viernes, 22 de diciembre de 2017

Aún es Navidad de Michael Connelly

La reincidencia de un ladrón por un mismo establecimiento le genera tal familiaridad con el entorno que basta un momento de relajación para que lo imprevisto se auto invite a la fiesta y sorprenda incluso a la capacidad de reacción.

Los detectives Harry Bosch y Jerry Edgar deben investigar un robo que acabó mal; de hecho es la cuarta vez en dos años que se roba en el mismo local, una casa de empeños, un negocio legal de prestamista.

Es el día de nochebuena y todos quieren terminar pronto y por una vez llegar a su casa temprano.

El relato Aún es Navidad, más allá del caso policial, le sirve al autor Michael Connelly para acércanos a la parte más emotiva del detective Harry Bosch y lo hace con música de saxo, saxo alto: el preferido de Harry, interpretado por Quentin McKinzie más conocido como Sugar Ray McK porque su forma de moverse en el escenario, con el instrumento en sus manos, recuerda las fintas de quien fuera gran boxeador del peso medio Sugar Ray Robinson.

De Quentin McKinzie se evoca su pieza The Sweet Spot.

Ambos, músico y canción, ficticios. Pero símbolos cargados de significado. La luz al final de un túnel.

Michael Connelly es uno de los autores más consolidados del universo noir actual y su personaje Harry Bosch forma parte del elenco de imprescindibles.

La lectura de este relato hay que agradecérsela a Jokin Ibáñez por la traducción y a Calibre.38 por la publicación. Pinchen aquí para acceder libremente a su lectura. Tengan en cuenta que Calibre .38 no posee los derechos del relato por lo que bien podrían ser invitados a retirarlo. Ojalá eso no suceda nunca pero en previsión léanlo cuanto antes.

La pieza ‘I’ll be home for Christmas’ existe y acompaña a Harry Bosch en sus pensamientos y en su soledad. Aquí les dejo una versión interpretada por el saxofonista Bobby Ramirez y el pianista, ya fallecido, Daniel Zaremba.

Que tengan una feliz navidad!


lunes, 18 de diciembre de 2017

O Porto de José Manuel Mata Argüelles

El Queen Mary cerca de o Porto de Espasante
En uno de los entrantes marinos a la costa gallega se encuentra el Porto de Espasante habitado por buena gente: pescadores, criadores de ganado y algún que otro amable contrabandista además de la pareja de la Guardia Civil.

Pizzano y Pataquiña, mueven pequeños alijos, trapichean con su barca para ir tirando; no aspiran a enriquecerse solo a vivir con humildad y decencia, pues no hay nadie más decente en ese mundo de delito que ellos.

Pero hay un encargo que les puede proveer de dinero suficiente como para alejarse, sino definitivamente si al menos por un año, de los riesgos de faenar delictivamente. Y ahora que andan necesitados de una nueva barca no hacen ascos a esa oportunidad y aunque con recelo se adentran en ese mar, nunca mejor dicho, al que no hay que tenerle miedo pero si respeto.

O Porto es de esos cómics que mientras va desarrollando la trama central va contando brevísimas historietas en pocas viñetas que van componiendo pequeños solos dentro de la melodía principal. Un festival narrativo.

Así queremos saber si Pedrero va a perder un diente y pronto lo descubrimos; también queremos saber si Burato conseguirá conquistar a Regina; de que diario saca tan surrealistas noticias el mismo Burato; que va a pasar con el nombre de Sanson, aún con el acento por poner, pintado a la barca; nos sorprende ver como en la reclamación de un daño a un abogado hubiese sido mejor no cobrar la deuda y lamentamos la suerte de Antón aunque otro vendrá como otro hubo antes

Hércules Poirot utiliza sus celulas grises
Y en O Porto aún hay más, está también el transatlántico Queen Mary que sorprende que esté navegando tan cerca de la costa gallega y que entre su pasaje se encuentre a un Maharajá presumiendo de El Ojo de Shiva, una joya de lumínosos perfiles, ante una Bianca Castafiore extasiada, que recuerda a Montserrat Caballé, al lado de Hércules Poirot “el mejor detective de todos los tiempos” y que va a tener ocasión de ejercer.

Guiños más que notorios a Hergé y a Agatha Christie en una historia tierna y humana, en la que el contrabando solo es un trabajo alternativo a la pesca, siempre fluctuante y siempre incierta, sin ánimo criminal ni lucrativo más allá de que dé para vivir.

