domingo, 9 de marzo de 2014

Las raíces del mal de Roberto Costantini

Las raíces del mal
de Roberto Costantini
El árbol del mal no da frutos a poco de plantarse, se toma su tiempo para asentarse y enraizarse, y cuanto más profundas sean sus raíces más consistentes pareceran sus razones para ofrecer sus dolorosos e indeseados frutos.

Las raíces del mal es la segunda novela de la trilogía que el autor Roberto Costantini dedica al comisario Michele Mike Balistreri, y que a modo de flash back, para convertirse en precuela de Tú eres el mal, sitúa al protagonista en Libia cuando tenía doce años y le acompaña en su crecimiento adulto en Italia.

Explica las relaciones de familiares y amigos de los que van a ser protagonistas así como las evoluciones de un grupo de adolescentes que entretejen ilusiones con realidades y exaltaciones idealistas con efluvios hormonales. Cuatro de ellos sellan una amistad con un juramento de sangre y arena que les ha de unir aún en las peores circunstancias: Mike, el protagonista; Nico, otro joven italiano empleado en una gasolinera y que alimenta sueños cinematográficos y Ahmed y Karim, dos hermanos árabes hijos de Mohamed, factotum del padre de Mike, Michele Balistreri.

Salto al agua desde un acantilado
Tantas vivencias, buenas y malas, les hacen crecer deprisa y desatan toda clase de reacciones que al contextualizarse con los acontecimientos históricos les generan dubitativas interpretaciones de las bases de su juramentada relación, fomentada en la amistad sin límites y en conseguir materializar sus sueños y aspiraciones, aúnque para cada cual estos sean distintos a los de los otros tres.

El autor, Roberto Costantini, fabula una historia negra en un contexto histórico real de Libia, donde una notoria colonia italiana ha ayudado a levantar el país, según ellos, o donde se han dedicado a explotar nativos y expoliar riquezas, según los árabes. Y en donde está próximo un golpe de estado que desbanque la monarquía en beneficio de una apuesta democrática.

El argumento discurre lentamente de 1960 a 1982. Con dos partes bien diferenciadas: la primera en Libia, donde se enraiza el mal; la segunda en Italia, donde se recogen sus frutos. La primera a rtimo lento, perezosa como resulta moverse bajo el sol africano en pleno verano en medio de un campo de olivos: tierra yerma y seca y árboles con poca y caprichosa sombra. La segunda acelerada como resulta moverse en un entorno urbano y hostil.

Olivar
En la primera se suceden unas muertes muy próximas a Mike que hacen tambalear su equilibrio emotivo; en la segunda se procederá a su aclaración, aúnque lo que lo ponga en el disparadero  sean otros crímenes en principio no relacionados.

Mike se ha convertido en un comisario de policía que no deja que nada ni nadie lo distraigan de su misión de hacer justicia. Un Mike con unos antecedentes punibles y un comportamiento impropio del que hay que excavar sus raíces para entender el porqué de sus actos. El porqué de sus frutos.

La novela es compleja por su dominante enfoque social que supera en más ocasiones de lo deseable a los propios protagonistas, a veces puros peleles de la situación y otras amos y señores de su destino.

Es una novela negra de amplio abasto que da satisfacción a todos los adictos: favorece el abrazo del costumbrismo con el colorido histórico, el del thriller político de altos vuelos con la investigación policial barriobajera, el del suministro de chicas jóvenes y cocaína a dirigentes mediáticos con el mundial de fútbol en Barcelona.

Y en medio está la familia y sus lazos y su constatación de que a los miembros no se les elige. Y está la tradición, el sufrimiento, el orgullo y el pragmatismo. Y está la amistad, esta si elegida, y el honor, la traición y la venganza.

Todo en un ambiente de culpabilización externa y de derrota social característico de la actual novela negra del Mediterráneo Oriental.

Roberto Costantini
Hay poca comida manifiesta en la novela de Roberto Costantini, pero son inevitables los espagueti a la Norma, plato emblemático de Sicilia que guarda relación con la ópera Norma del compositor siciliano Roberto Bellini.

Mientras cocinan dejen sobre el marmol cualquier novela que tengan de Nietzsche, cuanto más manoseada mejor, para darle ambiente. 

Y empiecen a seleccionar los ingredientes escuchando a Frank Sinatra cantando My Way (también Mike va a su manera), para seguir con cualquier canción de Songs from a room de Leonard Cohen (transmite el yo más íntimo de Mike), en especial Bird on a wire, y si en la cocina están en pareja pueden bailar A Whiter Shade of Pale de Procol Harum (la pieza que bailan Mike y Laura).

