Cometer un asesinato en un
yacimiento es ser consecuente con el entorno y su predisposición.
En Atapuerca, se sigue
excavando en un inmenso complejo de simas, galería y paredes. En Atapuerca se
han encontrado restos humanos datados en hace más de 800 mil años, algo muy
inaudito y tremendamente revelador ya que había la certeza de que el ser humano
no se remontaba más allá del medio millón de años.
En Atapuerca entusiastas
estudiantes voluntarios, becarios y equipos experimentados remueven cada día
tierras que suman ya billones de metros cúbicos y los hallazgos entusiasman no
solo a la comunidad científica sino incluso a profanos.
Y ahora entre tanto hueso se
ha encontrado el cuerpo de una joven de 16 años. Todo apunta a un asesinato
premeditado. Todo apunta a que el culpable es alguien con puesto relevante en
la organización.
Una muerte que retrotae a otros sucesos y accidentes que ahora se pueden ver con otra luz.
Y es que entre paleontólogos hay
las mismas envidias, recelos y disputas que en cualquier otra profesión.
Un whodunit cavernario que
entre la investigación policial intercala información relevante sobre la
investigación paleontológica y del mismo modo que la tierra se superpone por
capas de sedimentación que permiten datar e identificar su procedencia, el caso
criminal va revelando aspectos que hubieran permanecido ocultos si no se
hubiera excavado en las vidas de las personas sospechosas.
La autora, Nuria Verde, hace discurrir la trama en un círculo cerrado de investigados e investigadores que evoluciona a vicioso por sus relaciones personales que, en algunos casos, vienen de la infancia. Mucha casualidad que vayan a confluir de ese modo, en ese lugar, después de años sin relación alguna.
Hay algo en la escritura de
esta novela que vela el resultado, más translucido que transparente y también
en su final excedido en dramatismo, pero que establece unas relaciones
interpersonales bien trabajadas y muy conseguidas.
Apetece ir a Atapuerca y leer
la novela Los crímenes de Atapuerca in situ recorriendo todos los lugares prolijamente descritos y ya instalados en la mente por siempre jamás.