José Manuel Mata Argüelles, es un pintor al que se le da muy bien el cómic. En este es el guionista y dibujante de una aventura que emociona por la humanidad que desbordan cada uno de sus protagonistas y por la bien trenzada historia de robo y gánsteres que mantiene en vilo durante toda la obra; una obra dibujada por él mismo echando mano de ese trazo tan agradecido como resulta la línea clara y que ofrece una cubierta tan espectacular como las vistas, aunque haya niebla, de la costa gallega.

martes, 12 de diciembre de 2017

A cada uno su propia muerte de Veit Heinichen

La violencia también se da
en lugares apacibles.
Trieste es la última gran ciudad oriental italiana, fuera de la bota y ya en el muslo de Europa, que mira al mar Adriático y queda recogidita por las fronteras con Eslovenia y Croacia.

Puerto tranquilo y atractivo para actividades lúdicas y pecuniarias, ya sean legales o ilegales que para decidirlo ya están los jueces. Pero cuando surge un problema y el implicado es un yate de lujo propiedad de Bruno de Kopfersberg, alguien de quien hace tiempo que se sospecha, se exige una participación policial rápida y eficiente que no es cuestión de generar alarma y ver reducido el nivel de ingresos por lo que se refiere a turismo principalmente.

El comisario Proteo Laurenti, un hombre recto y justo, agradable y educado, que sufre menos enfrentándose a un capo criminal que habiendo de prohibir a su hija que se presente a la elección de Miss Trieste, teniendo además a su esposa en contra, se encarga de la investigación.

Es un verano caluroso y la actividad policial, de hecho cualquier actividad, parece contra natura. Cualquier movimiento altera el ritmo cardíaco y genera transpiración, por suerte un chapuzón y unas cuantas brazadas propician el descenso de la temperatura corporal y permiten que la cabeza pueda pensar sin llegar a punto de ebullición.

En A cada uno su propia muerte los delitos se acumulan a medida que se profundiza en la naturaleza del caso que los ha iniciado; al asesinato le sigue posible blanqueo de dinero, negro por supuesto, corrupción e incluso trata de mujeres y tráfico de drogas. Distintas caras del poliédrico mundo criminal que por el entorno privilegiado en donde se desarrolla parece fuera de lugar.

Y no es que en las localidades agradecidas y apacibles no pueda haber delitos, pero su naturaleza oscura y violenta choca con la del lugar, tan luminosa y calma.

Veit Heinichen
Veit Heinichen escribe una de esas novelas casi más costumbrista que negra y desarrolla los personajes solo hasta lo imprescindible para justificar sus acciones.

Las vicisitudes familiares tienen tanto o más peso que las pesquisas policiales, lo que propicia que a la trama criminal le falte un poco de guindilla.

Primera de siete novelas protagonizadas por el Comisario Proteo Laurenti y que por el éxito internacional obtenido es de suponer que la serie mejora con las siguientes.

El conjunto resulta confortable, entretenido y divierte con sus exagerados comportamientos y aspavientos: tópicos a la italiana.

jueves, 7 de diciembre de 2017

Madrid:frontera de David Llorente

Es un grito. Un espeluznante y
sobrecogedor grito silencioso
que solo oye el cerebro.
En los campos sembrados de tréboles de novela negra encontrar uno de cuatro hojas es infrecuente pero no improbable. Son especímenes similares a los de tres hojas pero su peculiaridad los convierte en tan preciados como si fueran únicos.

Madrid:frontera es un trébol de cuatro hojas.

Se diría que es una novela rara pero solo es desconocida. De lectura difícil pero sólo es exigente. De trama complicada pero sólo es distinta. De personajes estrafalarios pero solo hay que saber dónde buscar para encontrarlos parecidos.

Que anda por caminos no trillados; lejos de carreteras asfaltadas y bien señalizadas busca senderos rocosos, adarves sin salida aparente y barrancos por los que es más fácil caer que bajar.

Inclasificable pero solo porqué aún no se han establecido las pautas frente a la novela distópica, donde cabe lo que sobresale en el terreno convencional y todo lo que pinta un mundo deshecho.

La novela es casi un largo diálogo de alguien que informa, imparte instrucciones, dicta órdenes a alguien que escucha, hace preguntas y esboza dudas. El argumento se va desbrozando lentamente no sin dificultad y el avance es igual de dificultoso. La vida no es fácil. Nada que recuerde a ninguna otra novela de género.

La trama es el personaje, alguien que deambula por un Madrid que, si existe lo hace en otra dimensión; un Madrid donde los mendigos son los ciudadanos y ya no hay clase social más baja; un Madrid donde las cajas de cartón son viviendas y donde la mayoría de pisos están vacíos por desahucio; un Madrid con más muertos que vivos; un Madrid donde unos pocos viven y todos, todos los demás a duras penas sobreviven.

