domingo, 28 de mayo de 2017

La gran odalisca de Vivès, Ruppert y Mulot

Acción desde la cubierta hasta
la última viñeta.
Alex y Carole, al final del cómic sabremos cómo se conocieron y decidieron seguir juntas, viven del robo de cuadros por encargo. Pero sus contratistas no se conforman con cualquier obra y así se enfrentan con retos casi imposibles o ¿acaso robar La gran odalisca de Ingres en el mismísimo Louvre no lo parece?

Robar La gran odalisca requiere una cuidadosa planificación que se va diseñando con desparpajo y en medio de otra aventura de idéntico calado o superior.

La complejidad del encargo les hace reclutar a Sam como tercer miembro del grupo y aprovisionarse de material muy específico que compran a su amigo Clarence lo que va a dar lugar a una aventura propia, una subtrama conclusiva tan excéntrica como surrealista, dentro de la trama principal, en la que las tres amigas van a tener que desplegar capacidades que no les suponíamos en una aventura con narcos en México, tal como si estuviéramos viendo una película de acción protagonizada por las mismísimas Ángeles de Charlie.

Dos cómics en uno; dos aventuras totalmente distintas que se complementan para perfeccionar el retrato psicológico de cada una de las protagonistas en medio de una realidad, a menudo exagerada, pero desbordante de emociones y sentimientos.

Robo en el Museo d'Orsay
La obra supone una revisión del género de ladrones de guante blanco, no solo por ser mujeres, desinhibidas y liberadas, las ejecutoras sino por el ritmo non stop, vertiginoso y desenfrenado a todo lo largo del comic más propio de un film de acción que de reflexión como suelen ser las películas de grandes robos, aunque ambas mantengan el suspense hasta el fotograma, o en este caso viñeta, final.

La comicidad, presente a lo largo de toda la obra, va permitiendo liberar tensión y relajar los músculos entre acción, acción y reacción que van sucediéndose con escenas violentas y de fuerte dramatismo, que también las hay, simultaneadas con momentos de confesiones íntimas entre las protagonistas lo que conforma un cómic muy particular y personal detectado ya desde las primeras planchas con el emocionante robo en el Museo d’Orsay a la par que una separación amorosa por SMS.

Y es que las protagonistas son personas de carne y hueso tan independientes como el equipo de la BD que las ha creado.

La pirámide en la entrada del Louvre
Difícil, si no lo explican ellos mismos, saber que parte del guión, que diálogos o que viñetas corresponden a cada uno del equipo que ha elaborado la obra de forma conjunta. Bastien Vivès, Florent Ruppert y Jérôme Mulot son todos padres y madres de La gran odalisca.

Pero es seguramente Bastien Vivès, abanderado de esta nueva generación de línea clara en el cómic franco-belga, quien tiene más presencia o al menos al tener más conocimiento de su obra permite reconocer su estilo de dibujo desdibujado. 

Su economía de trazos, que de tan indefinidos, su sello de fábrica, como tenues y delicados, por lo que, al no entrar en detalles se ve obligado a captar la esencia tanto de la anatomía humana como de fondos y edificios, ya sea en movimiento como en estático.

El guión combina la amistad, las relaciones y los sentimientos con la aventura en su sentido más lúdico y entretenido, así conforma unas escenas llenas de acción y acrobacidad que atrapan enseguida por su ritmo y suspense. Unas escenas llenas de ruido a pesar de ser mudas.

El color a cargo de Isabelle Merlet, muy bien elegido y ejecutado, es perfecto para realzar aquello que el dibujo, por inconcreto, no termina.

Obligada lectura. Ya me lo agradeceran luego.

Ya está publicado el segundo álbum Olympia.

jueves, 25 de mayo de 2017

Agatha Raisin y los paseantes de Dembley

Agatha Raisin y los paseantes
de Dembley o el peligro de las
excursiones campestres.
En el campo existen aún las servidumbres de paso que consisten en el derecho que tienen las personas para poder cruzar grandes fincas; así los propietarios están obligados a mantener accesibles esos espacios, generalmente senderos, para evitar que la parcelación aísle zonas.

Un grupo de excursionistas, los paseantes de Dembley, encabezado por Jessica Tartinck. una joven beligerante en la recuperación del uso del derecho de paso, planifican sus salidas campestres arrogándose ese derecho como algo propio e innegociable lo que no solo provoca conflictos con los propietarios de los terrenos sino que genera tensiones dentro del mismo grupo al comprobar como los placenteros paseos se ven enturbiados por agrias reivindicaciones y como unas alegres excursiones devienen marchas de protesta.

