domingo, 2 de agosto de 2020

El largo viaje de Lena de Pierre Christin y André Juillard

El largo viaje de Lena, un thriller que va de
 los recuerdos. a la esperanza.

Un apasionante thriller donde los servicios secretos mueven sus piezas con aparente sinsentido pero que todo responde a un plan minuciosamente concebido en el que Lena no es sino el hilo conductor.

Más que un hilo una mecha y en un extremo un detonador y en el otro un explosivo.

Acompañando a Lena por un largo recorrido centroeuropeo, los autores van desgranando la trama de espionaje mientras se realiza un viaje hacia el interior de su mente que nos permite conocer los motivos y las razones de su misión.

Una misión con un doble fin; uno público y secreto: actuar según instrucciones recibidas para la consecución de un claro objetivo; otro privado y también secreto: conseguir llenar ese vacío interior y recuperar la paz consigo misma.

Lena es una joven lánguida, de sensuales movimientos felinos; introvertida, minuciosa, práctica y concisa. No sonríe pero no siempre ha sido así. Hubo un tiempo en que su vida era felicidad antes de que la tristeza la abdujera. Un entonces en el que el brillo de sus ojos no se parecía en nada a la opacidad actual.

En su deambular, aparentemente inocente y errático, pero perfectamente planeado y cronometrado, cumpliendo cada hito de su itinerario, recibe todo tipo de respuesta de sus contactos; desconfianza, suspicacia, envidia, desprecio… y es a través de sus vidas como ella vive la suya propia.

Esperanza y venganza, riman en anza. Como también desconfianza y matanza.

Un dibujo de mucha plasticidad y unos fondos que refuerzan la vida de cada viñeta.

Los distintos personajes con los que se encuentra no son sino reflejo de distintas realidades de distintos países que van confeccionando un mapa geográfico, político y social que evidencia que los ideales de los fanáticos políticos no distan de los religiosos.

Ansia de poder y dominación. Y que aunque haya buenos y malos siempre primaran los intereses. Y la consecución de estos justificará sus acciones injustificables. Así de simple. Así de complejo.

Un cómic apasionante, con un guion digno de los mejores thrillers, donde Pierre Christin, demuestra una vez más su facilidad para explicar sin palabras y el habilidoso empleo de las elipsis para dar fuerza a las imágenes.

Demuestra un gran conocimiento de las capacidades de André Juillard y una gran confianza en su trabajo. El dibujo acompaña esa sensación consiguiendo integrar el peligro en lo rutinario, con gestos elegantes y sinuosos. Ropas adecuadas a cada entorno y paisajes sacados de la realidad de otra época.

Un magnífico trabajo que, como toda buena obra, se disfruta aún mucho más en segunda y tercera lectura y visionándolo con lentitud.

Si no son de leer cómics pero si thrillers les va a satisfacer enormemente como si de una novela se tratara. Y si ya son habituales de la historieta ¿es necesario añadir algo?

domingo, 26 de julio de 2020

La mala semilla de Toni Aparicio

La mala semilla es una novela negra  de
lectura ligera y satisfactoria.

Un asesinato y una desaparición que bien podría ser otro asesinato o tal vez un secuestro. Las primeras páginas de esta novela negra son contundentes y en un estilo más propio de thriller que al noir tal como se presentan los personajes.

La mayoría de ellos habituales en el género, pero destaca uno que parece sacado de la realidad y que si no existe debería: el brigada de la Guardia Civil de Riopar Juan Cebreros, a cada aparición se come la pantalla, alguien con quien empatizamos rápidamente y que muestra casi mayor carisma que la propia protagonista.

Y la protagonista absoluta es la teniente de la UCO Beatriz Manubens, ahora de baja temporal por un suceso con arma de fuego y funesta consecuencia que la atormenta hasta lo indecible y la conduce a una encrucijada aún más incierta.

Pero este asesinato, de una vieja amiga, Anabel, y la desaparición de Adrián su hijo de 6 años, le sirve de acicate para dejar de lamerse las heridas psicológicas y aceptar que su destino está ligado a su profesión.

La protagonista resulta una persona fuerte con sus contradicciones y sus debilidades, algo normal en todo ser humano pero no debería serlo tanto en alguien que ha alcanzado el grado de teniente en un ámbito tan exigente; aún y así el personaje ofrece varios niveles de registro que la engrandecen como persona.

Toni Aparicio
Al argumento, por su académico trazado, no hay nada que reprocharle pero tampoco nada por lo que merezca ser destacado. Los hechos que suceden son lógicos y razonados pero por eso mismo resultan previsibles y cuesta sorprender, por lo que la lectura transcurre sin sobresaltos y fluye con facilidad.

