domingo, 8 de mayo de 2022

El Gran Rojo de Benito Olmo

Todas las ciudades tienen su barrio rojo; su zona merodeada por marginales con negocios ilícitos y caracteres problemáticos que evita la ciudadanía temerosa y a la que solo accede puntualmente para satisfacer vicios inconfesables.

Los barrios rojos son rojos porque es el color que avisa del peligro, el color que dice no pasar, el color del infierno y del diablo, de la tentación y de la sangre.

Ramón Mascarell vive accidentalmente en Frankfurt, muy lejos de su Cádiz, del mar y de un clima más benigno. Como mochila de su novia Gabriela ha recalado en una ciudad áspera, fría y en la que se come raro y se habla un idioma incomprensible.

La necesidad de ganar dinero le hace aflorar habilidades que desconocía y ayudando a resolver situaciones, para otros complicadas, se ha forjado una fama como investigador que ahora se enfrenta a una dura prueba.

Contratado por una extraña mujer para localizar a un joven, de quien poco le dicen, va a tener que serpentear con habilidad por el lado oscuro, solo iluminado por la luz roja, para obtener justo lo que quiere. Ni más ni menos. Ni más porque puede significar recibir palizas extra o unas cuantas balas, ni menos porque incumpliría el encargo y no vería ni un euro y entonces serían sus deudores quienes serían el más.

La humanidad de Mascarell, en las antípodas de cliché detectivesco, es su debilidad y sumada a la de su endeble y maltrecho físico lo hace víctima propiciatoria de quien se lo pida; por eso debe exprimir su cerebro: única arma con la que puede contar.

Sus pesquisas se cruzarán con las de Ayla, una adolescente que busca saber cómo y porqué murió su hermano. Ambas investigaciones tienen mucho en común y pronto descubrirán que no solo ellos buscan sino que hay más y con aviesas intenciones.

Y por encima la sombra ominosa del Gran Rojo ¿un barrio? ¿una persona? ¿una organización? Que no solo no hay que menospreciar sino de la que hay que mantenerse tan alejado como sea posible. Una sombra capaz de devorar la luz y dejar a oscuras.

Benito Olmo se encarna en Mascarell, su alter ego a medias en esta investigación. A medias porque su aterrizaje en Frankfurt tiene mucho en común pero no en el oficio elegido. Por suerte Benito Olmo mantiene la de literato lo que permite que podamos disfrutar de la lectura de esta intensa, emotiva y violenta novela negra.

Tremendamente callejera, duelen los pies de tanto patear la ciudad y más si, como a Mascarell, te falta una pierna. 

Rigurosamente urbana con charcos de agua turbia donde se reflejan rascacielos que parecen querer hundir la cabeza bajo tierra, como si intentaran ahogar a quienes en ellos viven, trabajan o se mueven. 

Peligrosamente selvática donde se agrede o se mata solo por ocupar una baldosa de más, por permanecer en una esquina o apoyarse en una farola.

Benito Olmo a quien ya conocimos y admiramos en sus novelas anteriores "La maniobra de la tortuga" y "La tragedia del girasol" sorprende con un nuevo registro que no viene sino a confirmar su destacado posicionamiento en el panorama noir actual. Sus novelas negras lo son por su adn y no por que hayan sido pintadas.

domingo, 1 de mayo de 2022

El estreno o El Caso Bramogra de Fernando Figueroa Saavedra

Rabishpool anda, como no, alterado. Y empieza a ser su estado natural habida cuenta de que el crisol de culturas, idiomas y tendencias políticas alientan la ebullición de un caldo de cultivo que se traduce en desestabilización permanente. La calma en Rabishpool debe ser algo que tal vez alguna generación futura alcanzará a saborear.

En esta ocasión hay tres eventos azuzadores de tensión. El primero, el próximo estreno de una obra de teatro que atenta contra principios inamovibles de moral religiosa y comportamiento social digno, estando Molly Grapes detrás no podía ser de otra manera. Una Molly Grapes cuyas acciones y pensamientos trascienden al feminismo de salón, que queda rancio ante su iconoclastia militante.

El segundo unos turbios asesinatos que no parecen responder a patrón alguno y en tercer lugar la osadía de unas pintadas BRAMOGRA, así en mayúsculas, que no solo ensucian paredes sino que incitan a todo tipo de especulaciones y sospechas de que puedan ser la antesala de algún tipo de revuelta o un hechizo para invocar fuerzas del más allá seguramente con claras intenciones malignas.

La intención de censurar la obra teatral y repudiar el elenco protagonista por fanáticos defensores de una moral intachable obliga a la policía a desdoblarse en proteger a los amenazados mientras intenta descubrir quien pinta con el amparo de la noche y quien asesina a cualquier hora.

