lunes, 7 de enero de 2019

El crimen que tú cometiste de Zidrou y Philippe Berthet

El cadáver presenta 77 incisiones.

La sociedad tiene a culpabilizar con facilidad. A poco que alguien sugiera algo, si encaja en el inconsciente colectivo, la muchedumbre se lanza cual manada de lobos sobre la oveja. 

Da igual que sea o no culpable; lo importante es que lo podría ser.

Por eso, cuando la sociedad ha pronunciado su veredicto no quiere saber más del tema; teme enfrentarse a la verdad ya que esta podría evidenciar que aquel es erróneo. Y si la víctima, una mujer joven y guapa, presenta 77 incisiones, que no puñaladas ya que el arma es un formón de carpintero, aún más motivo.

La acción transcurre en Australia, algo puramente coyuntural e intrascendente para la trama, donde un pastor de ovejas, en realidad alguien en busca y captura como sospechoso del asesinato de su esposa ocurrido 27 años atrás, vive su rutina en el presente sin dejar entrever su pasado
.
Pero ahora su hermano acaba de fallecer y antes de morir ha confesado ser el autor material del crimen. Esta confesión, por inesperada e insospechada, aturde e incomoda a todos los habitantes de la localidad y a él le abre las puertas a poder regresar redimido a su anterior vida. Si es que de ella queda algo.

Los comercios, los edificios y los habitantes no son los mismos 27 años después, pero hay algo que no cambia y es la hipocresía humana. Una atractiva y emocionante historia llena de misterios y suspense, digna de Hitchcock, que favorece tomar partido por unos y otros según avanza la trama.

Una mujer cuya calentura deja en pañales las calderas del infierno. Un pueblo con más gente con misterios que con pantalones. Un asesinato atroz con un arma nada usual. Una o varias redenciones.

Línea clara para una historia que da hilo sin
que se acabe el carrete.
Zidrou (actualmente de lo mejor que le puede ocurrir a un cómic y a un dibujante) ha escrito un guión negro donde se maneja con habilidad, a pesar de que toca diversos géneros y se alía con distintos dibujantes es en el noir donde consigue transmitir esa sensación de que lo común esconde lo singular y de que las vidas rutinarias no son sino una proyección manipulada de otra realidad que las personas esconden. Él se encarga de retorcer la historia para ir abriendo frentes inesperados como generadores de sorpresas que consiguen que el interés se mantenga álgido en todo momento.

Philippe Berthet dibuja de nuevo ese género en el que tan cómodo se siente, donde la mujer tiene prioridad, ese arquetipo de belleza fatal, esa temible combinación de rostro aniñado y cuerpo ansioso, donde las miradas y los gestos han de transmitir emociones. Y su trazo fino y sin interrupciones, esa adaptación propia, tan suya, de la línea clara, se adapta como un guante a esta historia que va dando hilo sin descanso.

Un cómic con cuerpo y mente, una atmósfera plácida y turbulencias en el interior. Una historia negra de las de verdad.

miércoles, 2 de enero de 2019

La mansión de los gatos de Jirō Akagawa

Sangre, humor, gatos y algo
sobrenatural.

La mansión de los gatos es la tercera novela de la serie Los misterios de la gata Holmes del prolífico autor japonés Jirō Akagawa, un verdadero maestro del género.

El detective Yoshitaro Katayama, a quien la visión de la sangre puede ocasionarle un desmayo, y su colega Ishidzu, a quien la visión de los gatos puede ocasionarle también un desmayo, se ven envueltos en una trama que no carece ni de sangre ni de gatos ni de desmayos.

El joven agente Ishidzu pretende a Harumi, hermana de Katayama, y los invita a conocer su nuevo apartamento donde espera poder llegar, más pronto que tarde, a vivir con ella. La visita se interrumpe cuando la policía se presenta a un parque cercano advertida del accidente sufrido por un niño. Y no es el primero; podría ser que los accidentes no fueran tales.

A todo eso hay que sumar que los habitantes de una pequeña aldea cercana están siendo tentados por una inmobiliaria para vender sus terrenos y casas y beneficiarse de las ventajas de una moderna urbanización. Claro que para eso todos los habitantes han de estar de acuerdo y de momento no es así.

La trama policiaca está surtida de esplendidos giros y golpes de efecto que no permiten un respiro ni elaborar una hipótesis acerca de quién está detrás de los crímenes.

Los toques de humor y los apuntes sobrenaturales sobre seres populares en la cultura japonesa combinan a la perfección con los actos de investigación y los procesos deductivos dando al conjunto el status de la perfección de lo simple.

Todo es simple, es lo que es. La trama fluye sin nada que la estorbe o interrumpa y la lectura se completa en menos de lo que un gato tarda en maullar.

Como en la primera novela de la serie la escritura de Jirō Akagawa es ágil y no hay cabida para adjetivos pomposos ni para descripciones floridas, ni para disquisiciones mentales de los protagonistas ni para análisis psicológicos de las situaciones.

