La pista la ha facilitado un lobo y no precisamente un lobo
detective. Y esto solo es el principio. Bueno el principio fue antes, cuando la
matanza en zona lejana y fronteriza lo desencadenó todo sin posibilidad de marcha atrás y huyendo hacia delante, aunque sea hacia el precipicio.
Luego el destino, el azar, las habilidades del guionista,
hicieron el resto hasta conseguir que pase de todo donde hasta hace poco no
pasaba nada. El aburrimiento cede ante el estrés.
Más tarde sabremos más de ese cuerpo y sabremos de como las
casualidades son consecuencia de causalidades concatenadas. Sabremos como
hechos distantes en tiempo y espacio tienden a relacionarse y como las
decisiones que se toman siempre han de partir de cabezas frías y nunca de
cabezas calientes o, peor, vacías. La ambición ciega incluso a quienes no ven.
El cuerpo de policía de Haparanda se encarga de averiguar
quién es el muerto y no sospecha que pronto va a cubrir el cupo bianual de
cuerpos en solo unos días. Y no van a ser víctimas de accidente precisamente.
Hay mucho guion en Verano de lobos, mucha intención visual,
mucho dominio del ritmo de pantalla, y por eso es tan fácil de leer. Y por eso
atrapa con tanta facilidad como ver una serie repantingado en el sofá.
La presentación de los vecinos de Haparanda, con esa voz en
off omnisciente que hace de ciudad y que conoce todo de todos, formula muy
socorrida por el cine español de los ’50 y ’60, es inequívocamente
cinematográfica.
Sus altibajos de atracción de feria, con momentos de alta
tensión compensados con momentos de anodina cotidianeidad, para dar respiro, son
los habituales de los realizadores de series de televisión.
Todo pensado, incluso ese final que lo cierra todo pero no
cierra nada, para cautivar al lector no solo en esta primera entrega sino para
las futuras, con esa anticipación, solo sugerida, que actúa a modo de tráiler
de próximamente.
Innegable y admirable la capacidad del autor, Hans Rosendfeldt, para trenzar una trama que imbrica hilos de muchos ovillos y por tanto permite ir adecuando las combinaciones de colores y grosor para ir mostrando distintas subtramas y escenarios y alargar o acortar sobre la marcha en futuras entregas.
Entretenimiento en estado puro: acción, mujer como arma
letal, término muy recurrente pero siempre efectivo, drogas, mafias del
noreste, amor… Queremos saber más de la vida de cada personaje, queremos saber todo
de sus relaciones, queremos conocer su futuro, queremos más. Y eso es un logro
que no hay que dejar de reconocer. No estamos ante literatura sino ante
televisión leíble en páginas de libro.
Verano de lobos es una primera entrega que tiene garantizado el éxito y su
continuidad. La segunda se anuncia para 2022 y la tercera, y aún no se sabe si
última, para 2024. Todo planificado. Lo dicho, más parecido a un guion
expandido para televisión, imposible.