pero no siempre ha sido así. Hubo un tiempo en que su vida era felicidad antes de que la tristeza la abdujera. Un entonces en el que el brillo de sus ojos no se parecía en nada a la opacidad actual.

En su deambular, aparentemente inocente y errático, pero perfectamente planeado y cronometrado, cumpliendo cada hito de su itinerario, recibe todo tipo de respuesta de sus contactos; desconfianza, suspicacia, envidia, desprecio… y es a través de sus vidas como ella vive la suya propia.

Esperanza y venganza, riman en anza. Como también desconfianza y matanza.

Un dibujo de mucha plasticidad y unos fondos que refuerzan la vida de cada viñeta.

Los distintos personajes con los que se encuentra no son sino reflejo de distintas realidades de distintos países que van confeccionando un mapa geográfico, político y social que evidencia que los ideales de los fanáticos políticos no distan de los religiosos.

Ansia de poder y dominación. Y que aunque haya buenos y malos siempre primaran los intereses. Y la consecución de estos justificará sus acciones injustificables. Así de simple. Así de complejo.

Un cómic apasionante, con un guion digno de los mejores thrillers, donde Pierre Christin, demuestra una vez más su facilidad para explicar sin palabras y el habilidoso empleo de las elipsis para dar fuerza a las imágenes.

Demuestra un gran conocimiento de las capacidades de André Juillard y una gran confianza en su trabajo. El dibujo acompaña esa sensación consiguiendo integrar el peligro en lo rutinario, con gestos elegantes y sinuosos. Ropas adecuadas a cada entorno y paisajes sacados de la realidad de otra época.

Un magnífico trabajo que, como toda buena obra, se disfruta aún mucho más en segunda y tercera lectura y visionándolo con lentitud.

Si no son de leer cómics pero si thrillers les va a satisfacer enormemente como si de una novela se tratara. Y si ya son habituales de la historieta ¿es necesario añadir algo?

miércoles, 29 de abril de 2020

Hermoso Mar de la China por Loustal

Hermoso Mar de la China es un
cómic sutilmente noir.

Jacques Loustal pone su personal modo de reinterpretar textos ajenos y su inconfundible dibujo, manifiestamente colorista e influenciadamente pictórico, al servicio de dos relatos de Jean-Luc Coatalem (publicados en el volumen Tout est facticeTodo es artificial”) que transcurren en sendos viajes en el transatlántico Palmerston por el Mar de la China.

Hermoso Mar de la China recoge pues dos historias de contenido criminal aunque por aquello de que el azar es caprichoso y el humor es negro no se desarrollan de forma convencional y si de manera peculiar aunque no exenta de suspense y fatalidad.

El acróbata es la primera y en ella Gilbert Dragonet, antiguo acróbata circense y ahora empleado de una multinacional, se ve sometido a un chantaje por su inconveniencia de haber metido mano en la caja. Si cumple lo pactado recibirá dinero y absolución. Acepta, no le queda otra, el trabajo y se embarca en el transatlántico Palmerston donde encontrará su víctima, ya que de eso se trata: de un asesinato disimulado como accidente.

Hermoso Mar de la China: página interior
de El Acróbata.
Arturo Caramajis es la segunda historia y narra la relación entre un camarero de a bordo con un famoso psicoanalista y pasajero del transatlántico Palmerston. El primero espera que le libre de un sueño recurrente donde sufre el ataque de unos pangolines y el segundo se aprovecha de su conocimiento del barco y pasajeros para poder dedicarse su pasión enfermiza: el póker.

Ambas historias transcurren en los años anteriores a la primera mitad del siglo pasado cuando los países y mares orientales tenían otros nombres y la presencia europea era omnipresente.

El dibujo de Loustal, limpio, calmo y expresivo y de colores apastelados se adapta perfectamente a ese ambiente glamuroso y colonialista que poblaba los transatlánticos de la época y a esos relatos de sugerente contenido y sorpresivo final.

