lunes, 1 de octubre de 2018

The good wife

The good wife, la serie

Fiscalía: Señoras y señores del jurado ya han escuchado los testigos y han visionado las pruebas en su monitor, en éste alegato final vamos a solicitarles un veredicto de culpabilidad para la serie The good wife.

Y lo vamos a hacer en base a su pretencioso y fallido intento de desmarcarse de otras series de temática judicial lo que supone un engaño a la audiencia. No hay nada que la distinga de las demás y por tanto nada justifica dedicarle ni un minuto.

La serie tiene todo lo necesario para atrapar a la audiencia: protagonista femenina guapa y elegante, protagonista masculino feo pero atractivo, co-protagonistas femeninos y masculinos glamorosos, secundarios que en realidad son maniquíes sin alma y con unos roles escogidos para parecer que son humanos y sin embargo no hay nadie que no actúe como un robot: repiten los mismos gestos e idénticas expresiones en cada aparición. Trajes y vestidos de diseño. Decoración esmerada que no se corresponde con el vino negro que bebe la protagonista, de origen desconocido y seguramente oxidado por lo mal que lo cuida.

La serie empieza subtramas que abandona sin concluir ni dar más explicaciones, en una clara muestra de los bandazos de guión según la respuesta de la encuesta del mismo modo que introduce innecesariamente nuevos actores para abandonarlos a su vez sin que se entienda ni su presencia ni su ausencia. Y otros más recurrentes que arrincona sin motivo alguno.

Improvisación en las tramas horizontales y verticales sin dirección definida. Incluso los guiones son decorado. La defensa les dirá que trata temas sociales y nada más lejos de la realidad: pasa por encima de puntillas para dar la impresión que ejerce la crítica pero si analizan con detenimiento verán que dejan más interrogantes que respuestas. No se mojan en ningún caso y solo buscan titulares.

Quieren parecer comprometidos mencionando temas candentes y solo evidencian su ignorancia al tratarlos como un culebrón y no como un reportaje. No se lleven a engaño de la mano de la defensa, ustedes saben perfectamente que los guiones se eligen en función de las respuestas y detrás no hay ninguna intención de evidenciar defectos de la sociedad ni mucho menos solucionarlos.

Protagonistas principales y recurrentes
Peleas entre protagonistas dignas de instituto e impropios comportamientos entre adultos profesionales que tienen la vida o la economía de sus clientes en sus manos. Y un final que desprecia a sus seguidores al no cerrar las tramas y que demuestra que la serie se alargó innecesariamente, buscando solo beneficio económico, y se mantuvo en vida aunque ya estuviera clinicamente muerta.

La protagonista sí que evoluciona pero para pasar de ser una buena persona a una maquiavélica e interesada luchadora por asentar su ego. Utiliza los hombres a su antojo de forma que criticaría si fuere al revés. E igual hace con las amistades, a las que considera solo una relación de conveniencia. Otro fraude, esta vez a la moral.

Todo un ejemplo de como la ambición puede desencajar cualquier principio de humanidad. Magnífica muestra de los valores negativos que transmite la serie a los televidentes. Pretende ser una serie judicial (donde estás Perry Mason, donde La ley de Los Ángeles, dónde Ally McBeal) y solo es un melodrama pretencioso.

La serie es puro entretenimiento barato. Ni más ni menos y promocionar lo contrario es publicidad engañosa, manipulación de los medios y fraude televisivo. Es por eso por lo que solicitamos un veredicto de culpabilidad. Y ustedes votándolo estarán poniendo trabas a quienes quieran seguir su ejemplo y estarán abogando por una televisión transparente y ejemplar.

Defensa: El error de la fiscalía, señoras y señores del jurado, es presumir que con The good wife estábamos solo ante una serie de abogados cuando para nada es así. Que los protagonistas pertenezcan a la defensa, fiscalía y judicatura y que las tramas se resuelvan mayoritariamente en juzgados es el medio elegido para ahondar en una realidad que muchas veces incomoda.

The good wife aprovecha el paso del tiempo para ir mostrando como los protagonistas van asumiendo su madurez, cambiando sus prioridades y como van adaptándose a las novedades que supone el ir acumulando años y sufriendo reveses, para realzar los distintos enfoques ante los cambios que también evidencia la sociedad.

The good wife se vale del entorno judicial para enfrentarse valientemente a situaciones rabiosamente actuales y sobre las que la población se interroga y nadie atina a resolver.