Ayuda que el autor se ha dado maña en arbitrar suficientes conjeturas que harán las delicias de los lectores aficionados a convertirse en detectives con interés por descubrir el final antes de llegar al mismo.

Un final, un desenlace, que no debería sorprender por resultar el más conveniente y adecuado a las circunstancias.

Y la novela es buena, bastante por encima de la media de lo que se viene publicando. Pero porqué podría haber sido mejor es por lo que sabe mal que esta reseña no pueda ser más entusiasta.

Toni Aparicio probablemente dará más de sí, su amor por el detalle y la facilidad para describir paisajes y ambientes y para personalizar personajes lo que le hace acreedor de esas expectativas.

Lectura que va cogiendo volumen a medida que se avanza y que cumple adecuadamente la función de entretener y desconcertar.

domingo, 19 de julio de 2020

Asesinato en Concarneau de Jean-Luc Bannalec

Asesinato en Concarneau sigue a las
predecesoras de la serie protagonizada
por Georges Dupin: gastronomía noir o
policial para gastrónomos.

La vida diaria de Concarneau, esa ville-close, esa plaza fortificada, ese famoso puerto atunero que le dice buenas noches cada día al sol en su diálogo con el mar, está viéndose alterada por una muerte que, una vez calificada de asesinato, evoca literatura policiaca de altos vuelos.

Y es que a lo largo de la investigación, que lleva a cabo el comisario Georges Dupin con un equipo diezmado y a la vez reforzado, se evidencian inquietantes paralelismos con el caso relatado por el inefable Georges Simenon en su obra titulada El perro canelo.

Georges Dupin, ahora no cabe ninguna duda: Georges por Simenon, Dupin por Auguste no puede sustraerse a la necesidad de leer esa otra novela (ni ustedes tampoco) y gracias a su aporte, resolver el caso.

Aunque no sea imprescindible leer las dos novelas, es una recomendación para disfrutar doblemente de dos buenas lecturas policiacas.

La muerte del doctor Chaboseau, coleccionista de arte y empresario con diversos intereses mercantiles, deja preguntas al aire y Dupin, que las oye, no duda en buscarles respuesta.

Estamos ante el caso número 8 del comisario Georges Dupin, quien se instalara en la Bretaña proveniente de París y que a pesar de entender ya muchas cosas de la cultura y la personalidad bretona aún sigue maravillándose cada vez que descubre nuevos aspectos de esa peculiar tierra y gente.

Y lo hace con tanto entusiasmo que contagia a quien lo lee y si alguien no ha estado en Bretaña y aun leyendo esta serie aún no ha tenido la tentación de ir con esta novela se rinden armas y se planifica ruta.

La Ville-Close de Concarneau

Jean-Luc Bannalec ha recuperado la esencia policiaca que inauguró la serie y muestra una obra de nuevo interesante desde el punto de vista criminal con las altas dosis de empatía costumbrista que le caracterizan y que acompañan todo el relato.

En este caso una trama bien urdida, en especial la vinculación con la obra de Simenon, y con suficientes pistas como para que cualquiera de las personas sospechosas pueda ser la culpable. Un crimen en habitación cerrada aunque con puerta abierta.

La Bretaña les da la bienvenida. Y el comisario Dupin y su fabuloso equipo policial les recibirán con los brazos abiertos y con la mesa dispuesta. Gastronomía noir. Policial gastronómico.

Otras reseñas de la serie en este blog:







miércoles, 15 de julio de 2020

El leve brillo de tus labios de Fernando de Cea

El leve brillo de tus labios es una
novela policiaca de trama absorbente
y carismáticos personajes.

Jesús Rosique, inspector de policía jubilado, sigue dando clases en la Academia de Policía y en esta ocasión la pregunta de un alumno da pie a rememorar un caso que es el que él mismo nos cuenta en El leve brillo de tus labios, una canónica novela policiaca redactada con mimo y que transcurre en un pueblo cercano a Sevilla.

Un caso acaecido años atrás, en 1986, en Juncos del Río, del Guadalquivir, se entiende, y que tuvo que ver con el asesinato de su alcalde en el propio ayuntamiento: un antiguo molino readecuado y remodelado; lo que dio pie a que el caso se conociera como el Crimen del Molino.

Fernando de Cea compone una neo geografía con Sevilla como referencia real y recorre unos pueblos y unos paisajes que están pero que no existen. Son reales pero en la ficción se componen de elementos dispares y se ubican donde mejor conviene para ir desarrollando una trama que imbrica las pasiones humanas, siempre presentes, siempre imprescindibles en un crimen, de varios sospechosos.

Rosique se reencuentra con Yáñez, quien fuera aprendiz aventajado y promesa de buen policía y hoy realidad consumada, en su nuevo cargo y puesto en Cádiz, y de su unión viene la fuerza.