Novela policíaca japonesa pero a imagen y semejanza de la inglesa del siglo de oro. De esas lecturas agradables cuya esencia, en cuanto se destapa, impregna el ambiente y perdura en la memoria con satisfacción.

Lean aquí la reseña de la primera novela de la serie Los misterios de la gata Holmes.

domingo, 30 de diciembre de 2018

Green Manor de Fabien Vehlmann y Denis Bodart

Tapa dura y rugosa, páginas gruesas. Calidad
tanto en el envoltorio como en el contenido.

Green Manor es un cómic compendio de 16 historias cortas, de 7 páginas cada una, de género policiaco ambientadas en el Londres de finales de 1800. En plena época Victoriana.

Cada historia, que gustosamente hubiera firmado el mismo Poe, plantea un acto criminal de materialización tan difícil que se diría imposible y que se resuelve con una brillantez racional tan prosaica como tienen los juegos de ilusionismo con cartas.

El Club Green Manor, uno de esos atildados lugares británicos reservados para hombres de noble condición o quehacer profesional remarcable, es un lugar de chismorreos y apuestas, como anteriormente lo fueran los literarios Diógenes, Reform o mucho más allá en el tiempo el Pickwick de Dickens.

Un lugar cerrado a mujeres en el que si las paredes hablaran no callarían. Un lugar donde bajo la apariencia de relamidos prohombres se encuentran latentes bajas pasiones y tendencias delictivas, cuando no directamente asesinas, de pensamiento y obra. La crueldad también viste levita y sombrero de copa.

Green Manor es el espectador pasivo de dimes y diretes que afectan tanto a realeza como a nobleza como a burguesía.

Colores compensados y bien combinados con el
trazo fino de la  línea clara.
El cómic es una delicia en contenido y continente, una vez más chapeau para Dibbuks que ha adecuado grosor del papel y la textura de las tapas a como deberían ser los ejemplares de aquella época. Un enjambre de guiones inteligentes, un rompecabezas elegante, un tratamiento gráfico de personajes amables e interesantes y todos los finales sorprendentes. Y un bonus track de bocetos muy agradecido.

Fabien Vehlmann se ha estrujado las meninges para elaborar unos guiones dignos de los mejores relatos policíacos de la edad de oro de este género. En pocas páginas consigue hilvanar historias completas y redondas, con diálogos cargados de ironía y astucia.

Los dibujos, a cargo de Denis Bodart, de línea clara y estilo cartoon o dibujo animado y suficientemente detallistas complementan perfectamente las narraciones y resultan brillantes en las expresiones de los rostros rozando la caricatura sin caer en la deformidad, y todo en una estructura de página de contenido clásico y empleando básicamente planos medios y generales.

El color, a cargo de Scarlett, el propio Denis Bodart y Ètienne Simon, de amplia paleta con predominio de tonos cálidos, secunda a la perfección los finos trazos y conforma los ambientes, sobre todo los cerrados, con un nivel de realismo equiparable al confort de los sillones, los sofás y el calor de una chimenea.

Nada sobra y el todo es una satisfacción visual y una placentera lectura. Un título que deben añadir ya a su colección noir. Un Club en que tramitar inmediatamente la solicitud de membresía. A ver si nos aceptan.

jueves, 27 de diciembre de 2018

Ciudad para ser herida de Francisco Veiga

Una obra de entretenimiento serio.

Ante la lectura de un thriller de espionaje, de política ficción, siempre asalta la duda de cuanto es ficción y cuanto realidad. El síndrome conspiranoide hace acto de presencia a poco de empezar la lectura y ya no te abandona ni después de haberla acabado.

Los thrillers de espionaje tienen, por necesidad, mucho contenido político. El espionaje entre países, excepto por intereses industriales y aun así, no se comporta igual entre ideologías afines que contrarias. En ambos casos hay recelo pero en uno además hay, cuando menos, intenciones desestabilizadoras.

Y eso sin contar los actos bajo falsa bandera, cuyas  intenciones dejan de ser oscuras para pasar a ser completamente negras. No es nada fácil adentrarse en una novela de este tipo. La complejidad de los personajes, el enrevesamiento de los hechos, la planificación de las acciones... todo pensado para que el misterio y la sombra de la duda no se despejen en ningún momento. La incógnita es la respuesta.

Para leer una novela de espías no hay que beber más allá de los límites para ver doble. Todos los personajes y todos los hechos tienen, o por lo menos lo sugieren, doble intencionalidad cuando no triple, por lo que la lectura ha de ser medida en el tempo justo a fin de no perder comba.

Igual de difícil es para quien la escribe. Mantener el equilibrio para que la ficción parezca real y dotar al contenido de vocablos y siglas que aporten convicción sin parecer un artículo de wikipedia, no está al alcance de cualquiera que lo desee: hay que tener un poso de conocimientos y gran capacidad para enlazarlos.

Francisco Veiga
Francisco Veiga ha conseguido con Ciudad para ser herida, adentrarse en una historia que vehicula un sinfín de condiciones: terrorismo, espionaje, relación entre cuerpos de seguridad, intereses económicos, intereses independistas, coincidentes todas ellas en la Barcelona de 2016 hasta el atentado en las Ramblas de agosto de 2017.