Y con la comida humeante en la mesa y mientras brindan con un blanco bien frío regalénse los oídos con la banda sonora por excelencia de la novela: Nel blu dipinto di blu de Domenico Modugno. 

Espagueti a la Norma

Ingredientes para 4 personas

300 grs de pasta, mejor fresca
4 tomates maduros
2 berenjenas grandes
1 cebolla pequeña
4 dientes de ajo
100 grs de queso Ricotta preferiblemente su versión salata y si no, el común.
Un puñado abundante de hojas frescas de albahaca
Sal, azúcar, pimienta y aceite de oliva virgen

Preparación

Se pelan las berenjenas y se cortan en rodajas finas y se dejan en remojo en agual y sal unos 15 minutos para que suelten el amargor.

Mientras pelamos la cebolla y la cortamos a rodajas delgadas, pelamos los ajos y los cortamos también a rodajitas finas y reservamos.

Espagueti a la Norma
Escurrimos la berenjena y la ponemos a freír y cuando esté hecha la ponemos sobre papel de cocina para absorver el aceite sobrante. En la misma paella ponemos a freír la cebolla y los ajos cortados y cuando tengan su punto dorado (que no se quemen!) rallamos encima el tomate y sofreímos corrigiendo con azúcar, sal y pimienta y añadimos las hojas de albahaca dejandolo a fuego medio entre 15 y 20 minutos.

Aprovechamos para poner  una olla de agua a hervir con un chorro de aceite y un puñado de sal y cocer la pasta al gusto.


El emplatar va a tendencias, hay quien lo mezcla todo; hay quien sirve una base de pasta, encima la salsa, encima la berenejena y por último el queso rallado al momento, hay quien mezcla pasta y salsa, ralla el queso encima y rodea el plato con las rodajas de berenjena... sean creativos, pero cománselo rápido antes de que se enfríe.

Volare, ooh ohvolare ooooh oh...

domingo, 2 de marzo de 2014

Ladrón de ladrones de Robert Kirkman

Ladrón de ladrones Volumen 1
Ladrón de ladrones es un cómic golosina para los amantes de los robos con estrategia y granujas carismáticos. Y para los que saben que leer cómics buenos favorece la longevidad de las neuronas y mejora el estado de ánimo.

Acostumbrados al cómic europeo donde un cómic lo suele hacer una sola persona que escribe el guión, lo dibuja y lo colorea, o a lo sumo dos, tándem guionista y dibujante, y en donde llegar a tres, cada uno en un apartado ya es raro, estar ante uno que detrás tiene todo un equipo como si de una serie de televisión se tratara es todo un lujo.

Y si las cabezas visibles de ese equipo lo forman las que lo forman, el lujo evoluciona hacia el concepto de esplendor asiático: Robert Kirkman, el padre del proyecto, es de sobras conocido y total garantía de calidad, sus argumentos siempre son sólidos y potentes y las situaciones y los personajes perfectamente definidos y complejos como para ser creíbles.

Nick Spencer ha sido capaz de interpretar y entender el alcance de la historia de Kirkman para escribir un guión que refuerza la parte más interesante de la estrategia de los robos y define la parte humana de los protagonistas para que sobresalgan del papel y los podamos recordar más allá de la lectura.

Shawn Martinbrough ha puesto a su disposición un dibujo limpio, de trazo grueso y delimitado, aparentemente minimalista pero que con visión detenida muestra un alto nivel de detalles, con muchas viñetas mudas y aún y así sumamente expresivas y elocuentemente explicitas.

Félix Serrano consigue con su amplia paleta de gamas de colores dar volumen a personas y objetos e iluminar las zonas donde está el punto caliente a seguir con la vista y pone el acento justo y preciso al elegir el tono, puntuando y reforzando con el equivalente a la banda sonora de un buen filme.

Ladrón de ladrones - Página interior
Ladrón de ladrones presenta a Conrad Paulson como un acaudalado hombre de negocios que vive en una preciosa casa acristalada con vistas al mar. El FBI sospecha que su nombre así como su imagen empresarial esconden en realidad a Redmond, un ladrón básicamente incruento y ambiciosamente perseguido por las fuerzas del orden por su larga carrera delictiva: palabras mayores cuando se habla de grandes e importantes robos.