Pocos datos de partida, pocos hilos de los que tirar, mucha incertidumbre e hipótesis varias van dando forma a un caso policiaco de manual con giros que descartan sospechosos para recuperarlos en el siguiente requiebro manteniendo el interés cautivo a lo largo de toda la lectura.

La trama aprovecha para tocar dos palos muy reales en el mundo rural: la relación entre Guardia Civil, picoletos, y la Policía Nacional, maderos, y la lucha diaria de una periodista y su periódico local para atrapar cualquier indicio y convertirlo en noticia.

Fernando de Cea
Jesús Rosique se vale del escritor Fernando de Cea para propiciar que nos llegue esta suerte de memorias. Cuenta con reposo, dándole tiempo a la mente para que recuerde todos los detalles del caso, juega con nuestro interés haciendo pausas, que el escritor aprovecha para convertir en capítulos, en las que se atisba, cual cliffhanger malicioso, el suspense y la intriga como la punta de una lengua burleta asomando entre los labios, mientras las comisuras se curvan en contagiosa jocosidad.

Es un placer escuchar al ex–inspector Jesús Rosique desgranar sus recuerdos, ya lo fue en la entrega anterior El suave roce de tu pelo y vuelve a serlo en esta segunda.

Y lo será en las próximas que a buen seguro irán apareciendo en forma epistolar gracias al buen hacer de su amigo Fernando de Cea que poco trabajo tiene: solo pasar a texto y ordenar adecuadamente esa amistosa charla entre sorbo y sorbo de esa manzanilla, la infusión no, la otra, la San León, que no lo dice, por obvio para las gentes del sur, pero que hay que tomarla bien fría y acompañada de producto de mar y de buena compañía.

El suave roce de tu pelo, El leve brillo de tus labios, es también obvio que en el paralelismo de esos títulos hay un significado a descubrir. Una Fibonacci criminal que añade, si cabe, más interés por conocer que título será el tercero.

No dejen de leer estas novelas, el verano es buena época para sumergirse en unas tramas policiacas absorbentes y con personajes carismáticos y no olviden la manzanilla, no es imprescindible pero si muy aconsejable.

Aquí la reseña de El suave roce de tu pelo la primera novela de esta serie.


viernes, 10 de julio de 2020

La víctima 2117 de Jussi Adler-Olsen

La víctima 2117 es un thriller de
denuncia social y repulsa mundial.

Numerar a las víctimas del mediterráneo que en su huida de algo peor que la muerte acaban muriendo en las aguas que debían conducirlas a puerto esperanza es un intento de concienciar a quienes pueden hacer y no hacen, a quienes ignoran, por acción u omisión, que aplicar el principio universal de acogida no es una opción sino una obligación.

En Barcelona, en la Barceloneta, un contador de la vergüenza escucha al mar y va sumando dígitos que, para comprender en toda su magnitud y horror, hay que convertirlos a seres humanos.

Quienes huyen son víctimas de delirios de tiranos, de delirios de fundamentalistas, de delirios de quienes comercian con las guerras y especulan con los deshechos, delirios de ídolos de pies de arcilla amasada con sangre. Huyen de la muerte, la tortura, la violación, la pobreza extrema, el hambre acumulada, las enfermedades...

La víctima 2117 es una mujer que iba en uno de esos botes que se sobrecargan de refugiados. Su fotografía, tendida muerta en la playa, da la vuelta al mundo, pero en el encuadre elegido por el fotógrafo se asoman otros rostros, otros refugiados que han tenido más suerte, o no, y no han muerto en el intento.

¿Pero y si todo lo dicho en la noticia fuera una especulación periodística basada en una trágica y plausible casuística? ¿Y si esa fotografía tuviera otra interpretación completamente distinta?

Jussi Adler-Olsen
habitual en la Barceloneta.
La víctima 2117 es un thriller de denuncia social y repulsa mundial que envuelve una trama de gran intensidad humana.

Es la octava entrega de la serie protagonizada por el Departamento Q de la policía en Copenhague. Y esta vez el protagonismo individual es muy superior a cualquier otro caso, habida cuenta que afecta muy directa e íntimamente a varios de sus miembros.

La trama gira alrededor de esa víctima muerta y de las otras víctimas vivas que aparecen en la imagen congelada que el fotógrafo Joan Aigualer, un frustrado periodista free-lance catalán, ha captado en la costa de Chipre donde ha ido en busca de una noticia que le saque del atolladero económico y le reposicione profesionalmente.