Su prosa y su vocabulario, parecen adecuarse a esa jerga que emplean los profesionales que pertenecen a esas órdenes secretas y misteriosas; que viven en lugares recónditos y oscuros y que se relacionan más consigo mismos que con el resto de la humanidad. Leyendo, se diría que el lector forma parte del equipo y por tanto obligado a respetar los protocolos de seguridad.

Ciudad para ser herida es una alerta a lo poco que sabemos de lo mucho que nos rodea. Una obra de entretenimiento serio a la que no resulta fácil entender ni su finalidad ni el propio final. Al fin y al cabo es espionaje y solo se puede hablar de lo no clasificado y aún y así cuanto menos mejor.

Es una manera de contar los hechos distinta a como nos los han contado; pero no hay de qué preocuparse: todo es ficción. ¿O no?

domingo, 23 de diciembre de 2018

Ella lo quiso de Javier Martín Betanzos

Un thriller psicológico que no tensiona.

Bruno Zambrano va al psiquiatra porqué siente que vive, casi físicamente, sus pensamientos de contenido sexual. Y no le parece normal ni conveniente. Y mientras se encuentra en la sala de espera experimenta uno de esos episodios con la mujer que, entretenida con una revista, aguarda, paciente, sentada frente a él, a que le llegue el turno.

Todo viene de su infancia, nada original pero que se le va a hacer si suele ser así como bien se encargan de descubrir los psiquiatras.

Con ese arranque potente y prometedor, Ella lo quiso, se anuncia como una novela negra protagonizada por una mente turbada y enferma a la que poco le falta para dar el salto de la ficción a la realidad. Poco, también, para materializar actos que hasta ahora solo se dan en un plano regido por la imaginación. Y poco para pasar de una violencia pensada a una realizada.

Al mismo tiempo se están encontrando cuerpos asesinados con peculiares heridas lo que sugiere la acción de un asesino en serie. ¿Estamos ante el mismo sujeto con desdoblamiento de personalidad? ¿Coinciden en tiempo y espacio dos seres enfermos incapaces de discernir entre el bien y el mal y entre el placer y el dolor? ¿Tienen las muertes otra intencionalidad que la que se aparenta?

Ella lo quiso, título, ya de por sí, de reprobable justificación machista que da una idea de hacia dónde van a ir lo tiros, parece prometer.

Y eso que promete se cumple pero sin la tensión ni el ritmo que se le espera a la novela y a cualquier thriller psicológico que quiera hacer honor a su condición y sobre todo a su apellido.

Javier Martín Betanzos no consigue tensionar en una lectura que se desliza lenta y sin giros. Protagonistas planos como obleas y, si fuera cine, podría muy bien ser una película muda habida cuenta de lo poco que aportan los diálogos.

Da la impresión de que se está ante una obra realizada en poco tiempo, nada reposada y poco contrastada. En caso contrario el resultado hubiera podido ser notorio.

lunes, 17 de diciembre de 2018

Reikiavik de Pablo Sebastiá Tirado

Reikiavik es un thriller que aúna
novela negra con
novela de anticipación.

Quien es capaz de acercarse al precipicio hasta dejar las puntas de los pies colgando en el vacío y mirar abajo, como si nada, no tiene vértigo. Ni miedo. O quizás es que no sepa lo que son ni el vértigo ni el miedo.

Sentir está relacionado con las emociones del ser humano y emocionarse ¿es una fortaleza? ¿o una debilidad? Infinito dilema.

Las reacciones ante una caricia o una bofetada son respuestas cognitivas a partir de una experiencia de satisfacción o dolor ya conocida y almacenada.

La ciencia sabe entender las reacciones a estímulos y por eso puede inducirlas. Todo parece poder ser explicado pero no es así y por eso en unas recónditas instalaciones, de tecnología punta y equipo de escogidos profesionales, en la remota Islandia, se están llevando a cabo pruebas de recuperación cognitiva y emocional con vistas a un experimento que puede cambiar la percepción de la humanidad sobre el tiempo y el espacio.

Mientras en Islandia son científicos y física cuántica, en Barcelona son mafiosos y trata de mujeres, drogas y lo que sea rentable a poco coste. Lo divino y lo humano. El pensamiento iluminado proyectado hacia la evolución y el pensamiento abyecto ocupado en la depravación.

Reikiavik es el título de un thriller que aúna novela negra con novela de anticipación, que no ciencia ficción. Reikiavik es la capital de Islandia. Reikiavik es el nombre de un rottweiler, negro como la oscuridad, de un metro de altura y sesenta kilos de peso.

Hannu es el humano que lo acompaña. Son compañeros de vida y de muerte. Ambos viven y matan. Ambos se dedican a purificar la sociedad; a limpiarla de quienes la corrompen: “Raeré de la faz de la tierra a los hombres que he creado”. Se diría que son ángeles de Dios o justicieros o asesinos y se acertaría en la elección a partir de la creencia de cada cual.