Otro cómic, que sin ser enteramente noir, no debe faltar en el estante de género de novela negra de sus bibliotecas.

miércoles, 15 de abril de 2020

El juicio de Sherlock Holmes

Sherlock Holmes se enfrenta a un
crimen en habitación cerrada y se
convierte en principal sospechoso.

Si se acercan a este cómic buscando un pastiche lleno de acción y dinamismo, como últimamente viene sucediendo en las publicaciones que aprovechándose del Gran Hiato acercan a Holmes a papeles de súper héroe, se equivocaran, pero si buscan una historia perfectamente encuadrable dentro del canon disfrutarán enormemente ya que encontrarán un argumento absolutamente leal al personaje y al espíritu creativo de su padre literario, Arthur Conan Doyle.

Una doble trama se desarrolla en paralelo, por un lado el anuncio anticipado y chulesco de que se va a cometer un crimen y por el otro la visita a Londres de un aristócrata alemán que no despierta simpatía popular por representar un país tachado de belicista y al que hay que proteger y acompañar durante su estancia.

Un texto anónimo anuncia anticipadamente fecha y hora de la muerte de Henry Samuel y a pesar de quedarse en su domicilio y estar la casa rodeada por fuera y repleta por dentro de policías, contando además con Lestrade, Holmes y Watson, el asesinato va a tener lugar en una habitación cerrada con la sola presencia de la víctima y de Sherlock Holmes lo que convierte a este en el único sospechoso y por ese motivo será encarcelado en espera de juicio lo que supone que se escandalice la opinión pública y se divida entre partidarios y detractores.

Una situación clásica de la novela policial en la Golden age británica, el crimen en looked room, habitación cerrada, un buen misterio que resolver y con un Holmes más que nunca interesado en aclararlo y demostrar su inocencia, si es que eso es posible.

Los guionistas se encargan de ir facilitando sutiles informaciones que a modo de pistas deberían poder permitir que los lectores jueguen a detectives e intenten averiguar la verdad de los hechos por sí mismos.

El juicio de Sherlock Holmes es un
misterio de apariencia simple pero
que esconde una gran complejidad.
Leah Moore, que parece sobradamente preparada para dar réplica cuando no superar su padre Alan Moore, es coguionista junto a su marido John Reppion y artífices de una historia muy creíble en el universo holmesiano, para ello recurren a numerosos detalles fruto de cuidada documentación y, aprovechando la inacción de Sherlock Holmes, ofrecen una oportunidad a Watson, Lestrade y la señora Hudson para que actúen de forma muy distinta a cuando son meros satélites del detective.

Aaron Campbell pone el dibujo y consigue unas expresiones de rostros y unas posiciones de cuerpo en reposo y en dinámico francamente cuidadas a pesar de que haya algunas viñetas cuyo contenido y perspectiva se empeñen en demostrar lo contrario; el color lo aporta Tony Avina demostrando que en el tratamiento de iluminaciones es un maestro.

Un cómic que se disfruta y una historia que, por la tensión entre devoción y obligación que somete a los protagonistas, emociona e interesa a partes iguales.

domingo, 22 de marzo de 2020

Una historia de perros viejos de Manuel H. Martín y Juanma Espinosa

Aires de western y de novela negra en este
cómic noir.

Para vivir hay que luchar para seguir vivo, para morir solo hay que dejarse llevar. Manny, cuando se llamaba Lobo, luchó para sobrevivir y luego se abandonó hasta que el amor le dio un nuevo nombre y un motivo para continuar pero parece que no todo depende de lo que se quiera o se desee, hay circunstancias ajenas al control que pueden decidir por sí mismas y cambiar la vida de los seres vivos, ya sean personas o animales.

Manny es un perro mayor, tal vez viejo, que debe afrontar una de esas situaciones imprevistas sin saber muy bien cómo. Y resuelve hacerlo en una búsqueda imprecisa que lo lleva a topar con Chica, una chiguagua de 5 años, y con ello adoptar un rol protector que le dará un nuevo motivo para seguir vivo.

