domingo, 1 de abril de 2018

Tarde, mal y nunca de Carlos Zanón

Un graffiti deslavazado.

Tarde, mal y nunca es una historia negra que al escribirse toma hechuras de novela negra en el uso más marginal y visceral del género.

Epi no duda en coger un martillo y matar con el a su colega de farras y trapicheos Hussein al enterarse que se está tirando a su novia Tiffany. La herramienta es el arma del crimen; los celos, el motivo.

Ya está. Algo que no merece discusión alguna, ni explicación, ni justificación. La tocas y te mato. No hay reflexión a consecuencias, no hay razonamiento previo, solo esa cortina translucida frente a los ojos que enturbia la mirada y la necesidad de vengar el ego herido, la hombría mancillada.

Y es que con la hombría de según con quien, en según qué lugares y circunstancias, no se juega. A veces es lo único que se tiene; y no se puede, no se debe perder. Aunque luego pase lo que pase.

Carlos Zanón cuenta la historia de unos protagonistas con una visión mediatizada por el desengaño y la desesperación hacia eso que algunos llaman vida y otros malavida.

Una malavida que viven desde las entrañas, porque es ahí donde corroe el hambre y donde se enquistan los sentimientos no correspondidos y los deseos insatisfechos, donde se forjan los versos aunque nunca se declamen.

Carlos Zanón
Carlos Zanón escribe sobre personas y sus circunstancias, escribe sobre el entorno y como este influye en las gentes y estas en él. Escribe sobre la vida y la malavida.

Esa vida que como te pille desprevenido o en el lugar y momento equivocados te hace girar frenéticamente y sin control como una peonza decorada con colores de neón que si no te marean igual te dejan ciego.

El resto es gris sucio: edificios y personas. Ambiciones y realidades. Pasado, presente y futuro. Todo gris como un poema desesperanzado.

Los protagonistas de Tarde, mal y nunca son gente corriente de clase baja baja que tienen en común ser todos perdedores en una partida en la que no pidieron entrar y de la que no quieren salir.

No son hijos de la crisis, al menos no de esta. En todo caso nietos o bisnietos de otras anteriores. Son el fruto no recogido del árbol y que tiende a pudrirse por dejadez. Son los no elegidos.

Una novela dura, negra, una crítica social desde la primera línea, un graffiti deslavazado, un retrato costumbrista sin edulcorar de barrio bajo, un grito por sobrevivir a los sueños rotos.

miércoles, 21 de marzo de 2018

You are here de Kyle Baker

Un relato muy actual, una visión irónica
y critica de la contemporaneidad.

You are here es una historia de novela negra que revisita el intento de un eficiente ladrón de joyas de dejar atrás cualquier vestigio delictivo y empezar una nueva vida lejos del mundanal ruido en un paradisiaco entorno rural con una chica que le ama incondicionalmente.

Noel Coleman es un apuesto delincuente y consumado seductor, un urbanita de pies a cabeza, iluminado por la luz de los fluorescentes, preferiblemente de bares y peep shows, que un buen día decide ver la vida a través de sus dibujos y con ello alejarse del mundo criminal y cambiar radicalmente de forma de vida.

Helen es una ingenua joven que cree en la bondad por encima de todo, capaz de comunicarse con la naturaleza y los animales, vive en el campo y respeta puntualmente su cita diaria con la puesta de sol y no desea nada más que no sea compartir esa forma de vida new age con Noel.

Solo que Noel no le ha contado toda la verdad sobre su sórdida vida, de hecho todo lo que le ha contado son mentiras y falta que Vaughan, un ex-convicto, un alter ego de un homenajeado Robert Mitchum, le aceche para matarlo como para que toda la ilusión se tambalee como un castillo de naipes.

Kyle Baker, un gran artista del cómic
Kyle Baker es el autor global de esta historia que resulta una obra de arte.

Combina un guión humanista y optimista con una feroz y ácida crítica social; combina una trama trepidante, sanguinolienta, hilarante y con largas escenas repletas de acción y suspense al más puro estilo Hitchcock, con planos y diálogos sacados de Disney; combina un dibujo elegante de trazo fino de estilo cómico cartoon con el realismo fotográfico otorgado por ordenador, y todo con un coloreado que respeta, distingue y personaliza cada objeto valiéndose de una extensísima paleta de saturados colores que demuestra un sabio empleo de habituales técnicas de animación.

Un relato muy actual, una visión irónica y crítica de la contemporaneidad, como es habitual en la obra de este autor, que se desarrolla en una trama sustentada con diálogos que abren puertas mentales y servido desde dos puntos de vista, el de Noel y el de Helen, que evidencian la eterna dicotomía entre la bondad de quien vive en comunión con el campo y la suspicacia de quien vive en New York.

