Cada uno tiene su particular Jardín de Cartón donde arden cuentas pendientes. |
Las fallas son la ventana por donde el mundo mira a
Valencia y para los valencianos son la noche de reyes de los niños: algo
mágico, algo esperado, algo deseado y algo efímero.
Cada barrio de Valencia tiene su particular jardín de
cartón habitado por figuras construidas con material inflamable listas para
arder en cuanto se dé la señal. Pero cuando se disipe el humo los problemas
seguirán existiendo y los que más tienen seguirán acumulando y los que menos
tienen pueden llegar a perderlo todo.
La corrupción y los intereses económicos no son cosa del
presente, vienen del pasado pero es ahora cuando los medios airean su origen,
se conoce su alcance y se vituperan. Y es que toda acción no es sino una
consecuencia de un hecho como las hojas lo son de una raíz.
El Jardín de Cartón es
una novela multigénero, negra, policiaca y thriller, donde una pasión del
pasado que ardió con tanto o más ahínco que los ninots falleros dejó los
rescoldos donde hoy se asan venganzas, envidias y odios.
Laphroaig Scotch whisky |
Mejías, detective privado a imagen y semejanza de los del
cine americano en blanco y negro, a imagen por su sempiterna gabardina y su
trasiego de whisky, eso si Laphroaig que no bourbon, y semejanza por su desasosiego
existencial y diálogos con su conciencia, regresa con un nuevo caso que
rememora ecos de su primero en La ciudad
de la memoria.
La situación económica de su agencia, a punto de ser
embargada por Hacienda, le impele a aceptar un caso que su ética rechaza y a
venderse, en cuerpo y alma, aunque no se le pueda comprar.
Y así con la colaboración de su ayudante Berta, emprende dos
investigaciones tan dispares como son desbaratar un intento de sabotaje a una
de las fallas de mayor presupuesto y localizar una botella de un excepcional,
por bueno y por desubicado, whisky autóctono llamado Ullal Blau, elaborado hace
tanto tiempo, la primera mitad del siglo XIX, que nadie parece recordar su existencia.
Santiago Álvarez se
acoge a la licencia de autor para hacer de Valencia un gran escenario icónico donde
plantar su propia falla que no es otra que esta novela.
La falla, la novela, la construye con alegorías,
críticas, denuncias y caricaturescos personajes que representan esos intereses
privados sin escrúpulos que apisonan más que andan y le sirve para pasar
cuentas con ese poder corrupto henchido de soberbia que desde la altura de su
condición de ninot más grande se burla de las miserias que el mismo fomenta y
que pisotea con desdén.
Pero a toda falla, por importante que sea, le llega su San José.
Santiago Álvarez |
Las páginas de la novela le sirven a Santiago Álvarez de
combustible acelerante para quemar su falla. Una falla que en su exterior es el
atractivo argumento de la propia novela sustentado por una deliciosa e
intrincada trama que es la estructura que sustenta la falla. Todo un oximorón
en una Valencia que luce las fallas como un escaparate donde no todos los
valencianos se reflejan.
Una novela que, como la cocina que con los mismos
ingredientes reinventa sus platos, partiendo de los clásicos rejuvenece el
género con una enorme carga de simbolismo para disfrutar en primera y segunda
lectura a partir de los créditos que subtitulan cada capítulo..
Despidámonos con la música del agrado de Mejías
Chick Webb & his Orchestra
Ella Fitzgerald - When I GetLow I Get High 1936
Lean la reseña de la primera novela de esta serie La ciudad de la memoria