Redmond es inteligente y listo. Y con esas ganzúas no hay puertas que lo puedan detener. Se crece cuanto mayor es la dificultad del trabajo y cuanto más imposible parece, pero el tiempo ha ido mermando su interés por continuar su carrera delictiva y se plantea abandonar el riesgo para recupera una vida anónima, tranquila y feliz junto a los suyos, Audrey y Micah, que, paradójicamente, siendo él el mejor ladrón, se los ha dejado robar por su propia autocomplacencia.

Y luego está Celia, esa ayudante que empieza siendo alumna y se acaba convirtiendo en un apoyo vital. Y los chicos con los que hace equipo cuando hay que dar un golpe.

Y su Némesis: Elizabeth Cohen. La agente del FBI empeñada en atraparlo aunque sea lo último que haga. Entra tanto en su vida, buscando levantar su máscara construida a base de mentiras y tener algo con lo que detenerlo y procesarlo que acaba estableciendo con él una relación de amor odio de incierto desenlace.

Ladrón de ladrones - Página interior
El cómic empieza con fuerza, en medio de una tensa situación ya comenzada y por ello atrapa la atención de inmediato. Y ya no la suelta en todas las páginas siguientes. 148 para ser exactos.

El argumento noir sobresale desde el principio y va descubriendo su enorme e interesante potencial página a página con el consabido 'nada es lo que parece' en un juego de habilidosos engaños y unos giros que más parecen vuelcos y que encandilan. Tampoco olvida el recurso también utilizado de 'el cazador cazado' para cerrar el círculo. Como ven nada que no se haya utilizado antes pero en esto del género negro, del género interrobang ya saben que poco hay nuevo bajo el sol y lo importante no es el que sino el cómo se cuente.

La trama va encadenando flash-backs para ir poniéndonos en antecedentes de quienes son los que son y de porque están donde están sin enlentecer el argumento y consiguiendo mantener el dinamismo y el nivel de tensión requerido. Los dibujos y los colores perfectamente armonizados gracias a los cambios de encuadre de los primeros y a la amplia paleta utilizada en los segundos permiten entender en cada momento si es tiempo presente o pretérito.

Ladrón de ladrones - Página interior
Las viñetas casi inamoviblemente en formato de cuatro horizontales a toda página, crean el efecto de pantalla de cine lo que favorece el hilo conductor de la narración al simular estar viendo una película en el cine, sin interrupción. Todo un espectáculo en cinemascope.

Aunque este primer volumen es auto conclusivo y así puede leerse, existe ya un segundo (al que presumiblemente seguirán más) del que hablaremos en otro post.

De momento no se pierdan este Ladrón de ladrones y no se descuiden: Redmond es capaz de robarles el corazón.


El mundo del robo inteligente cuenta con otras entradas publicadas anteriormente en este mismo blog que no deberían perderse: referencias cinematográficas como Películas de cine negro: subgénero timadores o televisivas como la serie Ladrón de guante blanco.

Post scriptum: ya leídos y reseñados los tomos 2 y 3 de este magnífico cómic seriado. Pinchen aquí.

domingo, 23 de febrero de 2014

Ciudad del Sol de David Levien

Se ha dicho y repetido: los padres no deberías jamás sobrevivir a los hijos. Y Paul y Carol son unos padres que se encuentran en la terrible disyuntiva que supone empezar a asumir que su hijo quizás haya muerto. Aceptarlo supone dar un portazo a la esperanza, algo en lo que no están dispuestos a ceder.


Ciudad del Sol es una magnífica novela negra que se inicia con la desaparición la mañana de un 24 de octubre de un niño de poco más de doce años mientras realiza su recorrido matutino en bicicleta repartiendo periódicos en un barrio de clase media alta de la habitualmente soleada Indianápolis.

El tiempo transcurre sin noticias, las investigaciones no avanzan, la desesperación de los padres va en aumento, su vida de pareja se deteriora, sus idelaes como personas se deshilachan, todo empieza a carecer de razón de ser y solo hay un motivo para seguir viviendo: saber de su hijo.

La novela recupera la figura tradicional, y se agradece, del detective integro de novela negra clásica que exorciza sus propios demonios dando caza a los de los demás y para el que no existe otra ética que la que contrae con su cliente, por encima de sus propios deseos o necesidades; por lo que no hay límites en los medios a emplear. Ni legales ni morales.

Es una novela magnífica en su planteamiento clásico de investigación retrospectiva: lo sucedido se investiga desde años después del suceso; cuando, según dicen los que entienden, las pistas ya están frías.

