lunes, 10 de febrero de 2014

Imborrable (Unforgettable) temporada 2

Carrie Wells (Poppy Montgomery)
Imborrable (Unforgettable) es la serie de TV que protagonizan Poppy Montgomery como la agente Carrie Wells y Dylan Walsh como el detective Al Burn, y sobre ella, Carrie, y su especial don para almacenar en su memoria cualquier cosa que registre su vista, hasta el más mínimo detalle, pivota esta serie televisiva.

La primera temporada supuso una novedad en la tipología habitual de la series televisivas de tratamiento policial al incorporar esta enfermedad que bien parecería un superpoder lo que resulta estimulante para dar juego a guionistas y que dejó con ganas de más, aunque la crítica especializada opinase lo contrario.

La segunda temporada de la serie de televisión Imborrable se inicia con un caso en Manhattan, Carrie Wells y Al Burn dejan su comisaría de Queens y atraviesan el río para adentrarse en el corazón de la gran manzana. Y allí se quedan.

El arranque de esta temporada 2 es tibio, tanto en lo que hace referencia a los casos a investigar, como en explotar las habilidades cognitivas de Carrie, como en la relación entre ambos protagonistas (recordemos que habían sido novios tiempo ha y el fuego de la relación permanece latente bajo una delgada capa de ceniza, que nadie decide soplar).

En el cuarto episodio, algo curioso: información sobre el don de Carrie, experimentos universitarios tratando de desvelar el funcionamiento mental tan peculiar y descubrimos que hay más como ella. Pero solo rasca la superficie.

En episodios siguientes se va constatando como el crimen es el mal necesario que justifica la serie pero que no apetece profundizar en ello. La deriva es ya una evidencia a lamentar.

En el duodecimo se rinde un merecido homenaje a La jungla de cristal y en el decimotercero y último de esta segunda temporada se disfruta de un whodunit en toda la regla en una reunión de instituto de la promoción de Carrie.

Efecto desdoblamiento cuando Carrie recurre a su registro mental

Esta nueva temporada ha traído consigo nuevo edificio desde donde establecer el centro de mando, nuevos compañeros, nuevo jefe y nuevo escenario de actividades, lo que ha llevado también consigo un nuevo enfoque en los casos a resolver.

Así la serie ha dado un giro para alejarse de los casos más sangrientos y realistas, para, aún manteniendo el trasfondo policial, acercarse más al género de aventura y flirtear con la fantasia.

El alejamiento del crimen puro y duro la acerca a la mayoría de series que ya abrazan esta versión light del género negro, del género policial, del género interrobang, más vendible, menos criticable, más familiarmente aceptable y por tanto con el beneplácito de anunciantes que hacen posible el dispendio de realizarla.

Se están grabando ya los capítulos de la tercera temporada. Habrá que esperar para ver hacia que rumbo ha decidido dirigirse: puede encontrar aguas abiertas o acabar en la escollera.

Recuerden en este mismo blog la Temporada 1 de Imborrable 

Post scriptum: ya disponible la reseña de la 3ª temporada.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Matar de amor por Sophie Hannah

Matar de amor
por Sophie Hannah
El sentimiento de culpabilidad de una mujer agredida sexualmente resulta tan inexplicable como censurable, pero altamente entendible y por eso el recogimiento interior y la ocultación de los hechos es desesperadamente habitual.

En Matar de amor, Sophie Hannah desarrolla una compleja trama de sentimiento de culpabilidad, miedo, obsesión e internet.

Internet como jungla donde habitan hábiles depredadores y el resto solo son alimentos.

Es una novela narrada desde la visión íntima femenina, desde los sentimientos y vivencias de Naomi Jenkins quien ve su felicidad resquebrajarse cuando su amante falla a su cita semanal de los jueves en la habitación 11 del Traveltel. Un motel cutre que para ella evoca un paraíso tropical; es cierto que la compañía hace bello lo cutre.