David Llorente
En la novela de David Llorente, Madrid tiene mar, negro como la tinta y poblado de sirenas de letales cantos, tiene policías ávidos de violencia como los buitres lo están de vísceras, tiene el horror pintado en las calles. Madrid tiene miedo y también da miedo y quienes lo habitan o inhabitan lo sufren.

Es esa novela que no sabían que estaban esperando. No es fácil, más bien es difícil; no es amable, les morderá a poco que se descuiden y es tan negra como solo puede serlo un manchón de tinta.

Madrid:frontera es un grito. Un espeluznante y sobrecogedor grito silencioso que solo oye el cerebro. Léanla y entenderán.

sábado, 2 de diciembre de 2017

La casa de papel, segunda parte

En la mejor línea de las mejores
películas de grandes robos.
La casa de papel estaba estructurada como una temporada dividida en dos partes y lo que se contó aquí hace referencia a la primera parte y deberían leerlo antes de continuar.

Hoy toca hablar de la segunda. Y del final.

Las personas somos animales asustadizos pero con la diferencia que nos dominan los sentimientos. Y estos pueden burlar al raciocinio y este caer sumisamente y de cuatro patas ante sus argumentos. Cuatro patas. De ahí lo de animales.

En toda lucha hay bajas y La casa de papel es una lucha.

De inteligencias, aunque la militar parece que no pasó el psicotécnico, de voluntades y de caracteres; pero también es una lucha armada y si las otras solo afectan el ego ésta última también afecta al cuerpo. Y un cuerpo herido con arma de fuego poco puede resistir. De ahí que haya bajas.

No las que desearíamos, ¿nos hemos vuelto malos?, pero haberlas haylas y si para el Profesor no estaban previstas para los telespectadores ya estaban descontadas.

Esta segunda parte ha bajado un poco el desafío intelectual en beneficio de la manifestación sentimental. Nada que objetar en aras del realismo: cuando se llevan tantas horas encerrados y con tanta tensión es más fácil que a alguien se le escapen exabruptos, lagrimas, disparos y bofetadas que disertaciones sobre Kiekergard. Que estamos hablando de ladrones armados con rehenes y con las desordenadas fuerzas del orden a quien nadie pone límites.

Siempre es la soberbia de los dirigentes la que puede llevar al fracaso cualquier operación, ya sea desde un bando o desde el otro. Son esos momentos en los que hay que mantener la cabeza fría y dejar las gónadas, femeninas y sobre todo masculinas en su sitio. Y eso es algo que pocos saben hacer, visto lo visto.

Los payasos saben como hacer reir y como desviar la atención

La serie mantiene su ritmo, su tensión y sus expectativas a la par que sus protagonistas que siguen sin desentonar, si acaso acentúan sus perfiles y eso insistimos, atendiendo la trama que les obliga a permanecer encerrados, con las necesidades básicas cubiertas pero en precario, permanentemente alertas a los rehenes de dentro y a los grupos de asalto exteriores prestos a ello le da absoluta veracidad a la interpretación.

Los sentimientos son como las cargas explosivas, siempre a punto de estallar. El amor puede imponerse a las dificultades y crecer en ellas aún más rápido si cabe. El odio es camaleónico y como tal se camufla para pasar desapercibido.

La casa de papel está en la mejor línea de las mejores películas sobre grandes robos, en especial las americanas de elenco coral y más por lo que respecta al final.

La mejor serie nacional del año. Sin duda alguna. Si aún no se han decidido a verla no saben lo que se pierden.

O partigiano, portami via,
o bella, ciao! bella, ciao! bella, ciao, ciao, ciao!
O partigiano, portami via,
ché mi sento di morir.

Para leer la primera parte de la casa de papel pinchen aquí

domingo, 26 de noviembre de 2017

El hombre que mató a Sherlock Holmes de Graham Moore

Alternando trama histórica con
trama de ficción histórica.
Todos sabemos quien es El hombre que mató a Sherlock HolmesA Sherlock Holmes lo mató Arthur Conan Doyle despeñándolo por las cataratas de Reichembach en El problema final o eso se nos hizo creer, ya que al cabo de unos años el detective reapareció de forma misteriosa.

Y de lo que en la caída acaeció y de lo vivido durante su ausencia no se tiene mayor noticia que los intentos reconstructores de la historia a cargo de una serie de escritores participantes de lo que se ha venido llamando El Gran Juego y que ha procurado verdaderas joyas inscritas en el otro Canon Holmesiano, el de los pastiches y con grandes representantes en castellano.