Hereda también del clasicismo la figura y maneras del detective Frank Behr que actúa con pasional entrega lírica; y también un meticuloso tempo de avance en el desarrollo de la trama en el que cada nueva pista genera esperanza y a la vez un terrible y escalofriante presentimiento.

Pasadas las tres cuartas partes, la novela cambia su ritmo pausado y analítico para pasar a visceral y con ello consigue mayor velocidad para convertirse en trepidante y adictiva hasta su final.

David Levien ha escrito una novela minuciosa en las interiorzaciones de los actos de los distintos protagonistas, y en sus pensamientos, para ofrecer al lector la posibilidad de experimentar las emociones de tan amarga situación; y lo consigue, consigue que sintamos la misma impotencia y la misma rabia y que lo pasemos igual de mal.

David Levien retoma la esencia de la novela negra y la actualiza sin traicionar sus intenciones primeras en las que la denuncia de lo podrido y de la ineficiencia de los valores fácticos y la libertad de tomarse la justicia por la propia mano no son sino el llevar a la práctica pensamientos que muchos inhiben pero que no por eso dejan de tener.

Este revival no tiene nada de nostalgico y si mucho de integridad. Un retorno a los valores que encumbraron el género.

En la novela hay música para acompañar unas jóvenes en un escenario de barra vertical de striptease:

Cherry Pie, para captar la atención.
Mr. Brownstone, para seducir.
Don`t close your eyes, para calentar.
Home sweet home o Don't know what you got, para el mutis.

sábado, 15 de febrero de 2014

Te encontraré de Tara Moss

'Te encontraré' novela de Tara Moss
No me habría vuelto a acercar a esta autora si no hubiera sido ella misma la que, enojada por como critiqué sus dos primeras novelas, contactara conmigo para darme a entender que su obra Fetish de 1999 no tenía nada que ver con Te encontraré de 2012 y que su evolución como escritora era un hecho constatable y que mi visión crítica era miope.

Ciertamente han pasado 13 años y Tara Moss ha hecho los deberes y su obra presenta otra consistencia más madura que hace que aguante más de un envite crítico, pero sin insistir ya que todo es resquebrajable.

En Te encontraré (Assassin) nos reencontramos con Makedee Mak Vanderwall, Andrew Andy Flynn y Jimmy Casimattis en una suerte de continuación de Fetish, a pesar de que medien varias novelas entre ambas.

Leer Fetish y a continuación Te encontraré es perfectamente pausible, aceptando obviamente que en el tiempo transcurrido entre una y otra novela, ha impactado en la vida de los protagonistas.

Tara Moss posando como Makedee
Nos encontramos con una Makedee detective privado convertida en una arma letal humana. Experta en armamento y en diversas técnicas propias de su nuevo oficio, desde abrir una cerradura en segundos ha interactuar informaticamente a ritmo veloz, capaz de controlar sus emociones para actuar con la cabeza fría como una profesional con largos y duros períodos de entrenamiento.

Makedee actúa en beneficio de su propia vida y de aquellos a quienes ama y para ello no duda en cruzar según que líneas sin importarle diferenciar entre lo legal y lo ilegal. Matando sin pestañear y preocupándose coquetamente de como el cautiverio ha afectado las redondeces de su cuerpo.

El argumento combina dos tramas paralelas que discurren irregularmente. En una el componente aventura y thriller y en la otra el análisis en una investigación. Acción en una, reflexión en la otra. Esto da un plus de interés a la lectura pero su descompensación en ritmo y temática de una versus la otra desdibuja y vuelve endeble un argumento ya de por si de previsible resolución.

En una trama está Makedee saltando de país en país y de continente intentanto salvar su vida huyendo de sicarios enardecidos por una suculenta recompensa de los Cavanagh a la par que intenta demostrar su inocencia para rehacer su imagen, todo bajo secreto y de incognito para no poner en peligro también la vida de sus seres queridos.

En la otra está Andy Flynn ahora al frente de una sección en prácticas de investigaciones de delitos provocados por asesinos en serie y al que se requiere para la perfilación de un caso que pueda tener estos visos y que recuerda a las maneras del terrorífico Asesino de los Tacones de Aguja (protagonista de la primera novela de la serie: Fetish).

Lo más destacable de la novela resulta la resolución de esta segunda trama. Daría para una novela sola y sin duda con mayor impacto emocional y más juego psicológico. La resolución del caso que ha decidido Tara Moss resulta insospechada, atípica y por ello más interesante si cabe, en una línea totalmente canalla y revolucionaria en este campo literario en la línea de las habilidades de Hannibal Lecter de influir a distancia.