Naomí Jenkins es una diseñadora y constructora de relojes de sol, que comparte vivienda con una amiga, en trance de separación con su novio, y lleva una vida perfectamente regular que incluso consigue mantener en su relación con un adúltero: Robert.

Aparte de con Robert su relación social es practicamente inexistente excepto por sus visitas a la web Habla y sobrevive, donde encuentra flaco consuelo.

Motel de carretera 
Cuando Robert no se presenta, Naomí sospecha que algo le haya ocurrido. El buen entendimiento entre la pareja y la precisión ritual en el modo de hacer las cosas por parte de Robert determinan la creencia de que algo malo ha sucedido para dar plantón. Y Naomí Jenkins acude a la policía.

La policía es la inspectora Charlie Zailer, que, preparando sus vacaciones con su hermana Olivia, tiene la cabeza en demasiados sitios a la vez y su ya de por si carácter dificil se vuelve aún más aspero e irritable

Naomí que se da cuenta de que con la denuncia de desaparición va a haber poco movimiento le da una vuelta de tuerca a la situación y abre un nuevo frente denunciando un acto delictivo que si sirve para que la policía se ponga las pilas.

A partir de ese momento las pesquisas van a ir avanzando y abriendo puertas cerradas desde tiempo atrás y Naomí va a ser parte activa de la investigación.

El trasfondo psicológico, habitual en las novelas de Sophie Hannah, va alimentandose de las complejas relaciones humanas, de los miedos, obsesiones y anhelos que explotan en toda su intensidad haciendo aún más frágiles si cabe las capacidades emotivas de sus protagonistas.

Protagonistas todos, sin excepción, ni los policías se salvan, con un más que evidente punto de locura enfermiza.

Segunda novela leída y reseñada, segundo thriller de esta autora inglesa, la primera fue No es mi hija.

Y al margen de la reseña, no podemos dejar de darle vueltas al tema para intentar entender porqué ahora se deciden a continuar los casos de Agatha Christie, y leyendo a Sophie Hannah no sabemos verla como su sucesora, y no en términos propagandísticos sino en términos de publicar novelas con Poirot como protagonista. El estilo manifestado en estas dos novelas es contrario al que precisan las protagonizadas por el detective belga, según lo conocido; pero quien sabe, los escritores tienen recursos y registros diversos como para sorprender y entusiasmar. Un voto de confianza.

Wait and see.


domingo, 2 de febrero de 2014

La hija del samurái de Dominique Sylvain

Britney Spears
La hija del samurái se gana la vida haciendo de doble de Britney Spears trabajando para la empresa Paris es une fête, dedicada a amenizar eventos tan dispares como un cumpleaños infantil o un congreso de científicos. Lo que gana le permite ir tirando mientras espera que el sueño de ser actriz se haga realidad.

Los sueños soñados no tiene peligro pero los sueños inducidos con sustancias artificiales en vigilia tienden a confundir la percepción sensorial e impiden distinguir la realidad de la ficción. Y eso si es peligroso. Incluso puede llegar a ser mortal.

La hija del samurái se llama Alice Bonin, esa joven guapa y soñadora. Su padre, el samurái, es Maurice Bonin. Pero no es un samurái, solo un modesto aficionado a la práctica de artes marciales, que se ha ganado un sobrenombre.

La hija del samurái es la segunda novela de la serie protagonizada por la ex-comisaria Lola Jost y la masajista terapeuta Ingrid Diesel, que a su manera y a su ritmo y por amistad con Maurice Bonin y a petición suya participan juntas en una nueva investigación criminal.

La hija del samurai es el objeto de la investigación.

Cubierta de La hija del samurái
Dominique Sylvain nos ha desconcertado. Cual distinta es esta segunda entrega de la primera. Si en aquella todo apuntaba a renovación con imaginativas situaciones, complejos y ricos personajes y entusiasmo narrativo, en esta todo se encuentra trabado, el argumento es solo un esbozo, la trama es confusa, el avance en la investigación es circunstancial y mal resuelto e incluso los nuevos personajes, excesivamente predominantes sobre la pareja protagonista, son solo caricaturas sin explotar todo su potencial.

