Nicolás Sotanovsky es el hombre corriente de Un jamón calibre 45, novela de acertado y original título. Es el hombre corriente al que la vida le tiene preparada una sorpresa de envoltorio estampado y lazo a juego. Nicolás es un argentino que como tantos compatriotas a lo largo de la historia ha tenido que expatriarse para buscarse la vida o para buscarse a si mismo, lo que no sabe es que cuando se busca se corre el riesgo de encontrar, incluso lo inesperado.
Así se pasa la novela del tingo al tango, recibe más que una estera y no se entera de que va la película a pesar de interpretarla como protagonista principal.
Hay todo tipo de música para acompañar novela negra y si bien el abc del maridaje: todo del mismo sitio, suele funcionar, en este caso ponerle música y letra de tango al argumento no es gratuito: es lo acertado.
Como el tango, la novela alterna ternura con crueldad. Enlaza amores y desamores, nostalgias y anhelos, recuerdos y esperanzas, luz de navajas y callejones oscuros, gatos filósofos y matones poetas, palizas de cama y palizas con porra, todo lo adecuado para escribir una buena letra de tango o de novela negra, depende de si quien lo intenta es tanguista o novelista, o como en este caso es Carlos Salem.
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Carlos Salem |
Carlos Salem escribe novela negra en colores, su prosa tiene esa labia argentina suelta y musical que facilita ser escuchada y tiene esa cadencia mágica y esas frases elípticas que se diría que Borges y Cortazar le soplan al oído la respuesta.
Su lectura es agradecida, fresca, sin arquetipos y con sorpresas constantes a cada giro de página que rechazan lo previsible y aunque mantiene el tipo para no salirse de la estructura de novela negra, le da un aire fresco y revitaliza el género sin dejar de ponerle humor al asunto y al personaje. Todo un meritorio logro.
Nicolás, como todo protagonista de novela negra que se precie, es ocurrente y rápido de pensamiento y verbo, pero para nuestro alivio y satisfacción el autor no le permite o no le obliga, vaya usted a saber quien decide, a serlo todo el rato y esa relajación de su egocentrismo se nota en que lo que lo envuelve cobra importancia y enriquece la narración. Y de que manera.
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Bala del calibre 45 |
Hay sonrisas, risas y carcajadas. Hay un impagable viaje en autocar, esperpento sublimado, que hubiera filmado Berlanga de haberlo tenido en su época; Crumb habría adoptado al gato Silvestre para charlar con Mr. Natural; Jarmusch habría incorporado al taxista y la noche de Madrid para que sus Noches en la Tierra tuviera seis episodios en lugar de cinco; Allen psicoanalizaría la ley de causalidad en la caída de la moneda y todos ellos matarían por poder incorporar en algún gag el pasaje de cargar una sola bala.
Todos episodios memorables e imborrables. Como los personajes, Noelia, Nina, Lidia, Serrano, el Muerto... que están tan bien dibujados que su imagen queda grabada en la retina mental para siempre. Y eso que solo los presenta con bosquejos pero que definen perfectamente las líneas maestras de su psicología y se descubren en su actitud y comportamiento.
Incluso la portada, que se podría mejorar, acierta con esa ducha que tan frecuentemente toman sus personajes. Es una novela escrita desde dentro y su lectura se hermana con la intención. Es de las que hay que leer y disfrutar. Si no lo hacen perderán una clara ocasión de hacerse con algo original y de calidad, y con la cantidad de falsa novela negra que corre por aquí no se puede rechazar lo que es bueno.
PD: con el post ya cerrado me entero que Un jamón calibre 45 opta al premio Ciudad de Getafe de Novela Negra 2012. No he leído las obras de los otros finalistas pero muy buenas, buenísimas, tienen que ser para ganarle la mano a Salem. Palabra de blog, y si no, mirem el merecidísmo premio a J. E. Álamo autor de Tom Z. Stone posteado aquí. xD