El hecho es que Arthur Conan Doyle atentó deliberadamente contra la vida de Sherlock Holmes agobiado por los celos como muestra su confesión escrita en su diario, o eso dice Alex Cale que afirma haberlo encontrado.

Sin embargo, para desasosiego de los asistentes a la convención donde Alex va a exponerlo, es asesinado antes de poder demostrarlo y a partir de aquí la búsqueda del manuscrito siguiendo el modo deductivo que hubiera empleado el propio Holmes será la misión de Harold White, un neófito de la sociedad Los irreductibles de Baker Street pero fanático como el que más, acompañado de la joven periodista Sarah Lindsay.

La novela va alternando tiempo anterior, donde se narran los hechos vividos entre Arthur Conan Doyle y su amigo Bram Sotker, el autor de Drácula, que son los que ocupan las páginas del diario perdido y que supone descubrir las habilidades como detective del propio Conan Doyle estimuladas ante el hecho de que puede llegar a ser encausado criminalmente.

Y lo alterna con el tiempo actual, más de un siglo después, que ocupa la búsqueda del mismo diario empleando las mismas habilidades detectivescas. Dos líneas temporales que se acaban uniendo de una forma muy meritoria.

El hombre que mató a Sherlock Holmes es una novela que alterna trama histórica con trama de ficción histórica y que supone además de una tremenda labor de documentación una más que ingeniosa forma de viajar en el tiempo sin hacerlo.

Graham Moore
Graham Moore ha escrito una novela que, en su debut,  trasciende el entretenimiento.

Original, divertida, emocionante y entusiasta y que logra que Sherlock Holmes esté presente en toda la obra sin aparecer en ella, algo que consigue empapando las figuras de Arthur Conan Doyle y de Harold White de la personalidad del genial detective.

Una novela policiaca que mantiene la intriga a lo largo de la trama con dos interesantes casos a resolver y después de resueltos en aquello que se lee en la Nota del Autor.

domingo, 19 de noviembre de 2017

La ciudad blanca de Karolina Ramqvist

Un relato de novela negra
desde el otro lado del espejo.
El frío al norte del continente europeo es tan intenso y ocupa tantas horas y tantos días que es normal que los caracteres de sus habitantes se vean afectados de igual manera, incluso en sus rasgos más íntimos.

El frío recluye a las personas en sus casas e inhibe sus emociones y si encima ha habido una pérdida en la familia es muy fácil abandonarse física y emocionalmente. La desolación como otra forma de vida.

Karin está en esa fase del duelo en que, de no ser por su hija Dream, el abandono alcanzaría cotas de difícil retorno.

Pero Dream, que apenas gatea, la necesita para vivir y Karin se deja parasitar por ella. Por eso sigue viva.

Los recuerdos de una vida mejor, de un cuerpo más joven, de una risa sin par solo sirven para acentuar las penurias actuales, para iluminar las estrías y las venitas de un cuerpo aun recuperándose del parto y para reflejar en el espejo un rictus que ya nunca llegará ni tan solo a sonrisa.

Solo una visita inesperadamente esperada a su domicilio tiene la facultad de transmutarlo todo. Es la cerilla que enciende la mecha. Es la luz al fnal del tunel. Es la vida donde antes hubo muerte.

Algo, una idea, una necesidad, se abre paso en la mente de Karin. Tal vez aún tenga alguna posibilidad.

El tratamiento tan íntimo que se le dedica a los cuerpos y mentes de Karin y de Dream, casi microscópico, convierte a los lectores en voyeurs inesperados con ganas de implicarse y de ayudar; deseos inútiles ya que en todo momento estamos al otro lado del espejo y ni nos ven ni nos oyen.

Karolina Ramqvist
La ciudad blanca escrita por alguien anglosajón sería un domestic thriller del montón.

Escrita por Karolina Ramqvist se convierte en un thriller inquietantemente agorafóbico, con una tensión que te hace temer siempre lo peor y que no da tregua ni siquiera al llegar al punto final donde la inquietud no hace más que acentuarse.

Solo 188 páginas. No se necesitan más si se sabe escribir. No se necesitan más para contar una buena y tremenda historia. Léanla y no se preocupen si sufren durante la lectura. Es normal.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

La sonrisa de las iguanas de Pablo Sebastiá Tirado

Y cuando ve aparecer la sonrisa
bajo el casco sabe que algo malo
va a suceder.
La sonrisa de las iguanas no es una novela negra al uso, de hecho es una comedia de humor negro por lo que con el género negro solo comparte el apellido.

