Marineros americanos liberando las tensiones por pasar mucho tiempo en alta mar. |
Esta es la reseña de Azul
marino, la última novela protagonizada por Ana Martí, ¡hay que joderse!
En 1959 los americanos fondeaban sus fragatas y
portaviones de la Sexta Flota a tiro de lancha rápida de Barcelona. Y sus
marineros tomaban esas lanchas, como quien toma el autobús, para desplazarse a
tierra y dar rienda suelta a los instintos reprimidos en alta mar buscando los
medios más idóneos, léase alcohol y sexo.
Parecían los amos del mundo, derrochaban dólares,
contrabandeaban con tabaco y ofrecía chicle y medias a las jóvenes que se
avenían a acompañarlos. Fácil pues que despertaran antipatías. Fácil pues que
de las palabras a veces se pasara a las manos. Y a los cuchillos.
Anthony, uno de esos marineros de origen portorriqueño, ha
sido asesinado en un bar de la Calle Conde del Asalto y aunque los americanos
suelen lavar su ropa sucia en casa, o en el barco, en esta ocasión, por razones políticas, solicitan la
colaboración de la policía española.
Ana Martí, la joven periodista que vive con su prima
Beatriz y pluriemplea en El Caso y en
Mujer Actual, accede a la petición
del inspector Isidro Castro para que le haga de intérprete en las conversaciones
e interrogatorios en inglés, ¡hay que joderse!, esperando que favor con favor se paga y de ello
pueda sacar un buen artículo.
La investigación, en apariencia un trámite, presenta
rápidamente aspectos no previstos que habrá que resolver con rapidez habida
cuenta que la flota tiene previsto partir en unos días.
Las autoras aprovechan una coyuntura histórica muy
particular para cuajar un argumento ficticio lleno de verdades y dar un repaso vivencial
a la historia reciente de España en especial a sus carencias inducidas sobre
derechos humanos en todo su más extenso significado. Quien no nace en noble cuna
solo pasa hambruna.
Flirteo entre USA y España |
En Azul marino, las autoras,
eligen una época en la que el franquismo desea a estar a bien con América que es
la única que le hace caso y le puede facilitar su reintegración al mundo y por
eso conviene callar según que cosas, aún más de las que habitualmente se callan
y se mandan callar.
Una época en la que la gente bien no solo se empeña en
demostrar que lo es sino que con ello pretende justificar lo injustificable de
sus actos que confunden la caridad con la explotación.
Y Rosa Ribas y
Sabine Hofmann lo cuentan con esa
calidad literaria, esa pulcritud lingüística, ese amor por el trabajo bien
hecho que ha sido su sello distintivo a lo largo de las tres novelas con las
que han ilustrado, enunciado y denunciado retazos de historia política, social
y económica a partir de tramas de brillante novela negra.
La novela sirve para cerrar (ojalá no fuera así) una
trilogía que empezara con Don de lenguas y siguiera con El gran frío y que tiene a Ana Martí como protagonista principal de cada
una.
Ana Martí es mucho más que un personaje ficticio de
novela negra; es ante todo el reflejo social de toda una época oscura y
dramática. Por si misma representa la lucha por el reconocimiento de la mujer
como persona y por sus vivencias familiares y relaciones profesionales representa la
resistencia a la opresión, a las represalias políticas, la solidaridad con los
repudiados, la defensa de la dignidad y la lucha contra la censura.
Rosa Ribas y Sabien Hofmann |
Las autoras han creado un personaje que trasciende la
ficción y que homenajea a tantas mujeres absolutamente ninguneadas en el mejor
de los casos y maltratadas mental y físicamente hasta la muerte en el peor. Han erigido un icono inmortal.
Un lujo poder leer estas novelas. Un placer al que no ningún
lector debería renunciar. Una trilogía literariamente impecable y por ello, imprescindible.
Léan aquí
el primer capítulo de Azul Marino de Rosa Ribas y Sabine Hofmann.
Rosa Ribas también es la autora, entre otras, de la serie
protagonizada por la comisaria Cornelia Weber-Tejedor, reseñada en este mismo blog:
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