Esta foto destapa la caja de los truenos y emergen varias sub-tramas, protagonizadas respectivamente por el fotógrafo y los componentes del Departamento Q. Subtramas que se agitan coleando como serpientes a cual más peligrosa por un recorrido europeo que evidencia que el terrorismo y el asesinato individualizado tienen la misma raíz de locura y parecidos motivos.

La víctima 2117 de Jussi Adler-Olsen aprisiona en papel una trama tan actual que se convierte en crónica de una historia anunciada. La víctima 2117 es un despiadado y angustioso thriller tan real que es imposible distinguir donde empieza y acaba la ficción.

domingo, 5 de julio de 2020

Yeruldelgger, la muerte nómada de Ian Manook

Yeruldelgger, la muerte nómada es la
novela más íntima de toda la trilogía y
por eso con la que más se sufre.

En las más atávicas tradiciones se encuentran las explicaciones a nuestros actos. Y en Mongolia más.

Un país tan grade y tan poco poblado, donde el nomadismo es la normalidad y el asentamiento la excepción; con clima extremo y dominado por estepa y desierto más que por montañas es un lugar en el que conviene estar a bien con los antepasados ya que son las únicas brújulas que pueden evitar perderse en la confusión.

Yeruldelgger, cansado de tantos años de lucha estéril y de soportar pérdidas, ha renunciado a su posición social, a su cargo policial, a su rutina y a las personas queridas y se ha trasladado a vivir a un lugar donde los lamentos no alcancen a sus oídos y en donde pueda recobrar la comunión con su yo, el equilibrio con el todo y las percepciones sensoriales que la ciudad le ha arrebatado.

Pero incluso la soledad está poblada de maldad y no tarda en darse cuenta que su destino parece ligado a impartir esa justicia ancestral que le llevó a ser policía y que aunque quiera desasirse de su función algo le dice que esa es precisamente la razón por la que está en este mundo y la exaltación de su figura, como un nuevo liberador, por un pueblo oprimido parece ratificarla.

Un enfrentamiento con sicarios, con multinacionales y consigo mismo es lo que desarrolla una trama que a cada situación desplegada aporta personajes femeninos esenciales y cuya presencia ayuda a estimular las distintas vertientes funcionales de Yeruldelgger en su aspecto humano terrenal, humano místico y en el de ex-comisario.

Una novela repleta de crímenes sobre personas donde la esclavitud es casi lo mejor que se explica, el resto es aún menos complaciente, y sobre, dentro y contra la naturaleza y sus recursos, contaminando, devastando, arrasando con la connivencia de las élites gobernantes, que parece empeñadas en demostrar que tienen enraizado lo peor que cada nación invasora ha sembrado en forma de egoísmo personal como único método para asegurar la supervivencia del estatus y que en Mongolia parece haber florecido de manera inigualable.

La novela policiaca de las dos entregas anteriores deja paso a un thriller que evoluciona a partir del intento de reconciliación del protagonista con la razón de ser de todo ser humano; una novela de sufrimiento como lo es todo intento de redención. Un tratamiento profundo de la parte más íntima de unos personajes sujetos a su destino por su condición de meros comparsas en este gran teatro del mundo que se gobierna, como la novela negra más intensa, por deseos y ambiciones propios y ajenos.

Se culmina una serie que ha puesto sobre el mapa un país nada conocido y que ha supuesto conocer una cultura muy interesante aunque por sus costumbres ajenas a nuestros valores suponga enfrentarse a un universo desagradable y degradante en muchas de ellas.

Ian Manook
Un adiós a uno de los personajes, Yeruldelgger, de la novela negra reciente más carismáticos y atípicos. Ian Manook (seudónimo de Patrick Manoukian) ha puesto fin a una trilogía que merece un puesto de honor entre los clásicos del género.

Hay que leer la trilogía entera. Eso sí, no prueben a hacerlo de un tirón; no son novelas pasapáginas, son textos de profundo calado que precisan su tiempo y su espacio para desplazar todo su contenido y poderlas entender y disfrutar en toda su magnitud.

Las reseñas de las dos anteriores también en este blog:




miércoles, 1 de julio de 2020

El asesino de novias de Yasmina Pérez

El asesino de novias: cuando el vestido
del día más feliz se convierte en mortaja
del día menos deseado.

La boda de Sonia y Antonio transcurre con normalidad hasta que la novia, ahora ya recién casada, no regresa de su habitación en el hotel donde ha ido a cambiarse el vestido y zapatos buscando mayor comodidad para lo que queda de celebración. Un clásico necesario.

Pero no vuelve y en la habitación un charco de sangre envuelve el rostro deliberadamente golpeado hasta desfigurarlo, y salpicaduras de la misma adornan macabramente paredes y muebles, procedentes de las numerosas incisiones que unas tijeras abiertas han propiciado al cortar piel, músculos, órganos y feto.