Sería una versión de la dama y el vagabundo para adultos donde el dulce se ha trocado en agrio. Donde la violencia y la tristeza sustituyen las canciones, las caídas de ojos y las sonrisas de oreja a oreja. Un viaje por callejones, un baño de realidad oscura, deprimente, salvaje y peligrosa.

Aires de western y de novela negra hard-boiled impregnan el relato; donde un cacique, un padrino, salvaguardado por un ejército de pistoleros ejerce su tiranía en las calles y decide sobre la vida y la muerte de quienes le fallan o de quienes se han interpuesto en su camino.

Una historia de amor sin concesiones y de amistad sin condiciones. Una historia de venganza justiciera y de dolor. Una historia de personajes solitarios marcados por las cicatrices de la vida en busca de su redención, fundamentos de la esencia más clásica de ambos géneros.

El guion de Manuel H. Martín tira de tópicos, en personajes, antecedentes de la historia y trama desarrollada y destaca por elegir a animales como protagonistas manteniendo su condición sin recurrir al antropomorfismo excepto en ciertas expresiones de cara, más humanas que animales, y por su comunicación verbal inteligible.

Página 7_C
Y el dibujo de Juanma Espinosa, si bien hay que reconocer que dotar de expresiones humanas a animales manteniendo tal condición no es tarea fácil y dibujar peleas entre ellos tampoco le cuesta cumplir, aunque la elección de un dibujo cercano al realismo no sea el más adecuado para lograrlo.

Estamos ante el debut de unos autores que a buen seguro van a evolucionar.

Hay que agradecer tanto a autores como editorial el que hayan puesto la obra en descarga gratuita este mes de marzo en https://dolmeneditorial.com/hoy-yomequedoencasa-con-la-lectura-gratuita-de-una-historia-de-perros-viejos/ dentro de la campaña #yomequedoencasa con motivo de la pandemia del Covid-19.

jueves, 2 de enero de 2020

Dead Inside de John Arcudi y Toni Fejzula

En un centro penitenciario el mayor
reto es sobrevivir.
Los centros penitenciarios son los resorts donde la sociedad encierra a los elementos inadaptados a sus normas sociales de comportamiento, cuyos delitos alteran la paz y la convivencia, y son, a su vez, una mini sociedad con sus propias normas y reglas.

En un centro penitenciario coexisten funcionarios que gestionan, vigilan y regulan y presos que son gestionados, vigilados y regulados y que a su vez gestionan, vigilan y regulan a otros presos. Los roces fomentan simbiosis que ofrecen un complemento salarial a los primeros, mal pagados, muchas horas extra y mucha tensión, y el bienestar y cierta vista gorda, dentro de lo posible, a los segundos y protección o todo lo contrario a los terceros, el eslabón más debil.

Todo un microclima que ofrece, a quienes ponen su ojo en la lente del microscopio, la parte más negra de las personas, reos por su conducta y condición. Quienes otrora fueran valientes, soberbios y osados ahora pueden ser objeto de maltrato y sufrir en propia carne el miedo y el desprecio que vieran en los ojos de sus víctimas.

Verdugos y víctimas. Autoridad, hostilidad, poder, humillación, sadismo. Víctimas y verdugos.

En la Penitenciaría Bennet, bajo la jurisdicción de Departamento de Crímenes Carcelarios de la Oficina del Sheriff del Condado de Mariposa se han producido dos muertes y la detective Linda Caruso recibe el encargo de solventar de forma rápida el expediente: las muertes de los reclusos no interesan a nadie y cuando menos se aireen mejor.

A Caruso le exigen oír, ver y callar. Burocracia y sexismo es algo que no va con el carácter de la joven detective que decide ahondar en el caso, un claro asesinato y un más claro suicidio, y descubre que investigar en una prisión conlleva más riesgos que atravesar territorio comanche.

