¿Seguro que conoce la verdadera historia de la nariz de Pinocho? |
Pinocho es un frágil y
delicado muñeco de madera que tiene la enojosa facultad de hacer crecer su
nariz si pronuncia mentiras. Algo tan evidente a los ojos de los demás como
para mantener la boca cerrada y reflexionar muy mucho cualquier cosa que se
quiera decir.
El comisario Evert Bäckström
no es frágil ni delicado y no es de madera, es un humano que tiene la hipócrita
facultad de empatizar con los demás a base de sarcasmos no descubiertos por su
audiencia y de embutirse en una armadura de indiferencia a todo lo que no le
importa. Debe ser de los pocos que por omisión consigue soliviantar a
subordinados e interlocutores.
La verdadera historia de
la nariz de Pinocho sin Evert Bäckström sería como un código binario sin unos.
La verdadera historia de
la nariz de Pinocho es una novela negra que alberga en su interior, entre
violencias descarnadas pasadas y presentes que hoy forman parte de la Historia
Universal, la emotiva y sensible explicación del porqué del crecimiento del
apéndice nasal de Pinocho.
Y todo ello configurando
un caso de asesinato cuya aparente simpleza esconde una gran complejidad.
Bäckströn debe enfrentarse al asesinato
de un abogado, Thomas
Eriksson; uno de esos que resultan más peligrosos que
los propios delincuentes a los que defienden. Uno de esos cuya muerte alegra a
la sociedad aunque no esté bien ni pensarlo ni decirlo.
Caja de música de Fabergé |
Y su alegría por ello es doble: tiene
ante sí un apasionante caso de asesinato, que a cada nuevo descubrimiento tiene
la habilidad de enredarse más y más, y tiene ante sí a alguien odiado, muerto a
sus pies. La vida a veces tiene regalos inesperados.
La investigación se sucede en diversos
frentes abiertos con tiempos solapados y es notoria la habilidad narrativa de Leif GW Persson para establecer conexiones y generar
nuevos niveles de intriga manteniendo siempre acontecimientos históricos como
telón de fondo, narrados de forma tal vez demasiado lenta, que realzan la trama inicial
que casi resulta pueril ante la magnitud trascendente de hechos que cambiaron
el mundo y cuyas consecuencias aún hoy no se han superado del todo.
El argumento, ricamente trufado de
numerosos secundarios (lo mejor de la novela), sobre todo en la misma policía (hay cuatro personajes
femeninos absolutamente impagables), que con su amplia y variopinta
participación engrandecen el conjunto, es un inteligente enmarañado de tramas y
subtramas con irritantes momentos estelares del comisario Bäckströn y su
pasional entrega por las necesidades básicas: comida, bebida, sexo y dinero. Y
ahí juega un papel destacado el supersalami y no precisamente para satisfacer
la primera de las necesidades reseñadas.
Pez rojo, loro, conejo, perro, se diría
que entramos en una tienda de mascotas pero no es así; que acompañamos a Alicia
en su onírico periplo, tampoco.
Simplemente acabamos de entrar en el
universo del comisario Bäckströn y prepárense para topar con un elemento
tirando a bajo y tirando a obeso, con buen gusto para vestir y cuidadoso con su
higiene además de glotón, alcohólico que controla, machista, homófobo y
animalofobo, que hará las delicias de primarios (si leyeran) y despertará las
iras del resto. Un primate inteligente.
Leif GW Persson escribe una
novela en la que el contrapunto a la dejadez del comisario lo ofrece la
implicación femenina en todos los frentes donde se mueven y que en la novela
son mayoría. La mujer trabajadora siempre peor pagada y peor considerada que
los hombres. La mujer como víctima silenciosa de un machismo que, visto lo
visto, tiene más cuerda que la que mueve a Bäckströn.
Esta es la tercera
entrega, la primera fue Linda, como en el
asesinato de Linda, la segunda Quien
mate al dragón.