Todo el cómic se estructura en largas secuencias, a cual mejor, que simultanean acciones a ritmo vertiginoso con largo planos de contemplación extasiante. Diálogos con asesinos en la jungla urbana y diálogos con animales en el bosque. Cuestión de comunicación.

Brillante cómic. Indispensable en toda colección noir.

domingo, 18 de marzo de 2018

La sustancia del mal de Luca d’Andrea

La sustancia del mal es de origen
desconocido pero nadie puede negar
su presencia.

La naturaleza es un ser vivo que se manifiesta solo con hechos ya que no dispone del don de la palabra. Los hechos, apacibles o devastadores según su estado de ánimo no tienen en cuenta las consecuencias para ese otro ser, el animal racional, con el que comparte hábitat.

Los fenómenos atmosféricos tal como vienen se van pero lo que dejan puede no parecerse a nada de lo que fue. En la alta montaña todo es más extremo y el viento, la lluvia y los rayos parecen multiplicar su fuerza por 10; hay que ser muy experto para sobrevivir a según qué situaciones y aún y así salir indemne física y mentalmente no está al alcance de todos.

Jeremiah Salinger es un norteamericano dedicado a los documentales que resuelve instalarse con su hija y su mujer en el pueblo de esta para alejarse de su vida frenética en la gran ciudad y tomar perspectiva para determinar donde encaminar su futuro.

Pero poco tendrá que decir ya que la naturaleza, ese monstruo que puede devorarte en segundos, va a decidir por él. Y además está el Bletterbach, ese prehistórico museo al aire libre que esconde fósiles y también el oscuro secreto de una tragedia, ocurrida hace treinta años, que comparten vivos y muertos y del que nadie quiere hablar. Cada cual lame sus propias heridas y hay cicatrices que aún están abiertas.

La sustancia del mal es de origen desconocido pero nadie puede negar su existencia ante los efectos que provoca.

El instinto investigador de Jeremiah, buscando siempre el tema que pueda atrapar la atención pública, se ve sometido al influjo de ese misterio y he ahí unas garras de las que no se puede escapar. O se muere o se mata.

El escenario es apabullante, sobrecogedor y gulliveriense para los habitantes de ese pueblo del sur del Tirol; una villa de cuento donde la vida no es tal. Donde todo hay que trabajarlo y ganárselo. Hasta el saludo de los locales. Y el respeto. Y dónde es posible perder en un segundo lo que se ha tardado meses en conseguir.

Luca D'Andrea
A Luca d’Andrea la visión de las grandes montañas le ha contagiado la intención de hacer una gran obra donde ha mezclado diversos ingredientes que cada uno individualmente puede ser resultón pero que juntos ofrecen una pobre imagen de plato combinado.

Los soliloquios mentales del protagonista entorpecen el ritmo narrativo, a veces sin aportar ningún valor a la trama y parecen apropiados para ahondar en el número de páginas. La trama tampoco consigue una velocidad de crucero y sus trompicones que salpican de interés y aburrimiento casi alternativamente no favorecen una lectura lineal absorbente.

Y es una lástima pues la obsesión, in crescendo, del personaje por averiguar lo sucedido está bordada. La imperiosa necesidad de saber le genera tal conflicto interno y de pareja y familiar que equivale al que sabe que aquello lo va a matar pero no lo puede dejar. Ni tan solo un terrible suceso puede alejarlo de su adicción.

Su angustia es tan palpable que traspasa las páginas del libro y si fuera tinta mancharía las manos de quien lo sostiene. Nada hacía presagiar que tanta algarabía iba a quedar en tan poco.

Aún y así les recomiendo que si les cae en las manos le den una oportunidad; tiene momentos impagables y tiene también una bella cubierta que, no sé por qué, me lleva a la infancia y al recuerdo de las cajas Alpino de seis colores.

miércoles, 14 de marzo de 2018

Asesino de Jacamon & Matz

Una obra introspectivamente criminal.

A veces, en la adolescencia o la juventud se descubren aptitudes que por sí mismas deciden lo que se va a ser de mayor. Y no parece cosa del libre albedrío.

¿Los asesinos nacen o se hacen?. Un asesino de verdad, no alguien capaz de matar en un momento dado, por un arrebato o un calentón, o sea alguien cuyos actos criminales le resultan tan naturales como respirar, ha de nacer así. Puede moldearse pero no se hace.

Lo que si hace es convertir esa aptitud en un oficio, del que se pasa de aprendiz a maestro al perfeccionarse con el tiempo y la casuística, o sea con la acumulación de víctimas.

