París de Luz Mairal |
Dice la sinopsis que “París
es la historia de un policía llamado Martín que es destinado desde Madrid a una
comisaría de la capital francesa para resolver distintos casos de asesinatos,
violaciones, robos y demás actos de violencia. Allí comparte investigación con
otra policía llamada Aitana. Entre los dos surgirá una bonita química, además
de mucha complicidad...”
Y ya su contenido y su redactado deberían, cuando menos,
despertar sospechas. Ese demás actos de
violencia, esa bonita química…
Distinguía, Julio Cortázar entre un montón de hojas
impresas y un periódico. Cuando alguien leía su contenido, era un periódico y
mientras permanecía sin atención era solo era un montón de hojas impresas.
París es un
montón de hojas impresas y así permanece aunque se lea. No consigue superar el
escalón que le pueda dar status de novela.
Su lectura, realizada desde la posición de profesorado o tutoría, destacaría
un proyecto de secundaria con posibles.
Su lectura como ejercicio en un club de escritura
reconocería el mismo entusiasmo e interés que llevó a restaurar Ecce Homo.
Poco más se puede decir. Nada en su lectura es consistente: un argumento endeble; una trama ausente que se va construyendo como quien añade legos, pieza sobre pieza; una puntuación deficiente, recursos literarios
inexistentes, personajes planos y toda la lectura soportada por diálogos: prácticamente ocupan el 90% del texto e inconsistentes cuando no fuera de tono y lugar…
Su redactado es apresurado, urgente; no guarda las
distancias, no deja espacios a la literatura.
Su publicación es dolosa por cuanto puede generar falsas
expectativas y asentar cierta autocomplacencia a alguien que
demuestra ganas pero que tiene un largo camino que recorrer, escribiendo mucho, leyendo todavía más y escuchando a quien
pueda ayudarla a extraer lo que de bueno tiene todo escritor.