Harry Maesnow el agente de policía protagonista de esta serie debe multiplicarse para cumplir las órdenes de sus superiores, para atender a su prometida Molly Grapes bajo amenaza de ominosos anónimos y para cumplir su deber de cicerón para con su cuñado, recién llegado a Londres por unos días y cuya prioridad es retozar su miembro entre esos montes femeninos que Dios tuvo a bien de situar uno al lado del otro dejando un canalillo por donde descender hacia otro monte, el de Venus. Y es que el cuerpo es un templo para el placer y el sexo su oficiante.

El ritmo, el desparpajo, la seducción y el erotismo que caracterizan el burlesque son los resortes que se adueñan del argumento para navegar por una trama policial que tiene de todo y en abundancia.

Fernando Figueroa Saavedra va por la tercera entrega de esta irreverente serie policiaca, acertadamente calificada como Hard-Boiled cómico neo victoriano, de solaz lectura. Y si en la reseña encuentran palabras que retrotraen a otros tiempos es el contagio que supone moverse por 1892.

No dejaré de recomendar la lectura de las tres entregas, todo empezó con Los Pistoleros o El Caso Hamster, continuó con Las Viudas o El Caso Gutemberg y sigue con esta tercera.

Una colección del disparatismo (referido a disparate; no existe pero hagan la vista gorda) victoriano que no pueden dejar de leer. Hay oficio, amor por la escritura y mucha imaginación.

domingo, 24 de abril de 2022

Lágrimas de ceniza de Rubén Aído Cherbuy

Un viaje al pasado siempre busca respuestas. Nadie remueve el cuchillo clavado, sabiendo que le va a despertar el dolor dormido, sino es por una causa mayor.

En la literatura de suspense se recorre al ayer para explicar la situación del hoy, buscando por qué, sabiendo que tal vez no haya un mañana.

Jason Chapman inicia ese recorrido sabiendo que necesita exorcizar viejos fantasmas que le arrebataron su adolescencia, rompieron su familia y le condenaron a un exilio forzado. Nada se puede ya evitar, pero si saber por qué le tocó a él sufrir la pérdida de su hermano, de su familia, de su vida y de sus proyectos.

Su hermano gemelo fue acusado de unos gravísimos asesinatos y desapareció al poco de que se descubrieran; ahora, dos décadas después del suceso, acaba de ser encontrado. Muerto. Tantas preguntas sin respuesta a no ser que alguien todavía pueda aportar luz. Y para eso hay que regresar a Thornwick, donde pasó todo. Dónde todo empezó.

Para Jason, Thornwick, el pueblo de su infancia, no es un regreso a una niñez feliz, es un descenso al infierno y no va a tardar en darse cuenta.

Rubén Aído Cherbuy ha entrelazado una intrigante historia aunque no haya podido sustraerse a los tópicos propios de este subgénero psicológico de suspense: el miedo en una comunidad rural cerrada, el ascendente de una personalidad fuerte sobre otras más débiles, el temor de Dios… un relato más propio del siglo XVIII que encuentra acomodo en nuestros días sin perder autenticidad.

Los personajes están construidos desde su pasado, lo que les da cuerpo y consistencia, y ha sabido dosificar la información para ir sabiendo más de cada uno a medida que avanza el relato. Lo que mantiene en vilo la duda sobre en quien confiar.

Lágrimas de ceniza es un thriller de suspense que cuenta con la habilidad de ir desmontando las hipótesis que se van elaborando en la lectura. A la que algo se da por sentado viene un giro que supone una visión distinta, desde otro ángulo; una nueva explicación a unos hechos que parecían irrefutables.

Las cenizas de un fuego pueden quedarse pegadas en las mejillas si estas están húmedas por las lágrimas. Y en esta novela hay muchas lágrimas y muchas cenizas.

martes, 19 de abril de 2022

El diablo en cada esquina de Jordi Ledesma

En otros tiempos la sabiduría popular clasificaba las novelas como del oeste, de guerra, de amor y de tiros. La intelectualidad las identificaba por géneros: western, bélico, romántico y policiaco. Pero en cualquier caso todos estaban de acuerdo en entender el significado de muere hasta el apuntador.

El diablo en cada esquina es una novela negra de tiros y de muertos, muchos. Muere hasta el apuntador.

Esteban acepta un par de encargos, nada raro, habituales, con los que ir costeando su vida. En uno de esos tiene que conseguir algo que le está aguardando, lo que no sabe es que no es el único que lo quiere.