Asesino es un relajado cómic que relata la vida de un profesional del arte de matar. De alguien que nació con esa aptitud y que la ha desarrollado con habilidad y buen hacer. De alguien frío, con pocas pulsaciones, paciente, metódico. Es de los pocos que no fallan y por eso está muy bien remunerado.

De alguien humano, a pesar de lo que pudiera parecer, que también tiene deseos y sueños. Sus víctimas responden a encargos; no hay nada personal en su ejecución: es la obra de un contrato. Pero todo trabajo acaba cansando y Asesino está pensando en jubilarse anticipadamente. Tiene dinero y tiene su paraíso que le aguarda: una mujer que le quiere, una casa que le cobija y un paisaje que nunca se acaba.

Pero al parecer dejar este oficio no le va a resultar fácil y va a tener que demostrar porqué es el mejor si quiere evitar ser la víctima.

Matz elabora un argumento introspectivo, con poco texto y lo emplea para poner voz a los pensamientos y disquisiciones de Asesino y para generar los diálogos necesarios que se establecen en sus relaciones profesionales y personales. Ahonda en esa dicotomía sobre la vida y la muerte y sobre los límites de la moral, al mostrar el lado humano del oficio.

Jacamon aporta unas viñetas de dibujo estilizado y delgado trazo; dinamiza los encuadres según predominen los pensamientos o las vivencias, las acciones profesionales y las personales y para ello recurre a iluminarlas de forma monocromática o con generosa paleta multicolor lo que permite entender en cada momento el estado de ánimo del personaje.

El conjunto compone una obra interesante que va desgranándose lentamente, dando tiempo a meterse en la piel del personaje principal y comprenderlo, a lo largo de los cinco primeros números, únicos traducidos, que componen el primer arco argumental.

La serie, hasta la fecha, consta de 13 entregas:

01. Tiro por la culata (Long feu) 1998
02. El engranaje (L’engrenage) 2000
03. La deuda (La dette) 2001
04. Vínculos de sangre (Les liens du sang) 2002
05. La muerte en el alma (La mort dans l’âme) 2003

06. Modus vivendi, 2007
07. Le commun des mortels, 2009
08. L’ordre natural des choses, 2010
09. Concurrence déloyale, 2011
10. Le coeur à l’ouvrage, 2012
11. La suite dans les idées, 2013
12. La main qui nourrit, 2013
13. Lignes de fuite, 2014

Matz es el autor también del guión adaptado de ‘Adiós muchachos

domingo, 11 de marzo de 2018

La muerte del censor de Jordi Sierra i Fabra

La muerte de un censor se
considera una afrenta a los valores
del régimen que representa.

En 1963, en España y en concreto en Barcelona, el régimen no presagiaba ningún final a su mandato, al contrario mostraba una fortaleza envidiable y lamentable.

En el mejor de los casos presentaba solo un atisbo de evolución que aun garantizando el cumplimiento de sus inamovibles principios fundamentales mostraría su generosidad y tolerancia al mundo abriendo rendijas en las persianas para que pareciera que había luz, nada solar, y que no todo era negrura.

Al inspector Hilario Soler, caído en desgracia en el cuerpo por denunciar a un compañero por malas praxis (a su modo de entender, pero permisivas y necesarias según otros compañeros), el comisario le encarga el caso de un asesinato con la idea de que salga tan malparado de la investigación como de la resolución judicial por la denuncia y con ello sepulte su trayectoria y desaparezca de su vista y si puede ser del mapa mejor que mejor.

Hilario Soler es un librepensandor, si eso es posible en la época, es un idealista, un humanista y por todo ello tiene un nivel de cultura más que aceptable por lo que es capaz de entender, pensar e imaginar por si mismo sin seguir los dictados del Movimiento y eso, en los tiempos que corren no solo es malo sino que es peligroso.

El cadáver de un censor ha sido encontrado en el interior de su vehículo y el cuerpo presenta tantos cortes como los correspondientes a las veintisiete puñaladas que ha recibido. Un censor tiene a su cargo velar por la observancia de la decencia en las formas y en los modos, de contemporizar las veleidades artísticas, de encauzar las opiniones escritas, de pasar el cepillo por toda arista que sobresalga. Encomiable misión la del censor, que tiene en sus decisiones la educación social y moral de toda un nación.

En otras palabras, impone la particular visión política y social de quien le paga y manda: el estado y la iglesia. La muerte del censor es pues una afrenta directa que los altos cargos no pueden dejar impune.

La investigación de la vida de la víctima y de sus conocidos y familiares sirve para mostrar de fondo la situación que vivía la cultura y la filosofía en aquella época de oscurantismo, tanto es así que los censores alardeaban de seguir empleando los criterios escritos por la Santa Inquisición.