Encuadres con perspectivas llenas
de ritmo y taquicardia.
El guionista estadounidense John Arcudi completa brillantemente una historia apasionante llena de tensión, emoción y violencia. Un argumento que emplea muy bien los conceptos clásicos que identifican este subgénero Penitentiary Story pero que los replantea de forma novedosa y cuando se acerca peligrosamente a lo previsible sorprende con cambios de ritmo y giros propios de la novela negra.

El dibujo del serbio Toni Fejzula no se queda atrás y afea cuerpos y rostros con sombras imposibles para demostrar que las personas implicadas en la trama ni son felices ni les importa nada que no sea sobrevivir y que quien más quien menos tiene su lado oscuro. El empleo, habilidoso, de perspectivas aporta la sensación de opresión que supone el encierro, tanto obligado, el de los presos, como el voluntario, el de carceleros y policía desplazada para la investigación. Un dibujo escogidamente sucio y por ese motivo induce a rechazo y sugiere repulsión. Ni más ni menos que lo que se pretendía: objetivo cumplido. No hay glamour en las prisiones y si con el dibujo no es elocuente ahí está André May para evidenciarlo con su paleta de colores.

Es una obra sobria y seria y por todo ello muy recomendable. La edición se acompaña con bocetos y galería de ilustraciones que explican el método de selección en el casting de protagonistas.


El Penitentiary Story, historias penitenciarias, es un subgénero nacido en los albores de la novela negra y tiene su origen en relatos autobiográficos de presos. Con el tiempo ha ido desarrollando carácter propio y ha sido el cine y sobre todo la televisión quienes han sacado partido de su potencial.

Para quien guste este género hay amplia oferta, siendo los clásicos las primeras novelas autobiográficas llevadas al cine: Soy un fugitivo, Veinte mil años en Sing Sing, Papillon… hay otras novelas y películas al uso como por ejemplo El hombre de Alcatraz o La leyenda del indomable, sin olvidar Celda 211 y hay series de televisión recientes como Prison break, Orange is the new black, Bis a Bis, Mindhunter y recomiendo especialmente The night of

miércoles, 18 de diciembre de 2019

Constellation de Frederik Peeters

Durante un vuelo. En plena guerra fría
1957. Un agente secreto regresa en avión después de finalizar una misión. Está inquieto y las dudas sobre la conveniencia de continuar en el servicio están más presentes que nunca. Cambiar la inseguridad, la movilidad y la soledad por un entorno familiar cotidiano, como hace la mayoría de la gente, se le antoja atrayente.

Y piensa ¿para qué estoy hecho? ¿Para lo uno o para lo otro?

A su lado, en ventanilla, una mujer atractiva, joven y aparentemente desinhibida le da conversación y su sonrisa le abre una puerta por donde colar sus pensamientos ¿o son sus deseos? O quizás sus esperanzas…Tal vez haya llegado su momento.

Un tercer personaje, miembro de la tripulación también tiene sus inquietudes y sus obligaciones y se mueve inquieto.

¿Son quienes parecen ser? Es una época, en plena guerra fría, en que la desconfianza salva vidas y la confianza ha supuesto numerosos entierros.

Una trama en lugar cerrado ya que transcurre íntegramente en un avión, durante un vuelo París-Nueva York, en un aparato modelo Constellation, que da nombre al álbum, y que una encrucijada de tres vidas.

Un único relato que tiene la particularidad de repetirse hasta tres veces y ser distinto cada una al ser contada desde el punto de vista de los tres distintos personajes.

Narrada desde la intimidad de sus pensamientos y la autoimpuesta justificación de sus acciones. Tres voces para un solo final.

Constellation parece una cosa y acaba siendo otra. Un comic negro que trascurre en aquella época que los aliados occidentales veían enemigos en las sombras de la Europa del este y donde los gobiernos, de uno y otro bando, atemorizaban solo con mentar ecos de un pasado demasiado reciente y truculento.