Estos enfrentamientos tienen mal fin y podrían ser la causa que ha dado como resultado el asesinato de uno de los excursionistas lo que pone inmediatamente al resto de los componentes del grupo y a los propietarios agraviados, todos desconcertados, en la lista de sospechosos.

Cuando se produce el asesinato Agatha Raisin, que ya ha vuelto a su querido Carsely después de cumplir una obligada penitencia laboral en Londres, es requerida por una conocida para que investigue el caso a tenor de sus habilidades demostradas y contrastadas en la solución de este tipo de crímenes.

Y viendo en ello una nueva oportunidad de acercamiento a su atractivo e interesante vecino James Lacey, a quien ha tenido olvidado durante su ostracismo, no duda en implicarse e implicarlo a fondo en la investigación yendo arriba y abajo en un intento por encontrar pistas y razones de tal asesinato.

Agatha Raisin y los paseantes de Dembley sigue la tónica de las anteriores de la serie y al atractivo que supone el suspense por el caso policiaco, siempre ajustado a las reglas de la novela policiaca inglesa de la Edad de Oro, se añade el interés por la forma de vida rural inglesa, y por las peculiares relaciones que mantienen entre si los habitantes del pueblo.

Sin olvidar claro está la tremenda personalidad de Agatha Raisin que la convierten en un protagonista con salidas siempre sorprendentes, divertidas e inesperadas.

M. C. Beaton con esta cuarta novela de la serie demuestra ser toda una especialista en ese subgénero de novela policiaca conocido como Cozy Mistery que se apoya en argumentos criminales ligeros, pero para nada simples, en donde prima igualmente el costumbrismo y el localismo todo tratado con enormes dosis de ironía y humor.

El libro cuenta además con un relato corto que a modo de precuela explica los inicios profesionales de Agatha Raisin en el mundo de las relaciones públicas y como la gestión con un cliente le permitió su lanzamiento profesional y descubrir sus aptitudes detectivescas que hoy le son tan útiles y por las que nos ha permitido conocerla en esta serie de novelas que en versión original ya cuenta con 27 publicadas.

Anteriores novelas de Agatha Raisin reseñadas en el blog:







domingo, 21 de mayo de 2017

Romance killer de Doha Kang

Romance killer es un manhwa.
Romance killer es la historia de K, un asesino profesional de alto rango, un Royal Killer, que dejó de serlo por amor. Dudar entre amar o asesinar: ambas opciones precisan de valor.

Un amor apasionado que tras siete años se ha convertido en una relación átona. Todo es rutina en el trabajo y en el hogar hasta que en un encuentro con el director del colegio a propósito de un espinoso tema con su hijastra, K se sorprende observando absorto a alguien que enciende de nuevo la pasión.

Aúnque solo sea por el modo en que masca el chicle.

La adolescencia y la cuarentena, dos etapas de la vida que tienen en común la confusión en los sentimientos, la indefinición en las expectativas y en la sublimación de los deseos, se entrecruzan en esta historia para dar paso a las eternas dudas existenciales sobre el sentido de la vida, la muerte y el amor y el papel del sexo en la ecuación.

El erotismo en la forma de mascar un chicle

Cada uno de los protagonistas tiene su importante papel y aunque en la casa desde aquel instante, hace siete años, no han faltado flores y ha desaparecido la Beretta, el amor ya no es la música que los hace bailar. Subyacen sentimientos tóxicos que buscan la manera de medrar pasando desapercibidos.

Romance killer es un elaborado comic book en clave de novela negra que se divide en dos partes y cincuenta y dos capítulos para ocupar un total de 864 páginas en el que los sucesivos giros argumentales van a permitir ir descubriendo, al lector a la par que el protagonista, los aspectos oscuros de esta hermosa y terrible historia noir.

El argumento mezcla amor y odio para confluir en un expresivo y explosivo amodio.

En la casa, desde entonces no han faltado flores y ha desaparecido la Beretta

En el cómic se suceden diversos aspectos criminales o censurables socialmente para una sociedad occidental cuya evolución pretende incomodar al lector y generar polémica y que culminan en unas páginas finales sobrecogedoras y, aunque suene a tópico, con un desenlace del todo inesperado.

