lunes, 1 de enero de 2018

La Trilogía del Zodiaco de Ricardo Alía


La Trilogía del Zodiaco la componen tres novelas: El signo del dragón, El vuelo de la serpiente y El salto del caballo que se mueven por San Sebastián, esa Donostia tan a menudo sacudida por el viento y la lluvia, como Pedro por su casa.

La ciudad, su lluvia, su mar y sus calles están presentes activamente a lo largo de las novelas, inmersas en un thriller nervioso que no da respiro en ninguna de las tres entregas y que sustentan su argumento de fondo en la ciencia; en esa ciencia que traspasa los umbrales de la ética en pos de una quimera megalomaniaca.

Esa ciencia que atrae a investigadores solo ávidos de reconocimiento y que obvian los efectos secundarios y el factor de riesgo que puedan derivarse, ciegos como están por el imán del poder; ese riesgo que conlleva todo experimento en el que el azar es un componente más de imprevisible reacción.


Y de esas ínfulas, mal gestionadas, que solo buscan el poder para dominar surgen unas derivaciones de difícil control y funestos resultados.

Los asesinatos se suceden, otros crímenes acompañan, la tensión se mastica, el suspense aguanta el asalto de cada vuelta de página y el deseo de llegar al final se enfrenta al deseo que la lectura no finalice.

Hay mucha tensión y miedo en el campus entre los estudiantes, el profesorado y el personal encargado de las labores de mantenimiento y vigilancia. Las facultades, esos lugares de aprendizaje, están enseñando que no hay lugar seguro mientras la policía aprende que toda duda conlleva penalización.

Algo queda claro: no se les ocurra estudiar químicas. Y menos en Donosti.

Max Medina, inspector de homicidios de la Ertzaintza y Erika López, agente recién asignada, son el equipo policial que entre asombro, sorpresa y duda tratan de encauzar una investigación que, como animal salvaje, se resiste a ser conducido y prefiere seguir por libre.

Trilogía del Zodiaco chino. Chino porque juega con elementos que lo configuran: dragón, serpiente y caballo. Y porque hábilmente integra las propiedades ancestrales que se le suponen a cada signo con los hechos que se van sucediendo a lo largo de la trama.

Ricardo Alía ha ensamblado una compleja historia con subtramas, muchas derivaciones y muchos personajes, ambos requerimientos imprescindibles para dar vida a una larga trilogía que no se desinfle antes de concluir.

Es este un thriller cuyo mestizaje de géneros enriquece su corazón de novela negra. Una historia que empieza hace muchos años y que en la época actual desarrolla una trama que también abarca un amplio periodo de tiempo. Las relaciones personales entre los protagonistas principales tienen que adaptarse a las nuevas situaciones y en los diálogos se va notando su evolución y complicidad, algo que no se consigue si no es dotando a cada personaje de un perfil con recorrido y saberlo recorrer sin perderse por el camino.

Ricardo Alía
Y eso es algo que no hay que enseñarserlo al autor pues lo explica de maravilla.

Al acabar la trilogía tendrán predilección por una de las tres novelas, es inevitable. No se preocupen nadie se lo reprochará. Son tres tramas para conformar un solo argumento.

La suerte de leerla ahora es que al estar toda publicada no van a tener que esperar entre una y otra y podrán leer la trilogía de un tirón.



miércoles, 27 de diciembre de 2017

Siberia de Jesús María Txusmi Sáez

Calor andaluz y frío siberiano.
Siberia es un thriller de acción que acompaña a María Masha Nikoláyevna Ivanova siguiendo órdenes nada oficiales de alguien muy poderoso del Servicio Federal de Seguridad y del Departamento Central de Inteligencia de Rusia.

María Masha  Nikoláyevna Ivanova es una ex-soldado del ejército ruso que después de pasar un tiempo vendiendo matrioskas a turistas acaba aceptando ese oscuro trabajo consistente en dar de baja sujetos non gratos a los ojos de su nuevo jefe Sergey Sokolov que apela al patriotismo como resorte para justificar los asesinatos.

Sergey ve en ella, además de una preciosa y sensual mujer, a un activo muy bien entrenado para realizar misiones entrando y saliendo de un país a otro como si fuera una sombra.

El nuevo encargo lleva a María Masha  Nikoláyevna Ivanova a la costa andaluza y al lujoso tren Al Andalus, nada que envidiar al Orient Express, en su itinerario Ruta Extremeña donde espera contactar con su objetivo: un reportero vasco que publica en National Geographic. No sabe las razones para eliminarlo ni las quiere conocer. No empatizar no es un rasgo de psicópata, que no lo es en absoluto, sino que forma parte de su instrucción para ser una infalible asesina y salir con bien de las misiones.

