domingo, 14 de octubre de 2018

Primavera cruel de Luis Roso

La crueldad no debería evocar una
de las más poéticas estaciones
del año.

La crueldad es un sustantivo que no puede aplicarse ni a las estaciones del año, ni a efectos meteorológicos, ni a veleidades climatológicas.

Y sin embargo relacionamos la crueldad a un momento del día, o a un mes o una estación por efecto de asociación mental.

Nuestros recuerdos van ligados al momento de los hechos, así no es raro que las huelgas de otoño sugieran titulares como Otoño caliente. Lo que si es raro es que se recuerde una Primavera cruel. Sucesos muy malos hubieron de suceder para evocar esa época, asociada generalmente a luz y color, de forma tan ominosa.

La crueldad es un privilegio de los seres humanos. De los seres humanos que obtienen satisfacción y placer infringiendo dolor. Hay quien lo considera una patología y con ello se exime al que la practica como si no fuera responsable o no tuviera total control de sus actos. Los torturadores desarman esta tesis.

Los torturadores que, como plantas en primavera, despuntan en las épocas de guerra y florecen en las dictaduras no son flores, son mala hierba, rastrera y venenosa.

Al inspector Ernesto Trevejo le endilgan un caso de trascendencia nacional, nada menos que un intento de atentado contra el Caudillo. Hay que aclararlo rápidamente y desarmar cualquier complot sin que la noticia trascienda. El inspector Bustos, un viva la virgen y sobrino del comisario, será su compañero en la investigación.

En esa época los enemigos del estado son los enemigos de España y por encuadrarse en alguno de los brazos de la denostada conspiración judeo-masónico-comunista-internacional reciben la atención simultánea de la Brigada de Investigación Criminal y la Brigada Político-Social.

Son esos tiempos convulsos donde la BIC abusa de su estatus para amedrentar y amenazar a quien les parezca y la BPS va más allá de las palabras o las bofetadas y se silencia lo que ocurre en los sótanos y calabozos de las dependencias policiales.

Trevejo entiende por donde se quiere que vaya la investigación e intenta contentar a sus superiores y a su sentido del deber que no desliga de cierto resquemor humanista.

Luis Roso, como ya hiciera en su anterior y primera novela con el inspector Trevejo como protagonista, no da nada por sentado y no deja que el lector haga lo mismo por lo que cada puerta que se abre conduce a otra sala con más puertas.

Un argumento intenso y opaco en cuanto a pretensión final que va desvelando momentos de la historia de este país al tiempo que lo hace con la trama que estructura la novela. Refleja incluso el ancestral odio que se le tiene a Catalunya, sin aclarar muy bien quien lo suscribe.

Una novela muy bien documentada que logra transmitir el sentir de la época en sus diálogos y pensamientos en voz alta, en la descripción de la forma de vestir y en sus comidas y trasiego de bares, que hacen avanzar la narración y que van ilustrando el realismo social, económico y político de la época.

Esta verosimilitud hace que la novela trascienda de su función de puro entretenimiento y se involucre en el análisis social de la clandestina oposición al régimen, en su forma de estructurase y en sus intenciones; todo sin caer en lecciones y manteniendo en todo momento el caso policial en primer plano. No en vano se trata de una novela negra. De hecho en una novelaza.

Mejor lean primero Aguacero la primera de la serie para entender mejor al personaje y al contexto y ya no podrá dejar de leer esta segunda.

martes, 9 de octubre de 2018

Éxtasis mortal de Ngaio Marsh

El eterno anhelo de la humanidad de
acercarse a Dios.

Cuarta novela de esta autora neozelandesa, protagonizada por el inspector de Scotland Yard Roderick Alleyn, publicada en 1936, y a decir de muchos una de las que tiene la trama más elaborada.

El periodista Nigel Bathgate tiene la inquietud propia de los pura sangre de la letra impresa, de los buscadores de primicias y sospecha que en todo momento y lugar puede esconderse una noticia lo que le lleva a ocupar incluso su ocio en perseguirla.

Su deambular y su instinto conduce sus pasos a la Casa de la Llama Sagrada, un local nada vistoso en un callejón en el corazón de Londres, lugar de práctica de un culto neopagano que disfraza su falsedad abrazando símbolos y rituales de interesante etiología y exóticos avatares que encandilan a quienes quieren creer y si son ricos mejor. Y si son crédulos aún más.

Cuando en una ceremonia de la oportunista secta religiosa se produce una muerte con la sospecha de que haya sido inducida, toda su liturgia será expuesta en interrogatorios que el inspector Roderick Alleyn conducirá hábilmente para descubrir la verdad. No sobre la vida eterna sino sobre la muerte de Cara Quayne.