Situaciones susceptibles de ser delitos y que no siempre son tratadas de forma justa.
Trata el adulterio, la relación entre la política y la prostitución, las campañas electorales, el depredador mundo de los negocios, el riesgo de los emprendedores, el poder de las redes sociales y la actuación de Anonymus, la corrupción en todos los estamentos de poder, escuchas telefónicas preventivas por orden gubernamental, la ambición por encima de la ética, las relaciones sexuales en adolescentes, el racismo, la comunidad religiosa, el poder de la industria farmacéutica y el comportamiento de la sanidad privada, debate sobre la muerte asistida, el consumo de drogas, el tráfico de las mismas y su asociación con asesinatos, el uso de drones para fines militares, diseño de armas en internet para uso doméstico, hackeo de datos particulares y descargas ilegales, el aborto, incluso se atreve con las criptomonedas y en especial con el bitcoin. ¿No les parece elocuente y comprometida?

Más evidente hubiera sido pero lo cierto es también que, al emitirse en una cadena generalista, han sido convenientemente vetadas escenas de violencia y sexo más explicitas y diálogos más acerados, lo que puede dar la falsa impresión de una serie edulcorada.

Pero sobre todo The good wife habla de la evolución de una mujer que siempre ha estado a la sombra de su marido; de una ama de casa y madre abnegada que es capaz de trascender de su vida recogida y enfrentarse al mundo. Y desde un bufete de abogados, viendo cada día la suciedad que la envuelve es capaz de seguir siendo optimista y crecer como persona, mujer, madre y como profesional y seguir aspirando a mejorar esa realidad que no le gusta.

Habla también de feminismo y otorga los principales papeles resolutivos de la serie a mujeres. Y a eso la fiscalía lo llama melodrama.

No tengan duda alguna de que The good wife trasciende el entretenimiento y con su crítica social alecciona a los espectadores a plantearse su compromiso con conseguir una sociedad más justa. La televisión es el medio y las series los instrumentos.

Secundarios de lujo flanqueando a la protagonista
The good wife no es una banalidad para pasar el rato, aunque haya quien no quiera ir más allá, es un servicio público y si lo entienden así deben emitir un veredicto de no culpabilidad. Y con ello serán partícipes de ese cambio social hacia mejor. Muchas gracias.

Juez: Señoras y señores del jurado han escuchado los argumentos de la fiscalía y de la defensa, ahora deben retirarse a deliberar.

(Siete temporadas de veintidós capítulos cada una producidos por los hermanos Scott, Tony, hasta que fue posible, y Ridley. Por mi parte solo les diré que los mejores personajes de la serie son, más allá de toda duda razonable los secundarios y entre ellos cabe destacar a Jackie Florrick, Louis Canning y Elsebth Tascioni)

Se levanta la sesión.

jueves, 27 de septiembre de 2018

13 días de Valentina Giambanco

Un thriller policial estructurado
para atrapar la atención.

El pasado siempre está ahí detrás, sobrepasado por el presente, pero presente en el recuerdo y proyectándose en el futuro, condicionándolo, enraizándolo y minando su libertad.

El pasado nunca pasa del todo y allí donde hubo fuego siempre quedan brasas.

Lo que sucedió hace veinticinco años en el bosque es el pasado; el asesinato de toda una familia en su hogar es el presente; y lo que aguarda agazapado en cualquier sitio es el futuro.

Se abren interrogantes y se pone en marcha el cronometro: 13 días por delante para saber por qué, 13 días por delante para saber quién. Solo 13 días, según indica el texto escrito en la pared interior del domicilio donde se han cometido los cuatro asesinatos. Un plazo, un aviso, una amenaza.

Para Alice Madison, detective de homicidios que, como toda recién llegada a un equipo consolidado, un equipo de hombres, debe demostrar que se merece el puesto que ocupa, tiene delante el reto de solucionar el caso en este espacio de tiempo. Y por si el asesinato fuera poco, la disposición de los cadáveres y la forma de matarlos indica que no ha sido ni un robo que salió mal ni un acto violento espontáneo. Ha sido una ejecución muy bien planificada y todo se va a ir complicando hasta desbordar.

Estamos a dos semanas de Navidad y el ambiente no resulta tan festivo como debería ser, no para Madison y su compañero Brown.

Un thriller policial estructurado para que una vez atada la atención, no soltarla e incluso apretar más el nudo si cabe. Todo dosificado en su punto para ir sufriendo al tiempo que avanza la trama. La investigación del presente aporta datos para entender el pasado, saber que ocurrió en el pasado ayudará a comprender el presente.