La melange de ambientes, situaciones, lugares e interacciones tan hábilmente resuelta en El Pasadizo del Deseo, se muestra en La hija del samurái sin concierto y falla la conexión que interrelacione los distintos elementos por lo que las subtramas, desafortunadamente, mueren en el mismo instante de nacer.

Y eso que podría haber dado mucho más juego. Resulta desconcertante este cambio de registro solo en dos novelas, y más siendo las primeras de una saga. Habrá que ver como se resuelve la tercera.

Quien tenga más interés puede leer aquí el primer capítulo de La hija del samurái.

Quien quiera recordar la reseña de El Pasadizo del Deseo, éste es su enlace.




domingo, 26 de enero de 2014

El caso de los bombones envenenados de Anthony Berkeley

El caso de los bombones envenenados es una novela escrita respetuosamente con las premisas inglesas del whodunit con todo el sabor del te y del whisky y todo el humo de tabaco de pipa y cigarrillos que se le suponen a esas novelas.

Y es también un clásico por lo que a composición argumental y desarrollo de la trama se refiere dentro del estudio desde un punto de vista académico del género.

Un grupo de brillantes mentes conforman el Círculo del Crimen, no son una banda de asesinos sino todo lo contrario un grupo dispuesto a desentrañar crímenes no resueltos en pro de la justicia y de su propia diversión y vanidosa satisfacción.

El Círculo del Crimen tiene su origen en la inquieta mente de Roger Sheringham, que fuera su fundador, y actualmente también es su presidente, y sus miembros son elegidos cuidadosamente después de cumplir con un estricto reglamento compuesto por unas intransigentes normas.

Se ha establecido un numerus clausus de trece miembros pero son tan rigurosos los criterios de selección que de momento solo seis, todos renombrados en sus ámbitos de actuación, han conseguido entrar: un abogado, una novelista, un escritor de novelas policíacas, una escritora teatral, un hombrecillo para nada conocido pero con un cerebro privilegiado y el propio Roger Sheringham.

El caso de los bombones envenenados, con resultado de muerte para una mujer casada, es el primero con el que se enfrenta el Círculo. Un caso en el que Scotland Yard ha lanzado la toalla. Un caso real lejos de los rompecabezas teóricos a los que se enfrenta el Círculo en sus periódicas reuniones. Un caso de verdad en donde, por el fracaso de la máxima autoridad policial, puedan acaso demostrar que sus capacidades amateurs son superiores a las oficiales.

Así con los datos y hechos, facilitados por el propio inspector Moresby, sobre la mesa, y por turnos cada miembro del Círculo debe elaborar una teoría y exponerla al seno del grupo donde debe ser juzgada y elevada a la autoridad competente en caso del beneplácito general.

Así se estructura pues la novela y vamos conociendo una a una las diferentes hipótesis elaboradas, todas perfectamente pausibles, y vemos como aguantan o naufragan frente las inquisitivas preguntas del resto de oyentes que no solo pretenden resolver el caso sino hacerlo con su propuesta por encima de la del compañero, ahora rival.

Es un juego intelectual al que todos quieren ganar. Es como un juego de mesa, un enrevesado rompecabezas donde todo se resuelve practicamente sin levantarse de la butaca orejera.

La trama policial inglesa clásica de la novela enigma se muestra en todo su esplendor ya que en determinados momentos incluso se cuestiona a si misma lo que confiere un aliciente más a su lectura. Sería el interrogante con mayúsculas, si los interrogantes las tuvieran, del interrobang.