Jordi Sierra i Fabra
Jordi Sierra i Fabra es un escritor magnífico dotado de una capacidad productiva incomparable y sin merma de calidad, varias veces alabado y reseñado en este blog; alguien capaz de dotar a sus personajes de una presencia que trasciende las páginas; la personalidad que les insufla les hace vivos y los hace partícipes de una realidad que se nos hace creíble bien porque fue, bien porque pudiera haber sido.

El autor que le tiene tomada la medida a esa etapa histórica con su carismático personaje del Inspector Mascarell, se ha buscado una nueva voz, la del inspector Hilario Soler para crear una nueva serie y ofrecer otra visión de la época que se complementa con la anteriormente citada.

Y, por si fuera poco, el tema es de triste y rabiosa actualidad; algo que consiguió soliviantar entonces y lo consigue ahora. La libertad de expresión no se pide, se ejerce.

Leánlo y disfruten de un interesante caso policiaco dentro de una intensa novela negra. De hecho de Jordi Sierra i Fabra leánlo todo.

domingo, 4 de marzo de 2018

Las lágrimas de Claire Jones de Berna González Harbour

Sin duda una gran novela negra
y la mejor de la serie de la
comisaria María Ruíz.

La comisaria, caída en desgracia, María Ruíz, ve pasar el tiempo y su vida desde las ventanas de las dependencias policiales de Soria a donde ha sido, desterradamente, reasignada.

La rutina la vence en un lugar donde poco o nada ocurre. Su trabajo se reduce a reabrir dos antiguos casos no resueltos y a evitar que ese enemigo invencible que es el tiempo no la mate de aburrimiento.

Suerte que siempre quedan los amigos y Carlos que es eso y mucho más la invita a Santander a pasar un fin de semana para que el aire marino le insufle apetito, tanto para unas anchoas como para comerse la vida. A la vida hay que entrarle con hambre sino te come ella a ti.

Y Santander le da un cadáver que pide a gritos insonoros una investigación; le da comida suficiente para despertar la pasión que inflama su profesión. Y también le da disgustos, suficientes para entender que todas las cosas son efímeras y que es relevante darles la importancia justa en cada momento. Y también alegrías, las que sirven para reencontrarse con ella misma y hacer las paces con el mundo.

Con el mundo si pero no con las personas. Hay algunas con las que mejor no descuidarse. A la vida hay que entrarle de cara: mejor recibir de frente que por la espalda. Un ataque de cara aún se puede evitar por detrás es mortal de necesidad. Y lo que no te mata te hace más fuerte. Y a la comisaria María Ruiz, a su naturaleza fuerte de por sí y que estaba en duda, los avatares le han dado vitaminas.

Berna González Harbour
Berna González Harbour llega a la tercera entrega, la más criminal, larga, densa y mejor articulada, de la serie protagonizada por la comisaria Ruiz y el resto de secundarios ya conocidos y que cobran más importancia, si cabe, al traspasar el límite de lo profesional para actuar como amigos y como tales sin ceñirse a reglamentos coercitivos.

La autora consigue una protagonista mucho más madura en la novela que la consagra en lo más alto del género.

Las lágrimas de Claire Jones es sin duda una gran novela negra y la mejor novela de la serie. La que aporta mayor contenido emocional, las cavilaciones dibujan mejor los personajes que las descripciones; la que profundiza más y mejor en las relaciones, tanto de los que conforman el bando bueno como el bando malo; la que teje una trama criminal con hilo de distintos colores y composición: histórica, sentimental, idealista, y resulta más que bien urdida; y la que es capaz de dejarte con un ¡ay! en un final donde la solución policial se revela como un trabajo diario que no hay que menospreciar pero tampoco sobrevalorar.

Al final, ¿ya lo sabemos, no? lo que importan son las personas.

Por cierto ¿qué saben de los cuáqueros? Poco ¿no? Pues van a aprender algunas cosas muy interesantes y van a tener ganas de conocerlos mejor. Es lo que tiene la buena literatura que entretiene, ilustra y te lleva de la mano a otra lectura.

Si no han leído antes nada de esta serie les recomiendo empezar por la primera, no tanto por la interdependencia, que la hay, sino por el placer de no perderse ninguna de las tres novelas:

01. Verano en rojo (2012)

02. Margen de error (2014)

miércoles, 28 de febrero de 2018

Adiós muchachos de Paolo Bacilieri y Matz

Una despedida a la francesa.

En La Habana quien más quien menos busca mejorar su nivel de confort y eso es algo que solo se puede conseguir con dinero, de ahí que quien más quien menos emplee sus habilidades y sus recursos para obtenerlo.