Valentina Giambanco
Los personajes son sólidos pero, como el resto de la novela, responden a arquetipos demasiado previsibles, aparte de que no se profundiza adecuadamente en su personalidad por lo que cuando responden a estímulos externos cuesta saber si obedece a su forma de entenderlos o solo se pliegan a exigencias del guion.

La trama tiene también sus debilidades y sufre del mal de páginas, ese que hace que a veces haya relleno en lugar de palabras, pero cumple según lo estipulado si bien hay momentos en que no ayuda que el lector vaya unos pasos por delante en la investigación.

13 días es un título que esconde la novela que ya se ha leído un montón de veces. Nada en ella es destacable, nada es relevante, es la misma novela que con otros títulos y surgida de la imaginación de otras autorías se ha escrito, reescrito y se volverá a escribir. A pesar de ello se lee con fruición e interés.

¿Entretiene? Claro que entretiene, perfectamente además, si eso es a lo que vamos, pero ¿íbamos a eso?

jueves, 20 de septiembre de 2018

La mansión de los Navas de José Antonio González Queiro

Costumbrismo, modales, etiqueta
y asesinato.

En un palacete cercano a Madrid vive la anciana marquesa viuda de Navas y parte de su descendencia.

Durante las fiestas de Navidad y con la casona con más gente de lo habitual, ya que a los habitantes y servidumbre se le suman familiares venidos ex-profeso y unos invitados provenientes de Londres, se comete un asesinato que saca a relucir sentimientos, rencores y asuntos no resueltos.

Asuntos de esos que alejados en su momento por la puerta acaban regresando por la ventana, según el decir popular.

La mansión de los Navas remeda el asesinato en caserón que tanto agradaba explorar a Agatha Christie, con círculo cerrado de sospechosos, sentimientos a flor de piel y suficiente dinero de por medio como para tentar al más pintado.

De hecho en la trama se evocan las novelas Navidades trágicas y Matrimonio de Sabuesos de la autora inglesa, como muestra de reconocimiento por parte del autor.

Así pues estamos ante una novela de buena factura, que cuida el detalle hasta el punto que el lector se siente un miembro más de la casa, espectador invisible de un ambiente señorial que ve como, en la adaptación a los nuevos tiempos, la nobleza evoluciona en burguesía y de un entorno familiar complicado que adolece de males cultivados en infancias donde primaba el respeto antes que el cariño.

El costumbrismo, los modales, la etiqueta en la mesa y en el trato, la relación entre los señores y la servidumbre están magníficamente descritos y los diálogos mantienen el tono y el léxico propio de cada clase social ya sean formulados entre los de arriba o entre los de abajo y entre ambos.

La novela muestra una cuidada redacción si bien es cierto que para quienes amamos a la gran Dama del Crimen hubiésemos deseado mayor precisión en la elaboración de coartadas, muy propio de la autora inglesa e indispensable en toda novela policíaca, y también mayor número de motivos para propiciar más sospechosos y así conseguir mantener la duda sobre la culpabilidad y el motivo hasta el final.

José Antonio González Queiro
Etiquetar con analogía a otro escritor no suele favorecer, en general, a ninguno de los dos sujetos de la ecuación y esta novela, a la que se asocia en estilo y trama a las de Agatha Christie, no resulta una excepción.

No cabe duda alguna que José Antonio González Queiro ha trabajado a fondo esta novela demostrando oficio y embrollar astutamente sus nuevas tramas para incrementar el suspense y mantenerlo hasta el mismísimo final no ha de serle nada difícil.

domingo, 16 de septiembre de 2018

Baker Street de Pierre Veys y Nicolas Barral


All you need is Holmes
Baker Street es el título genérico que da nombre a una serie humorística de cómics que parodia las aventuras del inefable detective britanico Sherlock Holmes y su amigo Watson recogida en cinco álbumes y creada por el guionista Pierre Veys y el dibujante Nicolas Barral.

Una parodia que muestra la parte más humana de los protagonistas habituales de las aventuras del inmortal detective británico y que transmite un preciso toque costumbrista de los lugares donde transcurren los casos que conforman la serie,

Los títulos de la colección, no traducida al castellano, son:

   01. Sherlock Holmes n’a pas peur
   02. Sherlock Holmes et le Club des sports dangereux
   03. Sherlock Holmes et les hommes de Camellia
   04. Sherlock Holmes et l’ombre du M
   05. Le cheval qui murmurait à l’oreille de Sherlock Holmes

La serie está concebida, como tantas otras existentes en el mercado europeo y que incomprensiblemente no llegan nunca al nuestro, para satirizar la perfección y mostrar el lado humano, lleno de errores, meteduras de pata y situaciones ridículas, de grandes héroes de la literatura o directamente del mundo del cómic.