Pablo Sebastiá Tirado
Pablo Sebastiá Tirado ofrece una más que interesante novela negra que busca respuestas a la trascendencia de estar vivo y de sentirse vivo. Una reflexión filosófica desde el punto de vista humanista, ético y religioso de lo que inquieta a la sociedad desde que se creara y desde que los que la habitaron hicieron amplio uso del razonamiento.

La novela abre interrogantes, expone dudas, argumentos y contrargumentos y formula preguntas. Y deja que sea quien la lea quien decida lo que quiera pensar y creer. Este segundo nivel de lectura resulta tan atractivo como el primero, donde prima la trama de novela negra. Y ya es sabido que el negro es la ausencia de todos los colores.

Alternando capítulos, que transcurren en Barcelona y alrededores en tiempo presente con otros que transcurren mayormente en Islandia en tiempo pasado, consigue que, siendo cualquier lectura un medio de teleportación a otra realidad, en ésta, tal es el ritmo vertiginoso que alcanza, la teleportación sea una constatación dentro de la propia realidad.

Y que sea así no solo lo logra el ritmo, sino también la magnífica forma en que fluye la escritura sin detenerse ni chocar con nada. Se nota que se le ha allanado el camino para que fuera así. Se nota que la obra ha sido trabajada para conseguir ese fin.

Y se agradece con una lectura que una vez iniciada ya no puede detenerse. Búsquenla en librerías o pídanla en bibliotecas, y si aún no la tienen pregúntenles que a qué esperan. No se sorprendan si luego, también la regalan por Navidad.

Pablo Sebastiá Tirado es también el autor de La sonrisa de las iguanas y si pinchan sobre el título podrán acceder a su reseña en este mismo blog.

jueves, 13 de diciembre de 2018

Venjaré la teva mort de Carme Riera

La reseña en castellano Vengaré tu muerte a continuación de esta en catalán

Venjaré la teva mort
Venjaré la teva mort

Catalans i canelons van tan lligats com pessebre i caganer, i d’això tracta aquesta novel·la negra: dels lligams.

Els lligams en els negocis, els lligams en les famílies, els lligams amb les amistats i els lligams amb les mascotes.

Si algún es trenca, l’estabilitat emocional també pot arribar a fer-ho i llavors qualsevol desgavell es posible.

Elena Martínez Castiñeiras, catalana, catellanoparlant i d’ascendència gallega, avui cosidora, recorda quan treballava d’investigadora privada per la patriarcal empresa de detectius Holmes&Holmes SL i relata com va esdevenir la seva darrera investigació fent pública ara una informació amb la que espera reobrir el cas i canviar la sentencia.

Tot va començar a l’encarregar-li la recerca de l’empresari Robert Solivellas que havia desaparegut uns dies abans. Un cas d’aquells que en comissaria es resolen fent una porra de si rossa o morena i si de vintipocs o trentaiescaig, per això la seva dona, Montserrat Bofarull, espiritualment aconsellada per una vident, sabent que el seu marit no la deixaria per cap joveneta va contractar els serveis de l’agencia per que el trobessin i el portessin a casa sa i estalvi.

A Carme Riera, en aquesta segona incursió en la novel·la negra, la primera fou Natura quasi morta després de la qual va dir que havia finalitzat el seu apropament al gènere, se la nota molt més còmode, potser te a veure que ella mateixa l’etiqueti com a novel·la gris fosc; això suposa que malgrat ser un argument de novel·la negra hi te més pes les històries que en ella s’expliquen i es que Carme Riera, com a bona escriptora que es, es molt bona contant histories.

Els delictes, les investigacions, la resolució judicial i la resolució del cas, son necessaris i intel·ligentment tramats però en el fons no deixen de ser fites en el camí quin objectiu es contar una historia de persones del carrer tot aprofitant per ventar algún clatellot, amb força humor, als que cometen frau, als que trafiquen, els que okupen, els masclistes, al patriarcat i al franquisme.

I els representa creant personatges ad hoc, ja que sense ells les histories no s’aguantarien, arquetips ridículs que fan riure i més pena que gloria.

Es una comèdia negra amb resultats funestos; tothom perd quelcom o a algú. Real com es la vida: per molt que sembli que guanyem sempre anem perdent.


Vengaré tu muerte
Vengaré tu muerte

Catalanes y canelones van tan de la mano como pesebre con caganer, y de eso va esta novela negra: de los lazos de unión. De los lazos que atan.

Las ataduras en el mundo de los negocios, las ataduras en las familias, las ataduras con las amistades y las ataduras con las mascotas.

Si alguna se rompe, la estabilidad emocional también puede llegar a hacerlo y entonces cualquier desastre es posible.

Elena Martínez Castiñeiras, catalana, catellanohablante y de ascendencia gallega, hoy modesta modista, recuerda cuando trabajaba de investigadora privada para la patriarcal empresa de detectives Holmes&Holmes SL y relata cómo transcurrió su última investigación haciendo pública una información con la que espera reabrir el caso y cambiar la sentencia.