La felicidad se ha evaporado en el transcurso de unos minutos de terrible dolor y terror. El resultado es ahora un espectáculo atroz, una visión que repugna e hiere por igual, un desconcierto inaccesible a cualquier mente racional.

Antonio Rojo, otrora novio, marido y ahora viudo, inspector de homicidios de la policía nacional se enfrenta, junto con dos compañeros, con un caso que no comprende y por el que aparcará su vida hasta resolverlo. Su amiga, su amor, yace destrozada y ya nunca más estará ahí.

Pero el descubrimiento de otra novia, otro cadáver en circunstancias parecidas aunque con un modus operandi distinto, da un giro al planteamiento y se teme que enfrente tengan un temible y peligroso depredador.

Yasmina Pérez
Yasmina Pérez ha compuesto una novela como si tuviera un límite de palabras y tuviera miedo de que no le cupiera todo lo que tenía en mente. Y efectivamente es demasiado para tan poco espacio y el resultado desmerece al argumento. Todo apretujado, como metro en hora punta; hay mucho, demasiado, de todo y, como una película proyectada al doble de velocidad, no da tiempo a saborear, a recrearse, a introducirse en la trama.

El tempo narrativo, eso que tan bien entienden los músicos también es imprescindible en la literatura; es quien marca el ritmo y hay que buscarlo y cuando se encuentra, no perderlo.

Un punto de partida interesante, una evolución criminal atrayente y un final suficientemente claro y bien cerrado conforman una novela para quienes gusten de series criminales donde en poco tiempo, antes de llegar a los anuncios, tiene que pasar todo.


domingo, 28 de junio de 2020

Procelosos Lodazales y Las Lágrimas de Hauwa Samuel de Javier Holmes

Javier Holmes
¿escritor
de novela negra o
detective noir?
La serie de Yaiza Cabrera tiene en los elementos criminales al indispensable contrabajo: siempre presente, siempre imprescindible, de sonido relevante y grave.

Está, se oye, pero casi no se ve. Y es que las novelas protagonizadas por esta joven y aún inexperta detective, su avasallante carácter puede con cualquier caso que se le enfrente y su personalidad siempre se sobrepone a cualquier trama.

Sus casos recogen el espíritu de las novelas policiacas del siglo de oro británico y lo trascienden. Mantiene, ya saben, lo de pocos sospechosos pero los distribuye en círculos concentricos alrededor del epicentro del que ha surgido el terremoto.

Porqué sus casos son, en efecto, seísmos que sacuden conceptos y principios comunmente aceptados en sociedad por aquello de ojos que no ven, pero devastadores en sus consecuencias.

Los casos de Yaiza también se alejan, no mucho, del policial británico por tener un par de marchas más para ser resueltos fuera de salones y bibliotecas cerrados y polvorientos y hacerlo después de patear calles, meterse en problemas y líos complicados y peligrosos, recibir puñetazos y buscar a alguien que le lama las heridas.

Javier Holmes, el escritor, arma unos argumentos tan complejos que Javier Holmes, el detective, debe echar mano de toda su experiencia y sabiduría para ayudar a Yaiza a desentrañarlos y dedicar un montón de páginas a explicarnos por qué y el cómo de todo ello.

Un curioso personaje ese Holmes, con una apasionante vida anterior, aunque yo lo haya conocido en cuanto Yaiza ha entrado en su vida robándole el papel protagonista. Un tipo que se refleja en el Marlowe de Chandler pero que es capaz de recitar casos del Poirot de la querida Christie. Alguien que por amor es capaz de renunciar al bourbon y pasarse a la manzanilla, la de infusión. Alguien noble y nada engreído y pigmalion de una Yaiza que empieza a asentarse en ese universo tópicamente masculino.

Y a la vez alguien tan elegante como para regalarle a Yaiza el caso de su tercera novela, haciendo mutis por Tailandia aunque, eso si, sus consejos  y sus apariciones resulten imprescindibles y determinantes.

Estas son la segunda y tercera novela de la serie protagonizada por Yaiza Cabrera una auditora reconvertida a detective (ver la primera novela de la serie El primer gran caso de Yaiza Cabrera)

Procelosos Lodazales,
segundo caso de
Yaiza Cabrera
Yaiza es un personaje que está creciendo en la vida, como mujer, y en el oficio, como detective, después de una corta carrera como economista.

Tras sus dubitativos inicios como investigadora en los que precisaba de una autoestima personal y una reorientación vivencial, la compañía de Melitón, ese sargento que le ayuda en sus pesquisas y en su busqueda de placer carnal, le está haciendo bien en ambos aspectos y su éxito, no exento de riesgo y dolor, la están reafirmando en lo acertado de su elección. En la de su pareja y en la de su trabajo.