Conversación entre vecinos de avión. ¿Trivial o interesada?
Una genialidad que emplea el blanco y negro, la línea post-clara de trazo brusco y la brevedad narrativa. Viñetas cuadradas, planos cortos, primeros planos: el espacio no da para más; diálogos que escuchar y pensamientos para reflexionar de quienes son peones en el tablero de juego de la Historia.

Frederik Peeters acomete esta historia, profundizando en el interior de los personajes, en un momento de sus vidas, mientras a 12.000 metros por debajo nadie tiene constancia de lo que está pasando en el interior de aquel avión.

32 páginas. El argumento no precisa más. Son las precisas y necesarias. La segunda lectura es, si cabe, aún mejor.

domingo, 3 de noviembre de 2019

El fantasma de Gaudí por El Torres y Jesús Alonso



Crímenes de novela negra y Gaudí.
Un comic negro, una novela negra en viñetas, que rinde homenaje al universo de Gaudí y lo integra en una trama que incorpora elementos cuasi fantásticos propios del genio.
Crímenes y edificios de Gaudí se entremezclan en una trama policiaca que ofrece, sin caer en visita turística ni en biografía, un recorrido por emblemáticos lugares de la Barcelona modernista del iluminado arquitecto, en pos de un escurridizo asesino.
Jaime Calvo, inspector en excedencia y poco sociable, es requerido para detener esa orgía de violencia antes de que el miedo atrape a la ciudad promovido por el interés mediático.
Una intriga donde el ritmo argumental de thriller absorbe de tal manera que hay que dedicarle una segunda lectura a la obra para no pasar por alto ninguno de los preciosistas detalles dibujados.
Una trama de delincuencia real como la vida misma que al apoyarse en una suerte de simbología sobrenatural adquiere el significado que Gaudí quiso conferir a su obra: pies en la tierra y proyección hacia un ser superior.
Así los escenarios gaudinianos no son espacios cerrados sino puertas a otros universos y tal majestuosidad de formas y luces es el contrapunto perfecto para desarrollar una trama absolutamente mundana, mezquina y desafecta de sentimientos de espiritualidad.
Toñi, es la protagonista de este comic noir.
El Torres (Juan Antonio Torres) inspirado en el trencadís esa técnica que tan bien desarrolló Gaudí troceando baldosas decoradas y creando una nueva decoración al recomponer los pedazos, acomete un guion que partiendo de un hecho mundano como es la salida del trabajo de Toñi, una cajera de supermercado y alguien para quien Barcelona solo tiene color gris, va eligiendo las piezas con las que ir ensamblando una trama que rebosa interés humano y violencia a partes iguales gracias a los múltiples perfiles de los protagonistas.
Jesús Alonso Iglesias aporta el dibujo y color, un estilo cartoon muy personal, a una obra que ha de sugerir permanente movimiento aun estando en espacios quietos que no estáticos, porqué si algo identifica a Gaudí es ese movimiento ficticio que parecen tener sus paredes, columnas, escaleras, ventanas, muebles y otros elementos de decoración.
La arquitectura de Gaudí es orgánica: las columnas son árboles, las ventanas son hojas, las salas bosques, los nervios que sustentan los techos son ramas y Jesús Alonso consigue transmitir esas sensaciones sin caer en la ridiculez fácil de un álbum de cromos. Sus trazos parecen bailar en unas viñetas que no son sino escenario.
Els Fantasmes de Gaudí (versió en català).
Guionista y dibujante ampliamente curtidos en otros trabajos se lucen merecidamente en esta obra que reclama reconocimiento y respeto.
La fuerza narrativa del argumento, la pulsión agresiva del relato y la pasión creativa del dibujo hacen de El Fantasma de Gaudí un cómic noir indispensable.
Además la cuidada edición de Dibbuks va con extras de making off. ¿Qué más se puede pedir? Y está editado en castellano: El Fantasma de Gaudí y en catalán Els Fantasmes de Gaudí. El plural le da un significado completamente distinto al título; razones habrá.
Premio a la Mejor Obra de Autor español en el 34º Salón del cómic de Barcelona.

domingo, 4 de agosto de 2019

La bestia de Chabouté

Todos llevamos una bestia en nuestro interior.