Doha Kang el creador de esta compleja y trabajada historia es un autor con un estilo muy particular, reinventor de la composición de páginas y de formas de comunicar ya sea con bocadillos o en formato literario, que destaca por transgredir las pautas convencionales del cómic. Su obra es de una gran belleza plástica en la que la aplicación del color tiene muchísima importancia.

Doha kang
Doha es capaz de mezclar, con trazo firme y rotundo, dibujo realista con la caricatura más deformada a la que nos ha acostumbrado el manga japonés y seguir manteniendo la coherencia estética, todo armonía, incluso combinando dibujo manual con el generado por ordenador mediante programas de modelaje y diseño en 3D.

Romance killer es un manhwa, que es el término que se emplea en Corea para denominar al comic (del mismo modo que en Japón es manga y en China manhua)

Podría decirles que su lectura es inexcusable y así lo digo. 

jueves, 18 de mayo de 2017

Harraga de Antonio Lozano

El culpable es, en realidad,
la víctima.
Desde la costa norte de Marruecos se ve la costa andaluza y durante la noche las trémulas luces que se aprecian, a ojos de muchos marroquíes, son estrellas que guían el camino.

España puerta de entrada a Europa, a la modernidad, a la democracia, a un trabajo digno y justamente remunerado, al consumo, a comida tres y cuatro veces al día, a estudios para los hijos, a sanidad: la constatación del cielo en la tierra.

Desde la costa sur de Andalucía se debería ver la costa mediterránea de Marruecos pero durante la noche todo es oscuridad, nada indica que haya algo, nada señala ningún camino.

Marruecos puerta de entrada a África, al primitivismo, al sentimiento tribal, al exotismo, al turismo colonizador, al bajo coste de producción, a riquezas por explotar: las mil y una noches low cost.

A Jalid, el hijo mayor de una humilde familia de Tánger, se le reflejan las luces del continente europeo en sus pupilas y lo que le cuenta su amigo Hamid, instalado en el capitalismo en Granada, le hace despreciar cualquier atisbo de duda y lanzarse a conseguir ser uno más de los privilegiados que abandonan arena y escorpiones para materializar sueños.

Pero nada es gratis y solo con el duro y mal pagado trabajo que puede obtener un emigrante es casi imposible subir peldaños en la escala de la calidad de vida salvo que se elija el atajo de comercializar ilícitamente con lo que haya demanda. Contrabando. Ya sea de drogas o de personas.

Jalid se ve envuelto en ese submundo y cuando descubra que incluso las luces tienen sombras será tarde pero no lo suficiente como para intentar compensar a quienes le ayudaron. La violencia desatada ya no podrá frenarse ni la caída al abismo.

Jalid es el protagonista de su situación y a la vez es un espectador de las de los demás. Jalid representa el sueño de numerosos magrebíes y africanos. La historia de Jalid es aplicable a otros miles, sino millones, de Jalids.

Harraga, en marroquí, significa los que queman. Se refiere al gesto de los inmigrantes ilegales al quemar su documentación justo antes de embarcar en una patera, para evitar su identificación y rápida repatriación si son detenidos.


Harraga es una verdadera novela negra; un relato tan duro como lo es también  la vida del que decide arriesgar la suya propia para mejorar, porque si no mejora su vida no es vida. Narrada en primera persona, conforma una especie de diario donde se descubre la bondad del personaje. Porqué Jalid, a pesar de su implicación criminal no es más que un joven ingenuo lleno de esperanza.

La esperanza de una vida mejor que busca, persigue y anhela un país donde la pobreza se casa con la miseria.

Antonio Lozano
Antonio Lozano sabe de lo que escribe, le toca de cerca y por eso la historia de Harraga es tan estremecedora y tan desesperada, porque puede ser real. A pesar de la dureza de la historia la prosa de Lozano no se recrea en el pesimismo ni en la maldad sino en la esperanza de que todo, algún día, cambie.

La narración tiene tal tratamiento documental que bien podría ser la biografía real de un ser anónimo a quien la ficción llama Jalid pero que puede tener cualquier otro nombre. Antonio Lozano no rechaza el cuerpo a cuerpo y entra a contar, comprendiendo pero rechazando, lo que muchos saben y otros sufren pero que nadie airea ya que quien más quien menos desea tener su oportunidad y la denuncia no tiene cabida.

La novela explica una situación que no nos es desconocida y cómo sin la connivencia de entes corruptos en los estamentos judiciales, políticos y policiales de ambos países nada de eso sería posible.

