viernes, 12 de noviembre de 2021

Los crímenes de Atapuerca de Nuria Verde

Los yacimientos de arqueología de restos humanos no dejan de ser enormes cementerios. Todos los huesos que en ellos se encuentran pertenecen a seres muertos. Algunos por enfermedad, otros por vejez, por accidente y también los hay que se corresponden con personas asesinadas.

Cometer un asesinato en un yacimiento es ser consecuente con el entorno y su predisposición.

En Atapuerca, se sigue excavando en un inmenso complejo de simas, galería y paredes. En Atapuerca se han encontrado restos humanos datados en hace más de 800 mil años, algo muy inaudito y tremendamente revelador ya que había la certeza de que el ser humano no se remontaba más allá del medio millón de años.

En Atapuerca entusiastas estudiantes voluntarios, becarios y equipos experimentados remueven cada día tierras que suman ya billones de metros cúbicos y los hallazgos entusiasman no solo a la comunidad científica sino incluso a profanos.

Y ahora entre tanto hueso se ha encontrado el cuerpo de una joven de 16 años. Todo apunta a un asesinato premeditado. Todo apunta a que el culpable es alguien con puesto relevante en la organización.

Una muerte que retrotae a otros sucesos y accidentes que ahora se pueden ver con otra luz.

Y es que entre paleontólogos hay las mismas envidias, recelos y disputas que en cualquier otra profesión.

Un whodunit cavernario que entre la investigación policial intercala información relevante sobre la investigación paleontológica y del mismo modo que la tierra se superpone por capas de sedimentación que permiten datar e identificar su procedencia, el caso criminal va revelando aspectos que hubieran permanecido ocultos si no se hubiera excavado en las vidas de las personas sospechosas.

La autora, Nuria Verde, hace discurrir la trama en un círculo cerrado de investigados e investigadores que evoluciona a vicioso por sus relaciones personales que, en algunos casos, vienen de la infancia. Mucha casualidad que vayan a confluir de ese modo, en ese lugar, después de años sin relación alguna.

Hay algo en la escritura de esta novela que vela el resultado, más translucido que transparente y también en su final excedido en dramatismo, pero que establece unas relaciones interpersonales bien trabajadas y muy conseguidas.

Apetece ir a Atapuerca y leer la novela Los crímenes de Atapuerca in situ recorriendo todos los lugares prolijamente descritos y ya instalados en la mente por siempre jamás.

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