Un cuerpo destrozado ha sido hallado en un bosque cubierto de nieve. Los pocos habitantes de un pueblo pequeño viven atemorizados y los hombres van armados a todas partes, incluso al bar.

La llegada de un inspector de policía encargado de esclarecer el caso no inspira confianza: los métodos policiales son demasiado neutros y parsimoniosos; ellos prefieren actuar de forma contundente y terminar con la bestia, lo que sea que sea, que ha atacado de manera tan feroz.

Se proponen batidas: se han visto lobos merodear por las lindes; incluso podría haber un oso. Hay que terminar con todo lo que suponga peligro. Hay que exterminar toda alimaña. Hay que preservar la vida de las gentes.

Cuando un nuevo cuerpo aparece descuartizado con heridas similares, nada va ya a detenerles y, estando aislados por culpa de la nieve, ni la policía va a poder llegar por lo que se encuentran solos ante esta encarnación del mal a quien pretenden encontrar y escarmentar hasta su muerte.

Nadie puede predecir lo que el comportamiento humano bajo fuerte presión es capaz de hacer. Ya casi hay más miedo al hombre que a la bestia.

Chabouté materializa una historia que extrae de las gentes sus temores ancestrales llegando a creer incluso en lo que se sabe imposible: el mal no existe como ente, si acaso como concepto ético y siempre como opuesto al bien. Y aún y así están convencidos de su materialización en esos cuerpos destrozados que les recuerdan que todos pueden morir en cualquier momento.

Chabouté "La Bestia"
Y esa incomoda e indeseada sensación, Chabouté la transmite en diálogos pesarosos y reflexiones trágicas sobre lo tremebundo de los hechos pero sobre todo con unas precisas líneas de negro sobre blanco. Sin grises ni tramas. Negro y blanco, oscuridad y luz, muerte y vida.

Los efectos lumínicos y la perspectiva se consiguen con los contrastes del contraluz y de la dirección del foco. Todo se combina para ofrecer una lectura reposada a pesar de lo escabroso del tema, su origen y su destino.

Lectura obligada de un ejemplar que no debe faltar en su biblioteca de comics noir.

domingo, 30 de junio de 2019

Queen & Country de Greg Rucka

Un thriller noir que atesora tanta acción
que sobresale de sus páginas.

Una serie sobre servicio secreto, sobre espionaje, sobre las relaciones entre sus miembros y de estos con el mundo. Una serie sólida, bien configurada, sobria y absorbente. Con un dibujo soportado por la línea clara, estilo claramente europeo a pesar de ser un cómic norteamericano, que da apoyo logístico a una historia habitada por seres imperfectos que resuelven como mejor saben o pueden situaciones para los que están adiestrados pero para las que no son infalibles.

El MI6 es el servicio de inteligencia del Reino Unido con jurisdicción en el exterior, para asuntos domésticos está el MI5. Tara Chace es una escolta de la Sección de Operaciones Especiales del SIS (Servicio de Inteligencia Secreto), adscrita al MI6; escolta es la clasificación que reciben los operativos ejecutivos con libertad por moverse por todo el mundo y a los que las delegaciones locales deben subordinar su apoyo en todo momento y bajo cualquier circunstancia.

Tara Chace es una subordinada dentro de un escalafón de poder que atesora los defectos de forma típicos cuando la toma de decisiones resulta controvertida y la irritante saturación burocrática de los estamentos que no solo tienen que conjuntar lo bello con lo barato, sino también la diplomacia con la eficacia. Para un operativo de campo las disquisiciones de despachos son tan esteriles como un mosquito dando cabezazos contra un cristal.

Realismo en cada una de sus viñetas.
Queen & Country es una serie más que espectacular que desborda realismo sin frivolidades de efectos especiales. No los necesita, las situaciones son ya de por si absolutamente efectistas sin necesidad de adornarlas; hacerlo hubiera sido llevar a parodia una realidad muy peligrosa y estresante.