El Éxtasis mortal tiene lugar en el momento de la revelación, lo que indica cuan peligroso es para los seres humanos querer acercarse a los dioses.

Todos los presentes en el momento de producirse la muerte y solo estos son sospechosos del asesinato. Unos presentes a quienes no solo motiva el interés religioso, sino que manifiestan también un comportamiento terrenal donde la codicia, los estupefacientes y los instintos sexuales destacan sobre otros también pecaminosos.

La trama gira en torno al círculo de sospechosos y se suceden los ingeniosos juegos de despiste para que, aun teniendo la certeza de que el asesino está entre ellos, la duda permanezca el mayor tiempo posible.

Ngaio Marsh
Ngaio Marsh critica y satiriza la necesidad de creer en un ser superior capaz de regir el destino de la humanidad y juzgarla por sus actitudes y comportamientos.

Expone esa debilidad remarcando la ingenuidad de los acólitos cuya fe les impide cuestionarse lo que analizado correctamente no dejarían de ser más que falacias insostenibles.

Y lo hace en brillante modo policíaco plagado de ironías y cuajado de diálogos con los que deja malparados a algunos de los arquetipos, representados por los protagonistas, a algunas creencias y a todas las imposturas.

Una novela policíaca de estructura ortodoxa, perteneciente a la escuela británica de la época dorada del género, que no defrauda a quien se acerca a su lectura consciente de lo esta le puede ofrecer.


jueves, 4 de octubre de 2018

La maniobra de la tortuga de Benito Olmo

La palabra empatía se inventó
para Bianquetti.

El inspector Manuel Bianquetti ha tenido un tropiezo en su carrera que le ha costado sentenciar su condenado matrimonio y un traslado forzoso físicamente de Madrid a Cádiz y funcionalmente de homicidios a archivo.

Bianquetti da miedo a propios y extraños con su elevada altura, su aspecto patibulario y sus malos modos. Genera un rechazo que no solo no se encarga de mitigar sino que lo alimenta con su pose de observador distante desde media distancia y de perdonavidas en las distancias cortas.

Su comportamiento social, del todo inapropiado e incorrecto visto el precio que paga por sus inconveniencias, responde a una actitud consciente lo que supone que su madurez psicológica no está a la altura de su altura.

La palabra empatía se inventó para poder disponer de su antónimo, la antipatía, y ésta, en su grado superlativo, se precisaba para poder calificar a Bianquetti.

Obviamente a alguien tan proclive a hacer amigos y tan respetuoso seguidor de las normas y la jerarquía, relegarlo al archivo en papel, ahora que todo es digital, es empujarlo a reivindicar más si cabe su condición de outsider y así cuando aparece el cadáver de una joven latina y ve cómo de mal se encamina la investigación, no puede quedarse al margen y decide librar la suya propia en solitario y emprender una cruzada redentora que tiene mucho que ver con su familia.

Poco o nada distinto a tantos otros policías literarios, cargados de un pasado, exceptuando la altura y el tamaño de sus manos, grandes como palas y capaces de pegar tortazos como palazos. Ante un elemento como Bianquetti no sirve de nada La maniobra de la tortuga.

La novela presenta una trama principal, el asesinato de Clara, la ingenua joven, y una secundaria que tiende a desembocar en la otra y que trata del proceso de readaptación social y mejora de la autoestima de Cristina, una esposa maltratada y aún atemorizada.

Benito Olmo
Benito Olmo ha creado un personaje icónico, un Myron Bolitar a lo lumpen, que dará mucho juego y ha escrito una novela negra a la que no le faltan tópicos ni tics.

Renuncia a sobrecargar el texto con detalles costumbristas y se limita a los necesarios para ubicar los escenarios, con un mapa útil para forasteros, y demuestra habilidad en manejar la tensión que abunda, ya que si algo tiene Bianquetti es que si los problemas no van a él, él va a los problemas.

Hay pinceladas de denuncia social, como buena novela negra, pero con las que no pretende sacar los colores conformándose solo con esbozar incomodas realidades.

Su fuerte los personajes, su elaborada trama y un final acorde; su punto débil el no salirse de lo previsible. Lectura complaciente que se lee de un tirón. El autor parece tener suficiente munición para mejorar su puntería en próximas entregas.

Por cierto, la adaptación cinematográfica está en marcha.

lunes, 1 de octubre de 2018

The good wife

The good wife, la serie

Fiscalía: Señoras y señores del jurado ya han escuchado los testigos y han visionado las pruebas en su monitor, en éste alegato final vamos a solicitarles un veredicto de culpabilidad para la serie The good wife.

Y lo vamos a hacer en base a su pretencioso y fallido intento de desmarcarse de otras series de temática judicial lo que supone un engaño a la audiencia. No hay nada que la distinga de las demás y por tanto nada justifica dedicarle ni un minuto.