Y de repente el mundo se pone cabeza para abajo y ya no hay donde agarrarse. Y lo peor es que sigue girando. A partir de ese momento el caos se apodera del control y cada nueva decisión despliega más descontrol y la suma de personajes no hace sino avivar el despropósito en el que unas vidas anodinas, pero que iban tirando, de repente se ven abocadas a una espeluznante lucha por sobrevivir.

El diablo en cada esquina es una novela negra aséptica y quirúrgica. Fría, dura, insensible, despiadada, violenta y sin retorno, como un cuerpo congelado.

Leerla es como penetrar en una morgue y rodearse de cadáveres. No hay espacio para la vida ni concesión alguna a la duda. Los protagonistas saben muy bien lo que quieren y saben que si entran en una morgue y no son conscientes de ello es que ya están muertos.

Jordi Ledesma muestra a sus personajes tal como son: piedras con piernas, brazos y cerebro. Las despoja de toda sensibilidad y les extirpa los sentimientos. Solo son humanos que satisfacen necesidades básicas y vicios por los que mentir, robar y matar. Son los que viven al otro lado, en el oscuro.

Personajes que andan por las calles y se mueven por bares y restaurantes con gente corriente. Y es que Jordi Ledesma no ha ido a buscar gente especial, simplemente se ha asomado por la ventana y se ha fijado con quien se cruza por la calle y ha sabido ver la desesperación de quienes habitan en el lado oscuro y los ha inmortalizado en esta novela simpar.

Leerla es aceptar su invitación de darse una vuelta por el lado salvaje de la vida take a walk on the wild side

El autor relata de donde viene cada uno de los protagonistas principales hasta llegar al momento actual en que se van a ir presentando y vamos a acompañarles, cámara al hombro, en permanente movimiento, por senderos de maldad hacia destino incierto. Sus destinos están escritos y algunos se cruzarán para descruzarse a continuación o bien para fundirse en uno solo.

Esteban, Dulce, Jorge y Santi viven su presente a diario aunque todos sueñen con un futuro. De conseguirlo o no depende de tomar las decisiones correctas algo tan difícil como jugar al escondite con los ojos vendados: todo se reduce a cuestión de suerte.

Lean esta, magnífica, novela y sientan lo afortunados que son al terminarla, y seguir vivos, y cerrar lo que solo es un libro. ¿Sólo?

 

lunes, 18 de abril de 2022

Por encima de mi cadáver de Jeffrey Archer

Jeffrey Archer fue atleta de 100 metros lisos, y es ex-vicepresidente del Partido Conservador de Reino Unido, lord británico y escritor superventas.

En su currículum cuenta casi con más escándalos: financieros, mediáticos, sexuales y políticos, incluida su estancia en prisión, que libros publicados; aunque si hay que reconocerle la facilidad que tiene para el relato fluido y tramas imaginativas que han rendido el público lector ávido de literatura best-seller y preferencia feelgood.

Por encima de mi cadáver relata la obsesión del inspector jefe d’Scotland Yard William Warwick por alguien que hace poco falleció: el millonario coleccionista de arte Miles Faulkner, condenado por falsificación y robo. William tiene un pálpito que le inquieta y es la sospecha de que Miles fingió su propia muerte y que ahora se pasea tan campante gastando su dinero y disfrutando de su magnífica colección.

Así para despejar su inquietud William en complicidad con su esposa y su equipo policial tiende una astuta trampa para que Miles, si es que está vivo, se descubra.

En paralelo su unidad trabaja en otros casos difíciles de cerrar y que en algún caso se precisaría un golpe de suerte o un saltarse la línea para poder hacerlo. Tantos frentes abiertos dan pie a cortas subtramas que no dan respiro ni al equipo ni al lector.

La novela salta de un escenario a otro con una rapidez sorprendente. Empieza en un crucero de placer, engañoso ya que hay que resolver un asesinato, hacia Nueva York; continua en Londres, viaja por Europa, por Gran Bretaña, vuelta al continente y así en un sin parar propio de la caza del gato al ratón en una serie de dibujos animados, cumpliendo con todo el entretenimiento que se le supone.

Una novela con erudición pictórica y detalles de bon vivant, aportados por el propio autor y unas relaciones interprofesionales entre departamentos que conoce por haberlas cultivado en su etapa política.

Todo esto le sirve, como es habitual en su obra, para deslizar una ágil, ligera e ingeniosa trama sin otra pretensión que posibilitar un rato de lectura amable y divertida con giros y sorpresas.

Por encima de mi cadáver es una novela que lleva inconfundiblemente el ADN de su escritor Jeffrey Archer y que no defraudará a sus habituales y seguro conseguirá añadir de nuevos.