Hay que lamentar que la escritora narre tan descriptivamente, no solo hechos sino incluso pensamientos, tanto que no deje nada a la imaginación, ha pensado en todo para que no quede ningún cabo suelto y lo escribe, lo que hace que el ritmo narrativo sea lento y la intriga se ve disminuida cuando podría haber generado mucha más tensión.

La Boquería
Como anécdota para quien conozca Barcelona, sepa que se citan calles, plazas y mercados, como el de La Boquería (aúnque se empeñe en llamarlo por su nombre largo que no usa nadie: Mercat de Sant Josep de la Boqueria), en una voluntariosa y esforzada descripción de lugares y costumbres, a través de la mirada de Mak: una extranjera que pasa unos días en la ciudad.

Te encontraré está en la línea de los thrillers fast food: más apariencia que alimento. No requiere esfuerzo alguno y cuyo recuerdo dura lo que la lectura. La resolución final de la novela da que pensar sobre si se ha producido el cierre de una saga o bien el inicio de otra. Ambas posibilidades quedan abiertas. Y la elección del escenario final denota muy buen gusto.

Escuchen So what de Miles Davis, una de las piezas que suenan en la novela, como banda sonora de algunos pasajes. Mejora el conjunto.

De la misma autora,Tara Moss, este blog ha reseñado Fetish y Split.


lunes, 10 de febrero de 2014

Imborrable (Unforgettable) temporada 2

Carrie Wells (Poppy Montgomery)
Imborrable (Unforgettable) es la serie de TV que protagonizan Poppy Montgomery como la agente Carrie Wells y Dylan Walsh como el detective Al Burn, y sobre ella, Carrie, y su especial don para almacenar en su memoria cualquier cosa que registre su vista, hasta el más mínimo detalle, pivota esta serie televisiva.

La primera temporada supuso una novedad en la tipología habitual de la series televisivas de tratamiento policial al incorporar esta enfermedad que bien parecería un superpoder lo que resulta estimulante para dar juego a guionistas y que dejó con ganas de más, aunque la crítica especializada opinase lo contrario.

La segunda temporada de la serie de televisión Imborrable se inicia con un caso en Manhattan, Carrie Wells y Al Burn dejan su comisaría de Queens y atraviesan el río para adentrarse en el corazón de la gran manzana. Y allí se quedan.

El arranque de esta temporada 2 es tibio, tanto en lo que hace referencia a los casos a investigar, como en explotar las habilidades cognitivas de Carrie, como en la relación entre ambos protagonistas (recordemos que habían sido novios tiempo ha y el fuego de la relación permanece latente bajo una delgada capa de ceniza, que nadie decide soplar).

En el cuarto episodio, algo curioso: información sobre el don de Carrie, experimentos universitarios tratando de desvelar el funcionamiento mental tan peculiar y descubrimos que hay más como ella. Pero solo rasca la superficie.

En episodios siguientes se va constatando como el crimen es el mal necesario que justifica la serie pero que no apetece profundizar en ello. La deriva es ya una evidencia a lamentar.

En el duodecimo se rinde un merecido homenaje a La jungla de cristal y en el decimotercero y último de esta segunda temporada se disfruta de un whodunit en toda la regla en una reunión de instituto de la promoción de Carrie.

Efecto desdoblamiento cuando Carrie recurre a su registro mental

Esta nueva temporada ha traído consigo nuevo edificio desde donde establecer el centro de mando, nuevos compañeros, nuevo jefe y nuevo escenario de actividades, lo que ha llevado también consigo un nuevo enfoque en los casos a resolver.

Así la serie ha dado un giro para alejarse de los casos más sangrientos y realistas, para, aún manteniendo el trasfondo policial, acercarse más al género de aventura y flirtear con la fantasia.

El alejamiento del crimen puro y duro la acerca a la mayoría de series que ya abrazan esta versión light del género negro, del género policial, del género interrobang, más vendible, menos criticable, más familiarmente aceptable y por tanto con el beneplácito de anunciantes que hacen posible el dispendio de realizarla.

Se están grabando ya los capítulos de la tercera temporada. Habrá que esperar para ver hacia que rumbo ha decidido dirigirse: puede encontrar aguas abiertas o acabar en la escollera.

Recuerden en este mismo blog la Temporada 1 de Imborrable 

Post scriptum: ya disponible la reseña de la 3ª temporada.