En Procelosos Lodazales, la segunda, la trama tiene su razón de ser en unos hechos acaecidos en París a principios del siglo XX y como que todo acto tiene sus consecuencias a lo largo del tiempo, estas alcanzan de lleno y en época actual, a una Yaiza descolocada y que se las ve y desea para salir indemne e intentar resolver un misterio que contiene asesinatos, desapariciones y atentados contra bienes históricos en el mismo museo del Louvre.

Las Lágrimas de Hauwa
Samuel, tercer caso de
Yaiza Cabrera
En Las Lágrimas de Hauwa Samuel, tercera novela de la serie y con un upgrade de madurez literaria, el foco se pone en la trata de personas para fines indignos e ignominiosos en un caso que empieza con una muerte que bien podría ser tanto natural como suicidio como asesinato. La tragedia rodeará a Yaiza haciendo tambalear sus convicciones morales y también su cabeza merced a los puñetazos recibidos, en un caso de largo recorrido, mucho más del que aparenta en inicio.

Dos novelas negras que asientan a este personaje que aún tiene margen de crecimiento y cuyas maneras, que apuntaba en su primera aparición, aún se perfilarán más.

Su descaro impertinente y su libertad de pensamiento y actos, especialmente en lo que a sexo se refiere, aporta un toque de frescura que renueva los tópicos de mujer detective y nos hace esperar grandes cosas aún por relatar.


jueves, 25 de junio de 2020

Olvídame de J. S. Monroe

Olvídame: thriller psicológico con los
recursos del domestic noir.

Las enfermedades que cursan con síntomas físicos son más fácilmente evaluables que las que no; por eso ante un cuadro de amnesia no es extraño mostrar un punto de suspicacia hacia el sujeto que dice manifestarla.

Lo que acentúa el padecimiento de quien la sufre ya que la descoordinación entre recuerdos y memoria con el tiempo presente es algo complejo de explicar pero de una angustia que puede desquiciar a cualquiera.

No saber ni tu nombre, ni de dónde vienes ni a dónde vas, ni porqué estás donde estás o vistes como vistes, ni si tienes familia o amistades, si trabajas o no y en donde o en qué.

Por eso cuando una desconocida que dice padecer amnesia llama a la puerta de una casa diciendo que ella vive ahí, todo resulta desconcertante: tanto para ella, que no entiende que hacen unos desconocidos en su hogar, como para la pareja que, recién mudada, intenta comprender lo que está sucediendo, como para el lector de la novela cuya atención queda inmediatamente atrapada en esa tela de araña y de la que no podrá soltarse hasta el punto y final.

Jemma, así la llaman hasta ver si consiguen descubrir su verdadero nombre, escribe cada noche lo vivido para que al día siguiente pueda reconstruir unas pocas horas de su vida, de esa que, cómo Penélope, teje durante el día y su cerebro deshace durante el sueño.

La lectura matutina de sus notas le permite saber con quién está, dónde y porqué. Pero esa fragilidad mental le provoca indefensión y puede ser fácilmente manipulada.

Olvídame es una obra concebida para ser best-seller; es un ansioso thriller psicológico protagonizado por personajes que son convecinos típicos de cualquier pueblo. Lo que le permite apropiarse de las claves del domestic noir para presentar un sugerente caso criminal.

Por su condición pasa páginas no necesita ahondar en el perfil de los secundarios a los que usa solo para rellenar espacios funcionales y se centra más en hacer tangible la angustia de la protagonista y de que quienes se mueven a su alrededor. Mientras, va tejiendo esa tela de araña; esa atmósfera de intriga y suspense donde lo ominoso va mostrando atisbos de igual modo que recuerdos difusos van definiéndose y acomodándose unos con otros en un lento proceso de recuperación de la memoria.

J. S. Monroe
J. S. Monroe escribe con lenguaje sencillo y sin complicaciones y no busca lucimiento sino ser accesible a todo el mundo. Por ello tampoco retuerce el argumento y se apoya en recursos efectistas y de contrastada eficacia.

Juega a hacer trampas y engarza casualidades, con la complicidad de la comunidad lectora, para ahondar en los misterios de mentes perturbadas: las que oyen voces, las que no recuerdan y las que quieren que nadie recuerde.

Todo un elenco de posibilidades al servicio de una trama criminal en la que los actos son doblemente reprobables, por su acción vil y su consecuencia fatal.

domingo, 21 de junio de 2020

Testimonio mortal de Anna Bågstam

Novela negra nórdica, nordic noir.