Anthony Berkeley es el escritor inglés de esta novela y a su vez fundador del Detection Club por lo que la redacción habrá sido casi como escribir un diario de sus actividades. Un diario y un tratado de como enfocar un caso desde la lógica.

martes, 21 de enero de 2014

No hay trabajo bueno de Yanet Acosta


Portada de la edición en Amazon
No hay trabajo bueno... ni carrera que lo valga, es una novela corta de factura cinematográfica, como los spaghetti western que reivindica no solo usando títulos de películas míticas de ese género (5 de 7 de Sergio Leone) para nombrar los capítulos sino por como elabora la trama y sobre todo como culmina el desenlance.

Yanet  Acosta que ya nos sorprendió gratamente al mezclar gastronomía y novela negra, cabalga de nuevo combinando esta vez spaghetti western y novela negra con un resultado que pide a gritos una gran pantalla y música d'Ennio Morricone a 100 dB.

Empieza al trote presentando solo con la ayuda de unos pocos párrafos a los personajes principales, carismáticos donde los haya, y el núcleo del argumento.

El descubrimiento o mejor la constatación, a estas alturas de la partida mundial nadie califica con este sustantivo, que evoca exploradores en tierras lejanas, temas tan prosaicos como una amplia corrupción política de intereses económicos notables.

Sigue a galope corto, actuando de acelerante, para entrar ya de lleno en el desarrollo de la situación y tomar consciencia de que va a ir todo eso que ha pasado.

Continúa a galope acompasado para presentarnos nuevos personajes y sus interacciones y para forjar un buen plan donde cada cual tenga su momento y su frase.

Collage de películas de Sergio Leone
Entramos en la fase de galope tendido cuando los acontecimientos se precipitan y ya no hay marcha atrás, solo seguir y seguir hacia el horizonte. Ya sin silla, montando a pelo, para sentir el contacto directo del animal, para sacar de dentro nuestro yo más atávico, para apretar el gatillo sin importar las consecuencias. Para fundirnos en un orgasmo criminal con la muerte.

Y culmina en un galope triunfal, épico, espectacular, en medio de un paisaje urbano donde a pesar de todo lo acaecido, el sol, indemne a las pasiones humanas, volverá de nuevo a salir por el este.

El edificio Windsor, su incendio iniciado en la planta 21, y su infructuosa investigación por falta de pruebas y rápida decisión para acallar lo que no debe ser aireado, sirve de punto de partida para narrar una historia llena de abuso de poder machista, donde el falo actúa de revolver, donde el sexo no es sino humillación, vanidad y violencia, placer para uno.

Una historia donde también hay ternura y sexo cariñoso de placer mutuo. Donde hay amistad y generosidad de la de verdad, de la de no pedir nada a cambio. De la que ofrecen los que poco o nada tienen.

Una historia que se alimenta de las historias de los que viven en y de la calle, a pesar de tener doctorados, a ras de suelo, en contraposición al cielo al que apuntan los grandes edificios acristalados donde se cuece el destino de todo aquel que se mueve y al que apuntan las esperanzas de los que solo pueden aspirar a mejorar, ya que ir a peor parece imposible.

La autora Yanet Acosta
Una historia que troca la intención de denúncia pública por el interés por la supervivencia. Que cambia la defensa del sentido ético plural por el deseo de venganza personal que surge de dentro clamando a gritos, en espasmos incontrolados como lo hace un chorro cálido y pegajoso escupido por un volcán.

Yanet  Acosta consigue, sin dejar descansar las monturas ni un momento y narrando en tiempo presente, atrapar al lector en la silla, inmovil como el espectador de cine en su butaca. La novela dura lo que una película. Y se lee con la misma pasión y emoción y con las mismas ganas de que el desenlace esté a la altura. Y lo está.

El homenaje al género spaghetti western no solo está presente en la portada y en los títulos de los capítulos sino incluso en el gentilicio de la protagonista última, es el guiño que precede al mutis final.

Si se la pierden se arrepentirán. En un duelo, quien avisa no dispara por la espalda. Más sobre esta obra, en su blog: aquí.

De Yanet Acosta este blog ya publicó la reseña de su agradecida novela gastronómica y criminal El chef ha muerto.