La serie tiene todo lo necesario para atrapar a la audiencia: protagonista femenina guapa y elegante, protagonista masculino feo pero atractivo, co-protagonistas femeninos y masculinos glamorosos, secundarios que en realidad son maniquíes sin alma y con unos roles escogidos para parecer que son humanos y sin embargo no hay nadie que no actúe como un robot: repiten los mismos gestos e idénticas expresiones en cada aparición. Trajes y vestidos de diseño. Decoración esmerada que no se corresponde con el vino negro que bebe la protagonista, de origen desconocido y seguramente oxidado por lo mal que lo cuida.

La serie empieza subtramas que abandona sin concluir ni dar más explicaciones, en una clara muestra de los bandazos de guión según la respuesta de la encuesta del mismo modo que introduce innecesariamente nuevos actores para abandonarlos a su vez sin que se entienda ni su presencia ni su ausencia. Y otros más recurrentes que arrincona sin motivo alguno.

Improvisación en las tramas horizontales y verticales sin dirección definida. Incluso los guiones son decorado. La defensa les dirá que trata temas sociales y nada más lejos de la realidad: pasa por encima de puntillas para dar la impresión que ejerce la crítica pero si analizan con detenimiento verán que dejan más interrogantes que respuestas. No se mojan en ningún caso y solo buscan titulares.

Quieren parecer comprometidos mencionando temas candentes y solo evidencian su ignorancia al tratarlos como un culebrón y no como un reportaje. No se lleven a engaño de la mano de la defensa, ustedes saben perfectamente que los guiones se eligen en función de las respuestas y detrás no hay ninguna intención de evidenciar defectos de la sociedad ni mucho menos solucionarlos.

Protagonistas principales y recurrentes
Peleas entre protagonistas dignas de instituto e impropios comportamientos entre adultos profesionales que tienen la vida o la economía de sus clientes en sus manos. Y un final que desprecia a sus seguidores al no cerrar las tramas y que demuestra que la serie se alargó innecesariamente, buscando solo beneficio económico, y se mantuvo en vida aunque ya estuviera clinicamente muerta.

La protagonista sí que evoluciona pero para pasar de ser una buena persona a una maquiavélica e interesada luchadora por asentar su ego. Utiliza los hombres a su antojo de forma que criticaría si fuere al revés. E igual hace con las amistades, a las que considera solo una relación de conveniencia. Otro fraude, esta vez a la moral.

Todo un ejemplo de como la ambición puede desencajar cualquier principio de humanidad. Magnífica muestra de los valores negativos que transmite la serie a los televidentes. Pretende ser una serie judicial (donde estás Perry Mason, donde La ley de Los Ángeles, dónde Ally McBeal) y solo es un melodrama pretencioso.

La serie es puro entretenimiento barato. Ni más ni menos y promocionar lo contrario es publicidad engañosa, manipulación de los medios y fraude televisivo. Es por eso por lo que solicitamos un veredicto de culpabilidad. Y ustedes votándolo estarán poniendo trabas a quienes quieran seguir su ejemplo y estarán abogando por una televisión transparente y ejemplar.

Defensa: El error de la fiscalía, señoras y señores del jurado, es presumir que con The good wife estábamos solo ante una serie de abogados cuando para nada es así. Que los protagonistas pertenezcan a la defensa, fiscalía y judicatura y que las tramas se resuelvan mayoritariamente en juzgados es el medio elegido para ahondar en una realidad que muchas veces incomoda.

The good wife aprovecha el paso del tiempo para ir mostrando como los protagonistas van asumiendo su madurez, cambiando sus prioridades y como van adaptándose a las novedades que supone el ir acumulando años y sufriendo reveses, para realzar los distintos enfoques ante los cambios que también evidencia la sociedad.

The good wife se vale del entorno judicial para enfrentarse valientemente a situaciones rabiosamente actuales y sobre las que la población se interroga y nadie atina a resolver.

Situaciones susceptibles de ser delitos y que no siempre son tratadas de forma justa.
Trata el adulterio, la relación entre la política y la prostitución, las campañas electorales, el depredador mundo de los negocios, el riesgo de los emprendedores, el poder de las redes sociales y la actuación de Anonymus, la corrupción en todos los estamentos de poder, escuchas telefónicas preventivas por orden gubernamental, la ambición por encima de la ética, las relaciones sexuales en adolescentes, el racismo, la comunidad religiosa, el poder de la industria farmacéutica y el comportamiento de la sanidad privada, debate sobre la muerte asistida, el consumo de drogas, el tráfico de las mismas y su asociación con asesinatos, el uso de drones para fines militares, diseño de armas en internet para uso doméstico, hackeo de datos particulares y descargas ilegales, el aborto, incluso se atreve con las criptomonedas y en especial con el bitcoin. ¿No les parece elocuente y comprometida?