El culpable es, en realidad, la víctima.


domingo, 14 de mayo de 2017

Azul marino de Rosa Ribas y Sabine Hofmann

Marineros americanos liberando
las tensiones por pasar mucho tiempo
en alta mar.
Esta es la reseña de Azul marino, la última novela protagonizada por Ana Martí, ¡hay que joderse!

En 1959 los americanos fondeaban sus fragatas y portaviones de la Sexta Flota a tiro de lancha rápida de Barcelona. Y sus marineros tomaban esas lanchas, como quien toma el autobús, para desplazarse a tierra y dar rienda suelta a los instintos reprimidos en alta mar buscando los medios más idóneos, léase alcohol y sexo.

Parecían los amos del mundo, derrochaban dólares, contrabandeaban con tabaco y ofrecía chicle y medias a las jóvenes que se avenían a acompañarlos. Fácil pues que despertaran antipatías. Fácil pues que de las palabras a veces se pasara a las manos. Y a los cuchillos.

Anthony, uno de esos marineros de origen portorriqueño, ha sido asesinado en un bar de la Calle Conde del Asalto y aunque los americanos suelen lavar su ropa sucia en casa, o en el barco, en esta ocasión, por razones políticas, solicitan la colaboración de la policía española.

Ana Martí, la joven periodista que vive con su prima Beatriz y pluriemplea en El Caso y en Mujer Actual, accede a la petición del inspector Isidro Castro para que le haga de intérprete en las conversaciones e interrogatorios en inglés¡hay que joderse!, esperando que favor con favor se paga y de ello pueda sacar un buen artículo.

La investigación, en apariencia un trámite, presenta rápidamente aspectos no previstos que habrá que resolver con rapidez habida cuenta que la flota tiene previsto partir en unos días.

Las autoras aprovechan una coyuntura histórica muy particular para cuajar un argumento ficticio lleno de verdades y dar un repaso vivencial a la historia reciente de España en especial a sus carencias inducidas sobre derechos humanos en todo su más extenso significado. Quien no nace en noble cuna solo pasa hambruna.

Flirteo entre USA y España
En Azul marino, las autoras, eligen una época en la que el franquismo desea a estar a bien con América que es la única que le hace caso y le puede facilitar su reintegración al mundo y por eso conviene callar según que cosas, aún más de las que habitualmente se callan y se mandan callar.

Una época en la que la gente bien no solo se empeña en demostrar que lo es sino que con ello pretende justificar lo injustificable de sus actos que confunden la caridad con la explotación.

Y Rosa Ribas y Sabine Hofmann lo cuentan con esa calidad literaria, esa pulcritud lingüística, ese amor por el trabajo bien hecho que ha sido su sello distintivo a lo largo de las tres novelas con las que han ilustrado, enunciado y denunciado retazos de historia política, social y económica a partir de tramas de brillante novela negra.

La novela sirve para cerrar (ojalá no fuera así) una trilogía que empezara con Don de lenguas y siguiera con El gran frío y que tiene a Ana Martí como protagonista principal de cada una.

Ana Martí es mucho más que un personaje ficticio de novela negra; es ante todo el reflejo social de toda una época oscura y dramática. Por si misma representa la lucha por el reconocimiento de la mujer como persona y por sus vivencias familiares y relaciones profesionales representa la resistencia a la opresión, a las represalias políticas, la solidaridad con los repudiados, la defensa de la dignidad y la lucha contra la censura.

Rosa Ribas y Sabien Hofmann
Las autoras han creado un personaje que trasciende la ficción y que homenajea a tantas mujeres absolutamente ninguneadas en el mejor de los casos y maltratadas mental y físicamente hasta la muerte en el peor. Han erigido un icono inmortal.

Un lujo poder leer estas novelas. Un placer al que no ningún lector debería renunciar. Una trilogía literariamente impecable y por ello, imprescindible.

Léan aquí el primer capítulo de Azul Marino de Rosa Ribas y Sabine Hofmann.

Rosa Ribas también es la autora, entre otras, de la serie protagonizada por la comisaria Cornelia Weber-Tejedor, reseñada en este mismo blog:

lunes, 8 de mayo de 2017

Bajo la piel de Sergi Álvarez y Sagar Forniés

En una sociedad sucia y maloliente,
la gardenia no debería ser mortaja.
En alguna ciudad importante de los Estados Unidos, en los años cincuenta, Marie, la mujer del fiscal del distrito Furillo, ha sido asesinada, arrojada desde la ventana de un ático al puto suelo, en su vivienda ha quedado mucha sangre y una gardenia; en efecto, no es una víctima cualquiera y los detectives Witkin y Brown tienen el encargo de atrapar al autor de este descomunal estropicio.