Alicia es una joven cuyos recursos son sus piernas, su culo, su rubia cabellera y su belleza y sus habilidades son engatusar a forasteros a cambio de sexo para recolectar regalos cuya reventa proporciona a ella y a su madre, cómplice de ese intercambio, ese dinero extra con el que vivir mejor.

Regalos, y mejor de poco monto o poco aparatosos, que no dinero es lo que la diferencia de ser perseguida o denunciada como una jinetera al uso y evita la acusación de prostitución.

Y así un día y otro hasta que el regalo de una de esas compañías accidentales conlleva algo más que resulta tan apetitoso como peligroso.

Adiós muchachos es una historia tristemente divertida y moralmente dolosa protagonizada por timadores de poco vuelo, picaresca ingenua y estafa chapucera con una impagable despedida a la francesa.

El argumento, con un planteamiento clásico en novela negra, se desarrolla en una trama que va ganando en intriga muy bien narrada textual y gráficamente y que ofrece una lectura muy fácil y satisfactoria.

Matz adapta la reconocida novela del mismo título del escritor cubano-uruguayo Daniel Chavarría, destilando su esencia para ofrecer un guión que evita el compromiso social para centrarse en el núcleo delictivo de la trama.

Avanzar al coche y esperar la oportunidad
Así, de un principio ligero y con el peso en el aspecto erótico se pasa, con unos pocos giros, a una situación más dramática cuando entra de lleno en el género negro.

Paolo Bacilieri por su parte aporta un dibujo de línea clara centrado en los personajes, poco paisaje, perfectamente complementado por una paleta de colores muy luminosa que resulta muy agradable para la vista.

Se les debe recriminar a los autores que al primar tanto el delito en detrimento del contexto social, la obra pierde identidad y al no arroparla con suficientes elementos identificativos y ambientales la acción podría desarrollarse perfecta e indistintamente en La Habana o en Mozambique.

Cómic entretenido, para pasar un buen rato y para pensar en como es de atractivo el poder del dinero y hasta donde se es capaz de llegar para conseguirlo.


domingo, 25 de febrero de 2018

Jessica Jones serie de TV

Superheroína a su pesar.
Hell’s Kitchen, la cocina del infierno, donde el sueño de sus residentes es el mismo para todos: salir de allí. Pronto. Con vida. Y con los menores traumas posibles.

En Hell’s Kitchen, ese barrio maldito de New York, es donde Jessica Jones trabaja como detective privado y cuenta con un aliado especial: unos superpoderes que le permiten elevarse del suelo, sin llegar a volar, y una fuerza y resistencia física de muy alto nivel.

Pero lejos de ser el estereotipo sexista al que parecen condenadas todas las superheroínas,  encarna el estereotipo de la chica joven normal. Sin curvas ostentosas, ni pose de mujer fatal, ni sex-appeal exuberante ni lascivia en la mirada, ni aspecto de colegiala modosita, ni de girl scout dispuesta a realizar su BO diaria. Tampoco viste mallas de colores, ni su peinado es ahuecado ni es rubia.

Jessica Jones (una magnífica y lánguida Krysten Ritter) es una superheroína que no ejerce ni hace ostentación y no es para nada mediática; viste desapasionadamente y le preocupa tan poco su aspecto o lo que opinen los demás que adolece incluso de cierta falta de higiene personal.

Su dejadez y pasotismo le sobrevino en una época de abusos y maltrato que han conformado su forma de ser: una mujer herida, borde, antisocial, noble, sincera y que abusa del alcohol. Una forma como otra de sobrellevar la carga emocional hasta que consiga redimirse de su antagonista Kilgrave (un David Tennant hierático y extremadamente convincente y aterrador en su papel).

Psicópata a partir del cual
se enuncia la psicopatía
Kilgrave es a la psicopatía lo que Tintin al cómic. Kilgrave es el villano al que cualquiera temería; es el villano por excelencia. El que todas las series de televisión quisieran para sí.

Su anodina actitud impide presagiar su enorme capacidad para el mal. Sus actos son pavorosos. Su superpoder le permite manipular la mente de las personas y hacer que hagan lo que sea aunque suponga atentar, de la forma más cruel e inhumana posible, contra su propia vida. Ríanse de la hipnosis del teatro.

Las tramas y subtramas de género noir resultan más que creíbles gracias a unos diálogos muy conseguidos que sumados a una escenografía realista y a unos diseños de vestuario, maquillaje y efectos especiales dignos de película, poco más se puede decir.

Los secundarios son todos muy sólidos y su papel, muy bien definido, arropa a la protagonista y supone el contrapunto de relajación suficiente para aflojar las mandíbulas de vez en cuando.

