Gastronomía india y criminal |
Imagínense que Miss
Marple se llama Lalli y que en lugar de un sobrino escritor tiene una sobrina
escritora. Imagínense que en lugar de tomar te en St. Mary Mead, Inglaterra, lo
toma en Bombay, India. Y por último que en lugar de entretenerse resolviendo
crímenes circunstancialmente lo hace resolviendo crímenes de forma oficial por
encargo. Con todo esto tendrán a la protagonista de una serie de novelas
policíacas al más puro estilo whodonit de la escritora india Kalpana
Swaminathan que evoca, sin duda alguna y por ella reconocido, a la sin par
Agatha Christie.
Los crímenes de Ardeshir
Villa es una novela policíaca en toda regla y es la primera de esta serie.
Lalli y su sobrina, cuyo
nombre no sabremos, son invitadas a pasar un fín de semana gastronómico en
Ardeshir Villa, una preciosa residencia campestre cercana al mar, por su amiga Hilla
que la ha restaurado y redecorado después de haberla heredado inesperadamente.
El cocinero, que no chef,
tiene dos habilidades además de saber cocinar todo tipo de platos; la primera consiste en interpretar los deseos de cada comensal y otra más malévola que
emplea para cocinar un plato a medida para cada uno que les retrotrae a un
recuerdo del pasado. Para algunos agradable y para otros un secreto inconfesable.
Otros invitados coinciden
con ellas, además de la sobrina de Hilla que va a cumplir dieciocho años y el
cocinero. También, y sin ser invitada, una lluvia torrencial, que los deja
aislados, hace acto de presencia. Y cuando se descubre el asesinato está claro
por las circunstancias climatológicas que el culpable ha de ser alguien de
dentro de la casa.
Por descontado que Lalli,
por su trayectoria como policía ya jubilada y su experiencia en estos asuntos,
se hace cargo del caso y ayudada por su sobrina va a desenmascarar al culpable que
resulta serlo de más muertes.
Cada uno de los
protagonistas, de edades muy distintas, tiene su carisma asociado a su estatus y
oficio y su comportamiento social refleja el sistema de castas aún imperante en
la India y en la narración se va conociendo su forma de ser y de pensar a
través de diálogos con referencia a su pasado. Un fin de semana encerrados por
la lluvia da para charlar, reir, enfadarse, amar, odiar e incluso matar.
Así la novela va situando
a cada cual a través de su vestuario, su comportamiento frente a la comida,
sobre todo los desayunos, su paciencia o impulsividad, su necesidad de brillar
o pasar desapercibido y permite al lector formarse una opinión sobre quienes
llegaran al final como cadáver y quien será el criminal.
Siendo el eje del
encuentro en Ardeshir Villa un recorrido por la historia gastronómica de la
India, no pueden faltar descripciones de platos que, si gustan de este tipo de
cocina, hacen la boca agua mientras se avanza en la lectura, lo que no sucede
tanto con el avance de la trama que tiene momentos de languidez contemplativa
propios de la forma de vida oriental.
Nada extraño teniendo en
cuenta que la percepción del paso del tiempo transcurre de forma diferente en
la India y que la importancia o relatividad de los hechos se mide por una
escala muy distinta a la de los occidentales. Es lo que tiene leer novelas de
otros países: que hay que empatizar con sus usos y costumbres para poder entrar
en la atmósfera de la trama.
Lo que no resulta para nada difícil
ya que la autora ofrece información más que suficiente para ambientarse sin
excesiva dificultad.
Kalpana Swaminathab |
Kalpana Swaminathan hace
que la novela esté narrada en primera persona por la sobrina anónima de Lalli y
contiene perlas de humor inteligente que enriquecen el relato y una resolución
final que no desmerece y que para los seguidores de Agatha Christie tendrá el
retrogusto de estar leyendo una obra de la escritora inglesa, con modismos
indios y estilo distinto, eso si, pero con la misma esencia y planteamiento.
Pudiendo seguir tomando té y sin echar en falta una didáctica charla sobre diversas clases de
veneno con aplicación práctica.