Interior del vagón restaurante del tren Al Andalus
La vida le ha enseñado que desde jovencita solo cuenta consigo misma y tiene muy claro que para salvaguardarse no hay líneas rojas. Todo vale.

La novela evoca a las entretenidas y siempre emocionantes películas de espías, agentes secretos y confabulaciones de poder, con sus dosis de sensualidad y sexualidad, que proliferaron en las décadas de 1960 y 1970 en la época en que se permitía cierta frivolidad en la crítica de la guerra fría al distenderse las tensiones entre las dos superpotencias: EEUU y URSS y al abrirse delgadas grietas en el telón de acero.

La época en la que se estrenaban entre otras El hombre de MacKintosh, El factor humano, Odessa, La conversación y la mayoría de películas protagonizadas por James Bond verdadero icono mediático del género.

Si Siberia, esta novela, se hiciese película, debería formar parte de ese elenco.

La presentación de los rusos como los malvados a combatir era una constante que aún hoy prevalece en el inconsciente colectivo. Y la idea de que Siberia era además de un enorme gulag, una zona donde desarrollar experimentos científicos y tecnológicos, donde fabricar bombas convencionales y agentes tóxicos se mantiene hoy viva, sea verdad o no, merced que sigue empleando ese vasto territorio como escenario de sugerentes tramas novelescas y peliculeras.

Jesús María Sáez
Jesús María Txusmi Sáez se basa en unos hechos reales sucedidos en Siberia de forma y modo muy parecidos a los que refleja en su argumento a la que añade el componente de intriga y suspense que se supone debe tener todo buen thriller de acción y que, para no desentonar, se mantiene hasta el mismo punto y final. Un final, por cierto, de los que sorprenden por inesperados e indeseados.

Lectura amena por su ritmo y su dinámica alternando dos tramas en las acciones que se desarrollan en paralelo y casi simultáneas.

La edición está magníficamente complementada con ilustraciones a carboncillo hechas en su mayoría por el propio autor, un detalle hoy en desuso y que se agradece.


viernes, 22 de diciembre de 2017

Aún es Navidad de Michael Connelly

La reincidencia de un ladrón por un mismo establecimiento le genera tal familiaridad con el entorno que basta un momento de relajación para que lo imprevisto se auto invite a la fiesta y sorprenda incluso a la capacidad de reacción.

Los detectives Harry Bosch y Jerry Edgar deben investigar un robo que acabó mal; de hecho es la cuarta vez en dos años que se roba en el mismo local, una casa de empeños, un negocio legal de prestamista.

Es el día de nochebuena y todos quieren terminar pronto y por una vez llegar a su casa temprano.

El relato Aún es Navidad, más allá del caso policial, le sirve al autor Michael Connelly para acércanos a la parte más emotiva del detective Harry Bosch y lo hace con música de saxo, saxo alto: el preferido de Harry, interpretado por Quentin McKinzie más conocido como Sugar Ray McK porque su forma de moverse en el escenario, con el instrumento en sus manos, recuerda las fintas de quien fuera gran boxeador del peso medio Sugar Ray Robinson.

De Quentin McKinzie se evoca su pieza The Sweet Spot.

Ambos, músico y canción, ficticios. Pero símbolos cargados de significado. La luz al final de un túnel.

Michael Connelly es uno de los autores más consolidados del universo noir actual y su personaje Harry Bosch forma parte del elenco de imprescindibles.

La lectura de este relato hay que agradecérsela a Jokin Ibáñez por la traducción y a Calibre.38 por la publicación. Pinchen aquí para acceder libremente a su lectura. Tengan en cuenta que Calibre .38 no posee los derechos del relato por lo que bien podrían ser invitados a retirarlo. Ojalá eso no suceda nunca pero en previsión léanlo cuanto antes.

La pieza ‘I’ll be home for Christmas’ existe y acompaña a Harry Bosch en sus pensamientos y en su soledad. Aquí les dejo una versión interpretada por el saxofonista Bobby Ramirez y el pianista, ya fallecido, Daniel Zaremba.

Que tengan una feliz navidad!


lunes, 18 de diciembre de 2017

O Porto de José Manuel Mata Argüelles

El Queen Mary cerca de o Porto de Espasante
En uno de los entrantes marinos a la costa gallega se encuentra el Porto de Espasante habitado por buena gente: pescadores, criadores de ganado y algún que otro amable contrabandista además de la pareja de la Guardia Civil.

Pizzano y Pataquiña, mueven pequeños alijos, trapichean con su barca para ir tirando; no aspiran a enriquecerse solo a vivir con humildad y decencia, pues no hay nadie más decente en ese mundo de delito que ellos.