Greg Rucka es uno de los guionistas de cómic más deseados por las majors, ha trabajado en numerosas series con renombrados personajes y aquí se destaca su trabajo más personal, más concienzudo y más determinante como es Queen & Country, donde no solo brilla en su calidad de guionista sino que evidencia ingente cantidad de horas de investigación y documentación.

Una serie de espías con un toque noir; pormenorizada hasta el mínimo detalle, con un argumento asentado que se desarrolla en diversos arcos con tramas repletas de inteligentes diálogos y expresivos silencios. Y que no esconde que la calidad humana del peculiar personal, sensato y equilibrado según su código de vida, que trabaja en estos campos se sustenta en los mismos pilares que la del resto de mortales; en la serie se ama, se muere, se llora, se sufre, hay errores, hay equivocaciones, hay rabia y, si, también remordimientos, debilidad y dudas.

La única variante es que cumplir con tu trabajo no te da un bonus en la nómina pero significa que sigues con vida. El mejor bonus que nadie te puede dar.

Seguimiento de los operativos.
La serie ha ido empleando distintos dibujantes, siempre en formato blanco y negro, en función de los arcos argumentales, con estructura autoconclusiva pero manteniendo una evolutiva continuidad, y del tono perseguido, pero todos ellos, cada uno según su propio estilo, se han mantenido fieles a los aspectos determinantes y relevantes para mantener una unidad de conjunto. Aunque es más que evidente que la calidad sufre altibajos, a las pocas páginas la historia absorbe a tal punto que el nuevo estilo se integra inmediatamente y ya no se tiene en cuenta el cambio de dibujante.

Una serie nominada en 6 ocasiones, en distintas secciones, al premio Eisner y que lo consiguió en 2002 por “Mejor serie novel”. Una obra seriada en 32 entregas desde 2000 a 2007 y que se encuentra recopilada en 4 volúmenes que totalizan más de 1.000 páginas.

Hoy en día la televisión los ofrece indiscriminadamente por lo que es fácil que conozcan la serie Homeland, si es así sepan que Queen & Country fue antes y que Carrie Mathison tiene un más que parecido razonable con Tara Chace.

Una obra que se lee con apasionamiento y se vive con desazón y en la que las retorcidas decisiones y las terribles consecuencias no son sino un pálido reflejo de la realidad. Indispensable. Uno de los mejores cómics que hay para leer y releer.

domingo, 2 de junio de 2019

The Private Eye de Brian K. Vaughan y Marcos Martin

The Private Eye es el cómic noir que te falta por leer.

El fin del mundo llegará pero no será tal como nos han anunciado; llegará y no será con un cataclismo de proporciones bíblicas pero igual de devastador: en 2076 el mundo se ha quedado sin internet y también sin datos y sin registros, la nube, probablemente sobrecargada no ha aguantado más y ha cedido al peso de tanta información desgajándose en miles de millones de pedazos del tamaño de una micra. Es el fín no deseado, no sospechado, de un mundo tal y como ahora lo conocemos.

Hasta el más escondido secreto de cada usuario, cada gobierno y cada institución pública y privada quedan expuestos, carnaza para quienes la sepan aprovechar y al no poder garantizar una solución de futuro se decide la abolición de la red.

Se lo ha tragado la tierra.
Del digital al analógico. El mundo al revés, quién lo iba a decir. Es como volver del teléfono, no ya el móvil, sino del multifrecuencia al decádico. Vamos, lo que sería discar otra vez en un círculo agujereado para señalar los números que conforman la llamada a un lugar. No a un usuario, sino a un lugar.

Un mundo en el que tener un abuelo puede significar sobrevivir. Y es que contar batallitas de cuando la informática balbuceaba puede equivaler a una navaja suiza en manos de McGyver.