Claro que si la novela contiene sarcástica crítica social a la política económica de recortes, al cohecho de un alto cargo público, a la desidia en las funciones de dirección de un ente público, a la homofobia de alto nivel y además se añaden robos, ataques físicos, un intento de asesinato y un asesinato consumado sí que se la podría etiquetar de género.

Las iguanas, animales con parientes ancestrales entre saurios sumamente peligrosos, parecen sonreír pero eso nos las convierte en dóciles ni simpáticas sino en todo lo contrario y cuando más se acentúa ese rictus en apariencia amistoso más hay que temerlas y más hay que alejarse del radio de acción de su cola y sus afilados dientes.

A Dospalabras los antidisturbios le recuerdan a las iguanas. Y cuando ve aparecer la sonrisa bajo el casco sabe que algo malo va a suceder y que no conviene estar cerca.

La sonrisa de las iguanas es una alocada, y nunca mejor dicho, comedia de intenso humor negro que se desarrolla en las instalaciones del Instituto Mental Europeo, en Barcelona, y que tiene a sus pacientes, su personal sanitario, su personal médico, su personal directivo y de rebote a políticos, activistas antisistema, policías antidisturbios, periodistas y medios de comunicación como protagonistas principales de una trama que se va enredando a medida que coge velocidad y cuyo desenlace pone a cada cual en su sitio; sea cual sea éste y si es que hay alguno donde ponerse.

Pablo Sebastiá Tirado
Pablo Sebastiá Tirado, es un autor de novela negra que en esta ocasión la ha querido tratar desde otra perspectiva, relajando los cánones del género, dejando subyacente el delito en beneficio de las circunstancias que lo inducen y la repercusión que tienen, eso sí desde un punto de vista absolutamente delirante.

Si han leído a Tom Sharpe y les ha gustado, La sonrisa de las iguanas les encantará. Y si no conocen a Sharpe hagan un dos por uno con Pablo Sebastiá Tirado y dejen que las comisuras de los labios se alarguen hasta el infinito y más allá.

viernes, 10 de noviembre de 2017

Mi nombre era Eileen de Otessa Moshfegh

Una muestra de realismo rural
embrutecido hasta el negro.
Estamos ante una novela de realismo sucio y rural estadounidense, ese movimiento que narra las formas, generalmente miserables, de vida que experimentan personas solitarias o en convivencia con familiares problemáticos, alcohólicos o enfermos, en medios rurales donde no hay otra vida social que no sea el emborracharse en el bar y procurar que nada acabe en violación o aún peor.

La violencia estalla como el trueno de una tormenta y tal como viene se va; la novela no tiene buenos ni malos sino seres vivos a cual más despreciable si cabe aunque no se les pueda achacar toda la culpa: el entorno lo condiciona.

La vida en esos villorrios suele ser no dura sino lo siguiente y por tanto los instintos primarios de supervivencia y el deseo de superar las pobres expectativas escritas antes de nacer condicionan de tal modo la realidad del día a día que decir que la vida es negra es quedarse corto.

La novela, tiene de novela negra, su punto de manipulación, su femme fatale e incluso su crimen pero no parece que sea la finalidad de la novela sino más una consecuencia de su evolución, siempre lineal y siempre hacia delante, y una exteriorización de frustraciones que desembocan en un momento de borrachera de poder que, para quien no lo ha tenido nunca, nubla cualquier razonamiento y el subidón permite asomar el descerebrado que todo ser lleva dentro con acciones a juego.

Estamos ante una novela muy conseguida a nivel vivencial; su apego a la realidad la hace ser minuciosa en la descripción de los personajes, en la de la ambientación doméstica y profesional, en la conformación del entorno y del modo de vestir y de comportarse, en el modo de hablar y de relacionarse.

En Mi nombre era Eileen la trama desgrana la sórdida vida de Eileen que trabaja de administrativa en un correccional, que fantasea con encontrar el hombre de su vida, que acarrea con un padre alcohólico, cuya madre ha fallecido lo que le permite vestir su ropa y su calzado y que sueña con desaparecer del pueblo y renacer en New York.

Otessa Moshfegh
La incorporación de una psicóloga en el centro correctivo tiene la virtud de activar estímulos en Eileen que la inclinan hacia el lado oscuro.