Han de detener al asesino de la gardenia.

El fiscal Furillo sospecha que su súbita viudedad responde a una venganza del crimen organizado del que es perseguidor acérrimo. La investigación no es fácil, nada es fácil en la ciudad y hay que ir con cuidado donde se pisa ya que incluso algunas baldosas pueden pertenecer a alguna de las familias mafiosas que se disputan el territorio y pueden cobrar, según sus tarifas, derecho de paso.

En una sociedad corrupta, sucia y maloliente la gardenia no debería ser mortaja sino esperanza. Su olor no debería mezclarse con el hedor.

Bajo la piel más que un cómic se diría que es una novela gráfica y lo refuerza el que presente, entre las páginas llenas de viñetas, cortes novelados. Así cada separata de capítulo son páginas literarias cuyo aporte a la trama es complementario en aquellos aspectos mencionados solo de pasada en la parte gráfica.

Es un recurso nada habitual en este tipo de publicaciones y que proporciona al cómic un enriquecimiento narrativo, reforzado, además en este caso, por dar mayor importancia a los diálogos que a sus interlocutores.

Bajo la piel - Inicio del Acto I
El guión del cómic y los relatos de texto son obra de Sergi Álvarez quien parece transpirar noir de tan interiorizada que tiene la temática. El desarrollo de la trama tiene todos los elementos de la novela negra americana clásica, mucho dialogo y el ritmo narrativo acorde con los grandes films que han hecho popular el género al que exprime para sacarle toda su esencia. El final, de manual, es el colofón perfecto que se podía esperar.

El dibujo de Sagar Forniés es sucio como contagiado por la podredumbre de las apuestas ilegales y la corrupción; surge de viñetas oscuras, nada se muestra a plena luz, trazos gruesos reseguidos, manchones y fondos difusos solo insinuantes. Nada es descriptivo y si sugerente.

El cómic cuenta con un prólogo de Andreu Martín que con su habitual sinceridad deja clara su opinión sobre la calidad de la obra. La edición, de Astiberri.

viernes, 5 de mayo de 2017

La ciudad de la memoria de Santiago Álvarez

Una novela negra que se lee como
se vería una película de cine negro
En La ciudad de la memoria todo tiene su porqué.

Berta, Berta Valero, joven estudiante de periodismo, está buscando trabajo y aunque su vida ya lleva más de veinte años empezada no tiene la perspectiva suficiente como para comprender de entrada a otra que lleve más del doble. Por eso cuando conoce a Mejías tiene la sensación de que todo lo conocido es nada frente a lo que queda por conocer.

Nada más y nada menos que encontrar a Armando es el encargo que el detective Mejías tiene ahora mismo entre manos. Armando es un yaco poco afectivo con desconocidos.

La familia que lo ha perdido tiene otro trabajo para Mejías y éste, al que el dinero nunca le ha sobrado aunque tampoco le haya importado más allá que lo necesario para sobrevivir, acepta aun sabiendo que se está vendiendo al poder fáctico.

Se trata de averiguar la existencia de filtraciones de información confidencial sobre un ambicioso proyecto urbanístico.

Las filtraciones acabaran siendo vías de agua imposibles de taponar y que intentarlo supone excavar en el origen de una de las más grandes e influyentes fortunas de la sociedad valenciana. Pisar falsos suelos con cadáveres bajo las alfombras.

Toda fortuna tiene un pasado dudoso y la investigación se regocija en giros inesperados provocando situaciones jocosas y peligrosas a partes iguales que divierten y emocionan como lo hace cualquier película bien articulada.

Triumph Tr7
"Maquinaria inglesa de finales de los setenta,
dos mil centímetros cúbicos y ciento cinco caballos"
La novela es claramente deudora del mejor cine negro americano y le rinde homenaje prácticamente en cada uno de sus capítulos, verdaderas escenas rodadas con gran cariño y mayor profesionalidad. Es una película de cine negro que se lee en papel.

Santiago Álvarez ha creado a sus personajes como un padre amoroso; les reconoce su imperfección pero no les afea por ello.

Los dota de humanidad, sean buenos o malos, protagonistas principales o secundarios. Son fotogramas dibujados con letras y aunque la predilección vaya con Mejías y Berta no descuida detalle alguno para hacer creíble al resto del elenco.