Una serie imprescindible para quienes disfruten con los cómics y sus adaptaciones y para quienes disfruten de ese noir sin etiquetas. Y con un final espectacular y a la altura de lo requerido. Un final inteligente y agónico. Una tensión superior a cualquier hipertensión medible en cualquier tensiómetro.

Alias, el cómic.
El 8 de marzo de 2018, no se podía haber elegido mejor día, se estrena la segunda temporada. Un vendaval de aire fresco para alejar los tópicos machistas y reivindicar la posición de la mujer en el mundo.

La serie es una traslación del cómic y respeta su desasosiego de producto adulto sin edulcorar ni potenciador de sabor. Violencia y sexo, en abundacia y a pelo, no es algo pensado para agradar al máximo de público. Ni lo busca ni lo pretende. La serie es lo que es y por esa honestidad se agradece y si gusta, se disfruta doblemente. Son 13 episodios y a partir del cuarto se ven casi sin interrupción.

El cómic original adaptado es ‘Alias’ escrito por Brian Michael Bendis y dibujo de Michael Gaydos y con una corta vida de solo 28 números editados por Marvel.


domingo, 18 de febrero de 2018

La maldición de Sikris de Lucas Alcón Seoane

La esencia de P. G. Wodehouse
y de Agatha Christie
trasponiéndola a la época actual.
En el palacio de la memoria se guardan conocimientos y recuerdos de toda clase y condición. Allí se almacenan esas vivencias proporcionadas por horas y horas de lectura evocadora de mágicas hazañas y exóticas y triunfantes aventuras.

Lucas Alcón Seoane ha vaciado su fascinante, como el de la inmensa mayoría de lectores que empezaron de muy jóvenes, cajón de sastre y ha elegido aquellos sueños más preciados para componer, con encaje de tetris, una novela amalgamada de agradecimientos y homenajes a los personajes que nos dejaban acompañarlos en sus aventuras.

Todos tenemos esos recuerdos. Distintos pero parecidos. Esa emoción adolescente forjada a partir de las aventuras de Guillermo o de Los Cinco o de Los Siete Secretos o de Los Tres Investigadores  o de Los Jóvenes Detectives o tal vez de El Detective Conan. Poco importa la edad. Todos tenemos nuestro cajón de sastre.

El autor, embargado de ese sentimiento intrigante y aventurero ha escrito una obra policial para adultos: un pastiche que aúna lo mejor de la novelas de P. G. Wodehouse y de Agatha Christie. Del primero toma la mansión, el mayordomo, esa familia pudiente que se desmorona, esos nuevos ricos; y de la segunda esos asesinatos en habitaciones cerradas, esos familiares todos sospechosos, esos coup de efecte del detective.

Pero es que además resulta que la mansión, un castillo con todas sus fantasías: cripta, voces de ultratumba, decoración proveniente de exóticos lugares, pasadizos secretos y servicio doméstico de época victoriana está en La Moraleja de Madrid y la familia, el clan Devereaux es de origen francés. Y la época es la actual.

Así que cogiendo la esencia de la novela policíaca clásica inglesa y añadiéndole un detective con hechuras propias de la novela negra actual desarrolla, con cierto desenfado juvenil y mucho humor e ironía, una aventura con la que se reivindica el placer de la lectura de evasión.

La complicidad entre lector y autor ha de ser previa a la lectura y aceptar que se está en medio de una trama con licencia para ficcionar sin costuras, sin remaches y para aceptar que haya botones sin ojales y viceversa.

El clan Devereaux arrastra una maldición generacional desde sus tiempos de arqueólogos en Egipto. Una maldición que se va cobrando vidas, una tras otra a lo largo de los años. La que ahora se produce introduce al inspector Valentín Largo en una investigación compleja y vibrante dentro de un castillo poblado por estrafalarios personajes que parecen inquietos y temerosos.

Lucas Alcón Seoane
Las ópera prima suelen adolecer de excesos: de verborrea, de descripciones, de páginas y de pensamientos enquistados del autor. Toda regla tiene una excepción y La maldición de Sikris lo es.

Aúna frescura con calidad y soltura con prudencia para acabar siendo una elogiadora boutade, donde la premeditada opción de tirar de tópicos y hábitos no son el fin sino el medio.

Remuevan en su cajón de sastre y lean La Maldición de Sikris. Van a disfrutar y rejuvenecer de golpe.

domingo, 11 de febrero de 2018

La ciudad está triste de Ramón Díaz Eterovic

Refleja un sentimiento de
confusión como el
aturdimiento que se sucede
a una explosión.
En todos los países hay alfombras y todos los gobiernos barren bajo ellas. Pero las dictaduras convierten al país, todo el, en una gran alfombra donde cabe de todo y en cantidad; tanto y tan variado que aun habiendo sido superado el gobierno del fraude nadie se atreve a levantarla por miedo a dejar al país patas arriba.