Regresar al lugar donde pasaste la infancia, del que almacenas alegrías y experiencias que te recargan las pilas en horas bajas, para verlo desde el punto de vista de trabajo y no placer, en donde todo, incluidas las personas conocidas, ha envejecido puede resultar confuso y difícil de acomodar.

Harriet Vesterberg, una joven investigadora civil adscrita a la policía, ha dejado Estocolmo y ha regresado a Lerviken, ficticio pueblo costero del sur, donde ha sido admitida en la delegación de la policía local.

Nada más llegar al hogar familiar ya que tiene previsto quedarse con su padre, se encuentra con que debe participar en una investigación criminal, algo inusitado en el pueblo, y de factura espeluznante algo todavía más impensable.

La novela presenta un planteamiento inicial interesante que rápidamente se ve entorpecido por una excesiva atención hacia la vida personal de su protagonista y hacia su necesaria reafirmación profesional, en incesante búsqueda y desencuentro.

Dibujando una persona insegura, inmadura y prejuiciosa, dándole alas a la parte emotiva y romántica de una historia que diluye la tensión propia de una novela negra para dejarla en un policial ligero, muy cercano al domestic noir con muchos puntos que recuerdan la obra de Camilla Lackberg.

Los personajes secundarios, claramente dispares para ofrecer contraste con la protagonista y entre si, son el atrezo en una historia que a cada paso que da anticipa, sin querer, el motivo por el que lo hace, quedando evidente su intención y evidenciando lo que debería ser sorpresa. Tan poco convincente como la cara de sorpresa en una fiesta sorpresa de cumpleaños.

Anna Bågstam
Anna Bågstam conforma una historia ingenua que gustará por su facilidad de lectura y la predisposición a proteger a Harriet constantemente. Una Harriet que, pese a sus imperfecciones, desprecio por las órdenes recibidas y salto de las normas jerárquicas, resulta determinante para esclarecer el crimen superando a todo el equipo policial.

Esta primera novela es el inicio de una serie que apunta emociones en la evolución personal y amorosa de la protagonista, ya que el conjunto acaba siendo una perfecta muestra de Chic-lit y por eso dará alegrías a quienes, entendiendo esta dimensión, se acerquen a su lectura.

lunes, 15 de junio de 2020

Humo de Adrián Magro De La Torre

Humo es una trágica novela negra
que va de la lucha a muerte
por la vida.

Si la vida les ofrece un baile, no lo rechacen. Si les pide pelea, huyan tan rápido como puedan pues han de saber que ella siempre golpeará más veces y mucho más fuerte que lo que ustedes puedan ser capaces de hacer y soportar. Y, así, tienen todas la de perder.

A veces lo que se hace es forzado, no gusta e incluso resulta desagradable; pero a veces no hay otra opción o si la hay resulta demasiado complicada de llevar a cabo. O peligrosa.

A veces se sigue porque no se quiere pensar, porque no se quiere sufrir, más.

Los golpes que lanza la vida suelen ser certeros en su destino y misión: dar en el lugar que más duele y castigar con saña.

Un boxeador sabe de estas cosas. Y de otras que aun siendo incorrectas, por no decir ilegales componen las cuerdas del cuadrilátero o el trazo de tiza.

Una prostituta sabe de estas cosas. Y que enfrentarse a su chulo no es buena idea y que tragar es lo que garantiza menos problemas.

Un ex-convicto sabe de estas cosas. Y sabe que a la salida no hay salida sino un regreso al mundo al que se juró no volver.

Tal vez sepan que hay opción aunque resulte demasiado complicada y tal vez decidan que por intentarlo nada se puede perder que no se haya perdido ya. Y tal vez, solo tal vez, lo intenten.

Humo es una trágica novela negra que va de la lucha a muerte por la vida. De las cosas que se perdieron, las que quedan y las que se pueden ganar. Humo es un calzarse los guantes, echarle huevos y plantarle cara al futuro en esa pelea que, aunque solo quede por perder la vida, no se puede rechazar.

Adrián Magro De La Torre
Adrián Magro De La Torre lo escribe con voces roncas de gargantas lastimadas por gritos abortados, con palabras que salen de bocas torcidas por golpes encajados, farfulladas por exceso de alcohol, con tristes descripciones en gris y negro porque no hay motivos para alegrías ni colores.

Es una novela corta, 120 páginas, para saber de Miguel, Clara y Javier, para conocerlos, amarlos u odiarlos. Para desearles suerte o ahí te quedes y para saber con qué estrategias y armas cuentan para ese combate decisivo con la vida. Su vida y la de los que les rodean.

Una negra historia circular. Una translucida y distorsionada arandela flotante, un anillo de humo blanco expelido suavemente por boca en forma de O, o de humo.