Todo empezó al encargarle encontrar el paradero del empresario Robert Solivellas desaparecido días antes. Un caso de aquellos que en comisaría se resuelven haciendo una porra sobre si rubia o morena y si de veintipocos o treintaalgunos, por eso su mujer, Montserrat Bofarull, espiritualmente aconsejada por una vidente, sabiendo que su marido no la dejaría por ninguna jovencita contrató los servicios de la agencia para que encontrasen a su marido y lo devolvieran sano y salvo al hogar.

A Carme Riera, en esta segunda incursión en la novela negra, la primera fue Naturaleza casi muerta después de la cual dijo que había finalizado su acercamiento al género, se la nota mucho más cómoda, tal vez tiene que ver que ella misma etiquete esta obra como de gris oscuro; lo que supone que a pesar de tener un claro argumento de novela negra pesan más las historias que en ella se cuenta y es que, Carme Riera, como buena escritora que es, es mucho mejor contando historias.

Los delitos, las investigaciones, la resolución judicial y la resolución del caso son necesarias y están inteligentemente entrelazadas pero en el fondo no dejan de ser hitos en el camino cuyo objetivo es contar una historia de personas comunes, o no tanto, aprovechando para dar algún capón, con mucho humor, a los que cometen fraude, a los que trafican, a los que okupan, a los machistas, al patriarcado y al franquismo.

Y representa a este elenco creando personajes ad hoc, ya que sin ellos las historias no se sostendrían, arquetipos ridículos que hacen risa y dan más pena que gloria.

Es una comedia negra con resultados funestos; todos pierden algo o a alguien. Real como es la vida: por mucho que parezca que vamos ganando en realidad vamos perdiendo.

sábado, 8 de diciembre de 2018

Los ojos de la muerte de Samantha E. King

Una novela que aterra y
conmueve por igual.

La muerte vive en la muerte de los demás. Para no dejarla vivir lo mejor es matarla. Pero, ¿cómo se mata a la muerte?

Los ojos de la muerte es una novela con comportamiento sobrenatural que busca sobrecoger al lector. Donde la muerte es alguien a quien temer de verdad ya que no solo arrebata existencias, sino mucho peor: arrebata las vidas de los que aún viven.

Una novela río que abarca varias generaciones donde la protagonista principal es la mujer. Así respectivas hijas, madres, abuelas y bisabuelas mantienen la trama entrelazada cual cordón umbilical que transmite sus genes, sus miedos, su felicidad y su dolor.

La novela está estructurada a partir de las diversas voces de sus protagonistas, combinando hábilmente la tercera persona con la primera en forma de conversación telefónica, de carta o de diario personal y consiguiendo adecuar cada voz a la época, edad y condición de quien la proyecta estableciendo así la identidad de cada cual que va ligada a las penosas decisiones que deben tomar a lo largo de su vida y que no solo las condicionan a ellas sino que, por estar vivencialmente unidas, afectan a todas las partes.

Las protagonistas nacen, viven su infancia, su adolescencia, su juventud, su madurez y desaparecen. A lo largo de su tormentosa existencia experimentan todas las emociones posibles, buenas, malas y peores. Aman y sufren. Reciben y pierden. Aprenden a vivir con lo que hay.

Los ojos de la muerte es una novela de terror en la que el suspense absorbe la lectura hasta aguantar la respiración. En la que además se evidencia el maltrato psicológico y físico que sufren a diario las mujeres ya sea laboral, paterno filial, de pareja, o en instituciones tuteladas como hospicios e instituciones psiquiátricas.

Pero aún en medio de tanta desconsideración resuena la esperanza y se lanza un mensaje optimista que no por ello es ingenuo, sino todo lo contrario: es con los pies en el suelo cuando se sabe dónde es abajo y donde arriba.

Samantha E. King
Samantha E. King, pseudónimo de la autora Eba Martín Muñoz, consigue que nos metamos en la piel de esas mujeres y sintamos el mismo dolor, el mismo miedo y la misma esperanza ante esa muerte que amenaza con absorber la vida y ante esa injusticia social que ejerce el hombre por ser de esa condición en una bula otorgada desde que la fuerza bruta se impuso al raciocinio.

Y lo logra con una prosa cargada de lirismo, sin recurrir a tópicos fáciles del género y con un dominio del sentido del ritmo que lleva en volandas la lectura que aterra y conmueve por igual.

Una novela que merece atención. Una escritora indie que apuntaba maneras y que las está confirmando.

viernes, 30 de noviembre de 2018

Creepy (Escalofrío) de Yutaka Maekawa

Cada cual en su casa
y la maldad en la que pueda entrar.

La maldad que se ve es la que se manifiesta si ejerce dolor físico, pero también existe la maldad invisible y es la que supone agredir y dominar psicologicamente a alguien. Cuando eso sucede la persona sometida reduce su vida a la de un simple títere. Sigue con vida, sigue consciente, pero pierde la capacidad de decidir y sufre. Sufre lo indecible.

En la sociedad digital actual hace mucho tiempo que las relaciones con el vecindario se reducen a un ligero contacto visual y a unas frases hechas. Normas de cortesía forzadas que si se pudieran evitar se evitarían. La gente tiende a aislarse y no desea que nada ni nadie interfiera en su mundo.

