Es la parte viva que se
adhiere a la obra y le da alma. Si no hay alma no hay comunicación y la obra,
muda, ciega y sorda no alcanza a proyectar emoción alguna.
En el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid tiene lugar una exposición única, con fines benéficos, que alberga obras firmadas por genios de nombres reconocidos.
Una
magnífica ocasión, previo pago considerable, solo el coste del seguro ya es estratósferico, de admirar obras raramente accesibles, de autores ya fallecidos o aún en activo, ya que muchas pertenecen a celosas colecciones privadas.
Mia Golding, una galerista
estimada por museos y coleccionistas, solicitada por artistas y envidiada por
colegas, se mueve por las salas de la exposición, antes de la invasión de
público. Aprovecha para admirar cuadros y piezas en silencio y a solas cuando
una, que estaba buscando, atrapa su atención y noquea su razonamiento.
La obra es un cuerpo humano
que representa un ser humano asesinado y seccionado y aunque toda obra, para
ser única y excepcional, debe contener una pizca de locura, en este caso parece
que al autor se le ha ido la olla y la inspectora de policía Idoia Iturri va a ser la encargada de averiguarlo introduciéndose en un mundo donde las envidias y rivalidades se cotizan al alza, y la venganza, como el champán de las inauguraciones, se sirve fría.
Alma es un thriller que se
desenvuelve en el mundo del arte. Un mundo que para el espectador se reduce a
la visión, si acaso comprensión, de cuadros y esculturas, pero que en su
interior mueve millones en transacciones no siempre dentro de los límites
legales. No solo por evasión de impuestos al efectuarse con dinero de caja B
sino por el trasiego de falsificaciones que precisa de un entramado complejo de
distintos protagonistas implicados: mafiosos sin escrúpulos, galeristas con
contactos, artistas que trabajen en negro, ambiciosos compradores,
certificadores corruptos, críticos vendidos…
Y la novela, como buen
thriller, los mueve a todos como títeres en un guiñol sin dar descanso a la
función y haciendo que las muertes, el suspense y los giros argumentales se
sucedan para sorprender a cada instante y evitar que nadie abandone la sala
hasta el final.
Juan Yanni,
pseudónimo del autor, crea personajes que encajan en la idea que se tiene de
este mundo, tan visto en películas, y tan poco leído especialmente en este
país. Gracias a este autor, la novela está escrita desde el conocimiento en la
materia, ahora se puede saber un poco más de un mundillo cerrado al que solo se
puede acceder con saldos de muchos ceros.
La trama evoluciona por
distintos espacios tanto cerrados como abiertos, para disfrute de exquisitas
decoraciones o de vistas privilegiadas, y por distintos lugares, incluso países,
de marcados contrastes. Lo que le imprime distintos ritmos a la narración y mejora el conjunto.
Alma entretiene, tensiona y apasiona con sus referencias artísticas y las relaciones personales de los protagonistas y, con
perversa intención, deja la obra en l'atelier del artista para su toque final.