Otessa Moshfegh nos ofrece una muy buena novela, densa y asfixiante. Una muestra de realismo rural embrutecido hasta el negro. Lectura desasosegante que busca conectar con la parte oscura que a todo lector de género se le supone que lleva a dentro poniendo a prueba la capacidad para aceptar y relacionarse con esos lugareños.

lunes, 6 de noviembre de 2017

El castillo de Saint-Chartier de Ivo Fornesa

El hedonismo se instala en
la novela policiaca.
Es una de esas novelas pensadas para entretener, con una trama intrigante y bien estructurada y un enfoque bucólico y pastoril sobre lo bien que se vive en un pueblo, claro que solo cuando se tiene dinero para hacerlo, bien como privilegiado rentista bien comiéndote unos ahorros pensados para tal fin y no como pueblerino nacido y criado en el villorrio y teniendo que criar animales o cuidar huertos para vender producto y sobrevivir. Haga frío o calor las granjas y los campos no cuelgan nunca el cartel de festivo ni de vacaciones.

La idiosincrasia de los habitantes de la comarca, de sus tiendas y cafés y casas de comidas resulta tan placentero y agradable, aunque con sus peculiares rencillas, que más que en Francia se diría que la trama se desarrolla en la Inglaterra de primeros de siglo XX bajo la mirada atenta de Agatha Christie.

El castillo de Saint-Chartier data del siglo VII y está siendo restaurado, sin reparar en gastos, por su flamante propietario Carlos Shennan, un millonario argentino con un desarrollado gusto por la historia y el arte.

El día fijado para que el castillo abra sus puertas y muestre su rostro remozado con una gran fiesta y muchos invitados se comete un asesinato que trunca los actos previstos e instala un sentimiento de pesar y de sospecha del que Laurent de Rodergues, el forastero que acaba de instalarse en el pueblo, se hace anfitrión; lo que le exige investigar el crimen para demostrar su inocencia en un papel de detective aficionado que no se le da nada mal.

Ivo Fornesa, el autor de El castillo de Saint-Chartier
Ivo Fornesa elige un modelo de desarrollo argumental que recuerda afectuosamente al empleado en la edad de oro de la novela policiaca británica sin olvidar la lista de dramatis personae al principio y dedicar un capítulo a cada sospechoso.

El lenguaje es educado y respetuoso y se diría que hay mucho de él, de lo que piensa, de lo que sabe y de lo que ha vivido, en esta novela; no en vano es el actual propietario del castillo de Saint-Chartier donde transcurre la acción y también tiene familia asiática, personal de servicio y atesora eclécticas colecciones de objetos diversos en sus dependencias igual como lo descrito en la novela, aparte de tener una biografía de aventura que ya quisieran para sí muchos personajes imaginarios de cualificados thrillers.

Leer la novela deja el sabor y el aroma del pan recién horneado en piedra con leña mientras se corta queso para que se vaya derritiendo sobre las rebanadas y se degusta el vino decantado previsoramente un rato antes. Hedonismo para que te quiero!

Una novela pues para ser degustada sin prisas. Sin otra pretensión que pasar un rato satisfactorio y vaya si lo consigue: Vive la France!

miércoles, 1 de noviembre de 2017

El soborno de John Grisham

Un thriller de autor.
Hace muchos años leía a John Grisham, soportando pullas ¿lees best-sellers? ¿por qué? me entretiene respondía yo más por educación que por justificación. En efecto me gustarme sumergirme en su lectura absorbente, me emocionaba la lucha desequilibrada del bien contra el mal y me entretenían sus vericuetos legales para sacar adelante los casos judiciales. Era la versión 2.0 del Perry Mason de Erle Stanley Gardner publicado por Molino e interpretado en blanco y negro por Raymond Burr.

Después de bastante tiempo, he vuelto a leer un libro de John Grisham, El soborno, movido por la curiosidad de en qué andaba ahora este autor y veo que sigue igual.

John Grisham se mantiene fiel a su universo y por tanto fiel a sus lectores.

Los que se acerquen a El Soborno se encontrarán con un thriller de autor.

Ritmo rápido, descripciones las justas, personajes maniqueos y por sus actos los conoceréis, diálogos que van al grano, documentación exhaustiva y un dominio de los protocolos de investigación policiales y del FBI y de las prácticas judiciales para arropar un argumento que despliega asesinatos, perjurio, corrupción, blanqueo de dinero y prevaricación.

Lacy Stultz y Hugo Hatch son dos abogados e investigadores de la Comisión de Conducta Judicial (CCJ) que recogen denuncias de malas praxis de jueces y dictaminan, previa recolección de pruebas, si procede o no elevarlas como acusación formal.

Por eso cuando Ramsey Mix, un abogado, les comunica que tiene información sobre una conducta judicial dolosa y que está dispuesto a firmar una demanda formal acuden a su encuentro para recabar información y datos que les permitan abrir un expediente. Lo que no suponen es que la investigación no es sobre una persona sino sobre toda una banda de delincuentes.