En estos cómics Sherlock Holmes se muestra pretencioso y endiosado con un ego superior a su inteligencia que ya es decir; Watson presto a desacreditar a quien lo ningunea y esclaviza, o sea Sherlock, riéndose de sus desaciertos y Lestrade, siempre a dos niveles de inteligencia por debajo del maestro de detectives, intenta resaltar en medio de la mediocridad intelectual que ofrecen el resto de figurantes, incluida la señora Hudson y su más que afición por la bebida.

El primer álbum es un compendio de historietas cortas lo que ofrece irregularidad en la calidad, luego siguen aventuras largas donde se desarrollan ampliamente las virtudes y defectos de los protagonistas, con más páginas se ofrecen tramas más complejas y por ello más llamativas.

No obstante, el vasto conocimiento del universo holmesiano que prodigan Veys y Barral está a nivel de matrícula y al resto de mortales nos toca remar a contra viento.

Ambos autores dotan a las historietas de un dinamismo tal que los gags se encadenan a una velocidad inaudita aunque a veces su sentido del humor se nos escape por modismos locales; del mismo modo que hay guiños, bromas e ironías que solo se pillan otorgando a los cómics una segunda e incluso tercera lectura (y aun y así vayan ustedes a saber cuántos se escapan).

De todas formas las historietas son de libre factura, utilizan los personajes icónicos de la serie pero ejercen el derecho a la libertad de expresión para crear nuevas aventuras siempre buscando el giro humorístico, aunque a veces este resulte desesperadamente simplón.

Este tipo de obras siempre resulta hilarante para algunos y en cambio soso y desconcertante para otros: es lo que tiene la parodia, nunca se sabe con cuanto de serio o cuanto de broma hay que encararla.

Obra curiosa que es aconsejable conocer. Y si son fans de Sherlock aun con más motivo: todo lo que hace referencia al peculiar detective de Baker Street merece atención y análisis concienzudo.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

El último caso de Philip Trent de E. C. Bentley

Un clásico de factura indiscutible.

El Detection Club la celebró como la mejor novela policíaca jamás escrita y no seré yo quien contradiga a tales mentes exquisitas, pero hay que considerar que hoy no es entonces y que la producción desde aquella época se cuenta, cuando menos, en decenas de miles y entre ellas no es nada dificil encontrar quienes la superan.

No pasa nada, es ley de vida.También hubo un tiempo en que el cóctel de gambas era un selecto manjar y hoy está denostado.

No, no denosto a El último caso de Philip Trent de hecho es envidiable lo bien que ha envejecido, considerando que data de 1913 y el encorsetamiento social de la época.

Philip Trent es una suerte de polímata que recibe el encargo, del director de su periódico, de investigar el fallecimiento de Sigsbee Manderson, alguien poderoso en el mundo de los negocios, y escribir un seriado artículo sobre él y sobre su muerte.

El periodista Trent, actuando más como detective privado que como plumilla, trabaja codo con codo con el inspector Murch, aunque a veces la proximidad de los codos propicie los codazos, para esclarecer una muerte que por su apariencia parecería suicidio pero que por aspectos inusuales parece asesinato.

Rápidamente se establecen como sospechosos de su óbito, por obvias razones de índole económica, su viuda y su secretario personal.

Edmund Clerihew Bentley
E. C. Bentley arriesga al construir una trama que, como un fuego al que se deja adormecer con pocos rescoldos y al que se resucita luego con escandalosas llamas, resuelve el caso a la mitad de la novela y lo re-emprende dándole un nuevo giro para sorprender a propios y extraños, que lo agradecen desesperadamente habida cuenta de la insatisfacción acumulada.

La narrativa, de acuerdo con la época, tiende a ser cauta, repetitiva y de avance lento pero logra interesar al lector al que sacude con puntuales muestras de humor (negro) británico que sirven de eslabón para mostrar nuevos detalles de la investigación. Agradable muestra de la habilidad del autor.

Autor al que se asocia a menudo con Arthur Conan Doyle y Agatha Christie por su contemporaneidad pero no lo sería ni por la capacidad creativa ni la trascendencia de su obra. Nada que le desmerezca pero conviene puntualizar para no confundir.

Es todo un clásico y como tal merece un respeto y una lectura atenta y contextualizada para poder apreciar todas las sutilezas y artimañas investigadoras que por aquel entonces deleitaban.

Conviene cautela a su recomendación pero no hay que olvidar que las joyas antiguas tienen engastes démodé pero no por eso nadie dejará de admirar su exquisita belleza.