Hacer un seguimiento online
de vida ajena las 24 horas del día a través de televisión es
algo que hoy no sorprende a nadie pero cuando este cómic se editó en 1985 resultaba cuando menos insospechado y curioso: La vida de
Truman aún necesitaría años para aparecer y no digamos Gran Hermano.
Insospechado suponer que
el morbo pudiera generar tanta audiencia y tantos beneficios económicos para la
cadena emisora y curioso ver como los telespectadores comparan su vida con la de los otros y les desean desgracias para consolarse ante el
dolor ajeno.
Claro que Custer no es
alguien corriente. Custer es una joven guapa, sensual y decidida que vive una vida azarosa en una
sociedad distópica en la que convivir con la violencia y la muerte no es nada
excepcional.
Custer se arrepiente de
mostrarse en cuerpo y mente a los ojos de mirones ávidos solo de
situaciones escabrosas emitidas en prime time y maldice el día que vendió
su alma a la cadena de televisión CMB a cambio de dinero. Pero ya no es tiempo
de lamentaciones si acaso de salir lo mejor parado que se pueda.
El cómic se estructura en 8 capítulos cortos a modo de episodios televisivos, algunos con línea argumental
continuista y en ellos se muestran acciones de la vida de la protagonista
a la par que conocemos sus pensamientos y sus deseos más íntimos; y todo con
tintes de novela negra con violencia y sexo.
Las acciones transcurren
en un entorno que homenajea al cine negro americano más logrado al que le
añaden humor a su inherente ironía y erotismo y sexo sin tapujos; algo que el
cine nunca pudo mostrar.
1. Llegada a Alphaville
2. Peripecia en
Metropolis
3. Confidencia en Fat
City
4. Jadeos en el Barrio
Chino
5. Rebelión en Dark City
6. ¿Acaso no matan a los
caballos en La Ciudad Desnuda?
7. Final en Sunset
Boulevard
8. Epílogo en La Fábrica
de Sueños
Carlos Trillo es el
guionista de esta historia: mordaz, irónico, visionario y crítico con todo lo que deshumaniza al género humano y poco más se puede decir: quienes conozcan el mundo
del cómic saben que hablamos de uno de los grandes y para los neófitos sepan que
están ante toda una garantía; y si bien es cierto que estamos ante una de sus
obras menores no por ello resulta menos interesante.
Jordi Bernet, el
dibujante de Torpedo, emplea solo blanco y negro y consigue con sus efectos de
luz que parezca que todo transcurra siempre de noche y con el trazo fino y
mucho movimiento en la perspectiva de la viñeta logra equipararse con los
encuadres de la cámara que va siguiendo a Custer y mientras que con esta emplea el dibujo
realista para el resto de protagonistas mezcla realismo con caricatura para
resaltar actitudes y comportamientos.