Pero hay un encargo que les puede proveer de dinero suficiente como para alejarse, sino definitivamente si al menos por un año, de los riesgos de faenar delictivamente. Y ahora que andan necesitados de una nueva barca no hacen ascos a esa oportunidad y aunque con recelo se adentran en ese mar, nunca mejor dicho, al que no hay que tenerle miedo pero si respeto.

O Porto es de esos cómics que mientras va desarrollando la trama central va contando brevísimas historietas en pocas viñetas que van componiendo pequeños solos dentro de la melodía principal. Un festival narrativo.

Así queremos saber si Pedrero va a perder un diente y pronto lo descubrimos; también queremos saber si Burato conseguirá conquistar a Regina; de que diario saca tan surrealistas noticias el mismo Burato; que va a pasar con el nombre de Sanson, aún con el acento por poner, pintado a la barca; nos sorprende ver como en la reclamación de un daño a un abogado hubiese sido mejor no cobrar la deuda y lamentamos la suerte de Antón aunque otro vendrá como otro hubo antes

Hércules Poirot utiliza sus celulas grises
Y en O Porto aún hay más, está también el transatlántico Queen Mary que sorprende que esté navegando tan cerca de la costa gallega y que entre su pasaje se encuentre a un Maharajá presumiendo de El Ojo de Shiva, una joya de lumínosos perfiles, ante una Bianca Castafiore extasiada, que recuerda a Montserrat Caballé, al lado de Hércules Poirot “el mejor detective de todos los tiempos” y que va a tener ocasión de ejercer.

Guiños más que notorios a Hergé y a Agatha Christie en una historia tierna y humana, en la que el contrabando solo es un trabajo alternativo a la pesca, siempre fluctuante y siempre incierta, sin ánimo criminal ni lucrativo más allá de que dé para vivir.

José Manuel Mata Argüelles, es un pintor al que se le da muy bien el cómic. En este es el guionista y dibujante de una aventura que emociona por la humanidad que desbordan cada uno de sus protagonistas y por la bien trenzada historia de robo y gánsteres que mantiene en vilo durante toda la obra; una obra dibujada por él mismo echando mano de ese trazo tan agradecido como resulta la línea clara y que ofrece una cubierta tan espectacular como las vistas, aunque haya niebla, de la costa gallega.

martes, 12 de diciembre de 2017

A cada uno su propia muerte de Veit Heinichen

La violencia también se da
en lugares apacibles.
Trieste es la última gran ciudad oriental italiana, fuera de la bota y ya en el muslo de Europa, que mira al mar Adriático y queda recogidita por las fronteras con Eslovenia y Croacia.

Puerto tranquilo y atractivo para actividades lúdicas y pecuniarias, ya sean legales o ilegales que para decidirlo ya están los jueces. Pero cuando surge un problema y el implicado es un yate de lujo propiedad de Bruno de Kopfersberg, alguien de quien hace tiempo que se sospecha, se exige una participación policial rápida y eficiente que no es cuestión de generar alarma y ver reducido el nivel de ingresos por lo que se refiere a turismo principalmente.

El comisario Proteo Laurenti, un hombre recto y justo, agradable y educado, que sufre menos enfrentándose a un capo criminal que habiendo de prohibir a su hija que se presente a la elección de Miss Trieste, teniendo además a su esposa en contra, se encarga de la investigación.

Es un verano caluroso y la actividad policial, de hecho cualquier actividad, parece contra natura. Cualquier movimiento altera el ritmo cardíaco y genera transpiración, por suerte un chapuzón y unas cuantas brazadas propician el descenso de la temperatura corporal y permiten que la cabeza pueda pensar sin llegar a punto de ebullición.

En A cada uno su propia muerte los delitos se acumulan a medida que se profundiza en la naturaleza del caso que los ha iniciado; al asesinato le sigue posible blanqueo de dinero, negro por supuesto, corrupción e incluso trata de mujeres y tráfico de drogas. Distintas caras del poliédrico mundo criminal que por el entorno privilegiado en donde se desarrolla parece fuera de lugar.

Y no es que en las localidades agradecidas y apacibles no pueda haber delitos, pero su naturaleza oscura y violenta choca con la del lugar, tan luminosa y calma.

Veit Heinichen
Veit Heinichen escribe una de esas novelas casi más costumbrista que negra y desarrolla los personajes solo hasta lo imprescindible para justificar sus acciones.

Las vicisitudes familiares tienen tanto o más peso que las pesquisas policiales, lo que propicia que a la trama criminal le falte un poco de guindilla.

Primera de siete novelas protagonizadas por el Comisario Proteo Laurenti y que por el éxito internacional obtenido es de suponer que la serie mejora con las siguientes.

El conjunto resulta confortable, entretenido y divierte con sus exagerados comportamientos y aspavientos: tópicos a la italiana.