John Grisham un autor
fiel a su universo y a sus lectores
La trama transcurre en Florida, en tierra Tappacola, una tribu de indios Semínolas, que regentan casinos en zona con reconocimiento federal lo que convierte dicha zona en una nación en sí misma al dictado de sus propias leyes.

Territorio vedado para investigadores y policías ajenos a la tribu excepto si media delito federal.

John Grisham estructura el argumento de forma académica y las tres partes, introducción, nudo y desenlace están claramente diferenciadas. Del mismo modo que se muestra inflexible en dejar constancia de sus principios morales destacando el rechazo a la pena de muerte y la exaltación de la integridad.

Un thriller de autor con sus virtudes y defectos y una novela que una vez empezada te obliga a llegar hasta el final.

domingo, 29 de octubre de 2017

Los crímenes de la Academia de Louis Bayard

Edgar Allan Poe involucrado en
una investigación de asesinato.
En otoño de 1830 la Academia Militar de los Estados Unidos conocida coloquialmente como West Point está en entredicho: los valedores de su existencia ven como los detractores, los que quieren abolirla, ganan terreno al contar con la inesperada ayuda del Presidente de la nación.

Cualquier sonido desafinado puede precipitar los acontecimientos y cualquier ruido puede suponer la desaparición, de ahí que cuando aparece un cadete colgando de un árbol y luego su cadáver resulta profanado, los mandos de la institución deciden contratar a Gus Landor, un ex-detective de la policía neoyorkina que ahora reside, retirado, cerca de la Academia, para que lleve a cabo una investigación intramuros discreta y eficaz.

Gus elige a un cadete, que no es otro que un joven Edgar Allan Poe, para que sea sus ojos y sus oídos allí donde él, por su condición de civil, no tiene acceso.

Y la investigación adquiere un lirismo curioso al realizarse al alimón entre dos almas con fuerte personalidad, atormentadas y solitarias.

Los crímenes de la Academia es una novela policíaca de gran calado que reinterpreta las líneas maestras del género para aprovechar al máximo sus posibilidades y no duda en saltarse alguna.

El resultado es una obra muy inteligente, muy original y muy intrigante que sorprende más allá del final: cuando el lector ya no espera más sorpresas.

Louis Bayard
Louis Bayard el autor, novelista de notorio recorrido periodístico, ofrece un brillante trabajo al relatar los hechos a modo de diario de Gus Landor al que intercala memorándums correspondientes a las investigaciones y opiniones de Edgar Allan Poe y lo hace imitando la particular forma florida y onírica de escribir del maestro del misterio.

El resultado es una lectura que sorprende y maravilla a la vez que requiere de atención, adecuar el estilo narrativo a la época puede suponer un esfuerzo adicional de atención para no perder detalle y disfrutar del registro de cada voz.

La combinación de hechos históricos, los pertenecientes a la biografía de Edgar Allan Poe, con unos hechos ficticios que bien podrían ser verídicos, y más propios de la imaginación del padre de la novela policiaca, por su aspecto oscuro y macabro, logran un equilibrio fascinante.

Una novela que va creciendo hasta agigantarse. Para disfrutarla en cada párrafo. Incluido el del acertijo:

RO
HA A
O VEN T
EN V

¿Se atreven a descifrarlo?

domingo, 22 de octubre de 2017

Un pequeño favor de Darcey Bell

Hacer "Un pequeño favor"
conlleva una gran responsabilidad
Tener secretos significa no contarlos nunca. Si se cuentan ya no es un secreto y quien ahora lo conoce lo atesora como un capital a largo plazo, una inversión de la que, en algún momento, esperará cobrar su rentabilidad.

Todos tenemos secretos. Y que todos deberíamos tenerlos ocultos es algo que tanto Stephanie como Emily aprenden pronto.

Stephanie es una Mami blogger que escribe en su blog lo que quiere que sus seguidoras lean y oculta todo aquello que pudiera distorsionar la imagen que se ha creado. Es una Capitana mamá porqué vive para y por su hijo  pendiente de todo, sufriendo por todo y cuando consigue una Amiga mamá, su aspiración casi enfermiza, su vida tiene otro eje sobre el que girar.

Su nueva amiga es Emily, una mujer que parece tenerlo todo en la vida y que resulta ser además la madre del mejor amigo de su hijo. La relación entre ellas es armoniosa y cada vez más cercana hasta que un día todo cambia.

Lo malo sucede el día en el que Emily le ha pedido que recoja su hijo ya que llegará tarde del trabajo, el tarde se convierte en muy tarde y al final desesperadamente tarde y cuando no contesta ni a llamadas ni a mensajes la sospecha que tal vez no vuelva nunca más se torna tangible.

