Olvídame: thriller psicológico con los recursos del domestic noir. |
Las enfermedades que cursan con síntomas físicos son más
fácilmente evaluables que las que no; por eso ante un cuadro de amnesia no es
extraño mostrar un punto de suspicacia hacia el sujeto que dice manifestarla.
Lo que acentúa el padecimiento de quien la sufre ya que la
descoordinación entre recuerdos y memoria con el tiempo presente es algo
complejo de explicar pero de una angustia que puede desquiciar a cualquiera.
No saber ni tu nombre, ni de dónde vienes ni a dónde vas,
ni porqué estás donde estás o vistes como vistes, ni si tienes familia o
amistades, si trabajas o no y en donde o en qué.
Por eso cuando una desconocida que dice padecer amnesia
llama a la puerta de una casa diciendo que ella vive ahí, todo resulta
desconcertante: tanto para ella, que no entiende que hacen unos desconocidos en
su hogar, como para la pareja que, recién mudada, intenta comprender lo que
está sucediendo, como para el lector de la novela cuya atención queda
inmediatamente atrapada en esa tela de araña y de la que no podrá soltarse
hasta el punto y final.
Jemma, así la llaman hasta ver si consiguen descubrir su
verdadero nombre, escribe cada noche lo vivido para que al día siguiente pueda
reconstruir unas pocas horas de su vida, de esa que, cómo Penélope, teje
durante el día y su cerebro deshace durante el sueño.
La lectura matutina de sus notas le permite saber con quién
está, dónde y porqué. Pero esa fragilidad mental le provoca indefensión y puede
ser fácilmente manipulada.
Olvídame es
una obra concebida para ser best-seller; es un ansioso thriller psicológico
protagonizado por personajes que son convecinos típicos de cualquier pueblo. Lo
que le permite apropiarse de las claves del domestic noir para presentar un sugerente
caso criminal.
Por su condición pasa páginas no necesita ahondar en el
perfil de los secundarios a los que usa solo para rellenar espacios funcionales
y se centra más en hacer tangible la angustia de la protagonista y de que
quienes se mueven a su alrededor. Mientras, va tejiendo esa tela de araña; esa
atmósfera de intriga y suspense donde lo ominoso va mostrando atisbos de igual
modo que recuerdos difusos van definiéndose y acomodándose unos con otros en un
lento proceso de recuperación de la memoria.
J. S. Monroe |
J. S.
Monroe escribe con lenguaje sencillo y sin complicaciones y no
busca lucimiento sino ser accesible a todo el mundo. Por ello tampoco retuerce el argumento y se apoya en recursos efectistas y de contrastada eficacia.
Juega a hacer trampas y engarza casualidades, con la
complicidad de la comunidad lectora, para ahondar en los misterios de mentes
perturbadas: las que oyen voces, las que no recuerdan y las que quieren que
nadie recuerde.
Todo un elenco de posibilidades al servicio de una trama
criminal en la que los actos son doblemente reprobables, por su acción vil y su
consecuencia fatal.