Las relaciones humanas, en la época en que es más fácil establecerlas, se están perdiendo. Incluso con los amigos y los familiares. Poco contacto físico y contacto telefónico substituidos por whatsapps y otros mensajes de texto.

No es de extrañar pues que pueda desaparecer una familia sin casi levantar sospecha; que pueda alguien suplantar una personalidad distinta; que pueda alguien extorsionar alguien más débil.

Cada cual en su casa y la maldad en la que pueda entrar.

Takakura vive con su mujer en un barrio residencial de Tokio. Es psicólogo criminalista que trabaja de profesor en una universidad y que tiene alguna fantasía con una alumna de la que es tutor en su trabajo; un día Nogami contacta con él, un antiguo compañero de colegio y hoy inspector de policía, para que le ayude a entender un caso pendiente de resolver acaecido hace años.

Un matrimonio y su hijo desaparecieron sin dejar rastro y ahora su hija, que e libró del suceso por estar aquel día ausente, aporta nueva información. Nogami pide a Takamura que le ayude a estructurar los nuevos datos y poder perfilar la naturaleza criminal de quien fuera que hiciera lo que hizo.

Los años transcurridos desde aquel caso pasan como un suspiro cuando de nuevo se suceden asesinatos y tenebrosos misterios.

Sin sospecharlo, Takamura y su mujer van a participar de una investigación que va a alterar sus vidas y va a inquietar sus corazones. Una investigación que va más allá de localizar a un culpable y detenerlo.

Yutaka Maekawa
Yutaka Maekawa compone un thriller propiamente japonés. Donde ser educado y respetuoso marca la diferencia entre comunicar unas sospechas o no hacerlo; donde tomar unas decisiones tiende a provocar desastres y donde la reflexión puede explicar hechos aparentemente imposibles.

Creepy es novela negra japonesa, ya saben: de evolución lenta pero sin marcha atrás. Como una mecha prendida.

De lectura pausada, a veces irritante, a ojos occidentales, por la poca capacidad de reacción que muestra el protagonista, anodino y de monótonas rutinas, a veces confusa por giros que poco parecen aportar y ralentizan, aún más, el ritmo. Aunque todo tiene su razón y su motivo y es al final, cuando las piezas encajan, cuando todo tiene su explicación.


Hay más reseñas de novela negra japonesa en este blog. Pinchen aquí para ver la lista. Y si aún no la han probado ¿a qué esperan?

domingo, 25 de noviembre de 2018

Las mujeres de Bletchley (The Bletchley Circle)

Femicidios y denuncia del machismo
y patriarcado.

Durante la II Guerra Mundial, Bletchley Park fue el Cuartel General de Comunicaciones del Reino Unido, un centro operacional dedicado a descifrar mensajes cifrados por los nazis. Allí, por ejemplo, fue donde Alan Turing y su equipo consiguieron entender Enigma con el consiguiente impacto favorable a los aliados.

La serie Las mujeres de Bletchley (The Bletchley Circle) se centra en cuatro mujeres que por aquel entonces trabajaron allí de forma brillante y que ahora, mediados los ’50, con la guerra finalizada e intentando la sociedad volver a la normalidad con los hombres habiendo recuperado el protagonismo, viven vidas anodinas e insatisfactorias.

Hasta que una de ellas, para la que sus procesos cognitivos van a velocidad de vértigo y le son tan indispensables como respirar, cree ver un patrón geográfico de comportamiento en una serie de asesinatos de mujeres, cuyos cuerpos se están encontrando en distintas zonas de Londres, aparentemente sin conexión alguna ni entre los lugares ni las víctimas.

Ante el escepticismo de Scotland Yard no duda en contactar con sus antiguas compañeras que, tan ávidas como ella de poner algo de emoción a sus vidas y ayudar a evitar más femicidios, no dudan en aportar sus aptitudes y sumarse a la investigación.

Bajo el inocente motivo de encuentro como es la creación de un Club de Lectura, Susan, Millie, Lucy y Jean van elaborando hipótesis a partir de los análisis de la información que consiguen como hicieran al descifrar los códigos del ejército alemán.

El resultado da una miniserie de 3 episodios para este primer caso y una segunda temporada con dos nuevos casos de dos episodios cada uno.

El reparto lo conforman actrices y actores muy convincentes en sus papeles: Anna Maxwell Martin, Rachael Stirling, Julie Graham, Sophie Rundle, Mark Dexter, Hattie Morahan, Faye Marsay, Michael Gould, Steven Robertson y Nick Blood.

Una serie negra, que trabaja el misterio como una serie policiaca y el suspense como un thriller y que demuestra, como suele ser habitual en la BBC, que en esto del costumbrismo criminal los ingleses son los verdaderos especialistas y es que el misterio y la amenaza, como los asesinos, siempre son vecinos de alguien.

La serie desarrolla tres interesantes casos de intriga y denuncia el ostracismo al que los medios y los libros de historia sometieron a las mujeres que tuvieron un papel activo y fundamental en el modo en que evolucionó la contienda.