La trama es un alarde de planificación lo que le permite ir a muy buen ritmo sin tropezar en ningún momento. La documentación histórica, precisa y justa, ha creado el escenario adecuado por el que se mueven ágilmente los protagonistas y los diálogos son acerados, ingeniosos y consecuentes. ¿Qué más se puede pedir?

Valencia Negra no sería sin Santiago Álvarez y La ciudad de la memoria y El jardín de cartón no serían sin Valencia. Léanlas y disfrútenlas.

¡Berta! Esto es para ti:


El jazz que escucha Mejías a partir de su colección de vinilos no tiene desperdicio alguno; procuren acompañar la lectura con alguna de las piezas que en ella se citan y doblarán la sensación de placer.

La reseña de la segunda novela de la serie se encuentra también en este blog con el título de El jardín de cartón


lunes, 1 de mayo de 2017

La mala hierba de Agustín Martínez

Una lectura que sigue doliendo
una vez finalizada.
La maldad habita en cualquiera pero suele escoger para anidar el huésped más adecuado a sus intereses. Aquel que le permita desplegar toda su gama de atrocidades y es que, una vez manifiesta, la maldad se viene arriba y su creatividad es ilimitada.

Cuando el mal echa raíces en alguien ya no se va. Es como La mala hierba, esa que surge salvaje haciéndose sitio de forma nociva entre el resto de plantas a pesar de su inocuo aspecto. La mala hierba es la que sobrevive cuando otras caen.

Jacobo, Irene y Miriam, hija adolescente del matrimonio, son víctimas de la crisis; deben abandonar su cómoda vida urbana y deshacerse de su casa y de su Mercedes y emprender, sin alternativa y sin dinero, una nueva etapa en un cortijo desvencijado que Irene heredó de sus padres, a medias con su hermano Antonio, en Portocarrero.

En Portocarrero: puerta del desierto de Almería; donde el calor y la calima no dejan refrescar las ideas y sus habitantes tienden a la cerrajón de mentes y a defender con uñas y dientes lo que tienen y lo que consiguen conservar pese los envites del clima mientras se llevan bien de puertas afuera; de puertas adentro es otro cantar.

Jacobo, Irene y Miriam viajan al pasado de Irene. De la ciudad al campo. De una vida con futuro y vistas a calles repletas de gente, vehículos, tiendas y edificios a una vida sin futuro y vistas a un paisaje resquebrajado, reseco, árido y vacío. Desierto de Almería.

Un tremendo choque vivencial que tiene sus repercusiones y del que nadie, ni lugareños ni forasteros sale indemne.

Una noche, en el cortijo, Irene es asesinada a tiros y Jacobo, malherido, sobrevive al ser dado por muerto. La violencia descarnada azuza la tranquilidad de la colmena y agrieta lo suficiente los caracteres como para que salgan al exterior sentimientos reprimidos y las abejas pican a quienes las molestan.

La lluvia en el desierto de Almería
crea surcos en la tierra
En Portocarrero llueve poco pero cuando lo hace se desea que pare. Las tormentas llegan de repente igual como se van pero mientras el cielo se vacía la lluvia golpea con la rabia de un boxeador golpeando el saco de entrenamiento.

El agua caída recorre el suelo y crea surcos en la tierra arenisca y yerma como la frustración, los celos y la humillación crean cicatrices en las personas. Surcos y cicatrices que nunca desaparecen, si acaso ahondan.

Agustín Martínez recoge una historia de sentimientos y la descarga como inclemente lluvia en Portocarrero porqué es el tipo de lugar donde la calma es solo apariencia.

La trama corre por esas cicatrices y las hace palpitar hasta que los sentimientos que las originaron toman las riendas del comportamiento desplazando la razón y la lógica. Cualquier cosa que guíe los actos suplantando el entendimiento conlleva al ser humano a cometer desbarajustes y algunos de daño irreparable.

Y Agustín Martínez sabe mostrar esas debilidades y darles voz propia. Ellas son las que hablan en la novela. Un inquietante thriller capaz de mantener el corazón en un puño durante toda la lectura.Lectura que sigue doliendo una vez terminada.

Ya en Monteperdido, su anterior novela (léan aquí la reseña) Agustín Martínez mostraba esa habilidad por crear climas humanos tóxicos que resulta abono inmejorable para desarrollar angustiosos thrillers de ambientación rural.