The Private Eye es una espectacular muestra de como el cómic noir y la ciencia ficción son una pareja de bailes excelente; la acción se desarrolla en un futuro cercano pero terriblemente lejano por lo que pueda suponer en expectativas. En algunos aspectos parece ir al mañana pero en general se queda en el ayer y es que lo retro es siempre fashion.

Nos han caducado los abonos.
En un mundo en el que La Prensa, el cuarto poder, sustituye a la policía, los paparazzi son escoria que hay que eliminar. Patrick Immelman es un detective privado no autorizado que consigue información y antecedentes de aquellos a los que sus clientes quieren investigar.

Algo más que prohibido en la sociedad del momento, donde la gente se cubre con máscaras y disfraces para no ser reconocidos en lugares públicos; si buscan preservar su identidad para nada querrán que se hurgue en su intimidad o su pasado.

Por esa razón aún resulta más inverosímil cuando Patrick recibe el encargo de una chica para que investigue sobre su propio pasado. Necesitado de dinero, y quien no, acaba aceptando sin imaginar que todo lo que aparenta ser fácil no lo es en absoluto y cuando se produce el asesinato y él se convierte en también objetivo no hay cinismo de detective noir que pueda parar las balas. Ni Philip Marlowe podría.

¿Qué hace un puto helicóptero en mi jardín?
Un guión de Brian K. Vaughan (quien no conozca su obra ya está tardando) que no cae en la facilidad de repetir tópicos (quien lo conoce ya lo sabe) del género policiaco, noir y cifi y que es capaz de recrear manidos argumentos y hacerlos novedosos cuando no inventar otros aparentemente imposibles y dotar a los personajes de unos perfiles que se sostienen más que la mayoría de personas de carne y hueso. Y con un final que emociona y acerca a reflexionar sobre la sobrevaloración de los medios de información y el escaso control que se les practica y sobretodo la inconsciencia de los usuarios de las redes.

El dibujo de Marcos Martín es impecable, limpio, de trazo fino y estilizado, con viñetas grandes, con primerísimos planos y fondos detallados lo justo para dar consistencia pero sin agobiar y muchos vacíos que llenan más con su buscada vacuidad que si rebosaran de ruido; con unos movimientos de cámara que dinamizan más que la línea clara europea pero sin el mareo Marvel. Un resultado elegante y muy agradable a la vista.

Fotografiando semáforos.
Algo a lo que contribuye, sin duda alguna y no menos importante, la colorista Muntsa Vicente que realiza un trabajo brillante, y no solo por el tono empleado que también sino por que se mueve con soltura dentro de una amplísima paleta de colores y gamas muy potentes que emplea para iluminar y resaltar la trama y el ritmo narrativo. Una combinación de tonos y matices que potencian al dibujo y refuerza al guión: algo obvio para quien tiene la difícil tarea de colorear pero que a menudo se olvida.

Hay ecos de Blade Runner, y como no de Moëbius y El Incal y, claro, de John Difool, pero también de Chandler y de Asimov, todo diluido en una explosión de imaginación y creatividad gráfica, de original diseño y color. Un cómic luminoso, nunca el futuro se presentó tan lleno de luz y color, tan bien delineado y tan bien explicado.

No se le dispara a un médico.
Un cómic pensado para visionar en digital, formato 16:9, y aprovechar todo el tamaño de la pantalla; el formato de página, pantalla, sino el de las viñetas, las líneas de visionado, los puntos calientes, todo está calculado a la perfección para gozar de una experiencia visual espectacular. Pónganse música adecuada y disfrutaran de una lectura inolvidable.

Pero se disfruta la mar de bien en cómic de papel de toda la vida, 280 páginas con la aventura y casi 80 más con reflexiones de los autores, bocetos y extras; con un formato apaisado y una calidad de impresión esmerada, resulta de indispensable lectura. Indispensable en la estantería, para revisitarlo una y mil veces. Indispensable en su colección de comics noir.

Obra premiada con un Premio Eisner (no es necesario como argumento refrendatorio pero tampoco lo tiene cualquiera).