Las mujeres no solo fueron víctimas durante la guerra, habría que decir todas las guerras, sino también después: al quedarse sin trabajo, al tener que vivir bajo la opresión y violencia masculina, “sucede a menudo”, y a verse recluidas al triste papel de ama de casa sin aspiraciones ni intelectuales ni políticas. Este es el aspecto de fondo cuya denuncia es elocuente.

Serie policial, de intriga y espionaje, reivindicativa y de fuerte contenido sociológico que ofrece diversos niveles de lectura. Más que recomendable.

domingo, 18 de noviembre de 2018

En blanco y negro de Prado G. Velázquez

La lectura se convierte en algo tan visual
como un film noir americano de la dorada
época del blanco y negro.

En las décadas ’40 y ‘50 la novela negra americana, y por extensión el cine negro, tenían por protagonista único e indiscutible al hombre, encarnado en un detective privado. La mujer, o dulce esposa abnegada o femme fatale rompe corazones y hogares, de final fatale. Ambas comparsas sometidas al inseguro carácter masculino siempre veleidoso.

Mujeriego, alcohólico o casi, fumador, solitario, amargado, eterno paladín de la lucha contra el mal y en pro de la justicia. Un caballero sin más armadura que una gabardina y con la ironía como principal arma antes que puños y pistolas.

En blanco y negro es una novela ambientada en esa época. En la época dorada del noir americano. Y es típica del género pero sin caer en los tópicos o aun haciéndolo es capaz de darle un giro para que la lectura no sepa a más de lo mismo.

En primer lugar lo logra proponiendo a una detective privado en lugar de a un. Esto que hoy nos parece normal no lo era para nada en la América de esos tiempos; ni en la real ni en la ficticia impresa en pulp.

En segundo presentando una trama que va ofreciendo diversos reflejos según le dé la luz con una magnífica y melodramática puesta en escena final, digna del mejor film. Que sea poliédrica ayuda mucho, de ahí el mérito al componerla.

Y en tercer lugar lo consigue gracias a su preciso redactado, a su dominio del lenguaje y a un laborioso proceso de documentación que hace creíble lo que, no siendo real, bien hubiera podido ser.

Rachel Bladovich, para el oficio de detective R. J. Bladovich de la quien dice ser esposa y ayudante, es una ex-policía a quien le pudo la honradez y el cuerpo, el de policía, se lo agradeció quitándole el peso de la placa. Viste a lo Hepburn, es rebelde, bocazas, no como soplona sino como incontinente verbal de pullas, legal con quien lo merece y lesbiana.

Un rico empresario del mundo automovilístico que está siendo objeto de chantaje acude al despacho para que descubran el entramado. Desde el primer momento hay algo que no huele bien en el asunto pero el dinero es un magnífico desodorante y Rachel no va a tardar en comprobar que los cadáveres huelen peor metiéndose en una investigación que, como la vida, le viene un poco grande.

Rachel lo cuenta todo en primera persona, no podía ser de otro modo, y demuestra un sentido del humor contagioso, aún en circunstancias extremas. Que las hay: no se olviden que estamos ante una novela negra como las de antes, donde una vida vale pocos centavos.

La lectura se convierte en algo tan visual como un film americano de la época. Glorioso cine negro en blanco y negro. No falta ninguno de sus ingredientes y es una verdadera gozada revisitar sus señas de identidad y sus recovecos desde un punto de vista atípico.

Y es que la detective Rachel comparte con sus homónimos masculinos el gusto por meterse en líos, por el alcohol y especialmente por las mujeres.

Prado G. Velázquez
Hay ocasión de recordar y homenajear a grandes de Hollywood como Katherine Hepburn, Gene Tierney, Joan Crawford y Veronika Lake; a las productoras, las majors, y a los castings. También hay un sentido recuerdo por La Dalia Negra y un guiño a una escena de La ventana indiscreta del gran Hitchcock.

Prado G. Velázquez escribe de modo que las palabras se convierten en imágenes. Echa mano a recursos literarios con habilidad, alternando acción con reflexión y diálogos con monólogos para acelerar y desacelerar la trama y demuestra un dominio de la ironía y del humor rebelde que hacen que En blanco y negro sea una apología de la novela negra clásica, esa en la que el cinismo se disparaba a ráfagas. Léanla sin dudar siquiera ni un ápice.

jueves, 15 de noviembre de 2018

Nunca bombardees Pearl Harbor de Javier Hernández Velázquez


Tercera edición ya de una gran novela.
Los japoneses aprendieron tarde y dolorosamente que su gran victoria en Pearl Harbor no fue sino el principio de su más devastadora derrota. En una batalla todos pierden algo pero alguno más y otros incluso todo.

Hay una excepción y es el hierático personaje, El Hombre sin Nombre, que encarna Clint Eastwood en la Trilogía del dólar de Sergio Leone y es que él no tiene nada que perder. Tal vez por eso fue por lo que cuando Eastwood empezó a dirigir le dio más protagonismo a sus personajes que a la acción. Sin temor a perder no se puede querer.