Más evidente hubiera sido pero lo cierto es también que, al emitirse en una cadena generalista, han sido convenientemente vetadas escenas de violencia y sexo más explicitas y diálogos más acerados, lo que puede dar la falsa impresión de una serie edulcorada.

Pero sobre todo The good wife habla de la evolución de una mujer que siempre ha estado a la sombra de su marido; de una ama de casa y madre abnegada que es capaz de trascender de su vida recogida y enfrentarse al mundo. Y desde un bufete de abogados, viendo cada día la suciedad que la envuelve es capaz de seguir siendo optimista y crecer como persona, mujer, madre y como profesional y seguir aspirando a mejorar esa realidad que no le gusta.

Habla también de feminismo y otorga los principales papeles resolutivos de la serie a mujeres. Y a eso la fiscalía lo llama melodrama.

No tengan duda alguna de que The good wife trasciende el entretenimiento y con su crítica social alecciona a los espectadores a plantearse su compromiso con conseguir una sociedad más justa. La televisión es el medio y las series los instrumentos.

Secundarios de lujo flanqueando a la protagonista
The good wife no es una banalidad para pasar el rato, aunque haya quien no quiera ir más allá, es un servicio público y si lo entienden así deben emitir un veredicto de no culpabilidad. Y con ello serán partícipes de ese cambio social hacia mejor. Muchas gracias.

Juez: Señoras y señores del jurado han escuchado los argumentos de la fiscalía y de la defensa, ahora deben retirarse a deliberar.

(Siete temporadas de veintidós capítulos cada una producidos por los hermanos Scott, Tony, hasta que fue posible, y Ridley. Por mi parte solo les diré que los mejores personajes de la serie son, más allá de toda duda razonable los secundarios y entre ellos cabe destacar a Jackie Florrick, Louis Canning y Elsebth Tascioni)

Se levanta la sesión.

jueves, 27 de septiembre de 2018

13 días de Valentina Giambanco

Un thriller policial estructurado
para atrapar la atención.

El pasado siempre está ahí detrás, sobrepasado por el presente, pero presente en el recuerdo y proyectándose en el futuro, condicionándolo, enraizándolo y minando su libertad.

El pasado nunca pasa del todo y allí donde hubo fuego siempre quedan brasas.

Lo que sucedió hace veinticinco años en el bosque es el pasado; el asesinato de toda una familia en su hogar es el presente; y lo que aguarda agazapado en cualquier sitio es el futuro.

Se abren interrogantes y se pone en marcha el cronometro: 13 días por delante para saber por qué, 13 días por delante para saber quién. Solo 13 días, según indica el texto escrito en la pared interior del domicilio donde se han cometido los cuatro asesinatos. Un plazo, un aviso, una amenaza.

Para Alice Madison, detective de homicidios que, como toda recién llegada a un equipo consolidado, un equipo de hombres, debe demostrar que se merece el puesto que ocupa, tiene delante el reto de solucionar el caso en este espacio de tiempo. Y por si el asesinato fuera poco, la disposición de los cadáveres y la forma de matarlos indica que no ha sido ni un robo que salió mal ni un acto violento espontáneo. Ha sido una ejecución muy bien planificada y todo se va a ir complicando hasta desbordar.

Estamos a dos semanas de Navidad y el ambiente no resulta tan festivo como debería ser, no para Madison y su compañero Brown.

Un thriller policial estructurado para que una vez atada la atención, no soltarla e incluso apretar más el nudo si cabe. Todo dosificado en su punto para ir sufriendo al tiempo que avanza la trama. La investigación del presente aporta datos para entender el pasado, saber que ocurrió en el pasado ayudará a comprender el presente.

Valentina Giambanco
Los personajes son sólidos pero, como el resto de la novela, responden a arquetipos demasiado previsibles, aparte de que no se profundiza adecuadamente en su personalidad por lo que cuando responden a estímulos externos cuesta saber si obedece a su forma de entenderlos o solo se pliegan a exigencias del guion.

La trama tiene también sus debilidades y sufre del mal de páginas, ese que hace que a veces haya relleno en lugar de palabras, pero cumple según lo estipulado si bien hay momentos en que no ayuda que el lector vaya unos pasos por delante en la investigación.

13 días es un título que esconde la novela que ya se ha leído un montón de veces. Nada en ella es destacable, nada es relevante, es la misma novela que con otros títulos y surgida de la imaginación de otras autorías se ha escrito, reescrito y se volverá a escribir. A pesar de ello se lee con fruición e interés.

¿Entretiene? Claro que entretiene, perfectamente además, si eso es a lo que vamos, pero ¿íbamos a eso?