Costumbrismo, modales, etiqueta y asesinato. |
En un palacete cercano a Madrid vive la anciana marquesa
viuda de Navas y parte de su descendencia.
Durante las fiestas de Navidad y con la casona con más
gente de lo habitual, ya que a los habitantes y servidumbre se le suman
familiares venidos ex-profeso y unos invitados provenientes de Londres, se
comete un asesinato que saca a relucir sentimientos, rencores y asuntos no
resueltos.
Asuntos de esos que alejados en su momento por la puerta acaban regresando
por la ventana, según el decir popular.
La mansión
de los Navas remeda el asesinato en caserón que tanto agradaba
explorar a Agatha Christie, con círculo cerrado de sospechosos, sentimientos a
flor de piel y suficiente dinero de por medio como para tentar al más pintado.
De hecho en la trama se evocan las novelas Navidades trágicas y Matrimonio de
Sabuesos de la autora inglesa, como muestra de reconocimiento por parte del
autor.
Así pues estamos ante una novela de buena factura, que
cuida el detalle hasta el punto que el lector se siente un miembro más de la
casa, espectador invisible de un ambiente señorial que ve como, en la
adaptación a los nuevos tiempos, la nobleza evoluciona en burguesía y de un
entorno familiar complicado que adolece de males cultivados en infancias donde
primaba el respeto antes que el cariño.
El costumbrismo, los modales, la etiqueta en la mesa y en el trato, la relación
entre los señores y la servidumbre están magníficamente descritos y los
diálogos mantienen el tono y el léxico propio de cada clase social ya sean
formulados entre los de arriba o entre los de abajo y entre ambos.
La novela muestra una cuidada redacción si bien es cierto
que para quienes amamos a la gran Dama del Crimen hubiésemos deseado mayor precisión
en la elaboración de coartadas, muy propio de la autora inglesa e indispensable
en toda novela policíaca, y también mayor número de motivos para propiciar más sospechosos
y así conseguir mantener la duda sobre la culpabilidad y el motivo hasta el
final.
José Antonio González Queiro |
Etiquetar con analogía a otro escritor no suele favorecer,
en general, a ninguno de los dos sujetos de la ecuación y esta novela, a la que
se asocia en estilo y trama a las de Agatha Christie, no resulta una excepción.
No cabe duda alguna que José Antonio González Queiro ha trabajado a fondo esta novela
demostrando oficio y embrollar astutamente sus nuevas tramas para incrementar
el suspense y mantenerlo hasta el mismísimo final no ha de serle nada difícil.