Y Mat Fernández, que quiso, que quiere y que seguirá queriendo, sabe que en la guerra que está a punto de entrar seguro que perderá a alguien o a algo.

Mat Fernández es el detective privado canario que acepta investigar la muerte de un chaval en Barcelona. Un caso de violencia en el Raval. Uno más.

A Mat la vida se ha empeñado en ofrecerle, mediante este caso, respuestas no deseadas a preguntas que nunca se formuló. Reencuentros con fantasmas del pasado que no se cubren con sábanas pero si arrastran cadenas; de recuerdos, de ausencias y de incertezas.

En el mundo del hampa existen los hampones, los rastreadores y los capos. Los primeros son prescindibles, los segundos son ejecutores y los últimos son dirigentes. Tan dirigentes que no solo dirigen a los segundos sino también otras empresas solventes y políticamente correctas para aumentar el poder y el saldo propio y de otros. Que tu mano izquierda no sepa que hace la derecha aunque ambas estén gobernadas por el mismo cerebro. Corazón no hay.

A Mat Fernández entrar en guerra con esa gente no le ha resultado difícil, salir de ella indemne si se antoja complicado. Gente que no se detiene ante nada, que no muestra atisbo alguno de sentimentalismo. El dinero no entiende de eso. Y a Mat le importan las personas y sabe que sus decisiones ya no solo le atañen a él y eso inspira temor.

Nunca bombardees Pearl Harbor. Nunca despiertes a un gigante dormido. Nunca te vanaglories de tumbar a alguien hasta estar seguro que no volverá a levantarse.

No haber leído las dos entregas anteriores con el mismo protagonista, Los ojos del puente y Un camino a través del infierno, se antoja ahora, después de leer esta tercera Nunca bombardees Pearl Harbor, un fallo afortunadamente reparable (que solucionaré de inmediato). No porqué haya continuación en la trama, si la hay no se detecta y no afecta, sino porqué el personaje se lo merece.

Javier Hernández Velázquez
Y el escritor, Javier Hernández Velázquez, también. El ritmo narrativo lo marcan sus frases cortas. Cortadas. A bisel, como hojas de navaja. Sus descripciones ceñidas a lo esencial, a lo reconocible y sus diálogos ajustados para que digan lo que tienen que decir. Y sus guiños culturales y su particular manera de cruzarlos con el argumento.

Esos son los rasgos característicos de la novela de Javier Hernández Velázquez. Alguien cuya obra deberían admirar.

No deben dejar pasar esta novela sin leerla. Sergio Leone, Ennio Morricone y Akira Kurosawa lo harían si pudieran y Clint Eastwood seguro que lo hará si la recibe.

lunes, 12 de noviembre de 2018

La tragedia del girasol de Benito Olmo

El girasol como parte del
engranaje cósmico.

Al inspector Manuel Bianquetti, a quien conociéramos en La maniobra de la tortuga le han suspendido de empleo y sueldo, y no ha sido a la ligera: lo ha estado buscando, queriendo o sin querer, con su comportamiento de niño consentido y su insolente independencia. Su efectividad resolviendo un asesinato o destapando corrupción no contrarresta su insubordinación. Y eso, en según qué sitios, empleos o estamentos, lo es todo.

Ahora es detective privado. Ha cambiado la placa por una tarjeta. No ha variado ni un ápice su mal humor y sus malos modos. Su egoísmo y su inmadurez también se mantienen, luciendo como faros en la niebla y deslumbrando a quien le importa hasta apartarlo.

Necesita sintonizar su emisora afectiva para escuchar a quienes le rodean y le quieren en lugar de escuchar ruido de la estática, que no se entiende, que molesta y pone de los nervios.

Tiene un caso entre manos: encontrar una chica que se dedica a la prostitución; pero como que sus manos son talla XXL le cabe uno más: hacer de guardaespaldas de un importante hombre de negocios.

Y como si de una peli de Hollywood se tratara, Manuel Bianquetti pronto se ve formando equipo con un grupo de trajeados con mucha pose y ensayados gestos pero sin experiencia.

En esta segunda entrega de la serie, la primera, como ya se ha dicho, fue La maniobra de la tortuga, la trama principal se presenta mucho más compleja y estructurada, los diálogos son más convincentes y las acciones más consecuentes. Todo tiene un aire más redondo.

Los dos casos avanzan a buen ritmo y tienen cuerpo suficiente cada uno para no ser relleno del otro como para mostrar ambos un nivel de tensión y suspense alto. Esta segunda novela consagra a Bianquetti, con todo lo bueno y malo que tiene como individuo, y a su autor que ha sabido afianzar al personaje.

Bianquetti el detective, el ex-policía, es un tópico con largas patas: duro, cínico, bocazas y un inconsciente. Bianquetti el ser humano es inmaduro, niño grande, carece de disponibilidad y no ha resuelto sus conflictos con su yo afectivo.

Benito Olmo confirma la línea ascendente apuntada en su anterior trabajo y ya no solo apetece leerlo sino que genera espera ansiosa para conocer su próxima novela.