Y hay razón para el miedo o como mínimo para el respeto porque los dictadores nunca están solos y a su marcha quedan amigos, familiares cercanos, hijos, nietos, un macro clan diseminado en el espacio pero unidos bajo el lema de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Y ansían que este regrese y sus raíces son profundas y su poder aún muy poderoso.

Basta mirar alrededor para ver cuantos países están aún bajo esa espada de Damocles que sigue estando muy cerca de caer sobre los ideales.

La ciudad está triste refleja un sentimiento de confusión como el aturdimiento que se sucede a una explosión.

Una joven universitaria ha desaparecido y su hermana, Marcela Rojas, encarga al detective Heredia su búsqueda y cuando este sabe que se la había visto con otros jóvenes con inclinaciones libertarias sospecha y teme quien puede estar detrás de todo y porqué.

Detective Heredia, Santiago de Chile, dictadura, represalia. La novela negra de Ramón Díaz Eterovic tiene mucho que ver con el crimen y el poder. Es una novela negra nacida de detenciones y desapariciones de cuando la dictadura trascendía de ser un sistema político saliendo del parlamento y tomando las calles para ser una forma de vida, o, peor, para ser una forma de muerte.

La novela es escasa de páginas, con mucha acción y diálogos cortos y secos lo que aún la hace más breve. Se lee en un suspiro pero su mensaje, esa metáfora reveladora y su denuncia es de los que permanecen y motivan a saber más de ese detective solitario, integro y justiciero sin disfraz.

La ciudad está triste es la primera novela de la serie protagonizada por el detective Heredia que ya va por la entrega número 16. Un hombre con un sentimiento humanista, popular y populachero:


  • La ciudad está triste 1987
  • Solo en la oscuridad 1992
  • Nadie sabe más que los muertos 1993
  • Ángeles y solitarios 1995
  • Nunca enamores a un forastero 1999
  • Los siete hijos de Simenon 2000
  • El ojo del alma 2001
  • El hombre que pregunta 2002
  • El color de la piel 2003
  • A la sombra del dinero 2005
  • Muchos gatos para un solo crimen cuentos 2005
  • El segundo deseo 2006
  • La oscura memoria de las armas 2008
  • La muerte juega a ganador 2010
  • El leve aliento de la verdad 2012
  • La música de la soledad 2014

Ramón Díaz Eterovic
Ramón Díaz Eterovic emplea la ficción en la novela negra como medio de denuncia de la realidad. Describe un mundo real disfrazado de imaginario.
Transcribe biografías de personas anónimas empleando personajes a los que convierte en protagonistas de sus propias vidas.
Y todo bajo la mirada de un Heredia que no es indiferente al paso del tiempo que, a su paso, lo hace envejecer y también aceptar los hechos de otra manera y evolucionar como hace el sentimiento colectivo de una sociedad que no puede estar permanentemente anclada en el pasado.
Los chilenos de ahora no olvidan pero miran hacia delante. Si en las primeras novelas los casos tienen vinculación directa o indirecta con los excesos de la dictadura, en las siguientes los casos van teniendo motivaciones más actuales.
Las calles de Santiago son las mismas pero los establecimientos cierran y abren otros y cambian, como lo hacen las ropas de los transeúntes y como también evolucionan los vehículos que las transitan.
De igual modo que se reinventan los barrios por los que Heredia ha vivido su infancia, juventud y madurez.
De ahí que la serie tenga visos de documental, de realismo social y sirva para explicar en formato de novela, que no de libro de texto, una parte de la historia reciente de Santiago de Chile.

martes, 6 de febrero de 2018

Una detective inesperada de Kerry Greenwood

Phryne Fisher, una joven llena
de recursos.
En aquellos años 20 la clase alta vivía a tope, si algo había eran reuniones mundanas, de esas en las que se tomaban cócteles, se hablaba de moda y de las vacaciones junto al mar o en un chalet en cúspides nevadas, se conducían coches de relucientes cromados, se jugaba al tenis y al golf e irrumpían jóvenes féminas audaces que desafiaban el estatus masculino optando por negarse a cumplir las modosas expectativas que la sociedad tenía determinado con las mujeres.

Entre ellas resalta Phryne Fisher, el personaje de ficción, que bien pudo existir y que es la suma de destacadas aptitudes mostradas por congéneres de la época, protagonista de una serie de novelas escritas por Kerry Greenwood.

Phryne Fisher es una rica, guapa, seductora, audaz, inteligente y sensible joven (nada más y nada menos) que decidida a ponerle un poco, aún más, de pimienta a su vida, se aleja del encorsetamiento británico que le ahoga rumbo a Australia, su patria natal, donde una peculiar situación de sospecha por envenenamiento, en una familia amiga, reclama su presencia.