Es el momento en que la vida de color de rosa y las autocomplacencias se vuelven suspicacias teñidas de gris.

Darcey Bell
Darcey Bell incursiona en el mundo literario con un domestic thriller, un puro ejemplo del chick noir, una novela en la que los protagonistas pueden ser cualesquiera de nosotros o de nuestros conocidos y aunque por el argumento encontrará rápida complicidad con las lectoras tendrá también conexión con los lectores.

En la novela, escrita con la afabilidad con la que se escribe en un blog, la autora aúna las voces de Stephanie como blogger, empleando la técnica del narrador no fiable y clavando el empalagoso redactado, y las de, otra vez Stephanie como narradora directa, Emily y Sean, esposo  de ésta, que aportan los otros puntos de vista para conocer la historia en sus 360 grados.

La autora conforma un argumento maquinado a partir de la premisa premio y castigo; así alterna a discreción revelaciones que coinciden con lo esperado por los lectores con otras que aún, mereciéndolas más, no las concede en un juego perversamente manipulador de giros y requiebros que van dando interés al asunto desembocando en un final en el que cada cual deberá cerrar sus ventanas.

La novela, de lectura liviana, es un claro ejemplo de condescendencia positiva que empatizará con los lectores. Hacer un pequeño favor a un conocido es algo que todos hacemos casi a diario pero después de leer esta novela nos lo pensaremos dos veces.


domingo, 15 de octubre de 2017

Marvin el detective de Berardi y Milazzo

Marvin el detective tiene una
nariz que sangra por nada; de ahí
que le moleste enormemente que
se la golpeen.
Marvin era un actor de cine mudo especializado en películas del Oeste que seguramente la aparición del cine sonoro, y otras preferencias del público, han desplazado del plató perfectamente delimitado de los estudios cinematográficos donde se vive la ficción para arrojarlo al plató abierto que es la vida real donde se vive sin guión ni posibilidad de repetir tomas.

Hoy Marvin es un detective privado que malvive como buenamente puede ¿hay acaso algún detective privado que no lo haga? (malvivir me refiero) y que sigue moviéndose entre las gentes del cine como si estuviera en su casa, ya que su mundo es el del celuloide.

De ahí que el caso que se presenta en este cómic tenga relación con actores y actrices. Marvin debe investigar la desaparición de una joven aspirante a actriz; nada extraño en Los Ángeles donde cada día llegan jóvenes de lugares que casi no existen en los mapas dispuestas a hacer lo que sea para triunfar en Hollywood, la gran fábrica de sueños donde pocos se cumplen y acaban haciendo solo lo que sea para mantenerse en el lugar por si pueden tomar algún tren.

Sueños rotos antes de despertarse. Ilusiones de niña en cuerpos de mujer mancillados por la soberbia de quienes están acostumbrados a usar y tirar porqué en Hollywood abundan los carroñeros, los que envilecen el poder y los que manejan las luces iluminando a su antojo.

Marvin es un detective honrado que por saber con qué dientes muerde la vida empatiza con los que arrastran marcas de mordiscos y de ahí que a pesar de saber que el caso que lo emplea no es para enriquecerse y que se va a volver más que peligroso a medida que avance no piensa abandonar.

Giancarlo Berardi escribe un guión brillante de aparente sencillez para narrar una aventura de las de antes de cuando Chandler, Hammet y compañía asentaban los principios de la novela negra. La subtitula El Caso de Marion Colman como si fuera el inicio de casos de una serie que lamentablemente no ha tenido continuidad.

Da cancha a la figura del detective privado que compensa con su verborrea cínica su falta de físico y de pegada y que no puede esconder ni su sensibilidad ni su humanidad. Con su propio código moral y su particular manera de administrar justicia.

Un guión perfectamente ajustado a los clásicos, un homenaje al cine negro. Con suspense, final sorpresivo y donde las artes de todo detective que se precie salen a relucir.

Marvin el detective, página 17 de
El caso de Marion Colman
Ivo Milazzo dibuja con plumilla con trazo desmañado cuya discontinuidad procura arrugas en la ropa y  movimiento fugaz en el gesto y lo hace empleando línea delgada dejando amplios espacios en blanco en cada viñeta y demostrando conocer el dominio del claro oscuro al trabajar solo con blanco y negro, sin grises: solo empleados en una evocación fílmica. Remarcable es también su facilidad para cambiar de secuencia y de escenario sin que la línea espacio temporal, alterna tiempo presente y pasado con un preciso empleo de flash-back, donde sucede la parte dramática se vea alterada.

Bajo su aparente simplicidad encontramos una verdadera delicatesen que hay que saborear como se merece.