Cuando la acaben de leer van a oler a humo durante unos días. La novela, el humo, tienen esa virtud, ese defecto, atufan a quien se les acerca. Pero que eso no les eche para atrás: léanla y sufran. Para eso se ha escrito. Si un directo al hígado no duele, ni era directo ni dio en el higado.

miércoles, 10 de junio de 2020

Goliath

Goliat es esa serie de género criminal
que estaban esperando y no lo sabían.

Por si no van a leer toda esta reseña, les anticipo el final: Goliath es esa serie de género criminal que estaban esperando y no lo sabían. Goliath es esa serie que ya están tardando, y mucho, en ver y recomendar.

Goliath fue, según reza la biblia, ese gigante filisteo a quien hicieron creer que era invencible hasta que alguien, David, con más astucia que fuerza, lo derribó y decapitó. El desequilibrio de fuerzas entre uno y otro contendiente es lo lo que lleva al prepotente a despreciar a su rival.

Por eso, en la primera temporada, el gran bufete de abogados Cooperman & McBride no ve en el solitario abogado deshauciado Billy McBride un rival a quien tener en cuenta. Ni conociéndolo sobradamente, no en vano fue socio fundador de la empresa, ven en el más que un acabado y alcohólico despojo, una esquiva sombra de lo que fue.

Pero es ese desprecio hacia su persona y hacia la justicia, esa superioridad moral de quien se cree tan por encima de todo y de todos, lo que estimula a Billy a aceptar un caso en el que parece todo perdido de antemano y en el que sus oponentes no van a jugar limpio.

Y esa tónica, la de creerse ganador de antemano es la característica de la serie. El enfrentamiento de un sentido de la justicia trasnochado y romántico, el de la justicia justa, contra el nepotismo, la corrupción, la prevaricación y otros males que acechan al sistema judicial haciendo que confunda la aplicación de la justicia en un regate sobre justiprecio en un puesto de mercadillo, cuando no peor: escondiendo la bolita en uno de los tres cubiletes que reposan sobre la caja de cartón plegable de un trilero.

No es una serie sobre un  súper héroe sino sobre un humanista. Y esto en series con abogados es una novedad. Una deliciosa y agradecida sorpresa. 

En la segunda temporada se repite el patrón pero reproduce una situación completamente distinta con alto contenido político y vinculación con dinero sucio; en la tercera hay nepotismo rural y enlaza con las dos anteriores. Habilidosos guiones que sorprenden por su iniciativa en sortear expectativas y por negarse a la concesión de lo correcto.

El sistema judicial en el candelero. El cargo de juez no presupone la honestidad de quien lo ostenta. Y todo imperio millonario ha barrido alguna o más de una vez una o más vergüenzas. Y la serie se empeña en desenmascarar al primero y en levantar la alfombra al segundo.

Goliath es una serie con mucha personalidad. La que le confiere el protagonista: el abogado Billy McBride, un Billy Bob Thornton al que parece que le hayan hecho el papel a medida, probablemente una de las mejores interpretaciones que se pueda disfrutar en recientes series de género.

Billy Bob Thornton es Billy McBride

Una serie inconveniente que se aleja de cualquier otra, igual como lo hace de convencionalismos. No está hecha para esa audiencia fast-food que tiene prisa por el desenlace ni la que no sabe saborear una exquisita receta. A esta serie hay que verla dándole su tiempo. Sus silencios, muchos, estallan como mil palabras y su eco se prolonga dándole nuevos significados.

Tres temporadas de 8 episodios cada una, bastan y sobran para ofrecer un thriller judicial de gran calidad, intenso y expansivo. La serie podría haber acabado aquí y nadie podría decir nada, más que felicitar a todo el equipo que la ha hecho posible. Pero se anuncia 4ª y última temporada y esto produce una enorme expectación lo que debería preocupar al equipo por el elevado nivel de presión al que se han de ver sometidos para igualar o superar no solo las temporadas anteriores sino incluso el final de la 3ª.

Cada temporada presenta un caso judicial autoconclusivo pero a su vez mantiene una red de enlaces, como los neuronales, que permiten en todo momento recuperar personajes y aportar músculo al contenido desarrollando una trama lineal que va resolviéndose mientras seduce con sus engarces y dando sentido al conjunto.

Los secundarios, de lujo. En especial el peculiar equipo que colabora con Billy en su habitación de motel habilitada como despacho, oficina o pseudo bufete . Y también todos los papeles asignados a malos, siempre hambrientos aunque estén saciados, entresacados de una realidad que se demuestra fuente inagotable de inspiración.

Véanla, están ante una de las mejores series de género criminal, subgénero judicial. Y habrá ansiedad en la espera por la cuarta temporada. Y la espera va a ser larga y angustiosa, como los silencios de la serie.