Ha viajado cerca de 17.000 kilómetros para vivir nuevas emociones y experimentar nuevas sensaciones y actuar como Una detective inesperada satisface plenamente esos deseos.

La vida bajo control se descontrola y Phryne va a vivir más emociones de las que se podía imaginar, aunque tenga recursos suficientes para salir airosa de cualquier situación.

Una trama de enigma sencillo tratada de manera divertida e irónica, muy bien ambientada, que sin grandes efectos ni sorpresas consigue mantener la atención y mantener la sonrisa en el rostro durante toda la lectura. No busquen más que no lo encontrarán.

Kerry Greenwood
La escritora mantiene la ambigüedad que supone la superficialidad de tratar con ropa de diseño e ingredientes de platos sofisticados, con la perseverancia en mantener esa crítica a favor de la libre determinación de la mujer para hacer con sus actos y con su vida lo que le apetezca. Desde la riqueza claro está; desde la pobreza las prioridades son otras.

La serie de Phryne Fisher llega a las veinte novelas publicadas, Una detective inesperada es la primera, y dispone de adaptación televisiva muy aplaudida.

Es el personaje evocador en los sueños de cualquier chica que tenga que levantarse a trabajar cada día para hacer largos turnos y cobrar como mucho el salario mínimo.

Kerry Greenwood ha sabido aunar todo lo que se le pide a la vida: el dinero, el placer, el misterio de salón y las aventuras con cierto grado de riesgo, con el romanticismo glamoroso para crear una colección que hace las delicias al gran público.

viernes, 2 de febrero de 2018

Más allá de la sospecha y La dalia roja de Lynda La Plante

Lynda La Plante
Lynda La Plante, la autora de estas dos novelas, las dos primeras de una serie de nueve, hasta la fecha, protagonizadas por Anna Travis  lo es también de otras series con otros protagonistas, alguno llevado exitosamente como serie de tv, llegando a superar en total las cuarenta publicaciones.

Sus novelas se reeditan y se traducen triunfando como best-sellers porque tiene la habilidad y la capacidad de dar al público lo que este espera; el coste que esto supone, contentar a la mayoría, es el escribir sin salirse de un marco.

Es como el vino que añada tras añada es casi siempre el mismo ¿cómo puede ser si las viñas envejecen, la composición del suelo se altera, el clima es variable, y la cantidad de azucares recogida en las uvas en el momento de la cosecha es distinto cada vez? Alguien está haciendo algo para mantener esa estabilidad ¿no?

El estilo que presenta en las dos novelas reseñadas Más allá de la sospecha y La dalia roja es claramente el de procedimiento policial: detallista en las formas de actuación policial, en las gestiones administrativas intradepartamentales, en las relaciones personales y jerárquicas de los agentes y mandos y en la relación de estos con los medios.

La trama va desarrollándose sin prisa pero sin pausa, con meticulosidad y de forma lineal deteniéndose si es preciso para no dejar ningún cabo suelto.

Su narrativa es intachable pero de tan academicista resulta carente de pasión y a pesar de los sucesos espeluznantes y de los devaneos amorosos que relata no consigue transmitir la emoción que pretende.

De hecho y a pesar de ser dos argumentos distintos, el resultado final de la lectura seguida de las dos novelas lleva a creer que se ha leído la misma variando solo el tratamiento y el final. Algo parecido sucede al ver las dos cubiertas. Son distintas si, pero ¿a que parecen iguales?

Más allá de la sospecha

Sin entrar en detalles que desvelarían lo que no se puede ni debe, esta sensación la produce la práctica repetición de patrones de comportamiento de los personajes, de la estructura narrativa y de la secuencia temporal de hechos en el desarrollo de dicha estructura.

01. Más allá de la sospecha supone el debut de Anna Travis en un caso de investigación criminal, lo que le lleva a cometer errores por joven y por novata que subsana con su perspicacia y su tesón en el trabajo. Diversos asesinatos apuntan a un asesino en serie pero el dispar perfil de las víctimas ofrece una duda razonable y conlleva la necesidad de efectuar investigaciones paralelas donde la inteligencia debe vencer la fuerza.


La dalia roja
02. La dalia roja evoca al espeluznante asesinato real nunca resuelto de la joven Elizabeth Short, conocido como el caso de la dalia negra ya que por un lado Lynda La Plante recoge el suceso y lo recrea para que no caiga en el olvido y porqué el argumento reproduce el modus operandi hasta tal nivel de detalle que la policía llega incluso a sospechar que se trate del mismo asesino lo que dispara todas las alertas y debería plasmarse en una trama llena de tensión y miedo visceral.